Congresista de EEUU en las canonizaciones: "Es un gran día para ser católico"
Xavier Becerra, de la delegación presidencial, habla con ZENIT sobre el impacto de los papas en su vida y en EEUU
Por Junno Arocho Esteves
ROMA, 28 de abril de 2014 (Zenit.org) - Más de 90 delegaciones de todo el mundo estuvieron presentes en la canonización de dos Papas que revolucionaron la Iglesia en el siglo XX. Entre ellas se encontraba la delegación de Estados Unidos, elegida por el presidente Barack Obama, para representar al país en la celebración.
La delegación estaba encabezada por John Podesta, consejero del presidente, y entre otros estaban el congresista Xavier Becerra, presidente de la Cámara Democrática Caucus, y Katie Beirne Fallon, asistente del presidente y directora de Asuntos Legislativos.
Antes de la canonización, Podesta y Becerra, junto con el embajador de EEUU ante la Santa Sede -Ken Hackett-, celebraron una mesa redonda con los medios de comunicación con motivo de la visita a Roma para la canonización. Podesta dijo que tanto san Juan XXIII como san Juan Pablo II "representan partes fundamentales de la fe católica - el coraje, el cuidado y la preocupación por el olvido."
Becerra describió las canonizaciones como "un gran día para ser un católico." El político californiano, cuyos padres emigraron a EEUU desde México, habló no solo de los efectos de los Pontífices santos en su vida, sino también de su admiración por el papa Francisco. "Como latino, como hijo de un inmigrante, es mi tipo", Becerra dijo a los periodistas.
ZENIT habló con el congresista Becerra sobre el impacto personal que san Juan XXIII y san Juan Pablo II han tenido en su vida y el efecto que el papa Francisco tiene en Estados Unidos hoy.
¿Cómo le ha tocado personalmente la canonización de Juan XXIII y Juan Pablo II?
--Becerra: Para mí la importancia de lo que hizo Juan XXIII, es algo que yo no entendía de niño cuando terminó de ser Papa. Pero, ahora veo lo que hizo el para mi familia, no solo mi familia sino las familias que representan a un pueblo que ahora ve la Iglesia como su casa. Eso es algo muy importante porque familias que nunca han tenido mucho, nunca han tenido alguien que les dice que son de importancia, tener una persona de tanta altura decir "Voy a abrir la casa del Señor a todos ustedes" es algo importante que no se reconoce, pero es algo muy importante.
Juan Pablo II, el modo en que luchó, luchó, luchó sin rendirse para darle esa libertad a un pueblo. O sea, no solo el pueblo polaco, pero un pueblo que busca libertad, es algo importante. Ya más grande viendo como luchaba él. Yo no siempre estaba de acuerdo con Juan Pablo II en todo lo que decía, pero admiro que no dejaba la lucha para la libertad.
Usted siente mucha admiración por el papa Francisco. El Papa ha enfocado mucho la atención en diversas situaciones en el mundo, particularmente la inmigración. ¿Qué piensa del 'efecto Francisco' en cuanto al tema de la inmigración, que es una situación importante en los Estados Unidos?
--Becerra: El papa Francisco inspira en lo que dice, pero más que eso, da esperanza. Da razón por la cual creer que se puede cumplir una reforma inmigratoria, una educación universitaria para los hijos. La esperanza que es tan necesaria para una familia que nunca ha tenido mucho, creer que el mañana para los hijos va ser mejor. ¡Eso no se puede describir! Yo veo en mis padres ese sueño de poder dar lo mejor a sus hijos. Para mí, ya es más fácil decir que mis hijos van a tener algo mejor. Pero para los que están como mis padres, buscando ese qué va a ser mejor, donde cualquiera puede entrar en un restaurante y no ver el letrero que dice "ni los perros, ni los mexicanos", esa esperanza tiene que estar allí. Y es lo que hizo, para mí, el papa Juan XXIII, y lo que parece estar haciendo el papa Francisco.
Se ha dicho que el Presidente de la Cámara, John Boehner, había invitado el papa Francisco al Congreso de los EE.UU. Aunque no haya confirmación de que vaya a suceder, si sucede, ¿qué esperanza tiene sobre el efecto que causaría un discurso del Santo Padre?
