Razón del nombre del blog

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El por qué del título de este blog . Según Gregorio Magno, San Benito se encontraba cada año con su hermana Escolástica. Al caer la noche, volvía a su monasterio. Esta vez, su hermana insistió en que se quedara con ella,y él se negó. Ella oró con lágrimas, y Dios la escuchó. Se desató un aguacero tan violento que nadie pudo salir afuera. A regañadientes, Benito se quedó. Asi la mujer fue más poderosa que el varón, ya que, "Dios es amor" (1Juan 4,16),y pudo más porque amó más” (Lucas 7,47).San Benito y Santa Escolástica cenando en el momento que se da el milagro que narra el Papa Gregorio Magno. Fresco en el Monasterio "Santo Speco" en Subiaco" (Italia)

domingo, 20 de abril de 2014

El general José Antonio Páez, el héroe indómito de las llanuras, quien salvó a la República en incontables cargas de audacia y de valor, el héroe en las batallas que espantaron a España y a Bolívar asombraron, gobernante y figura pública esencial en la formación de la República entre los años 1830 y 1864, defendió los derechos de Venezuela en el Esequibo.Siglos después, en especial 15 años en los que Hugo Chávez se hizo el ciego, sordo y mudo ante las arbitrariedades del gobierno de Guyana, con tal que fueran parte de sus "amigos", una fuente estrechamente ligada al componente, aseguró que el alto mando de la Armada evaluó y emitió una recomendación al Ejecutivo con la intención de obtener su reacción sobre la información revelada en la edición de ayer de El Universal según la cual Georgetown entregó a la trasnacional Anadarko un bloque de nombre Roraima en la proyección de la fachada venezolana. La intención de la Armada apuntaría a preservar los derechos del Estado.

Páez, Codazzi y el Esequibo

JOSÉ FÉLIX DÍAZ BERMÚDEZ |  EL UNIVERSAL
martes 22 de octubre de 2013  12:00 AM
El general José Antonio Páez, el héroe indómito de las llanuras, quien salvó a la República en incontables cargas de audacia y de valor, el héroe en las batallas que espantaron a España y a Bolívar asombraron, gobernante y figura pública esencial en la formación de la República entre los años 1830 y 1864, defendió los derechos de Venezuela en el Esequibo.

Finalizaba su carrera política cuando Páez publicó en New York, en el año 1867, su célebre: "Autobiografía", obra que recoge uno de los más apasionantes testimonios sobre la época magna de nuestra independencia, en la cual consideró aspectos importantes de nuestros verdaderos límites.

Entre los notables extranjeros que se incorporaron a las filas patriotas y que relataron los convulsos años de la gesta emancipadora, se encuentra el general Agustín Codazzi, militar italiano, quien cumplió junto al servicio a la República, la obra singular y perdurable, de viajar y descubrir, estudiar y apuntar, escribir los sucesos y trazar planos y mapas del territorio de aquella patria inmensa que nacía, y en la cual dejó su impronta memorable como investigador, científico, ingeniero, geógrafo y buen gobernante en las jóvenes repúblicas, que habrían de afrontar las exigencias propias de su organización política, social y económica, y la definición de sus difíciles y extendidos límites como nuevos territorios.

La posesión de Guayana era fundamental para los españoles en tiempos de la conquista y de la colonia, en los que se realizaron actos formales y permanentes de posesión territorial, política, religiosa, poblacional y militar. Al mismo tiempo, fue decisivo su dominio durante la independencia y, en tal sentido, Codazzi apuntó en sus: "Memorias" que el Libertador consideró que se encontraba allí en: "una excelente situación militar, ya que enfrente tenía la línea del gran río Orinoco...", mientras que: "para los españoles representaba una barrera insuperable". Resaltaba Codazzi la importancia que tenía este río para los patriotas y que el mismo: "se prestaba para una activa comunicación con la Isla de Margarita, baluarte de la república".

De igual manera, el ilustre geógrafo, dio noticias sobre la trascendencia que tuvo para el Libertador el territorio oriental de Guayana, donde aseguraba disponer del: "apoyo de las tribus que habitaban río arriba" contra los españoles, y refería que: "por detrás –hacia el territorio de Guayana Esequiba-le era imposible a Morillo atacarlo, a causa de la ubicación de las Guayanas Francesa y Holandesa, que por su natural posición, ocupan las riberas y el interior, cubierto de impenetrables bosques".

El coronel español don Tomás Surroca y de Montó narró diversos episodios políticos y militares acerca de la provincia de Guayana durante la guerra, entre ellos algunos que fueron atribuidos a Bolívar con respecto a las misiones del Caroní, que comprendían, tal y como precisó el oficial realista: "un inmenso territorio encerrado por los ríos Orinoco, Caroní, Paragua y el Cuyuní; este último hace frontera con los terrenos desiertos de la colonia británica llamada Demerara". "Hay fundados en dicho territorio –apuntaba el militar- treinta y tantos pueblos, todos de indios, que la mayor parte han sido catequizados por los capuchinos catalanes que los han gobernado hasta el año de 1817 cuando fueron degollados por el tirano Bolívar". Igualmente, describió detalles de la actividad, la organización, la producción y el desenvolvimiento de la comunidad de aquella zona, que no obstante: "la destrucción que hicieron los insurgentes... inventariaron en el de 1818 sobre ciento veinte mil reses...".

