Galería de la coba
Son casi 15 años. Bastante tiempo como para acumular un buen número de mentiras
ELIDES J. ROJAS L. | EL UNIVERSAL
miércoles 18 de septiembre de 2013 12:00 AM
No las inventó el fallecido comandante. Eso viene de toda la vida. Desde Roma ya las cobas andaban haciendo vida política. Pero durante el reinado del fallecido comandante y en lo que ha transcurrido de mandato del sucesor a juro, la mentira ha alcanzado niveles realmente insólitos. Algunas veces se pasan tanto de maraca que entra en el mundo de lo ridículo. Vamos a hacer mención en hilera de las más destacadas, conscientes de que se quedará afuera una inmensa cantidad.
Chávez: el año próximo iniciamos la construcción del Gasoducto del Sur. Ya Lula está de acuerdo. Chávez: no necesitamos tanto avión en Pdvsa. Se acabaron las colitas. Isaías Rodríguez: sentí más dolor con la muerte de Danilo Anderson que con la de mi propia madre. Jorge Rodríguez: si en un año no resuelvo el problema de la basura en Caracas, renuncio al cargo. Jesse Chacón: si en 90 días no está resuelto el problema eléctrico, renuncio al ministerio. Maduro: estamos enfrentando un golpe económico gestado en Estados Unidos y ejecutado por la extrema derecha amarilla. Chávez: hoy lanzamos el bolívar fuerte, un reflejo de la economía fuerte que está construyendo la revolución. Ramírez: ahora Pdvsa es de todos. Giordani: en poco tiempo nos quitaremos los inversionistas extranjeros a sombrerazos. Maduro: tenemos suficientes divisas para reactivar el flujo de divisas y ganar la batalla a la conspiración del colapso económico. Chávez: somos absolutamente independientes en materia agroalimentaria. Maduro: atacaremos la corrupción con todo, sea quien sea y caiga quien caiga. Chávez: me quito el nombre si para el año que viene queda todavía algún niño en la calle. Maduro: la crisis eléctrica es producto de otro sabotaje. Pero no podrán derrotarnos. Chávez: soy un defensor del valor del bolívar. No devaluaremos la moneda. Chávez: la próxima semana arrancamos con los primeros pasos del Eje de Desarrollo Apure-Orinoco, una verdadera opción de crecimiento socialista. Maduro: denuncio otro intento de magnicidio. Primero lo intentaron mil veces contra Chávez. Ahora es contra mí y Diosdado. Jorge Rodríguez: al centro de Caracas lo recuperamos. Ahora usted puede ir de noche, caminar, tomar café, divertirse. A toda hora. Isaías Rodríguez: con relación al testigo del caso Anderson, me bastó observarle los ojos y pude saber que decía más o menos 70 por ciento de verdad. Chávez: estamos construyendo una verdadera potencia mundial. Una potencia económica, turística, agrícola, industrial. Barreto: con los dirigibles que adquirimos acabaremos con el problema de la delincuencia en Caracas. Chávez: en poco tiempo nos bañaremos en el Guaire, Jacqueline Faría, Juan Barreto y yo.
Son 15 años. La lista es larga.
erojas@eluniversal.com / Twitter: @ejrl
Chávez: el año próximo iniciamos la construcción del Gasoducto del Sur. Ya Lula está de acuerdo. Chávez: no necesitamos tanto avión en Pdvsa. Se acabaron las colitas. Isaías Rodríguez: sentí más dolor con la muerte de Danilo Anderson que con la de mi propia madre. Jorge Rodríguez: si en un año no resuelvo el problema de la basura en Caracas, renuncio al cargo. Jesse Chacón: si en 90 días no está resuelto el problema eléctrico, renuncio al ministerio. Maduro: estamos enfrentando un golpe económico gestado en Estados Unidos y ejecutado por la extrema derecha amarilla. Chávez: hoy lanzamos el bolívar fuerte, un reflejo de la economía fuerte que está construyendo la revolución. Ramírez: ahora Pdvsa es de todos. Giordani: en poco tiempo nos quitaremos los inversionistas extranjeros a sombrerazos. Maduro: tenemos suficientes divisas para reactivar el flujo de divisas y ganar la batalla a la conspiración del colapso económico. Chávez: somos absolutamente independientes en materia agroalimentaria. Maduro: atacaremos la corrupción con todo, sea quien sea y caiga quien caiga. Chávez: me quito el nombre si para el año que viene queda todavía algún niño en la calle. Maduro: la crisis eléctrica es producto de otro sabotaje. Pero no podrán derrotarnos. Chávez: soy un defensor del valor del bolívar. No devaluaremos la moneda. Chávez: la próxima semana arrancamos con los primeros pasos del Eje de Desarrollo Apure-Orinoco, una verdadera opción de crecimiento socialista. Maduro: denuncio otro intento de magnicidio. Primero lo intentaron mil veces contra Chávez. Ahora es contra mí y Diosdado. Jorge Rodríguez: al centro de Caracas lo recuperamos. Ahora usted puede ir de noche, caminar, tomar café, divertirse. A toda hora. Isaías Rodríguez: con relación al testigo del caso Anderson, me bastó observarle los ojos y pude saber que decía más o menos 70 por ciento de verdad. Chávez: estamos construyendo una verdadera potencia mundial. Una potencia económica, turística, agrícola, industrial. Barreto: con los dirigibles que adquirimos acabaremos con el problema de la delincuencia en Caracas. Chávez: en poco tiempo nos bañaremos en el Guaire, Jacqueline Faría, Juan Barreto y yo.