--Becerra: No espero, lo sé. Y yo ni siquiera sé lo que el papa Francisco diría, pero sé que sería transformador. Me cuesta creer que si el Papa aceptara una invitación para venir a hablar ante el Congreso de los Estados Unidos y el pueblo estadounidense, el Congreso no tomara medidas para hacer frente a muchas de las cuestiones de las que el Papa habla con tanto vigor, tan poderosamente. Porque sería como si invitas a un líder o a una comunidad, a tu casa, y estás haciendo caso omiso de esa comunidad y pides a uno de sus líderes que venga a hablar. Sería casi una vergüenza para los Estados Unidos que el papa Francisco venga a EEUU para dirigirse a nuestro cuerpo democrático, la casa del pueblo, y no ser capaz de decir que el pueblo, todo nuestro pueblo, está recibiendo lo que la Constitución cree que es dado por Dios, derecho inalienable. Por lo tanto, sería de gran alcance. ¡Sería de gran alcance!
¿Qué espera llevar con usted a EEUU de esta visita por la canonización como miembro de la delegación presidencial?
--Becerra: Recuerdos. Quiero decir, ¿no es lo que al final es la religión? Es una creencia, no es algo muy tangible, no es como esta silla que se puede recoger y llevar a casa. Voy a asegurarme de que tengo mis rosarios preparados. Todo el mundo me va a preguntar: "¿Le has visto? ¿Le has dicho hola? ¿Agitó la mano? ¿Qué hiciste? " Es la memoria. El resto del mundo lo va a ver, tal vez, pero no estará allí. ¡Yo estuve allí! Es como cuando fui a ver a la "tilma" de Juan Diego. Se oye hablar de ella, pero cuando lo ves, finalmente dices "yo lo vi". Creas en ello o no, dirías: "yo no lo creo", pero lo vi. Y yo estuve aquí. Y así será la memoria, porque no todo el mundo podrá decirlo. Así que sé que lo que va a pasar es que en algún momento de mi vida, alguien dirá: "Abuelo, ¿nos cuentas la historia de cómo estabas allí cuando fueron canonizados los dos papas?" o "cuéntanos cuando viste al papa Francisco" quien podría convertirse en un santo. Así que es el recuerdo más que nada, porque la creencia no es tangible. ¡La creencia es todo!
La delegación estaba encabezada por John Podesta, consejero del presidente, y entre otros estaban el congresista Xavier Becerra, presidente de la Cámara Democrática Caucus, y Katie Beirne Fallon, asistente del presidente y directora de Asuntos Legislativos.
Antes de la canonización, Podesta y Becerra, junto con el embajador de EEUU ante la Santa Sede -Ken Hackett-, celebraron una mesa redonda con los medios de comunicación con motivo de la visita a Roma para la canonización. Podesta dijo que tanto san Juan XXIII como san Juan Pablo II "representan partes fundamentales de la fe católica - el coraje, el cuidado y la preocupación por el olvido."
Becerra describió las canonizaciones como "un gran día para ser un católico." El político californiano, cuyos padres emigraron a EEUU desde México, habló no solo de los efectos de los Pontífices santos en su vida, sino también de su admiración por el papa Francisco. "Como latino, como hijo de un inmigrante, es mi tipo", Becerra dijo a los periodistas.
ZENIT habló con el congresista Becerra sobre el impacto personal que san Juan XXIII y san Juan Pablo II han tenido en su vida y el efecto que el papa Francisco tiene en Estados Unidos hoy.
¿Cómo le ha tocado personalmente la canonización de Juan XXIII y Juan Pablo II?
--Becerra: Para mí la importancia de lo que hizo Juan XXIII, es algo que yo no entendía de niño cuando terminó de ser Papa. Pero, ahora veo lo que hizo el para mi familia, no solo mi familia sino las familias que representan a un pueblo que ahora ve la Iglesia como su casa. Eso es algo muy importante porque familias que nunca han tenido mucho, nunca han tenido alguien que les dice que son de importancia, tener una persona de tanta altura decir "Voy a abrir la casa del Señor a todos ustedes" es algo importante que no se reconoce, pero es algo muy importante.