Años después, el general Páez definió a Venezuela como: "una de las provincias más favorecidas por la naturaleza" y como: "una nación potente y emprendedora" que debía resolver sus asuntos limítrofes, principalmente, en aquella: "región de brillante porvenir para Venezuela" que era Guayana.

En su citado libro cuestionó los indebidos actos del explorador Schomburgk realizados: "en las montañas que separan el Orinoco del Río Negro y Esequibo, y por haber enarbolado la bandera inglesa en territorio venezolano". De la misma manera, refirió cómo los comisionados de Venezuela habían ido a reclamar nuestros derechos tanto en el Demerara como en Inglaterra, destacando así las meritorias actuaciones de Rodríguez y Romero y de Fortique, respectivamente.

Por último, reconoció el general Páez los trabajos de Codazzi en materia limítrofe, así como los estudios de Michelena y Rojas, los cuales consideró más exactos que los del propio Humboldt. Codazzi precisó la frontera: "así como el curso total del Esequibo formaría por la parte opuesta [oriental] una división muy natural con la Guayana Inglesa".

Los hombres del pasado cumplieron su deber, nos corresponde ahora, en este momento singular de la historia, honrar cabalmente el nuestro.

Jfd599@gmail.com

@jfd599

La Armada está preocupada por las acciones de Guyana

El componente de la FAN recomendó al Jefe de Estado que reaccione

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Recomiendan a Jaua y Maduro protestar acciones de Guyana (Miraflores)
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REYES THEIS |  EL UNIVERSAL
sábado 31 de agosto de 2013  07:58 AM
La información sobre la asignación de una concesión petrolera por parte de Guyana en la fachada atlántica venezolana encendió las alarmas en la Armada nacional.

Una fuente estrechamente ligada al componente, aseguró que el alto mando de la Armada evaluó y emitió una recomendación al Ejecutivo con la intención de obtener su reacción sobre la información revelada en la edición de ayer de El Universal según la cual Georgetown entregó a la trasnacional Anadarko un bloque de nombre Roraima en la proyección de la fachada venezolana. La intención de la Armada apuntaría a preservar los derechos del Estado.

La fuente destacó que hay preocupación en ese componente sobre la forma como se está manejando el asunto concerniente a la reclamación venezolana sobre el Esequibo y la falta de respuesta venezolana a las múltiples acciones de Guyana en la zona, a pesar que la ministra de Defensa, almiranta en jefe Carmen Meléndez, proviene de esa institución.

El vocero -quien declaró bajo condición de anonimato-, denunció además que desde hace un año la Armada dejó de patrullar las aguas de la zona en reclamación y parte de la fachada atlántica venezolana y solo efectúan las labores en el área de la Plataforma Deltana.

Dijo además que en la Cancillería venezolana hay funcionarios preocupados sobre el tema y que está haciendo su trabajo, específicamente mencionó a la Dirección de Fronteras, pero sus recomendaciones al canciller Elías Jaua no han sido tomadas en cuenta.

Otra fuente -esta de la Cancillería-, confirmó que efectivamente las oficinas relacionadas con el tema han elevado a Jaua las observaciones, sobre la necesidad que el Estado proteste la asignación de concesiones en la fachada atlántica venezolana y en la zona en reclamación, pero no han sido escuchadas.

Recomendaciones

Emilio Figueredo, quien fue embajador ante las Naciones Unidas para la aplicación del acuerdo de Ginebra, considera que lo primero que debería hacer el Gobierno venezolano ante la revelación de la acción guyanesa, es que el presidente Maduro suspenda su viaje y se emita una nota de protesta.

Señala que Guyana ha venido actuando progresivamente en la materia hasta el punto que no solo pretenden disponer del espacio correspondiente a la fachada atlántica correspondiente a la zona en reclamación sino a la venezolana.

Añade que cuando Maduro visite hoy Georgetown "no puede permanecer en silencio frente a las múltiples y consecutivas violaciones hechas por el Gobierno guyanés al Acuerdo de Ginebra de 1966".

Dice que Maduro deberá dejar en claro que Venezuela no acepta que, por decisión unilateral guyanesa, se reduzca el área marina y submarina que le corresponde a nuestro país por su fachada atlántica y que no puede haber acuerdos de delimitación de espacios marinos y submarinos con Barbados desconociendo el tratado suscrito entre Venezuela y Trinidad y Tobago.

Opina que se debe entregar, aunque sea de forma tardía, todas las notas diplomáticas pendientes "mediante las cuales nuestro país rechaza todos aquellos actos realizados por Guyana en los que se pretenda desconocer la existencia de un territorio en reclamación".

Figueredo sostiene que Maduro debe expresar "el rechazo de Venezuela a que compañías trasnacionales estén explorando posibles yacimientos de hidrocarburos en aguas que son por destino y por derecho nuestras" y que deberá dejar claro que "las relaciones entre los dos países dependen del estricto cumplimiento del espíritu con el que fue concebido el Acuerdo de Ginebra de 1966".

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