El complot castrochavista
FABIO RAFAEL FIALLO | EL UNIVERSAL
domingo 17 de febrero de 2013 12:00 AM
El domingo 3 del mes en curso se celebraron en Cuba comicios para elegir diputados y delegados provinciales. En aquel ejercicio no hubo ni suspenso ni sorpresa, los resultados eran conocidos de antemano. Y ello por una sencilla razón: para cada puesto electivo se presentaba un solo candidato, el que el régimen castrista designó.
Desde hace décadas, en Cuba no se permite oposición. La misma no puede manifestarse sino en las balsas de los exiliados, en los calabozos de los presos políticos, en la sangre de los fusilados, en el sacrificio de los muertos en huelga de hambre, en los arrestos recurrentes de las Damas de Blanco y de muchos otros disidentes más.
A pesar de esa ignominiosa situación, ese mismo 3 de febrero el heredero designado de Chávez, Nicolás Maduro, se deshizo en elogios estridentes hacia el régimen castrista, llegando a gritar "¡Que viva Fidel! ¡Que viva Raúl!".
No tiene nada de sorprendente, pues, que a semejanza del régimen de los Castro que le sirve de modelo, el chavismo intente deshacerse de toda oposición. Y para ello, nada mejor que utilizar los métodos del castrismo, hostigando a quienes piensen de manera diferente, acusando a la prensa independiente y a los miembros de la oposición de ser traidores a la patria, de trabajar para el "Imperio", y más que todo de tramar complots.
La fábula de la conspiración de la oposición alcanzó un auge inaudito durante la campaña electoral del año pasado.
Ya en agosto de 2011, Hugo Chávez acusa a la oposición de "conspiración", así como de tratar de "incendiar" el país "bajo lineamientos del imperio yanqui".
Para no quedarse atrás, el entonces canciller Nicolás Maduro arguye en marzo de 2012 que la "derecha" (calificativo utilizado para designar a una oposición encabezada por un Henrique Capriles de filiación social-demócrata) prepara "emboscadas políticas y mediáticas".
Al acercarse el día de las elecciones, el chavismo lleva sus fábulas ante la ONU, denunciando un supuesto plan de la oposición, "en alianza con poderosos intereses foráneos, de utilizar la violencia para desconocer la voluntad popular".
Todo aquello resultó ser una burda falacia, ya que la noche misma de las elecciones, Henrique Capriles reconoció la victoria de Hugo Chávez.
No hay que ser adivino para predecir que los ataques de ese tipo están llamados a recrudecer. Pues mientras más se hunda la economía venezolana –como lo demuestra la nueva y drástica devaluación del bolívar– más conspiraciones los chavistas necesitarán inventar para intentar neutralizar el descontento popular y mantenerse en el poder.
Para dejar aún más claro el papel del régimen castrista en los asuntos internos venezolanos, el propio Raúl Castro hace suya la falacia conspirativa y tilda a la oposición venezolana de "oligarquía golpista".
Nicolás Maduro, desempeñando magistralmente su papel de segundón, arremete entonces contra Henrique Capriles, acusándolo de conspirar "contra la patria" desde Colombia.
Más recientemente, la jerarquía castrochavista escala un nuevo peldaño en su campaña de acosamiento de la oposición. Esta vez le tocó el turno al presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, quien lanzó una infundada campaña difamatoria (similar a las orquestadas anteriormente contra Leopoldo López y Manuel Rosales) con vistas a presentar como delictuoso el financiamiento del partido de Henrique Capriles, Primero Justicia.
Esa estrategia de acusar a la oposición venezolana de conspiración y otros delitos imaginarios sirve de cortina de humo tendiente a desviar la atención del verdadero complot que se está tejiendo en Venezuela. Tal complot no es otro que el orquestado por el castrochavismo para acabar con lo que queda de diversidad política y libertad de expresión y asociación.
Cabe destacar que los chavistas pecarían de ingenuos si piensan que el único blanco de ese complot serán la oposición y la prensa independiente. En efecto, como buen émulo del castrismo, el castrochavismo no tendrá piedad de aquellos de sus miembros que no sean lo suficientemente dóciles e incondicionales a los dictados provenientes de La Habana.
Raúl Baduel es un ejemplo señero de lo que puede ocurrir: su espíritu crítico frente a la influencia del castrismo le ha valido un injusto encarcelamiento de ocho años. El caso del general Arnaldo Ochoa, jefe de las tropas cubanas en África, condenado a muerte por un tribunal castrista, muestra a su vez que caer en desgracia se puede pagar con el sacrificio supremo.