Son 15 años. La lista es larga.
erojas@eluniversal.com / Twitter: @ejrl
¿Por qué se fractura el poschavismo?
ANGEL OROPEZA | EL UNIVERSAL
miércoles 18 de septiembre de 2013 12:00 AM
Uno de los fenómenos políticos más interesantes de los últimos tiempos en Venezuela, es el desgaste y progresiva decadencia del otrora poderoso movimiento denominado "chavismo". Luego del fallecimiento de su único líder, el antiguo modelo ha intentado sobrevivir –ahora bajo la modalidad de "poschavismo"- de la mano de una clase política no preparada para esa responsabilidad, la cual –para colmo- carga con dos fardos muy pesados que le impiden siquiera levantar vuelo: uno, haber sido señalada repetidamente por el líder fundador como culpable de todas las ineficiencias y corruptelas que se adjudicaban a sus administraciones de gobierno y, dos, carecer de una contundente legitimidad de origen dadas las inmensas y nunca resueltas dudas sobre el real resultado electoral del pasado 14 de abril.
Lo cierto es que el poschavismo pareciera hacer agua por todas partes. La última encuesta IVAD (tan apreciada por el difunto expresidente) arroja que un 41% de quienes se autodefinen como chavistas radicales creen que la situación del país es inestable. En un reciente estudio cualitativo realizado en el municipio Libertador de Caracas entre personas simpatizantes del PSUV, muchos manifestaron su creencia de que lo que conocieron como "chavismo" podría estar llegando a su fin en los próximos años, dada la conducta y dirección política de la actual dirigencia del movimiento.
La proximidad de las elecciones municipales del 8 de diciembre ha venido además a agravar la situación interna de la oligarquía gobernante, pues ha dejado al descubierto las múltiples fracturas que hoy la caracterizan. No es solo la aparición de una gran cantidad de candidaturas "rebeldes" a la línea oficial del partido, sino el abierto desconocimiento y rechazo a la jefatura del "madurocabellismo".
¿Por qué esta fractura del poschavismo, al punto que algunos ya hablan de una inevitable decrepitud de su fuerza política de incidencia? La respuesta no está limitada sólo a los escandalosamente pésimos indicadores de gestión de la dupla Maduro-Cabello. Si bien ello ha contribuido al acelerado debilitamiento de las simpatías por el oficialismo, la razón esencial es más de naturaleza histórica y psicológica.
En Venezuela y el mundo sobran los ejemplos de lo que ocurre con los partidos políticos creados desde los ejercicios de gobierno. Estos partidos suelen ejercer un rol hegemónico y de preponderancia social mientras esté su líder al frente de la jefatura del Estado, pero cuando ello deja de ocurrir –como en el caso del expresidente Chávez- ese papel de supremacía política entra inevitablemente en cuestionamiento, y la antigua omnipotencia comienza a resquebrajarse.
Además de este factor histórico, hay una razón de orden sociopsicológico: desde el punto de vista de su formación estructural, el "chavismo" fue siempre descrito como un movimiento aluvional, dispuesto no alrededor de unas ideas sino de un hombre considerado como providencial por sus seguidores. De hecho, siempre se habló de la existencia de al menos dos sectores –el radical y el democrático -dentro del mundo oficialista. El llamado chavismo radical, más que un partido político con raigambre y claridad doctrinal, era una mezcla entre un club de fans de un caudillo militar iluminado, con elementos pseudo-religiosos típicos de las sectas y cofradías heréticas. Por su parte, el chavismo democrático o moderado mantenía con su líder una demostrada relación transaccional y utilitaria, según la cual se intercambiaban prebendas por apoyo político, aunque no hubiera una comunión con la ensalada ideológica oficialista. Pero ambos sectores, el radical minoritario y el moderado, se constituían no en torno a un cuerpo doctrinal serio ni a razones de naturaleza histórica, o a intereses, visiones de la realidad, principios, valores, proyectos y objetivos comunes (como es el caso de los partidos políticos modernos) sino alrededor de un hombre, quien además demandaba para sí la exclusividad de la conducción del movimiento y la orientación del mismo. Inevitablemente, la desaparición de ese hombre no podía generar en un movimiento de este tipo otra resultante que una progresiva anarquía y descomposición.
