Razón del nombre del blog

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El por qué del título de este blog . Según Gregorio Magno, San Benito se encontraba cada año con su hermana Escolástica. Al caer la noche, volvía a su monasterio. Esta vez, su hermana insistió en que se quedara con ella,y él se negó. Ella oró con lágrimas, y Dios la escuchó. Se desató un aguacero tan violento que nadie pudo salir afuera. A regañadientes, Benito se quedó. Asi la mujer fue más poderosa que el varón, ya que, "Dios es amor" (1Juan 4,16),y pudo más porque amó más” (Lucas 7,47).San Benito y Santa Escolástica cenando en el momento que se da el milagro que narra el Papa Gregorio Magno. Fresco en el Monasterio "Santo Speco" en Subiaco" (Italia)

viernes, 12 de octubre de 2012

La Academia sueca le otorgó ayer el Premio Nobel al escritor chino Guan Moye...Mo Yan es el seudónimo con el que se le conoce, que en mandarín significa "No hables". El apodo lo eligió el mismo autor chino para recordar la época de la llamada Gran Revolución Cultural en la que no podía dirigirle la palabra a nadie


La literatura de Mo Yan rompió el silencio

La Academia sueca le otorgó ayer el Premio Nobel al escritor chino

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El narrador nativo de la población de Gaomi tiene influencias del realismo mágico de Gabriel García Márquez AP
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DANIEL FERMÍN |  EL UNIVERSAL
viernes 12 de octubre de 2012  12:00 AM
El nombre del Premio Nobel de Literatura 2012 es Guan Moye. Mo Yan es el seudónimo con el que se le conoce, que en mandarín significa "No hables". El apodo lo eligió el mismo autor chino para recordar la época de la llamada Gran Revolución Cultural en la que no podía dirigirle la palabra a nadie. Su narrativa, dicen quienes la han leído, toma aquel momento histórico como trasfondo para retratar la vida de un país acabado por el comunismo.

Mo Yan nació en 1955 en Gaomi, una zona rural de la región de Shandong, en donde vivió con su familia de campesinos. "Eran los tiempos turbulentos (1966-1976) en los que había conflictos entre la gente de mi pueblo todos los días. Mi padre era agricultor y tenía miedo de que dijera algo inconveniente y trajera la desgracia a los míos. Así que me dijo que no hablara, que aparentara ser mudo", contó el escritor al diario El País en una entrevista que dio en 2008.

Y así estuvo, sin hablar casi. Hasta que decidió contarlo. Antes, en su infancia, se vio obligado a abandonar el colegio. Se dedicó a cuidar vacas y ovejas, vivía aislado de la sociedad. Comenzó a trabajar en una planta petrolera para después enrolarse en el ejército, que le ofrecía mejores condiciones. Fue ahí que empezó a escribir.

La literatura le ofreció a Mo Yan una nueva forma de vida. "Una vez, un vecino de mi pueblo que había estudiado en la universidad, me dijo que conocía a un escritor que podía permitirse comer tres veces al día jiaozi -una especie de raviolis-. Esto era algo inimaginable para un niño de pueblo. Y yo tenía tantas cosas que contar... Hay que imaginar a una persona forzada a no hablar durante 20 años, que de repente puede contar todo lo que ha visto. Éste ha sido el verdadero poder detrás de mi escritura", le explicó al medio español.

La literatura de Occidente también lo ayudó a escribir. La obra de Gabriel García Márquez le fascinó, también la de William Faulkner ("mi padre", le dice Mo Yan) y Franz Kafka. Los especialistas resaltan la influencia que tiene de ellos. "El realismo mágico activó mis experiencias acumuladas en el pasado. Había muchas similitudes entre la vida en mi pueblo y la de sus libros. Mis recuerdos de infancia están plagados de fantasmas. Después me di cuenta de que no debía copiar el estilo de García Márquez. Lo más importante que aprendí de él fue su espíritu innovador", explicó el chino, que tiene más de 10 novelas publicadas.

Al español apenas se han traducido seis (editorial Kailas). De este lado se le conoce más por Sorgo rojo (la película de Zhang Yimou que obtuvo el Oso de Oro en Berlín en 1988, basada en la novela del mismo nombre) que por sus propios libros. Esa obra, que relata las dificultades de los campesinos en el inicio del régimen comunista, le dio mayor reconocimiento. Antes había escrito Lluvia en una noche de primavera (1981) o El rábano de cristal (1986). También escribió Grandes pechos amplias caderas y La república del vino, que lo convirtieron - para muchos- en un autor de culto en su nación.