Hugo Chávez sentó las bases de la voracidad e intolerancia de su régimen al declarar unos años atrás, refiriéndose a sus rivales políticos: "No volverán ni por elecciones ni por otra vía que inventen o les inventen sus amos del Pentágono", añadiendo que "esta revolución llegó para gobernar 900 años".
Lo que el castrochavismo ignora, o le cuesta admitir, es que, por más complots que se le achaquen a la oposición, las veleidades continuistas jamás sobreviven por largo tiempo a la desaparición biológica del líder que las propició.
f.fiallo@ymail.com
Nos gobiernan los Castro
FERNANDO OCHOA ANTICH | EL UNIVERSAL
domingo 17 de febrero de 2013 12:00 AM
Mis compañeros de armas deben conocer esta dolorosa verdad. Está a la vista. No pueden decir que no lo saben... Recuerdo que en 1958 le escuché a muchos jefes militares, sonrojados de vergüenza, decir que ellos desconocían lo que ocurría en Venezuela durante la dictadura del general Marcos Pérez Jiménez: el elevado grado de corrupción, la represión contra los opositores políticos y el intento continuista del régimen. La detención arbitraria de muchos militares, la insurrección del 1 de enero de 1958 y su derrocamiento por un golpe de Estado el 23 de enero, en medio de una huelga general y grandes protestas populares, permitieron reivindicar el nombre de la Fuerza Armada. De todas maneras, recuerdo el rechazo en su contra que existió en esos días.
En 1958 podía justificarse la excusa que dieron esos jefes militares. Existía una total censura de prensa. Actualmente la situación es distinta. El régimen chavista ha tratado de ocultar sus grandes fallas con masivas campañas de propaganda y por medio de la autocensura de los medios de comunicación, pero ese esfuerzo no ha tenido el éxito que aspiran por la posición libertaria de algunos medios independientes y por la diversidad y eficiencia de los modernos instrumentos de comunicación. De todas maneras, voy a resumirles la actual situación política y económica que vive Venezuela, para que ningún miembro de la Fuerza Armada pueda decir que no supo la verdad. Venezuela enfrenta una de las más graves crisis de su historia. Exige enfrentarla con decisión y patriotismo...
El gobierno que preside Nicolás Maduro es inconstitucional e ilegítimo. Es una clara usurpación de las funciones del presidente de la República que le corresponden a Diosdado Cabello. La interpretación que hizo la sala constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, sobre la ausencia absoluta o temporal de Hugo Chávez, fue arbitraria y antijurídica. Las fotografías que acaba de presentar el gobierno nacional no son suficientes pruebas para garantizar que Hugo Chávez ejerce sus funciones presidenciales. Además, no se clarifica su estado de salud con relación al cáncer que padece. La verdad, la única verdad, es que actualmente nos gobierna una camarilla de ambiciosos, al servicio de los hermanos Castro, que aspira conservar el poder a espaldas de la voluntad de nuestro pueblo.
Esta grave situación se hace aún más insostenible ante la crisis que vive Venezuela. Observen la realidad y verán que tengo razón. Analicen, por ejemplo la tragedia que significa la violencia en nuestra sociedad. El asesinato, el secuestro y el robo es el pan nuestro de cada día. No hay clase social que no esté amenazada, desde los más humildes a los más poderosos, ante la incompetencia de un gobierno que no ha sido capaz ni siquiera de resolver la crisis penitenciaria. Las cifras siempre objetivas son terribles: en los 14 años de gobierno chavista han sido asesinados más de 150.000 ciudadanos, número sólo comparable en un país en guerra. En el año 2012 se produjeron 1.050 secuestros, 23 veces más que en 1999. Reflexionen. Estas son realidades que no desaparecen con la propaganda.
La irresponsable conducción económica del país tuvo una nueva consecuencia. El régimen chavista devaluó la moneda el 46% de su valor con relación al dólar. De inmediato, se incrementaron los precios... Es la sexta devaluación de este gobierno. El bolívar ha perdido 1.500 veces su valor desde 1998. Esta devaluación era imprescindible. La responsabilidad del régimen es otra: el despilfarro. Lo inexplicable es que ocurra cuando el precio del petróleo se cotiza a más de 110 dólares por barril. Reflexionen... Al hacerlo, recuerden el endeudamiento nacional. De 28.000 millones de dólares en 1998 hemos pasado a 230.000, sin contar el Fondo Chino. Además, no olviden el estado de la infraestructura y los regalos al exterior. Para colmo, Pdvsa se encuentra quebrada, sin haber logrado incrementar la producción ni la refinación. Verdades dolorosas, pero ciertas.
