Vivir sin la mentira
JUAN MIGUEL MATHEUS | EL UNIVERSAL
miércoles 18 de septiembre de 2013
En 1973, poco antes de ser arrestado y enviado al exilio por parte del aparato de represión soviético, Alexander Solzhenitsyn escribió un ensayo titulado "Vivir sin la mentira". En él plasmó ideas que radiografían descarnadamente la iniquidad de los sistemas totalitarios y, por lo tanto, deben ser acogidas entre quienes luchamos por derrotar al régimen encabezado por Nicolás Maduro. Tales ideas se podrían resumir en la siguiente premisa: los regímenes totalitarios viven de la mentira y solo se los derrota con la liberación de la mentira, es decir, con el esplendor de la verdad. Y la salida más simple y más accesible a la liberación de la mentira, afirma Solzhenitsyn, consiste "en ninguna colaboración personal con la mentira, (...) porque cuando los hombres renuncian a mentir, la mentira sencillamente muere".
Hace pocos días el régimen anunció la transmisión del "noticiero de la verdad". Nada más cínico y venenoso. Los venezolanos sabemos que se tratará de un espacio de monopolio mediático para tergiversar la verdad de lo que ocurre en el país y mentir sistemáticamente al respecto. Por eso, hay que comenzar a llamar a este supuesto noticiero por el que debería ser su auténtico nombre: el "noticiero de la mentira". Pero es muy importante que esta perversa iniciativa sea comprendida en toda su motivación maquiavélica. Lo que se pretende es emplear la estructura del Sibci (Sistema Bolivariano de Comunicación e Información) para, aunándola a los abundantísimos medios de comunicación que están autocensurados o juegan a la seudo "neutralidad" de las empresas meramente "informativas" (y no de "opinión"), profundizar la hegemonía comunicacional y totalitaria de la revolución. El régimen procura, por tanto, hacer que los venezolanos vivamos permanentemente en la miseria que representan la mentira y la propaganda marxista, y todo al peor estilo del "Ministerio de la Verdad" que es descrito en la novela 1984 de George Orwell.
Frente a esta situación aparece el referente moral y de resistencia que propone Solzhenitsyn: es necesario vivir sin la mentira, no consentir la mentira. Maduro y sus secuaces cubanos quieren enajenarnos de la realidad fabulando una Venezuela paralela y creando globos de mentiras. Vivir sin la mentira significa, entonces, escapar de esas realidades paralelas y pinchar tales globos. Cada día habrá que desnudar las mentiras espetadas por el "noticiero de la verdad". Para ello es necesario que la sociedad democrática, con el liderazgo político a la cabeza, utilice tenazmente los medios de comunicación que aún permanecen libres, y que se creen las condiciones del boca a boca, de la organización audaz, para sortear el cerco comunicacional y de mentiras que, entre otros elementos, mantiene a Nicolás Maduro ejerciendo ilegítimamente el poder. No hay mal que por bien no venga. El desenfreno de dominación del régimen nos llevará a idear las opciones de lucha para demoler la hegemonía comunicacional, derrotar el lacerante efecto de la propaganda y, no lo dudemos, para vivir sin la mentira.
Secretario Nacional de Doctrina de Primero Justicia
Presidente de la Fundación Caracas Mía
@DoctrinaPJ
@JuanMMatheus
@Caracas_Mia
Hace pocos días el régimen anunció la transmisión del "noticiero de la verdad". Nada más cínico y venenoso. Los venezolanos sabemos que se tratará de un espacio de monopolio mediático para tergiversar la verdad de lo que ocurre en el país y mentir sistemáticamente al respecto. Por eso, hay que comenzar a llamar a este supuesto noticiero por el que debería ser su auténtico nombre: el "noticiero de la mentira". Pero es muy importante que esta perversa iniciativa sea comprendida en toda su motivación maquiavélica. Lo que se pretende es emplear la estructura del Sibci (Sistema Bolivariano de Comunicación e Información) para, aunándola a los abundantísimos medios de comunicación que están autocensurados o juegan a la seudo "neutralidad" de las empresas meramente "informativas" (y no de "opinión"), profundizar la hegemonía comunicacional y totalitaria de la revolución. El régimen procura, por tanto, hacer que los venezolanos vivamos permanentemente en la miseria que representan la mentira y la propaganda marxista, y todo al peor estilo del "Ministerio de la Verdad" que es descrito en la novela 1984 de George Orwell.