La Academia de Suecia ayer lo sacó del anonimato asiático. Y sorprendió al propio autor. "Ganar el premio Nobel me deja asombrado, porque siempre pensé que era una cosa fuera de mi alcance", dijo el escritor chino en una entrevista que está colgada en su sitio web. Ya en 2008, también a El País, había dicho que aún estaba lejos el día en que un ciudadano chino pudiera lograr el galardón. "Quizá dentro de 100 años", se limitó a decir entonces Mo Yan. La Academia del país europeo se le adelantó: puso al mundo a hablar de su literatura. 

dfermin@eluniversal.com


Kailas, una pequeña editorial que ha hecho posible un Mo Yan en español

El editor explica que desde hace tres o cuatro años esperaban que el Premio Nobel recayera en Mo Yan, aunque ha reconocido que no es frecuente que una editorial pequeña como la suya tenga entre sus autores a uno que obtiene este preciado galardón.

Madrid.- La pequeña editorial Kailas, fundada en 2004, es la orgullosa responsable de que las novelas del chino Mo Yan, galardonado hoy con el Premio Nobel de Literatura, estén en el mercado español, unas obras que, asegura su fundador, Ángel Fernández Fermoselle, son un "auténtico regalo" para todo lector.

En una entrevista con Efe, Fernández ha explicado que desde hace tres o cuatro años esperaban que el Premio Nobel recayera en Mo Yan, aunque ha reconocido que no es frecuente que una editorial pequeña como la suya tenga entre sus autores a uno que obtiene este preciado galardón.

"Vamos a intentar llevar este Premio Nobel a todas partes", ha indicado el responsable de la editorial, que ha publicado seis de las obras del escritor chino que se reeditarán ahora.

A pesar de que no es un autor conocido masivamente, "su público es tremendamente fiel y, cuando se acerca a una de sus obras, se queda con él para siempre", ha destacado Fernández, quien ha confiado en que con la nueva proyección que supone el premio "muchos más lectores se acerquen a su obra, porque de verdad que es una auténtica delicia".

Se trata de un autor "un tanto singular, lo que no quiere decir que sea un autor difícil", ha explicado Ángel Fernández, para quien una de las virtudes del flamante Premio Nobel de Literatura "es conseguir escribir para un lector que puede leer con normalidad una historia que, sin embargo, es muy compleja".

"Tiene una mente tremenda: es capaz de escribir con soltura 900 páginas y que uno no solo no se canse, sino que incluso se quede con la sensación de que quiere más", ha explicado Fernández.

Otra de sus habilidades, ha considerado, es "escribir obras que permanecen con el lector mucho tiempo: no se acaban cuando se termina el libro. Eso no lo hacen muchos autores, y él es uno de los que lo consiguen, esa relación tan especial entre el autor y el lector, una relación que va más allá de la finalización de la lectura de la obra".

El fundador de Kailas recuerda el viaje que hizo el escritor a España en 2008 para presentar "Las baladas del ajo": "Tuve la oportunidad de convivir con él una semana y me fascinó el personaje tanto como su obra".

Según Fernández, Mo Yan "es hombre muy reservado, que parece muy tranquilo pero su mente va a 300 por hora. Es capaz de encontrar obras literarias donde otros no veríamos nada".

También resalta la habilidad que tiene para que el gobierno chino esté tranquilo con su figura y que, sin embargo, "él se permita una crítica en ocasiones feroz a alguna de las circunstancias de su país, sin olvidar, que no lo hace, su amor por China".

Recuerda que el apodo que adoptó (Mo Yan significa "no hables" o "silencio" en mandarín) se debe a que, "cuando era un niño, decía constantemente lo que pensaba y sus padres, que vivían en una zona rural, para que no les metiera en problemas, le dijeron que no hablara, y él estuvo bastante tiempo sin hablar".

Por ello, considera posible que esa situación le afectara "y le invitara a que todo lo que él no dijo durante años ponerlo sobre el papel".

Entre sus obras, el editor considera difícil elegir una ya que "es un autor muy estable: no tiene bajones literarios y todo lo que se ha publicado suyo es de un elevadísimo nivel".

No obstante, para un lector occidental, agrega, "Las baladas del ajo" puede resultar una novela más difícil que "'Grandes pechos, anchas caderas', cuya arquitectura puede ser más asimilable para un lector que no lo conozca todavía".

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