Solemnidad de San Pedro y san Pablo - domingo 29 de junio
La solemnidad conjunta de San Pedro y Pablo es la conmemoración del martirio en Roma de los apóstoles Simón Pedro y Pablo de Tarso, celebrada el 29 de junio. Es una de las mayores celebraciones religiosas para los cristianos católicos y ortodoxos
En el Santoral católico, es celebrado como solemnidad.
En las últimas décadas, esta fiesta ha sido de importancia para el moderno movimiento ecuménico como una ocasión en la que el Papa de Roma y el Patriarca de Constantinopla han oficiado servicios diseñados para que sus iglesias más cerca de intercomunión, como participación en lo común. Este es especialmente el caso durante el pontificado de Juan Pablo II, tal como se refleja en su encíclica, Ut Unum Sint (25 de mayo de1995).2 También celebrandose el día del Papa
NOTA Durante el baile de San Juan se observan mucho las banderas de todos los colores. Estas simbolizan a las mariposas que van limpiando el camino por donde pasará.
En Venezuela la celebración de San Juan Bautista se extiende hasta el 28 y 29 de junio y se une con la festividad de San Pedro y San Pablo y el día 16 de julio se hace el encuentro con la Virgen del Carmen. Allí se entrega la bandera y se realiza el último toque popular de tambores.
Fuente: Yanelys González H. / El Carabobeño
NOTA Durante el baile de San Juan se observan mucho las banderas de todos los colores. Estas simbolizan a las mariposas que van limpiando el camino por donde pasará.
En Venezuela la celebración de San Juan Bautista se extiende hasta el 28 y 29 de junio y se une con la festividad de San Pedro y San Pablo y el día 16 de julio se hace el encuentro con la Virgen del Carmen. Allí se entrega la bandera y se realiza el último toque popular de tambores.
Fuente: Yanelys González H. / El Carabobeño
Solemnidad de San Pedro y san Pablo - domingo 29 de junio
Textos: Actos 3, 1-10; Gálatas 1, 11-20; Juan 21, 15-19
Por Antonio Rivero
BRASILIA, 27 de junio de 2014 (Zenit.org) - P. Antonio Rivero, L.C. Doctor en Teología Espiritual, profesor y director espiritual en el seminario diocesano Maria Mater Ecclesiae de são Paulo (Brasil).
Resumen del mensaje: La Iglesia celebra la fiesta de San Pedro y de San Pablo, fiesta que nos remonta a los orígenes del cristianismo y al inicio de la predicación de los que recibieron la tradición más original de Jesús de Nazaret. Ellos son las primeras columnas de la Iglesia fundada por Cristo.
En primer lugar, pensar en Pedro es pensar en el Apóstol que confesó dentro del grupo de los doce a Jesús como el Cristo Hijo de Dios vivo. Pero también es pensar en el discípulo de la negación. Pedro encarna al apóstol que amó a Jesús con un amor de amigos, con el philéo, "te quiero" y no con un amor de causa, agapáo, "te amo". Pedro es el proclamador del evangelio en el mundo judío, un mundo difícil para ese anuncio, ya que la tradición judía estaba muy arraigada en la vida del pueblo escogido, y no aceptaron en su mayor parte la predicación que Pedro hizo del acontecimiento Jesús el Cristo. Pedro debe ser nuestro ejemplo para confesar a Jesús y volver a él con humildad, a pesar de nuestras negaciones.
En segundo lugar, pensar en Pablo es pensar en el Saulo de Tarso, perseguidor de la Iglesia y asesino de cristianos. Pablo, llamado por el mismo Jesús después de su resurrección asume el reto y anuncia al mundo no judío el amor de Dios manifestado en Cristo Jesús. Gracias a la misericordia de Dios que tuvo con él al llamarlo a la vida verdadera y gracias a su compromiso con la predicación a tiempo y a destiempo, el cristianismo se extendió y fue conocida la Buena Nueva de la Salvación en los pueblos que no eran judíos. Pablo, el Apóstol de la inclusión de todos los pueblos y de todos los sujetos históricos en el amor de Dios, es testimonio para la Iglesia en general para que tengamos la valentía de aceptar a todos los que desean ser fieles al plan de Dios para que se desarrollen integralmente dentro de nuestras comunidades.
