Razón del nombre del blog

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El por qué del título de este blog . Según Gregorio Magno, San Benito se encontraba cada año con su hermana Escolástica. Al caer la noche, volvía a su monasterio. Esta vez, su hermana insistió en que se quedara con ella,y él se negó. Ella oró con lágrimas, y Dios la escuchó. Se desató un aguacero tan violento que nadie pudo salir afuera. A regañadientes, Benito se quedó. Asi la mujer fue más poderosa que el varón, ya que, "Dios es amor" (1Juan 4,16),y pudo más porque amó más” (Lucas 7,47).San Benito y Santa Escolástica cenando en el momento que se da el milagro que narra el Papa Gregorio Magno. Fresco en el Monasterio "Santo Speco" en Subiaco" (Italia)

sábado, 26 de abril de 2014

La burocracia vaticana es lenta en reconocer a nuestro Dr. José Gregorio Hernández

Santos en el cielo - mártires en Venezuela

La burocracia vaticana es lenta en reconocer a nuestro Dr. José Gregorio Hernández

ADOLFO P. SALGUEIRO |  EL UNIVERSAL
sábado 26 de abril de 2014  12:00 AM
Mañana el cielo estará de fiesta porque en su seno ingresan dos nuevos santos de la iglesia Católica universal: Juan XXIII y Juan Pablo II, ambos fueron papas del siglo XX que llevaron cabalmente, cada cual en su estilo, la misión que el Padre les confió en sus respectivos momentos. Quien esto escribe, hombre de la "juventud prolongada" y ya con el Sol por la espalda recuerda la época de fines de 1958 cuando el humo blanco salió de la chimenea de la Capilla Sixtina anunciando el "habemus papa" que había recaído en el cardenal Angelo Giuseppe Roncalli. Con mayor detalle aún recordamos la transmisión de televisión en vivo aquel día de octubre de 1978 cuando la misma chimenea anunció la elección del cardenal Karol Wojtyla quien adoptaría el nombre de Juan Pablo II como homenaje a su antecesor Juan Pablo I quien había reinado por tan solo treinta y tres días muriendo en circunstancias que aún no están del todo claras.

Juan XXIII fue el Papa justo para el momento, sucediendo a Pio XII cuya personalidad distante y su confusa -o al menos controversial- actuación ante el nazismo y fascismo no estaba precisamente ayudando a una grey que requería de un importante "aggiornamento" en las difíciles circunstancias de grandes cambios de la posguerra mundial (1939/45).

La figura bonachona, de aquel gordo austero, modesto y simpático a quien el Espíritu Santo iluminó haciéndole convocar el Concilio Vaticano II resultó en un despertar parecido al que hoy se vive con Francisco aun cuando la influencia mediática de entonces mucho dista de la de hoy. Juan XXIII fue un Papa de su tiempo.

Ni qué decir Juan Pablo II cuyo papado peripatético lo llevó por todos los rincones del mundo desatando un entusiasmo y un renacer espiritual que no solo estremeció al mundo occidental sino que contribuyó decisivamente al resquebrajamiento del comunismo que oprimía a casi el veinte por ciento de la humanidad.

Tuvimos la privilegiada oportunidad de ver a San Juan Pablo de cerca, desde la calle igual que millones de venezolanos cuando se desplazaba en su papamóvil en las dos visitas que hizo a nuestro país como también la tuvimos viendo personalmente a Santa Teresa de Calcuta y estrechando la mano a San Josemaría Escrivá de Balaguer cuando ellos también visitaron Caracas.

Eso nos lleva a reflexionar acerca de los apurados ritmos de los procesos de santificación. Antes se canonizaba a quienes llevaban siglos de muertos, parece que el mundo de hoy exige un reconocimiento "express" de la santidad que levanta alguna crítica. Confiamos en que el Espíritu Santo ilumina suficientemente a quienes participan de estos procedimientos canónicos que nos permiten venerar a gente que conocimos y que tuvieron influencia en nuestro propio tiempo.

Una ironía de todo esto es que mientras las puertas del cielo se abren -merecidamente- para acoger nuevos santos, la burocracia vaticana es lenta en reconocer a nuestro Dr. José Gregorio Hernández y la otra ironía es que al tiempo en que unos suben a los altares en Venezuela quedamos rezagados treinta millones de mártires sufriendo lo que ya sabemos.

apsalgueiro@cantv.net

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