Razón del nombre del blog

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El por qué del título de este blog . Según Gregorio Magno, San Benito se encontraba cada año con su hermana Escolástica. Al caer la noche, volvía a su monasterio. Esta vez, su hermana insistió en que se quedara con ella,y él se negó. Ella oró con lágrimas, y Dios la escuchó. Se desató un aguacero tan violento que nadie pudo salir afuera. A regañadientes, Benito se quedó. Asi la mujer fue más poderosa que el varón, ya que, "Dios es amor" (1Juan 4,16),y pudo más porque amó más” (Lucas 7,47).San Benito y Santa Escolástica cenando en el momento que se da el milagro que narra el Papa Gregorio Magno. Fresco en el Monasterio "Santo Speco" en Subiaco" (Italia)

miércoles, 27 de febrero de 2013

Un recorrido por la obra del papa Ratzinger


Se llamará ''santidad Benedicto XVI'', y usará sotana blanca
El programa del último día del pontificado del papa Ratzinger
Por H. Sergio Mora
CIUDAD DEL VATICANO, 26 de febrero de 2013 (Zenit.org) - “El título con el que se llamará su santidad Benedicto XVI, será papa emérito o romano pontífice emérito”. Lo indicó hoy el portavoz del Vaticano, padre Federico Lombardi en la Sala de Prensa del Vaticano.
Y añadió que “Benedicto vestirá el habito talar blanco simple, o sea sin la esclavina o el pequeño manto sobre los hombros que normalmente usan los pontífices. Los zapatos no serán más los rojos característicos y usará por lo tanto los zapatos color marrón. Y sabemos que le han gustado mucho los zapatos que le han regalado los artesanos mexicanos de León”.
“El anillo del pescador --precisó el portavoz- no lo usará más, pues está ligado al ministerio y junto al sello de plomo serán anulados, como indica la constitución Universi Dominici Gregis”.
El padre Lombardi indicó que “los títulos y vestimentas que usará Benedicto XVI fueron una decisión suya si bien lo habrá consultado con el camarlengo y otros especialistas”.
En la conferencia de prensa se indicó que el papa está recibiendo mensajes de todas partes del mundo que muestran su gratitud y cercanía. Además los cardenales ya están llegando, y el 28 de febrero serán muy numerosos.
Una vez que se entre en Sede Vacante, “el decano de los cardenales enviará, el primero de marzo, la carta de convocatoria del cónclave a los cardenales, o sea que probablemente las congregaciones inicien el lunes 4 de marzo”, precisó.
El lugar de las congregaciones será en el aula nueva del Sínodo, y los cardenales en este período no vivirán en la Domus Santa Marta, indicó el portavoz, que precisó: "lo harán en la inminencia o en la misma vigilia del cónclave". Las habitaciones que ocuparán los cardenales en la residencia Santa Marta, ubicada en el interior de la Ciudad del Vaticano, serán por sorteo.
“Hoy martes no hay audiencias, Benedicto XVI dedica el día a la oración dentro de la normalidad y con la sencillez que le caracteriza. También prepara los empeños de mañana miércoles, en vista a la audiencia que se realizará en la plaza de San Pedro, para la cual se esperan muchos miles de personas”. Indicó el portavoz en español, José María Gil Tamayo.
Pasado mañana --prosiguió- es el día en que parte hacia la residencia de Castel Gandolfo. Y por lo tanto también preparando la mudanza a su residencia temporal, después de lo cual regresará al monasterio Mater Ecclesiae en El Vaticano. (Ver dónde vivirá el papa: http://www.zenit.org/es/articles/el-lugar-de-retiro-del-papa-en-el-vaticano).
“Para la audiencia ya se han apuntado cincuenta mil personas, se realizará dentro del esquema normal de una audiencia, aunque Benedicto XVI pasará en papamóvil entre la gente. No hay al final de la audiencia el besamanos, debido a la cantidad de gente que querría hacerlo. Y no por un motivo de seguridad como alguien ha dicho”, indicó Lombardi.
En la sala Clementina, después de la audiencia, en cambio, sí el papa saludará a algunas personalidades, entre ellas el presidente de Eslovaquia.
Por la tarde, el papa parte desde el patio de San Damián, en el Palacio Apostólico, en donde saluda a los superiores de la secretaría de Estado, con los honores del piquete de guardias suizos.
Después en el helipuerto, situado dentro de la misma ciudad del Vaticano, saluda al cardenal decano. Poco después parte en helicóptero.
En Castel Gandolfo lo reciben las autoridades locales a las 17,30, saluda a los fieles de la diócesis de Albano, y será el último acto papal público de Benedicto XVI.
¿A las 20 sucede algo de específico?. "Sí, la guardia suiza termina su servicio al papa, y a partir de dicha hora se cerrará la puerta de Castel Gandolfo. Desde entonces será la Gendarmería a realizar la vigilancia de Castel Gandolfo", dijo el portavoz.  