Lo que más debe preocuparles a ustedes es la violación flagrante de nuestra soberanía. El entreguismo a Cuba es una realidad. No es la cercanía ideológica. Es permitir que un gobierno extranjero tenga acceso a organismos sensitivos del Estado venezolano. Es inaceptable el control que funcionarios cubanos ejercen sobre nuestro sistema de identificación, los registros y notarías, los servicios de inteligencia, los institutos de formación militar y los organismos de planificación de la Fuerza Armada ... Esto solo ha sido posible por la influencia enfermiza que Fidel Castro mantiene sobre Hugo Chávez. Reflexionen... El destino de Venezuela se encuentra gravemente amenazado. Convocar de inmediato a unas elecciones presidenciales, equilibradas e imparciales, es la única solución.
fochoaantich@gmail.com
En 1958 podía justificarse la excusa que dieron esos jefes militares. Existía una total censura de prensa. Actualmente la situación es distinta. El régimen chavista ha tratado de ocultar sus grandes fallas con masivas campañas de propaganda y por medio de la autocensura de los medios de comunicación, pero ese esfuerzo no ha tenido el éxito que aspiran por la posición libertaria de algunos medios independientes y por la diversidad y eficiencia de los modernos instrumentos de comunicación. De todas maneras, voy a resumirles la actual situación política y económica que vive Venezuela, para que ningún miembro de la Fuerza Armada pueda decir que no supo la verdad. Venezuela enfrenta una de las más graves crisis de su historia. Exige enfrentarla con decisión y patriotismo...
El gobierno que preside Nicolás Maduro es inconstitucional e ilegítimo. Es una clara usurpación de las funciones del presidente de la República que le corresponden a Diosdado Cabello. La interpretación que hizo la sala constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, sobre la ausencia absoluta o temporal de Hugo Chávez, fue arbitraria y antijurídica. Las fotografías que acaba de presentar el gobierno nacional no son suficientes pruebas para garantizar que Hugo Chávez ejerce sus funciones presidenciales. Además, no se clarifica su estado de salud con relación al cáncer que padece. La verdad, la única verdad, es que actualmente nos gobierna una camarilla de ambiciosos, al servicio de los hermanos Castro, que aspira conservar el poder a espaldas de la voluntad de nuestro pueblo.
Esta grave situación se hace aún más insostenible ante la crisis que vive Venezuela. Observen la realidad y verán que tengo razón. Analicen, por ejemplo la tragedia que significa la violencia en nuestra sociedad. El asesinato, el secuestro y el robo es el pan nuestro de cada día. No hay clase social que no esté amenazada, desde los más humildes a los más poderosos, ante la incompetencia de un gobierno que no ha sido capaz ni siquiera de resolver la crisis penitenciaria. Las cifras siempre objetivas son terribles: en los 14 años de gobierno chavista han sido asesinados más de 150.000 ciudadanos, número sólo comparable en un país en guerra. En el año 2012 se produjeron 1.050 secuestros, 23 veces más que en 1999. Reflexionen. Estas son realidades que no desaparecen con la propaganda.
La irresponsable conducción económica del país tuvo una nueva consecuencia. El régimen chavista devaluó la moneda el 46% de su valor con relación al dólar. De inmediato, se incrementaron los precios... Es la sexta devaluación de este gobierno. El bolívar ha perdido 1.500 veces su valor desde 1998. Esta devaluación era imprescindible. La responsabilidad del régimen es otra: el despilfarro. Lo inexplicable es que ocurra cuando el precio del petróleo se cotiza a más de 110 dólares por barril. Reflexionen... Al hacerlo, recuerden el endeudamiento nacional. De 28.000 millones de dólares en 1998 hemos pasado a 230.000, sin contar el Fondo Chino. Además, no olviden el estado de la infraestructura y los regalos al exterior. Para colmo, Pdvsa se encuentra quebrada, sin haber logrado incrementar la producción ni la refinación. Verdades dolorosas, pero ciertas.
Lo que más debe preocuparles a ustedes es la violación flagrante de nuestra soberanía. El entreguismo a Cuba es una realidad. No es la cercanía ideológica. Es permitir que un gobierno extranjero tenga acceso a organismos sensitivos del Estado venezolano. Es inaceptable el control que funcionarios cubanos ejercen sobre nuestro sistema de identificación, los registros y notarías, los servicios de inteligencia, los institutos de formación militar y los organismos de planificación de la Fuerza Armada ... Esto solo ha sido posible por la influencia enfermiza que Fidel Castro mantiene sobre Hugo Chávez. Reflexionen... El destino de Venezuela se encuentra gravemente amenazado. Convocar de inmediato a unas elecciones presidenciales, equilibradas e imparciales, es la única solución.
fochoaantich@gmail.com
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