Finalmente, los términos evangélicos referidos a la misión de Pedro, dentro del primer grupo apostólico formado por Jesús, se expresan siempre en términos de unidad, caridad, servicio y misión, nunca en clave de potestad, dignidad o privilegios. Hoy se entiende la primacía papal del obispo de Roma como servicio profético de unidad y de coordinación de quien escucha, comparte y decide, en colaboración con los obispos de toda la Iglesia, a partir de las exigencias del Evangelio y de las realidades del pueblo. La Iglesia descansa en la Roca viva y piedra angular, que es Cristo, y se edifica sobre el fundamento de la piedra de Jesucristo, de las piedras de los apóstoles y de las piedras vivas de todos los cristianos.
Para reflexionar: ¿Amo al Papa? ¿Leo sus documentos? ¿Rezo por él?
Resumen del mensaje: La Iglesia celebra la fiesta de San Pedro y de San Pablo, fiesta que nos remonta a los orígenes del cristianismo y al inicio de la predicación de los que recibieron la tradición más original de Jesús de Nazaret. Ellos son las primeras columnas de la Iglesia fundada por Cristo.
En primer lugar, pensar en Pedro es pensar en el Apóstol que confesó dentro del grupo de los doce a Jesús como el Cristo Hijo de Dios vivo. Pero también es pensar en el discípulo de la negación. Pedro encarna al apóstol que amó a Jesús con un amor de amigos, con el philéo, "te quiero" y no con un amor de causa, agapáo, "te amo". Pedro es el proclamador del evangelio en el mundo judío, un mundo difícil para ese anuncio, ya que la tradición judía estaba muy arraigada en la vida del pueblo escogido, y no aceptaron en su mayor parte la predicación que Pedro hizo del acontecimiento Jesús el Cristo. Pedro debe ser nuestro ejemplo para confesar a Jesús y volver a él con humildad, a pesar de nuestras negaciones.
En segundo lugar, pensar en Pablo es pensar en el Saulo de Tarso, perseguidor de la Iglesia y asesino de cristianos. Pablo, llamado por el mismo Jesús después de su resurrección asume el reto y anuncia al mundo no judío el amor de Dios manifestado en Cristo Jesús. Gracias a la misericordia de Dios que tuvo con él al llamarlo a la vida verdadera y gracias a su compromiso con la predicación a tiempo y a destiempo, el cristianismo se extendió y fue conocida la Buena Nueva de la Salvación en los pueblos que no eran judíos. Pablo, el Apóstol de la inclusión de todos los pueblos y de todos los sujetos históricos en el amor de Dios, es testimonio para la Iglesia en general para que tengamos la valentía de aceptar a todos los que desean ser fieles al plan de Dios para que se desarrollen integralmente dentro de nuestras comunidades.
Finalmente, los términos evangélicos referidos a la misión de Pedro, dentro del primer grupo apostólico formado por Jesús, se expresan siempre en términos de unidad, caridad, servicio y misión, nunca en clave de potestad, dignidad o privilegios. Hoy se entiende la primacía papal del obispo de Roma como servicio profético de unidad y de coordinación de quien escucha, comparte y decide, en colaboración con los obispos de toda la Iglesia, a partir de las exigencias del Evangelio y de las realidades del pueblo. La Iglesia descansa en la Roca viva y piedra angular, que es Cristo, y se edifica sobre el fundamento de la piedra de Jesucristo, de las piedras de los apóstoles y de las piedras vivas de todos los cristianos.
Para reflexionar: ¿Amo al Papa? ¿Leo sus documentos? ¿Rezo por él?
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