Frente a esta situación aparece el referente moral y de resistencia que propone Solzhenitsyn: es necesario vivir sin la mentira, no consentir la mentira. Maduro y sus secuaces cubanos quieren enajenarnos de la realidad fabulando una Venezuela paralela y creando globos de mentiras. Vivir sin la mentira significa, entonces, escapar de esas realidades paralelas y pinchar tales globos. Cada día habrá que desnudar las mentiras espetadas por el "noticiero de la verdad". Para ello es necesario que la sociedad democrática, con el liderazgo político a la cabeza, utilice tenazmente los medios de comunicación que aún permanecen libres, y que se creen las condiciones del boca a boca, de la organización audaz, para sortear el cerco comunicacional y de mentiras que, entre otros elementos, mantiene a Nicolás Maduro ejerciendo ilegítimamente el poder. No hay mal que por bien no venga. El desenfreno de dominación del régimen nos llevará a idear las opciones de lucha para demoler la hegemonía comunicacional, derrotar el lacerante efecto de la propaganda y, no lo dudemos, para vivir sin la mentira.
Secretario Nacional de Doctrina de Primero Justicia
Presidente de la Fundación Caracas Mía
@DoctrinaPJ
@JuanMMatheus
@Caracas_Mia
¿Noticiero de la verdad?
JOSÉ LUIS MÉNDEZ LA FUENTE | EL UNIVERSAL
miércoles 18 de septiembre de 2013
La última ocurrencia del señor Maduro de decretar un espacio radial y televisivo donde, dos veces al día, el Gobierno dispondrá de un noticiero que diga la verdad, puede resultar para algunos una idea más de esas que no tienen ni pies ni cabeza, que busca llamar la atención, al mismo tiempo que mantener otro frente de lucha contra las supuestas mentiras que propalan los medios de comunicación privados de la oposición. Para otros, la medida debe ser vista con mucha seriedad, como un mecanismo electoral y de control de largo alcance, más allá de las próximas elecciones municipales, como un verdadero instrumento de hegemonía informativa y propagandística que tiene como único propósito imponer la información del Gobierno como la única verdad posible.
Como quiera que se vea y sin entrar a ahondar en sus objetivos políticos, lo cierto es que hay aspectos de la medida que crean dudas a priori y los cuales requieren una explicación. Uno de ellos tiene que ver con los destinatarios de ese noticiero, ¿a quién va dirigido realmente? Si es a los votantes de la oposición, no creemos que nadie le vaya a prestar atención; si por el contrario va destinado a fortalecer la opinión de los electores que votaron por Maduro en las pasadas elecciones presidenciales de abril, o a recuperar los votos que el chavismo perdió en dichos comicios, pensamos que el problema a resolver seria a quién qué creerle, lo que nos lleva a la segunda cuestión a aclarar. En efecto, si el Gobierno en estos momentos posee al menos una media docena de canales de televisión y un sinnúmero de emisoras de radio entre comunitarias, alternativas y propias dentro de la red del Estado, así como varios medios de divulgación impresa y digital, que han venido diciendo lo que el Gobierno quiere, entonces ¿para qué hace falta un noticiero distinto?, ¿es que acaso las noticias que se venían divulgando por esos informativos oficiales no eran ciertas? O será cosa de que quienes informan ahora en esos medios oficialistas no son veraces y por eso a Maduro, con un nuevo noticiario, sí le van a creer. Si eso fuese así, cómo quedan, entonces, las constantes y cansonas cadenas de radio y de televisión con que el propio Maduro, copiando a Chávez, ha venido informando a la opinión pública semanalmente, casi a diario; o resulta ahora que tampoco él ha sabido explicarse. ¿No será que al oficialismo le hace falta aquel "Aló Presidente" de los domingos, a través del cual Chávez anunciaba a la opinión pública lo que iba hacer y este "Noticiero de la Verdad" buscaría suplir su ausencia, explicando no lo que piensa hacer sino lo que ya hizo? De ser así, hay que recordar que la verosimilitud del programa "Aló Presidente" venia de su conductor y que tanto para decir verdades o mentiras de manera creíble quien las transmite debe ser igualmente creíble.
Otro aspecto a considerar, de gran sensibilidad social y política, es el que encierra el nombre del espacio informativo anunciado por Maduro, que según dijo es el de "Noticiero de la Verdad", por todo lo que se desprende de allí. Y es que si de un noticiario del Gobierno, que debe tener carácter de oficial se afirma que lo difundido en él es la verdad, pues esa "verdad" se convierta en la verdad oficial, ante lo que cualquier otra "verdad" queda convertida en mentira. Y que pasará, cabe preguntarse, cuando la misma noticia no sea comunicada o explicada por un medio de los catalogados hasta ahora, como opositores, de la misma manera que lo hace ese "Noticiero de la Verdad"; ¿habrá que rectificarla, o se impondrán sanciones? pudiera seguirse preguntando uno mismo, ¿o simplemente seguirán coexistiendo ambas en el ambiente como puntos de vista diferentes, dentro de es eterna lucha de la verdad contra la mentira? ¿Hasta qué punto algunos medios no se quedarán a esperar la versión de ese "Noticiero de la Verdad" antes de emitir la suya propia, en una especie nueva de autocensura rutinaria?