Juan Pablo II, el modo en que luchó, luchó, luchó sin rendirse para darle esa libertad a un pueblo. O sea, no solo el pueblo polaco, pero un pueblo que busca libertad, es algo importante. Ya más grande viendo como luchaba él. Yo no siempre estaba de acuerdo con Juan Pablo II en todo lo que decía, pero admiro que no dejaba la lucha para la libertad.
Usted siente mucha admiración por el papa Francisco. El Papa ha enfocado mucho la atención en diversas situaciones en el mundo, particularmente la inmigración. ¿Qué piensa del 'efecto Francisco' en cuanto al tema de la inmigración, que es una situación importante en los Estados Unidos?
--Becerra: El papa Francisco inspira en lo que dice, pero más que eso, da esperanza. Da razón por la cual creer que se puede cumplir una reforma inmigratoria, una educación universitaria para los hijos. La esperanza que es tan necesaria para una familia que nunca ha tenido mucho, creer que el mañana para los hijos va ser mejor. ¡Eso no se puede describir! Yo veo en mis padres ese sueño de poder dar lo mejor a sus hijos. Para mí, ya es más fácil decir que mis hijos van a tener algo mejor. Pero para los que están como mis padres, buscando ese qué va a ser mejor, donde cualquiera puede entrar en un restaurante y no ver el letrero que dice "ni los perros, ni los mexicanos", esa esperanza tiene que estar allí. Y es lo que hizo, para mí, el papa Juan XXIII, y lo que parece estar haciendo el papa Francisco.
Se ha dicho que el Presidente de la Cámara, John Boehner, había invitado el papa Francisco al Congreso de los EE.UU. Aunque no haya confirmación de que vaya a suceder, si sucede, ¿qué esperanza tiene sobre el efecto que causaría un discurso del Santo Padre?
--Becerra: No espero, lo sé. Y yo ni siquiera sé lo que el papa Francisco diría, pero sé que sería transformador. Me cuesta creer que si el Papa aceptara una invitación para venir a hablar ante el Congreso de los Estados Unidos y el pueblo estadounidense, el Congreso no tomara medidas para hacer frente a muchas de las cuestiones de las que el Papa habla con tanto vigor, tan poderosamente. Porque sería como si invitas a un líder o a una comunidad, a tu casa, y estás haciendo caso omiso de esa comunidad y pides a uno de sus líderes que venga a hablar. Sería casi una vergüenza para los Estados Unidos que el papa Francisco venga a EEUU para dirigirse a nuestro cuerpo democrático, la casa del pueblo, y no ser capaz de decir que el pueblo, todo nuestro pueblo, está recibiendo lo que la Constitución cree que es dado por Dios, derecho inalienable. Por lo tanto, sería de gran alcance. ¡Sería de gran alcance!
¿Qué espera llevar con usted a EEUU de esta visita por la canonización como miembro de la delegación presidencial?
--Becerra: Recuerdos. Quiero decir, ¿no es lo que al final es la religión? Es una creencia, no es algo muy tangible, no es como esta silla que se puede recoger y llevar a casa. Voy a asegurarme de que tengo mis rosarios preparados. Todo el mundo me va a preguntar: "¿Le has visto? ¿Le has dicho hola? ¿Agitó la mano? ¿Qué hiciste? " Es la memoria. El resto del mundo lo va a ver, tal vez, pero no estará allí. ¡Yo estuve allí! Es como cuando fui a ver a la "tilma" de Juan Diego. Se oye hablar de ella, pero cuando lo ves, finalmente dices "yo lo vi". Creas en ello o no, dirías: "yo no lo creo", pero lo vi. Y yo estuve aquí. Y así será la memoria, porque no todo el mundo podrá decirlo. Así que sé que lo que va a pasar es que en algún momento de mi vida, alguien dirá: "Abuelo, ¿nos cuentas la historia de cómo estabas allí cuando fueron canonizados los dos papas?" o "cuéntanos cuando viste al papa Francisco" quien podría convertirse en un santo. Así que es el recuerdo más que nada, porque la creencia no es tangible. ¡La creencia es todo!
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