DOMINGO, 22 DE JUNIO DE 2014
Cáncer: el vientre cósmico
Tomado del blog "Termómetro Zodiacal" de Pedro González Silva
El 21 de junio entró el Sol a Cáncer, donde estará hasta el 22 de julio; este momento cósmico se asocia al solsticio de verano, cuando los días son más largos que las noches y el ambiente se renueva al recibir con más intensidad la luz del astro rey.
La activación de esta franja del zodíaco nos llega a todos, independientemente de nuestro signo solar, y nos conecta con el mundo de las emociones. Cáncer se relaciona con la figura materna, la cualidad nutritiva, protectora. En las grandes etapas de la humanidad, la era de Cáncer bien puede asociarse a la gestación del ser humano; es el vientre cósmico, el elemento agua presente en el líquido amniótico, el cordón umbilical que siempre está presente en nuestros vínculos familiares.
Como Cáncer se relaciona con el hogar, esto puede ser llevado a un plano más elevado y por eso también se asocia al concepto de patria, a nuestros arraigos, nuestra memoria genética, nuestra idiosincrasia. A este signo lo rige la Luna, el astro del inconsciente colectivo, del comportamiento de las masas, la memoria ancestral que nos permite tener conciencia del pasado y almacenar nuestro bagaje cultural y nuestros aprendizajes.
El período de la activación solar de Cáncer, es buen momento para honrar a nuestros ancestros y tomar conciencia del potencial que dentro de nosotros guardamos gracias a ellos; nuestras cualidades y aptitudes son una mezcla de todos nuestros antepasados, a los cuales les debemos la vida; no solo se la debemos a nuestro padre y madre; también a nuestros abuelos, pues sin ellos no hubiesen nacido nuestros padres ni nosotros; a los bisabuelos, pues sin ellos no hay abuelos ni padres ni nosotros, y así sucesivamente; uno solo que falte en la cadena, y no estaríamos en este planeta.
El ciclo del signo Cáncer es ideal para conectarnos emocionalmente con nuestras metas, lograr que nuestro motor sean las emociones bien canalizadas para ponerle “corazón” a nuestros propósitos, pues allí está la clave del éxito.
Esta etapa se relaciona con San Juan Bautista, y resulta interesante el simbolismo de este momento, pues el bautismo se realiza vertiendo agua sobre la cabeza de aquel que es bautizado, y Cáncer es un signo de agua. Para los sabios de la antigüedad, el agua es el símbolo de la materia fundamental de la cual está hecho el universo, la sustancia primigenia de la que estamos hechos todos. No es casual que estemos compuestos en un 75% de agua.
Esta sustancia universal se concentra en nuestro subconsciente (ámbito que gobierna la Luna); allí reposa el origen de todo lo que va a ser creado. Cuando pensamos algo, esa energía va a ese mundo subterráneo. Entonces, a un nivel más elevado, el bautismo representa una limpieza que puede acabar con pensamientos erróneos que frenan nuestros deseos y nuestra evolución.
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