Estamos presenciando en Venezuela una inevitable crisis producto de la caducidad y transformación de las antiguas lealtades políticas. En el caso específico del poschavismo, esta crisis tendrá seguramente una expresión de importante mengua electoral el próximo 8 de diciembre. La única forma que este previsible descenso en la votación oficialista no acelere la crisis y nos acerque cada vez más a un cambio que ponga fin al caos del país y a la depreciación de nuestras vidas, es que la mayoría restante decida no votar y así no aprovechar una oportunidad dorada para incidir en el rumbo de la historia.
@angeloropeza182
Lo cierto es que el poschavismo pareciera hacer agua por todas partes. La última encuesta IVAD (tan apreciada por el difunto expresidente) arroja que un 41% de quienes se autodefinen como chavistas radicales creen que la situación del país es inestable. En un reciente estudio cualitativo realizado en el municipio Libertador de Caracas entre personas simpatizantes del PSUV, muchos manifestaron su creencia de que lo que conocieron como "chavismo" podría estar llegando a su fin en los próximos años, dada la conducta y dirección política de la actual dirigencia del movimiento.
La proximidad de las elecciones municipales del 8 de diciembre ha venido además a agravar la situación interna de la oligarquía gobernante, pues ha dejado al descubierto las múltiples fracturas que hoy la caracterizan. No es solo la aparición de una gran cantidad de candidaturas "rebeldes" a la línea oficial del partido, sino el abierto desconocimiento y rechazo a la jefatura del "madurocabellismo".
¿Por qué esta fractura del poschavismo, al punto que algunos ya hablan de una inevitable decrepitud de su fuerza política de incidencia? La respuesta no está limitada sólo a los escandalosamente pésimos indicadores de gestión de la dupla Maduro-Cabello. Si bien ello ha contribuido al acelerado debilitamiento de las simpatías por el oficialismo, la razón esencial es más de naturaleza histórica y psicológica.
En Venezuela y el mundo sobran los ejemplos de lo que ocurre con los partidos políticos creados desde los ejercicios de gobierno. Estos partidos suelen ejercer un rol hegemónico y de preponderancia social mientras esté su líder al frente de la jefatura del Estado, pero cuando ello deja de ocurrir –como en el caso del expresidente Chávez- ese papel de supremacía política entra inevitablemente en cuestionamiento, y la antigua omnipotencia comienza a resquebrajarse.
Además de este factor histórico, hay una razón de orden sociopsicológico: desde el punto de vista de su formación estructural, el "chavismo" fue siempre descrito como un movimiento aluvional, dispuesto no alrededor de unas ideas sino de un hombre considerado como providencial por sus seguidores. De hecho, siempre se habló de la existencia de al menos dos sectores –el radical y el democrático -dentro del mundo oficialista. El llamado chavismo radical, más que un partido político con raigambre y claridad doctrinal, era una mezcla entre un club de fans de un caudillo militar iluminado, con elementos pseudo-religiosos típicos de las sectas y cofradías heréticas. Por su parte, el chavismo democrático o moderado mantenía con su líder una demostrada relación transaccional y utilitaria, según la cual se intercambiaban prebendas por apoyo político, aunque no hubiera una comunión con la ensalada ideológica oficialista. Pero ambos sectores, el radical minoritario y el moderado, se constituían no en torno a un cuerpo doctrinal serio ni a razones de naturaleza histórica, o a intereses, visiones de la realidad, principios, valores, proyectos y objetivos comunes (como es el caso de los partidos políticos modernos) sino alrededor de un hombre, quien además demandaba para sí la exclusividad de la conducción del movimiento y la orientación del mismo. Inevitablemente, la desaparición de ese hombre no podía generar en un movimiento de este tipo otra resultante que una progresiva anarquía y descomposición.
Estamos presenciando en Venezuela una inevitable crisis producto de la caducidad y transformación de las antiguas lealtades políticas. En el caso específico del poschavismo, esta crisis tendrá seguramente una expresión de importante mengua electoral el próximo 8 de diciembre. La única forma que este previsible descenso en la votación oficialista no acelere la crisis y nos acerque cada vez más a un cambio que ponga fin al caos del país y a la depreciación de nuestras vidas, es que la mayoría restante decida no votar y así no aprovechar una oportunidad dorada para incidir en el rumbo de la historia.
@angeloropeza182
No hay comentarios:
Publicar un comentario