Mundial
Nada puede perturbar nuestra atención, ni disminuir un ápice nuestra disponibilidad plena...
GUSTAVO LINARES BENZO | EL UNIVERSAL
sábado 14 de junio de 2014 12:00 AM
Cada cuatro años la humanidad asiste extasiada al evento más importante, al acontecimiento donde la raza humana cifra su futuro, en que se juega el destino de los países y continentes. La ocasión para que todos los hombres y las mujeres del planeta se sientan hermanados en una sola causa, en una meta que resume lo mejor de la condición humana, que es reflejo perfecto de diez mil años de civilización. Nada, nada en los cuatro años anteriores tiene sentido sin referirse a este magno encuentro, ni la poesía más bella, ni el heroísmo más admirable, ni el descubrimiento científico más trascendente.
Los venezolanos y las venezolanas están conscientes de la altura del compromiso que representa para el país el Mundial de Fútbol, que no otro es este ágape epocal, este arroz infinito que llena de paz y amor a la humanidad. El compromiso es grande, aunque Venezuela no haya clasificado: esas formalidades no tienen la más mínima importancia. Que Venezuela no haya ido nunca a un Mundial es algo completamente ajeno al reto que todos los venezolanos tenemos de participar protagónicamente en esta justa, de concentrarnos única y exclusivamente en los partidos, las antesalas, las entrevistas, los resúmenes, los mejores goles, el menú que le sirvieron a la selección de Bosnia o cómo hace el entrenador de Italia para impedir las parrandas de Balotelli.
Juegos
Nada puede perturbar nuestra atención, disminuir un ápice nuestra disponibilidad plena para el Mundial de Brasil. El trabajo, esa sanción atada a nuestra condición humana, puede esperar el mes largo que duran los juegos, como ya es costumbre desde hace años, reforzada por el objetivo nacional de la Suprema Felicidad Social, que se consigue de muchos modos pero no con el sudor de la frente. La escuela, la universidad, la educación en una palabra, ese instrumento de adoctrinamiento capitalista para unos, socialista para otros, molesto y fatigoso en todo caso, también puede hacer un alto para que la mente del venezolano y la mente de la venezolana se nutran de los más altos valores del espíritu que encarnan sin duda los máximos exponentes del balompié mundial.
Mucho menos la política puede disminuir nuestra entrega a este evento planetario. El farragoso debate de chavistas y demócratas sobre aspectos tan nimios como las libertades públicas, el modelo económico o la corrupción debe dar paso al desfile de virtudes y destrezas de quienes, no cabe duda, son los mejores seres humanos, los más eximios habitantes de la Tierra. La humanidad ha perdido milenios imponiendo roles y modelos ajenos a la vida diaria, ha desperdiciado siglos obligando a leer a Cervantes o a ver los cuadros de Kandinsky. Tenemos la oportunidad de recuperar algo del tiempo perdido, pero no leyendo a Proust sino viendo jugar a la selección de Francia, ante cuyas estrategias y fintas palidecen Napoleón y De Gaulle.
Basta de Gallegos y Pastori, de Soto y Reverón. Hay que sustituirlos irrevocablemente por Messi, Neymar y Ronaldo (Arango no va al Mundial, pero ¿qué importan los detalles?). Basta de Pdvsa, la gobernación de Lara o la alcaldía de Sucre, cuando Costa de Marfil está enfrentando a Uruguay. Deja que la pasión te domine (o como sea que digan las cuñas), el fútbol es todo, es el Todo, es el weltanshauung de la humanidad.
Eterno favorito
Nada puede desviarnos de lo esencial, del Mundial. Ni la subida de la gasolina a seis bolívares el litro, cosa que solo un vil opositor podría pensar que el gobierno se va a tirar luego del 3-1 de Brasil contra Croacia, o mejor aún, en cuartos de final cuando el mismo Brasil, el eterno favorito de los venezolanos, le gane al que le toque. En medio de las banderitas en los carros, ¿quién va perder tiempo calculando cuánto costará llenar el tanque? Ni mucho menos la subida de la harina de maíz a cien bolívares, del aceite a doscientos o del arroz a trescientos puede alterar nuestro ánimo, dedicado sin interrupción al bello juego, cuando se publiquen en el portal de la Sundde, en medio de la algarabía por la victoria de Colombia.
