La literatura de Mo Yan rompió el silencio
La Academia sueca le otorgó ayer el Premio Nobel al escritor chino
El narrador nativo de la población de Gaomi tiene influencias del realismo mágico de Gabriel García Márquez AP
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DANIEL FERMÍN | EL UNIVERSAL
viernes 12 de octubre de 2012 12:00 AM
El nombre del Premio Nobel de Literatura 2012 es Guan Moye. Mo Yan es el seudónimo con el que se le conoce, que en mandarín significa "No hables". El apodo lo eligió el mismo autor chino para recordar la época de la llamada Gran Revolución Cultural en la que no podía dirigirle la palabra a nadie. Su narrativa, dicen quienes la han leído, toma aquel momento histórico como trasfondo para retratar la vida de un país acabado por el comunismo.
Mo Yan nació en 1955 en Gaomi, una zona rural de la región de Shandong, en donde vivió con su familia de campesinos. "Eran los tiempos turbulentos (1966-1976) en los que había conflictos entre la gente de mi pueblo todos los días. Mi padre era agricultor y tenía miedo de que dijera algo inconveniente y trajera la desgracia a los míos. Así que me dijo que no hablara, que aparentara ser mudo", contó el escritor al diario El País en una entrevista que dio en 2008.
Y así estuvo, sin hablar casi. Hasta que decidió contarlo. Antes, en su infancia, se vio obligado a abandonar el colegio. Se dedicó a cuidar vacas y ovejas, vivía aislado de la sociedad. Comenzó a trabajar en una planta petrolera para después enrolarse en el ejército, que le ofrecía mejores condiciones. Fue ahí que empezó a escribir.
La literatura le ofreció a Mo Yan una nueva forma de vida. "Una vez, un vecino de mi pueblo que había estudiado en la universidad, me dijo que conocía a un escritor que podía permitirse comer tres veces al día jiaozi -una especie de raviolis-. Esto era algo inimaginable para un niño de pueblo. Y yo tenía tantas cosas que contar... Hay que imaginar a una persona forzada a no hablar durante 20 años, que de repente puede contar todo lo que ha visto. Éste ha sido el verdadero poder detrás de mi escritura", le explicó al medio español.
La literatura de Occidente también lo ayudó a escribir. La obra de Gabriel García Márquez le fascinó, también la de William Faulkner ("mi padre", le dice Mo Yan) y Franz Kafka. Los especialistas resaltan la influencia que tiene de ellos. "El realismo mágico activó mis experiencias acumuladas en el pasado. Había muchas similitudes entre la vida en mi pueblo y la de sus libros. Mis recuerdos de infancia están plagados de fantasmas. Después me di cuenta de que no debía copiar el estilo de García Márquez. Lo más importante que aprendí de él fue su espíritu innovador", explicó el chino, que tiene más de 10 novelas publicadas.
Al español apenas se han traducido seis (editorial Kailas). De este lado se le conoce más por Sorgo rojo (la película de Zhang Yimou que obtuvo el Oso de Oro en Berlín en 1988, basada en la novela del mismo nombre) que por sus propios libros. Esa obra, que relata las dificultades de los campesinos en el inicio del régimen comunista, le dio mayor reconocimiento. Antes había escrito Lluvia en una noche de primavera (1981) o El rábano de cristal (1986). También escribió Grandes pechos amplias caderas y La república del vino, que lo convirtieron - para muchos- en un autor de culto en su nación.
La Academia de Suecia ayer lo sacó del anonimato asiático. Y sorprendió al propio autor. "Ganar el premio Nobel me deja asombrado, porque siempre pensé que era una cosa fuera de mi alcance", dijo el escritor chino en una entrevista que está colgada en su sitio web. Ya en 2008, también a El País, había dicho que aún estaba lejos el día en que un ciudadano chino pudiera lograr el galardón. "Quizá dentro de 100 años", se limitó a decir entonces Mo Yan. La Academia del país europeo se le adelantó: puso al mundo a hablar de su literatura.
dfermin@eluniversal.com
Mo Yan nació en 1955 en Gaomi, una zona rural de la región de Shandong, en donde vivió con su familia de campesinos. "Eran los tiempos turbulentos (1966-1976) en los que había conflictos entre la gente de mi pueblo todos los días. Mi padre era agricultor y tenía miedo de que dijera algo inconveniente y trajera la desgracia a los míos. Así que me dijo que no hablara, que aparentara ser mudo", contó el escritor al diario El País en una entrevista que dio en 2008.
Y así estuvo, sin hablar casi. Hasta que decidió contarlo. Antes, en su infancia, se vio obligado a abandonar el colegio. Se dedicó a cuidar vacas y ovejas, vivía aislado de la sociedad. Comenzó a trabajar en una planta petrolera para después enrolarse en el ejército, que le ofrecía mejores condiciones. Fue ahí que empezó a escribir.
La literatura le ofreció a Mo Yan una nueva forma de vida. "Una vez, un vecino de mi pueblo que había estudiado en la universidad, me dijo que conocía a un escritor que podía permitirse comer tres veces al día jiaozi -una especie de raviolis-. Esto era algo inimaginable para un niño de pueblo. Y yo tenía tantas cosas que contar... Hay que imaginar a una persona forzada a no hablar durante 20 años, que de repente puede contar todo lo que ha visto. Éste ha sido el verdadero poder detrás de mi escritura", le explicó al medio español.
La literatura de Occidente también lo ayudó a escribir. La obra de Gabriel García Márquez le fascinó, también la de William Faulkner ("mi padre", le dice Mo Yan) y Franz Kafka. Los especialistas resaltan la influencia que tiene de ellos. "El realismo mágico activó mis experiencias acumuladas en el pasado. Había muchas similitudes entre la vida en mi pueblo y la de sus libros. Mis recuerdos de infancia están plagados de fantasmas. Después me di cuenta de que no debía copiar el estilo de García Márquez. Lo más importante que aprendí de él fue su espíritu innovador", explicó el chino, que tiene más de 10 novelas publicadas.
Al español apenas se han traducido seis (editorial Kailas). De este lado se le conoce más por Sorgo rojo (la película de Zhang Yimou que obtuvo el Oso de Oro en Berlín en 1988, basada en la novela del mismo nombre) que por sus propios libros. Esa obra, que relata las dificultades de los campesinos en el inicio del régimen comunista, le dio mayor reconocimiento. Antes había escrito Lluvia en una noche de primavera (1981) o El rábano de cristal (1986). También escribió Grandes pechos amplias caderas y La república del vino, que lo convirtieron - para muchos- en un autor de culto en su nación.
La Academia de Suecia ayer lo sacó del anonimato asiático. Y sorprendió al propio autor. "Ganar el premio Nobel me deja asombrado, porque siempre pensé que era una cosa fuera de mi alcance", dijo el escritor chino en una entrevista que está colgada en su sitio web. Ya en 2008, también a El País, había dicho que aún estaba lejos el día en que un ciudadano chino pudiera lograr el galardón. "Quizá dentro de 100 años", se limitó a decir entonces Mo Yan. La Academia del país europeo se le adelantó: puso al mundo a hablar de su literatura.
dfermin@eluniversal.com
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