Razón del nombre del blog

Razón del nombre del blog
El por qué del título de este blog . Según Gregorio Magno, San Benito se encontraba cada año con su hermana Escolástica. Al caer la noche, volvía a su monasterio. Esta vez, su hermana insistió en que se quedara con ella,y él se negó. Ella oró con lágrimas, y Dios la escuchó. Se desató un aguacero tan violento que nadie pudo salir afuera. A regañadientes, Benito se quedó. Asi la mujer fue más poderosa que el varón, ya que, "Dios es amor" (1Juan 4,16),y pudo más porque amó más” (Lucas 7,47).San Benito y Santa Escolástica cenando en el momento que se da el milagro que narra el Papa Gregorio Magno. Fresco en el Monasterio "Santo Speco" en Subiaco" (Italia)

domingo, 6 de septiembre de 2015

En el 2000 se llevaba el trofeo de jóvenes que se suicidaban, el Estado Yaracuy, en el presente es que venimos a enterarnos que en el bucólico estado Mérida desde 1994, Eliezer Arias trabaja en comunidades andinas como Pueblo Llano y Muchuchíes (en donde se rodó gran parte del documental). Pero no fue hasta 2004 que se interesó por la data de defunción de esos pueblos, descubriendo que la tasa de suicidio de esa comunidad era 86 por cada 100 mil, más alta que el país entero (8 por cada 100 mil), incluso más que la media mundial (44 por cada 100 mil). Esto convierte en realidad lo que un añigo cineasta radicado en Mérida me dijo: "Esta región es la propia casita de chocolate del cuento de Hans y Gretel

Hansel y Gretel es un cuento de hadas alemán recogido por los hermanos Grimm. En la colección de cuentos de los Hermanos Grimm, Hansel y Gretel es el n.º 15. Corresponde al tipo 327-A de la clasificación de Aarne-Thompson: Hansel y Gretel.

El silencio de las moscas

imageRotate
La cinta ha ganado 15 premios (uno por dirección y tres por la fotografía de Gerard Uzcátegui) y ha participado en 50 festivales internacionales CORTESÍA
| 1 | 2 | 3 | 4 |
JOSÉ G. MÁRQUEZ |  EL UNIVERSAL
domingo 6 de septiembre de 2015  12:00 AM
Dos niñas de pueblos merideños, María José y Nancy, se quitan la vida el mismo día, el mismo año y a la misma edad. Ese hecho tan inusual, aparentemente aislado, esconde una historia atroz que ocurre con los andes venezolanos de fondo: el suicidio los arropa tan a menudo como la niebla.

El silencio de las moscas, documental del ingeniero y cineasta Eliezer Arias que se estrena el próximo viernes en el país, explora la tragedia de estas comunidades rurales a través de las historias de estas dos niñas, contadas por sus madres Marcelina (de 48 años) y Mercedes (de 56), además de otros familiares y allegados, dando cabida también a otras dramáticas experiencias de niños y jóvenes vecinos, de diferentes épocas, que decidieron no vivir más.

Los sobrevivientes, esos que aún se hacen preguntas y cargan con el peso de una culpa que les consume, son seguidos de cerca por una cámara que hace las veces de un insecto volador, a lo cinema verité, que se les acerca, revolotea por sobre sus cabezas y se posa en las paredes vigilante. Se les ve rodeados de mucho y de nada al mismo tiempo. Se les escucha íntimamente, aunque frente a la cámara se muestren impasibles, con los ojos fijos, sin hablar, perdidos. A su alrededor, la ausencia. El viento del páramo resulta estruendoso.

No en vano Eliezer Arias estrenó ésta, su segunda película, en el International Documentary Film Festival Amsterdam de 2013 (considerado como el Festival de Cine de Cannes de los documentales) y desde entonces ha ganado 15 premios (uno por dirección y tres por la fotografía de Gerard Uzcátegui) y ha participado en 50 festivales internacionales. 

"Historias de vida, autopsias psicológicas, objetos evocativos y arte se entremezclan en El silencio de las moscas, un ensayo documental que sigue la vida cotidiana de estas personas que habitan un mundo de duelo y culpabilidad, donde el silencio en vano aspira hacerlas olvidar", sentencia Arias sobre su segunda película después de Nuestra historia está en la tierra (2008), enfocada en la lucha de los pueblos indígenas de Venezuela. Su trabajo, dice, se pudiese catalogar como "antropología visual".

"Aunque tuve un primer acercamiento al cine con mi ópera prima, el verdadero aprendizaje lo he tenido con ésta. Y ha sido totalmente empírico, pues nunca he estudiado cine, más allá de talleres que me gané con Lucrecia Martel, Felipe Vega, Javier Corcuera, Guillermo Arriaga y otros", indica. 

"A mí me ayudó el acercamiento que tuve como investigador en esas comunidades, en las que trabajo desde hace dos décadas investigando para el Instituto de Investigaciones Científicas de Venezuela (IVIC). Uno convive con ellos, recoge datos y en el camino aprecia paisajes, planos, rostros, sonidos. Eso contribuyó a que la gente fuese más abierta conmigo a la hora de tener que confesarse. Lo mío fue una vocación tardía".

Las influencias

Arias, Doctor en Economía y Desarrollo Internacional de la Universidad de Bath (Inglaterra), creció viendo cine comercial, como muchos niños en su natal Coro.

De adulto, su interés cambió por el cine de autor y de allí ha tomado las referencias para hacer El silencio de las moscas. Menciona títulos como La habitación verde, (1978) de François Truffaut; Paisaje en la niebla (1988), de Theo Angelopoulos; El bosque del luto, de Naomi Kawase (2007); y Luz silenciosa (2007), de Carlos Reygadas.

"Pero al final la película tiene su propio sello. Lo más notable, quizás, sean las voces en off de los protagonistas, pues la imagen no es la representación literal del audio. La cinta entra en la categoría de no ficción; cuando preparas una escena, con luces y demás, ocurre algo que es verdad y aunque se actúa, igual sientes cosas, es algo real. Como cineasta me interesa jugar entre la ficción y no ficción".

Casualidad y causalidad

Desde 1994, Eliezer Arias trabaja en comunidades andinas como Pueblo Llano y Muchuchíes (en donde se rodó gran parte del documental). Pero no fue hasta 2004 que se interesó por la data de defunción de esos pueblos, descubriendo que la tasa de suicidio de esa comunidad era 86 por cada 100 mil, más alta que el país entero (8 por cada 100 mil), incluso más que la media mundial (44 por cada 100 mil).

Luego, investigando en la región, descubrió que lo mismo ocurría en poblaciones rurales de otros cuatro países de la región: México, Colombia, Argentina y Cuba. Pero Lucrecia Martel le recomendó delimitar el tema.

Finalmente, quiso contar el caso de dos madres sobrevivientes de la comunidad que él conocía. Consiguió a Mercedes primero y después a Marcelina. En el trayecto, descubrió que las hijas de ambas tenían una historia común. "Esta película es 10% producto de la planificación, 40 % casualidad y 50 % mi obsesión de hacerla", dice el cineasta.

"El silencio de las moscas es una composición entre la investigación y la ficción, una unión no muy fácil sobre todo para la academia, que es tan rígida en cuanto a lo que tu produces como investigador, los datos que recoges y la publicación. Y hacer una película, ciertamente, ha puesto en riesgo mi profesión principal que es la académica. Por eso he intentado legitimar lo que estoy haciendo con el título de antropología visual".

jomarquez@eluniversal.com

No hay comentarios: