Las fuentes del poder
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EL UNIVERSAL
viernes 30 de mayo de 2014 01:30 PM
Después de lo sucedido desde el mes de febrero a estos días, la denuncia del gobierno sobre una supuesta conspiración golpista nos indica que el Estado Socialista pretende retomar su margen de confort, sin dejar cabos sueltos que puedan sacarlo nuevamente de sus pautas estructurales de dominación. La represión que hemos visto con su lamentable saldo fue una reacción desmedida y casi descontrolada del Estado porque no está en capacidad de manejar situaciones de protestas masivas, con brotes o no de violencia. Tienen efectivos, equipos y organización, pero carecen de entrenamiento y al parecer de dirección. Eso hay que entenderlo analíticamente sin apasionamientos. Por más vil que pueda ser la camarilla que gobierna un país, siempre preferirán evadir el desgaste del ejercicio tiránico del poder. Si lo hicieron es porque no tuvieron mejor manera de contener las protestas. Pero también, la verdad sea dicha, porque ante el Estado Socialista sólo se encuentra un conglomerado humano sin ninguna organización masiva eficiente ni un liderazgo aglutinador e inspirador. Luego, la ausencia de inteligencia estratégica y de operacionalidad táctica para manejar situaciones como la de San Cristóbal, la tuvieron que sustituir con una represión sin límites y sin licencia cuyo costo fue sumamente alto, pero nunca al precio de perder el control del ejercicio del poder.
Sin embargo, la curva que más preocupa al gobierno es la que se acentúa negativamente con la crisis económica. Se hace imperioso que desactiven todos los focos de agitación de masas y a los líderes que las alientan. Volver a la zona de confort representa proseguir el proyecto hegemónico a pasos agigantados antes de que la crisis económica se traduzca primero en demandas socioeconómicas, y luego en demandas de cambio político. Esas demandas vendrán, pero al menos el gobierno aspira recibirlas con un aparato represivo mejor acondicionado y menos tiránico, y seguramente ya deben estar trabajando con la curva de aprendizaje que les ha dejado la mal llamada "salida". En ese contexto es donde se produce la acusación del comisariato político de la revolución. La "defenestrada" diputada es muy apropiada para desarrollar la estrategia. Primero, promete ser buena contrincante en la esfera pública para obnubilar las memorias de la represión y los pesares de la crisis que requiere el gobierno. Segundo, el gobierno espera que los partidos de la coalición democrática se abstengan de apoyarla activamente y se limiten a grandilocuentes declaraciones, como han hecho con su defenestración en la AN. Finalmente, representa un efecto demostración de lo que será capaz de llegar la revolución. Posiblemente veremos una muestra de cómo operará la represión selectiva y discriminada que mantendrá disuadidos incluso a sus actuales aliados del inocultable fracaso de la "salida".
Pero la razón de fondo es que el principal enemigo de la revolución sigue siendo el tiempo. El trípode que Chávez logró y que explica su extraordinario dominio político, las armas, el petróleo y el pueblo, se comienza a desplazar de su centro de gravedad. Tres fuentes del poder que han marcado la historia del país sucesiva y distintivamente. El siglo XIX fue signado por la violencia en armas del sistema caudillista. Buena parte del XX se engrasa con la segunda fuente que irrumpe en el año 14 y financia el monopolio de la fuerza en el Estado gomecista. Finalmente, a partir del año 58, las masas hacen su aparición política definitiva con la democracia representativa. Chávez lo comprendió "en carne propia" desde su restauración en el año 2002. Pero dejó a sus herederos un régimen sumamente pesado que debilita esos afluentes. El petróleo cada vez financia menos el gigantesco aparato del Estado, sus políticas clientelares y sus anillos internacionales. El pueblo está movilizándose hacia la desaprobación gubernamental configurando una nueva mayoría. Las armas por sí solas, y eso lo sabía Chávez, son insuficientes para sustentar el proyecto socialista. De no introducir reformas sustanciales en el financiamiento y en la estructura clientelar, se producirán perturbaciones que pueden amenazar su estabilidad y hasta su supervivencia política.
Sin embargo, por ahora, para mal o para peor, controlan claramente las armas y el petróleo. Lo único que pueden hacer ante esa nueva mayoría que rechaza su gestión de gobierno, es impedir que pueda articularse como fuerza política mediante un liderazgo capaz de convocarlo. El primer mandatario nacional advirtió que era la punta del iceberg, en directa alusión de que la lista está abierta para sumar en ella a quien tenga pretensiones de sustituirlos en Miraflores. El tiempo también conspira contra la oposición y con mayor urgencia, porque no tienen armas ni petróleo. No les queda mucho para comenzar, con clara vocación histórica y horizonte estratégico, a organizar y a movilizar la única fuente de poder que aún pueden tener.
Óscar Vallés
@OscarVallesC.
Sin embargo, la curva que más preocupa al gobierno es la que se acentúa negativamente con la crisis económica. Se hace imperioso que desactiven todos los focos de agitación de masas y a los líderes que las alientan. Volver a la zona de confort representa proseguir el proyecto hegemónico a pasos agigantados antes de que la crisis económica se traduzca primero en demandas socioeconómicas, y luego en demandas de cambio político. Esas demandas vendrán, pero al menos el gobierno aspira recibirlas con un aparato represivo mejor acondicionado y menos tiránico, y seguramente ya deben estar trabajando con la curva de aprendizaje que les ha dejado la mal llamada "salida". En ese contexto es donde se produce la acusación del comisariato político de la revolución. La "defenestrada" diputada es muy apropiada para desarrollar la estrategia. Primero, promete ser buena contrincante en la esfera pública para obnubilar las memorias de la represión y los pesares de la crisis que requiere el gobierno. Segundo, el gobierno espera que los partidos de la coalición democrática se abstengan de apoyarla activamente y se limiten a grandilocuentes declaraciones, como han hecho con su defenestración en la AN. Finalmente, representa un efecto demostración de lo que será capaz de llegar la revolución. Posiblemente veremos una muestra de cómo operará la represión selectiva y discriminada que mantendrá disuadidos incluso a sus actuales aliados del inocultable fracaso de la "salida".
Pero la razón de fondo es que el principal enemigo de la revolución sigue siendo el tiempo. El trípode que Chávez logró y que explica su extraordinario dominio político, las armas, el petróleo y el pueblo, se comienza a desplazar de su centro de gravedad. Tres fuentes del poder que han marcado la historia del país sucesiva y distintivamente. El siglo XIX fue signado por la violencia en armas del sistema caudillista. Buena parte del XX se engrasa con la segunda fuente que irrumpe en el año 14 y financia el monopolio de la fuerza en el Estado gomecista. Finalmente, a partir del año 58, las masas hacen su aparición política definitiva con la democracia representativa. Chávez lo comprendió "en carne propia" desde su restauración en el año 2002. Pero dejó a sus herederos un régimen sumamente pesado que debilita esos afluentes. El petróleo cada vez financia menos el gigantesco aparato del Estado, sus políticas clientelares y sus anillos internacionales. El pueblo está movilizándose hacia la desaprobación gubernamental configurando una nueva mayoría. Las armas por sí solas, y eso lo sabía Chávez, son insuficientes para sustentar el proyecto socialista. De no introducir reformas sustanciales en el financiamiento y en la estructura clientelar, se producirán perturbaciones que pueden amenazar su estabilidad y hasta su supervivencia política.
Sin embargo, por ahora, para mal o para peor, controlan claramente las armas y el petróleo. Lo único que pueden hacer ante esa nueva mayoría que rechaza su gestión de gobierno, es impedir que pueda articularse como fuerza política mediante un liderazgo capaz de convocarlo. El primer mandatario nacional advirtió que era la punta del iceberg, en directa alusión de que la lista está abierta para sumar en ella a quien tenga pretensiones de sustituirlos en Miraflores. El tiempo también conspira contra la oposición y con mayor urgencia, porque no tienen armas ni petróleo. No les queda mucho para comenzar, con clara vocación histórica y horizonte estratégico, a organizar y a movilizar la única fuente de poder que aún pueden tener.
Óscar Vallés
@OscarVallesC.
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