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Notitarde 19/04/2014 Escoger la política
- Columnista, Notitarde, Ramón Guillermo Aveledo (Notitarde /
Ramón Guillermo Aveledo
Venezuela anda mal. El solo hecho de que un encuentro entre Gobierno y oposición sea tal noticia nacional e internacional, y requiera del Vaticano y tres cancilleres sudamericanos, evidencia la gravedad de nuestra situación.
Por eso nos hemos atrevido a hablar, cara a cara, con el Gobierno Nacional. El primer encuentro fue a la vista de todos. Vacuna contra la intriga, el chisme malsano e irresponsable que instiga el extremismo de mentes y ánimos. El camino para llegar hasta el inicio del diálogo fue difícil, y de seguro más lo será el que viene, teniendo en cuenta la magnitud y profundidad de las diferencias. Pero, considerando la alternativa, había que atreverse a intentarlo.
Condenamos la violencia, toda violencia, sin duda, en el marco de garantías democráticas. Esa condena, por la que unos nos atacan, otros fingen que no la escuchan para seguir pegados en su guión, como el cuento del "gallo pelón". La política y la democracia son, precisamente, modos de resolver los conflictos en paz. La protesta ciudadana pacífica no es violencia. La Constitución, bien cumplida por todos, es el antídoto de la violencia. Ahí está el secreto. Porque la ley no puede ser un arma de unos contra otros, ni la institucionalidad estatal una "guarimba" de los que mandan. Constitución, leyes, institucionalidad, deben servir a todos.
Amnistía, justicia, poderes públicos equilibrados, respeto, verdad, soberanía nacional, son asignaturas pendientes. La escasez y la inflación como síntomas de un modelo económico disfuncional. La violencia del delito y la organizada de grupos paramilitares. De todo eso habrá que hablar. Decir nuestra palabra y escuchar la de ellos. Y buscar, sinceramente, zonas de encuentro. ¿Difícil? Dificilísimo. Pero siempre mejor que salir a matarse. El diálogo se asume con realismo, sin fantasías. Es lo mismo que cabe pedir a quienes se oponen a él.
En su mensaje al Gobierno y a la Mesa de la Unidad, Su Santidad el Papa Francisco nos instó: "Se trata de un camino largo y difícil, que requiere paciencia y valentía, pero es el único que puede conducir a la paz y a la justicia. Por el bien de todo el pueblo y por el futuro de sus hijos, les pido que tengan ese coraje."
Entre la paz y la violencia, escogemos la paz. Por eso me opongo a este Gobierno y quiero un cambio. Entre la guerra y la política, escogemos la política.
Por eso nos hemos atrevido a hablar, cara a cara, con el Gobierno Nacional. El primer encuentro fue a la vista de todos. Vacuna contra la intriga, el chisme malsano e irresponsable que instiga el extremismo de mentes y ánimos. El camino para llegar hasta el inicio del diálogo fue difícil, y de seguro más lo será el que viene, teniendo en cuenta la magnitud y profundidad de las diferencias. Pero, considerando la alternativa, había que atreverse a intentarlo.
Condenamos la violencia, toda violencia, sin duda, en el marco de garantías democráticas. Esa condena, por la que unos nos atacan, otros fingen que no la escuchan para seguir pegados en su guión, como el cuento del "gallo pelón". La política y la democracia son, precisamente, modos de resolver los conflictos en paz. La protesta ciudadana pacífica no es violencia. La Constitución, bien cumplida por todos, es el antídoto de la violencia. Ahí está el secreto. Porque la ley no puede ser un arma de unos contra otros, ni la institucionalidad estatal una "guarimba" de los que mandan. Constitución, leyes, institucionalidad, deben servir a todos.
Amnistía, justicia, poderes públicos equilibrados, respeto, verdad, soberanía nacional, son asignaturas pendientes. La escasez y la inflación como síntomas de un modelo económico disfuncional. La violencia del delito y la organizada de grupos paramilitares. De todo eso habrá que hablar. Decir nuestra palabra y escuchar la de ellos. Y buscar, sinceramente, zonas de encuentro. ¿Difícil? Dificilísimo. Pero siempre mejor que salir a matarse. El diálogo se asume con realismo, sin fantasías. Es lo mismo que cabe pedir a quienes se oponen a él.
En su mensaje al Gobierno y a la Mesa de la Unidad, Su Santidad el Papa Francisco nos instó: "Se trata de un camino largo y difícil, que requiere paciencia y valentía, pero es el único que puede conducir a la paz y a la justicia. Por el bien de todo el pueblo y por el futuro de sus hijos, les pido que tengan ese coraje."
Entre la paz y la violencia, escogemos la paz. Por eso me opongo a este Gobierno y quiero un cambio. Entre la guerra y la política, escogemos la política.
Carlos Fraga: "El diálogo es el camino"
"Yo tengo una verdad que vivo y padezco. Y esa es mi única verdad. No hay otra. Hay que salir de eso" "El diálogo es una opción viable y que nos va a costar digerir. A veces va a ser muy amargo..."