Lo que sí parece incuestionable, es que un espacio informativo del Estado en cadena nacional de radio y televisión, forzando a la población a que lo escuche o lo vea, ya levanta, por sí solo, sospechas de todo tipo, incluso dudas de si será la verdad, toda la verdad y solamente la verdad la que se transmita. Y es que por más que lo intente el señor Maduro, la verdad no se puede imponer como una camisa de fuerza; no al menos, mientras los seres humanos se esfuercen en buscarla, no obstante y aun en contra de sus distintos puntos de vista.
Xlmlf1@gmail.com
Como quiera que se vea y sin entrar a ahondar en sus objetivos políticos, lo cierto es que hay aspectos de la medida que crean dudas a priori y los cuales requieren una explicación. Uno de ellos tiene que ver con los destinatarios de ese noticiero, ¿a quién va dirigido realmente? Si es a los votantes de la oposición, no creemos que nadie le vaya a prestar atención; si por el contrario va destinado a fortalecer la opinión de los electores que votaron por Maduro en las pasadas elecciones presidenciales de abril, o a recuperar los votos que el chavismo perdió en dichos comicios, pensamos que el problema a resolver seria a quién qué creerle, lo que nos lleva a la segunda cuestión a aclarar. En efecto, si el Gobierno en estos momentos posee al menos una media docena de canales de televisión y un sinnúmero de emisoras de radio entre comunitarias, alternativas y propias dentro de la red del Estado, así como varios medios de divulgación impresa y digital, que han venido diciendo lo que el Gobierno quiere, entonces ¿para qué hace falta un noticiero distinto?, ¿es que acaso las noticias que se venían divulgando por esos informativos oficiales no eran ciertas? O será cosa de que quienes informan ahora en esos medios oficialistas no son veraces y por eso a Maduro, con un nuevo noticiario, sí le van a creer. Si eso fuese así, cómo quedan, entonces, las constantes y cansonas cadenas de radio y de televisión con que el propio Maduro, copiando a Chávez, ha venido informando a la opinión pública semanalmente, casi a diario; o resulta ahora que tampoco él ha sabido explicarse. ¿No será que al oficialismo le hace falta aquel "Aló Presidente" de los domingos, a través del cual Chávez anunciaba a la opinión pública lo que iba hacer y este "Noticiero de la Verdad" buscaría suplir su ausencia, explicando no lo que piensa hacer sino lo que ya hizo? De ser así, hay que recordar que la verosimilitud del programa "Aló Presidente" venia de su conductor y que tanto para decir verdades o mentiras de manera creíble quien las transmite debe ser igualmente creíble.
Otro aspecto a considerar, de gran sensibilidad social y política, es el que encierra el nombre del espacio informativo anunciado por Maduro, que según dijo es el de "Noticiero de la Verdad", por todo lo que se desprende de allí. Y es que si de un noticiario del Gobierno, que debe tener carácter de oficial se afirma que lo difundido en él es la verdad, pues esa "verdad" se convierta en la verdad oficial, ante lo que cualquier otra "verdad" queda convertida en mentira. Y que pasará, cabe preguntarse, cuando la misma noticia no sea comunicada o explicada por un medio de los catalogados hasta ahora, como opositores, de la misma manera que lo hace ese "Noticiero de la Verdad"; ¿habrá que rectificarla, o se impondrán sanciones? pudiera seguirse preguntando uno mismo, ¿o simplemente seguirán coexistiendo ambas en el ambiente como puntos de vista diferentes, dentro de es eterna lucha de la verdad contra la mentira? ¿Hasta qué punto algunos medios no se quedarán a esperar la versión de ese "Noticiero de la Verdad" antes de emitir la suya propia, en una especie nueva de autocensura rutinaria?
Lo que sí parece incuestionable, es que un espacio informativo del Estado en cadena nacional de radio y televisión, forzando a la población a que lo escuche o lo vea, ya levanta, por sí solo, sospechas de todo tipo, incluso dudas de si será la verdad, toda la verdad y solamente la verdad la que se transmita. Y es que por más que lo intente el señor Maduro, la verdad no se puede imponer como una camisa de fuerza; no al menos, mientras los seres humanos se esfuercen en buscarla, no obstante y aun en contra de sus distintos puntos de vista.
Xlmlf1@gmail.com
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