Mucho menos puede disminuir nuestra dedicación a la contraloría social del arbitraje el tema de los ascensos militares, los pases a retiro y los nuevos jefes de los COREs ante la cercanía del 5 de julio, que se anuncien en pleno juego de España, a eso de las 5:00 pm. Ni los enroques de ministros y presidentes de empresas del Estado que exigen los nuevos nombramientos. Ni la designación de los nuevos rectores del CNE, que se haga en plena ronda de penales para decidir la semifinal Holanda-Alemania. Ni una audiencia en el juicio de Leopoldo López durante la celebración de otra victoria de Portugal.
Vive el Mundial a plenitud. Todo lo demás no importa.
@glinaresbenzo
Los venezolanos y las venezolanas están conscientes de la altura del compromiso que representa para el país el Mundial de Fútbol, que no otro es este ágape epocal, este arroz infinito que llena de paz y amor a la humanidad. El compromiso es grande, aunque Venezuela no haya clasificado: esas formalidades no tienen la más mínima importancia. Que Venezuela no haya ido nunca a un Mundial es algo completamente ajeno al reto que todos los venezolanos tenemos de participar protagónicamente en esta justa, de concentrarnos única y exclusivamente en los partidos, las antesalas, las entrevistas, los resúmenes, los mejores goles, el menú que le sirvieron a la selección de Bosnia o cómo hace el entrenador de Italia para impedir las parrandas de Balotelli.
Juegos
Nada puede perturbar nuestra atención, disminuir un ápice nuestra disponibilidad plena para el Mundial de Brasil. El trabajo, esa sanción atada a nuestra condición humana, puede esperar el mes largo que duran los juegos, como ya es costumbre desde hace años, reforzada por el objetivo nacional de la Suprema Felicidad Social, que se consigue de muchos modos pero no con el sudor de la frente. La escuela, la universidad, la educación en una palabra, ese instrumento de adoctrinamiento capitalista para unos, socialista para otros, molesto y fatigoso en todo caso, también puede hacer un alto para que la mente del venezolano y la mente de la venezolana se nutran de los más altos valores del espíritu que encarnan sin duda los máximos exponentes del balompié mundial.
Mucho menos la política puede disminuir nuestra entrega a este evento planetario. El farragoso debate de chavistas y demócratas sobre aspectos tan nimios como las libertades públicas, el modelo económico o la corrupción debe dar paso al desfile de virtudes y destrezas de quienes, no cabe duda, son los mejores seres humanos, los más eximios habitantes de la Tierra. La humanidad ha perdido milenios imponiendo roles y modelos ajenos a la vida diaria, ha desperdiciado siglos obligando a leer a Cervantes o a ver los cuadros de Kandinsky. Tenemos la oportunidad de recuperar algo del tiempo perdido, pero no leyendo a Proust sino viendo jugar a la selección de Francia, ante cuyas estrategias y fintas palidecen Napoleón y De Gaulle.
Basta de Gallegos y Pastori, de Soto y Reverón. Hay que sustituirlos irrevocablemente por Messi, Neymar y Ronaldo (Arango no va al Mundial, pero ¿qué importan los detalles?). Basta de Pdvsa, la gobernación de Lara o la alcaldía de Sucre, cuando Costa de Marfil está enfrentando a Uruguay. Deja que la pasión te domine (o como sea que digan las cuñas), el fútbol es todo, es el Todo, es el weltanshauung de la humanidad.
Eterno favorito
Nada puede desviarnos de lo esencial, del Mundial. Ni la subida de la gasolina a seis bolívares el litro, cosa que solo un vil opositor podría pensar que el gobierno se va a tirar luego del 3-1 de Brasil contra Croacia, o mejor aún, en cuartos de final cuando el mismo Brasil, el eterno favorito de los venezolanos, le gane al que le toque. En medio de las banderitas en los carros, ¿quién va perder tiempo calculando cuánto costará llenar el tanque? Ni mucho menos la subida de la harina de maíz a cien bolívares, del aceite a doscientos o del arroz a trescientos puede alterar nuestro ánimo, dedicado sin interrupción al bello juego, cuando se publiquen en el portal de la Sundde, en medio de la algarabía por la victoria de Colombia.
Mucho menos puede disminuir nuestra dedicación a la contraloría social del arbitraje el tema de los ascensos militares, los pases a retiro y los nuevos jefes de los COREs ante la cercanía del 5 de julio, que se anuncien en pleno juego de España, a eso de las 5:00 pm. Ni los enroques de ministros y presidentes de empresas del Estado que exigen los nuevos nombramientos. Ni la designación de los nuevos rectores del CNE, que se haga en plena ronda de penales para decidir la semifinal Holanda-Alemania. Ni una audiencia en el juicio de Leopoldo López durante la celebración de otra victoria de Portugal.
Vive el Mundial a plenitud. Todo lo demás no importa.
@glinaresbenzo
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