El conductor de "La vida es hoy" advierte que el diálogo es un proceso que requiere tiempo. CORTESÍA
YOLIMER OBELMEJÍAS , CARLOS FRAGA COMUNICADOR SOCIAL | EL UNIVERSAL
domingo 20 de abril de 2014
Carlos Fraga está consciente de que no todos los venezolanos ven con buenos ojos que el Gobierno y la oposición se sienten a dialogar sobre la situación del país. Sin embargo, el conductor de La vida es hoy de Televen sostiene que aunque es un proceso complejo es la única opción para tratar de encontrar soluciones a la crisis política y económica nacional.
-¿Es posible dialogar cuando ninguna de las partes está dispuesta a ceder espacio?
-Definitivamente no. El diálogo es una vía difícil, la cual además no tiene resultados inmediatos. Implica trabajo y lucha permanente, encontrar condiciones donde ambas partes se sientan cómodas y dispuestas, por lo tanto, uno de los errores del diálogo es pensar que luego de la acción, inmediatamente viene la solución. Eso no existe. Ahora, es un camino importante. Luego, ese proceso de ceder se va a ir logrando en la medida que el diálogo conlleve a la negociación. Fíjate que hay escenarios distintos: el debate, que es una cosa, el diálogo, que es otra y, por supuesto, la negociación. El debate es la exposición de ideas que para mí fue lo que sucedió la primera vez. Ya nos desahogamos, ya dijimos todo, ya le mostramos al mundo los dos toletes de país; ahora, vamos a sentarnos a ver lo que queremos y por qué medios lo lograremos y eso es una cosa larga, minuciosa, donde no se logran resultados de inmediato pero, sin duda alguna, es posible. Yo creo en eso y tengo esperanzas.
-¿La primera reunión sirvió para decir verdades o solo para sacar los trapos sucios del pasado?
-Es que los trapos sucios del pasado para cada una de las partes del país son verdades porque la verdad, como decía don Pedro Berroeta, es un espejo roto. Cada quien tiene un pedazo de espejo y por allí ve la vida. En ese primer encuentro había una intención de diálogo, pero se generó el debate y eso es normal, es absolutamente natural en el proceso y yo creo que hasta una segunda vez va a pasar exactamente lo mismo, pero es el camino necesario para llegar a ese diálogo. Perfecto, ya nos dijimos todo, ya sabemos quiénes somos, ya sabemos qué esperar, ahora, vamos a encontrar espacios comunes. ¿Cuál es el principio fundamental de un diálogo? Cuando la pasión baja y entra la razón. El debate en cambio es pasional. Yo debato contigo desde la pasión de lo que para mí es una verdad universal. No hay verdades universales, sencillamente, hay verdades; entonces, partiendo de eso es necesario ese desahogo, ese sacar los trapitos al sol. Si yo quiero pizza y tú quieres parrilla, vamos a ver cómo negociamos dentro de estas posibilidades, para que tú y yo, al pararnos de la mesa de negociaciones nos sintamos medianamente ganadores. Ése es el sentido.
-¿Que le responde a las personas que dicen que el diálogo no dará resultados?
-Yo le puedo responder varias cosas. La primera de ellas que se remitan a la historia de la humanidad donde se han conseguido grandes logros. Brasil es ejemplo absoluto de eso y ahí está el mérito que tiene Lula da Silva: acercó a esas partes a través del diálogo. Tiene que haber un espacio para encontrar los intereses comunes entre tú y yo; primero, porque somos venezolanos; segundo, porque estamos en la misma tierra, y tercero, porque también queremos un buen país. Yo no conozco otras formas porque el resto son muy sangrientas y termina ganando una parte de ese espejo roto que, a lo mejor, no es la mía y la idea es que yo me sienta partícipe.
-¿Qué se necesita para que funcione un diálogo, así sea entre parejas, instituciones o, en este caso, entre dos fuerzas políticas adversas?
-Bajar el nivel pasional. Saber reconocer que estamos en un estado pasional, donde hay un desborde emocional, donde me cuesta mucho oírte. Yo tengo una verdad que la vivo, la siento, que la padezco. Y esa es mi única verdad. No hay otra. Hay que salir de eso. Eso es un shock emocional, eso es un estado donde los trenes inevitablemente se van a estrellar, pero de eso se sale con conciencia, con tiempo (...). ¿De qué se trata la negociación? Primero, ponemos límites; segundo, encontramos los intereses comunes; tercero, encontramos formas que me puedan servir a mí y que te puedan servir a ti, pero para llegar a esa danza que corra de manera absoluta, armónica y perfecta hace falta esetempo donde descarguemos todos, donde nos sintamos livianos y donde podamos ir a ese diálogo que negociará la parte común de los venezolanos. Además, hay otra cosa importante, nosotros no tenemos antecedentes de este proceso, y si los tenemos han sido muy difusos, por lo tanto, yo creo que vamos a estar un rato largo en este camino y vamos a tener a toda una opinión pública dividida hasta que drene y en ese drenar, pronto se unirán los estudiantes, pronto se unirán otros sectores y así, sucesivamente, vamos encontrando los caminos. El diálogo es una opción viable y que nos va a costar digerir. A veces no vamos a querer masticar, a veces va a ser muy amargo, pero es el camino.
@yolimer
-¿Es posible dialogar cuando ninguna de las partes está dispuesta a ceder espacio?
-Definitivamente no. El diálogo es una vía difícil, la cual además no tiene resultados inmediatos. Implica trabajo y lucha permanente, encontrar condiciones donde ambas partes se sientan cómodas y dispuestas, por lo tanto, uno de los errores del diálogo es pensar que luego de la acción, inmediatamente viene la solución. Eso no existe. Ahora, es un camino importante. Luego, ese proceso de ceder se va a ir logrando en la medida que el diálogo conlleve a la negociación. Fíjate que hay escenarios distintos: el debate, que es una cosa, el diálogo, que es otra y, por supuesto, la negociación. El debate es la exposición de ideas que para mí fue lo que sucedió la primera vez. Ya nos desahogamos, ya dijimos todo, ya le mostramos al mundo los dos toletes de país; ahora, vamos a sentarnos a ver lo que queremos y por qué medios lo lograremos y eso es una cosa larga, minuciosa, donde no se logran resultados de inmediato pero, sin duda alguna, es posible. Yo creo en eso y tengo esperanzas.
-¿La primera reunión sirvió para decir verdades o solo para sacar los trapos sucios del pasado?
-Es que los trapos sucios del pasado para cada una de las partes del país son verdades porque la verdad, como decía don Pedro Berroeta, es un espejo roto. Cada quien tiene un pedazo de espejo y por allí ve la vida. En ese primer encuentro había una intención de diálogo, pero se generó el debate y eso es normal, es absolutamente natural en el proceso y yo creo que hasta una segunda vez va a pasar exactamente lo mismo, pero es el camino necesario para llegar a ese diálogo. Perfecto, ya nos dijimos todo, ya sabemos quiénes somos, ya sabemos qué esperar, ahora, vamos a encontrar espacios comunes. ¿Cuál es el principio fundamental de un diálogo? Cuando la pasión baja y entra la razón. El debate en cambio es pasional. Yo debato contigo desde la pasión de lo que para mí es una verdad universal. No hay verdades universales, sencillamente, hay verdades; entonces, partiendo de eso es necesario ese desahogo, ese sacar los trapitos al sol. Si yo quiero pizza y tú quieres parrilla, vamos a ver cómo negociamos dentro de estas posibilidades, para que tú y yo, al pararnos de la mesa de negociaciones nos sintamos medianamente ganadores. Ése es el sentido.
-¿Que le responde a las personas que dicen que el diálogo no dará resultados?
-Yo le puedo responder varias cosas. La primera de ellas que se remitan a la historia de la humanidad donde se han conseguido grandes logros. Brasil es ejemplo absoluto de eso y ahí está el mérito que tiene Lula da Silva: acercó a esas partes a través del diálogo. Tiene que haber un espacio para encontrar los intereses comunes entre tú y yo; primero, porque somos venezolanos; segundo, porque estamos en la misma tierra, y tercero, porque también queremos un buen país. Yo no conozco otras formas porque el resto son muy sangrientas y termina ganando una parte de ese espejo roto que, a lo mejor, no es la mía y la idea es que yo me sienta partícipe.
-¿Qué se necesita para que funcione un diálogo, así sea entre parejas, instituciones o, en este caso, entre dos fuerzas políticas adversas?
-Bajar el nivel pasional. Saber reconocer que estamos en un estado pasional, donde hay un desborde emocional, donde me cuesta mucho oírte. Yo tengo una verdad que la vivo, la siento, que la padezco. Y esa es mi única verdad. No hay otra. Hay que salir de eso. Eso es un shock emocional, eso es un estado donde los trenes inevitablemente se van a estrellar, pero de eso se sale con conciencia, con tiempo (...). ¿De qué se trata la negociación? Primero, ponemos límites; segundo, encontramos los intereses comunes; tercero, encontramos formas que me puedan servir a mí y que te puedan servir a ti, pero para llegar a esa danza que corra de manera absoluta, armónica y perfecta hace falta esetempo donde descarguemos todos, donde nos sintamos livianos y donde podamos ir a ese diálogo que negociará la parte común de los venezolanos. Además, hay otra cosa importante, nosotros no tenemos antecedentes de este proceso, y si los tenemos han sido muy difusos, por lo tanto, yo creo que vamos a estar un rato largo en este camino y vamos a tener a toda una opinión pública dividida hasta que drene y en ese drenar, pronto se unirán los estudiantes, pronto se unirán otros sectores y así, sucesivamente, vamos encontrando los caminos. El diálogo es una opción viable y que nos va a costar digerir. A veces no vamos a querer masticar, a veces va a ser muy amargo, pero es el camino.
@yolimer
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