Dossier: Los ocho años de Benedicto XVI (V)
Un recorrido por la obra del papa Ratzinger: Los Sínodos
Por Jose Antonio Varela Vidal
ROMA, 26 de febrero de 2013 (Zenit.org) - El papa Benedicto XVI dejó un importante legado a la Iglesia, al haber convocado a cinco Asambleas del Sínodo de los Obispos, algunas de las cuales fueron de tipo General y otras denominadas Especiales.
De cada una de ellas brotó un documento pontificio denominado Exhortación Apostólica Post-Sinodal. En ellos el sumo pontífice tomó en cuenta las principales ideas aprobadas en las asambleas por los participantes, que le fueran remitidas oportunamente por el Secretario General del Sínodo de los Obispos.
¿Qué es un Sínodo?
Si bien la palabra apropiada para las reuniones no es “Sínodo”, sino Asamblea –sea General, Extraordinaria o Especial—del Sínodo de los Obispos, se ha hecho más fácil llamarlo así, y la mayoría escribe o dice “los obispos están en Sínodo”, “¿Cuándo acaba el Sínodo?”, “Tal como se ha recomendado en el último Sínodo…”.
Es la fuerza de la costumbre, pero veamos mejor lo que el propio ente pontificio define al respecto, a fin de entender la magnitud de estos eventos convocados con acierto por Benedicto XVI.
El Sínodo de los Obispos es una institución permanente, creada por el papa Pablo VI (el 15 de septiembre de 1965), en respuesta a los deseos de los Padres del Concilio Vaticano II para mantener vivo el verdadero espíritu nacido de la experiencia conciliar.
La principal característica del Sínodo de los Obispos es servir a la comunión y colegialidad de los obispos del mundo con el santo padre. Aunque el Sínodo de los Obispos sea una institución de carácter permanente, sus funciones y su concreta colaboración no tienen tal carácter. En otras palabras, el Sínodo de los Obispos se reúne y actúa solo cuando el santo padre considera necesario y oportuno consultar al episcopado, el cual durante un encuentro sinodal expresa “su opinión sobre argumentos de gran importancia y gravedad” (Pablo VI,Discurso a los Cardenales, 24 de junio de 1967).
Y cuando se reúne lo hace por medio de una Asamblea, la cual comúnmente se desarrolla al interior del Vaticano. Según las normasOrdo Synodi Episcoporum, en la Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos participan ex officio los líderes de las Iglesias Orientales católicas sui iuris y de los Dicasterios de la Curia Romana. Además de los Padres Sinodales de nombramiento pontificio, los demás Padres Sinodales son elegidos por las respectivas Conferencias Episcopales, por las Iglesias Orientales Católicas sui iuris, si superan el número de 25 Obispos, así como por la Unión de los Superiores Generales que tienen derecho a elegir 10 miembros. Un grupo calificado –incluso de no católicos--, asisten como observadores, quienes pueden recibir la invitación a intervenir pero no votan.
Convocatorias de Benedicto XVI
La XI Asamblea General Ordinaria, realizada del 2 al 23 de octubre de 2005 contó con la asistencia de 258 Padres sinodales, quienes reflexionaron sobre el tema: “La Eucaristía: fuente y cumbre de la vida y de la misión de la Iglesia”.
Esta fue una Asamblea en cierta forma “heredada” por Benedicto XVI; dado que el 29 de noviembre, tomando en consideración la opinión de los miembros del X Consejo Ordinario de la Secretaría General del Sínodo de los Obispos (que se queda instalado entre una Asamblea y otra), basada a su vez en la consulta a las conferencias episcopales de todo el mundo y a otros organismos interesados, el papa Juan Pablo II decidió convocar la Undécima Asamblea General Ordinaria para tratar el tema de la Eucaristía.
Después de su elección del 19 de abril de 2005, el papa Benedicto XVI confirmó las fechas de la asamblea sinodal y, al mismo tiempo, aprobó las siguientes innovaciones de las actividades sinodales: la reducción de la duración de la asamblea sinodal a tres semanas; una hora para la discusión libre; la duración de las intervenciones después de la conclusión de las sesiones plenarias de la tarde; el voto electrónico de los miembros --además de la acostumbrada votación por escrito- en las Propuestas o recomendaciones sinodales y la publicación pro hoc vice de la traducción italiana de las Propuestas.
La documentación oficial producida por la asamblea sinodal incluyó el Mensaje al Pueblo de Dios (Nuntius), elaborado durante la asamblea y aprobado por los Padres sinodales, así como la Exhortación Apostólica Post-Sinodal Sacramentum Caritatis del santo padre del 22 de febrero 2007.
Por su parte,la XII Asamblea General Ordinaria, realizada del5 al 26 de octubre de 2008 contó con la asistencia de 253 Padres sinodales, quienes profundizaron el tema: “La palabra de Dios en la vida y en la misión de la Iglesia”
El 6 de octubre 2006, el Papa Benedicto XVI anunció su decisión de convocar la Duodécima Asamblea General Ordinaria para abordar el tema La palabra de Dios en la vida y en la misión de la Iglesia. El Sínodo de la Palabra de Dios quiso dar continuidad al precedente Sínodo sobre la Eucaristía del año 2005 y, de esta manera, resaltar la relación intrínseca entre la Eucaristía y la Palabra de Dios para la vida y la misión de la Iglesia.
Un rasgo distintivo de esta Asamblea sinodal fue su desarrollo coincidente con la celebración del Año Paulino, cuyo inicio fue el 29 de junio de 2008. Para conmemorar tal ocasión, la liturgia de apertura del Sínodo se celebró en la Basílica Papal de San Pablo Extramuros. Al mismo tiempo, dado el argumento que se discutía, un Rabino fue invitado por primera vez para dialogar con los Padres sinodales y con los participantes. Igualmente, a la Asamblea sinodal asistió por primera vez Su Eminencia Bartolomé I, Patriarca ecuménico de Constantinopla, quien se dirigió a los participantes sinodales durante la celebración de la Vísperas en la Capilla Sixtina.
Del mismo modo, las 55 Proposiciones elaboradas colegialmente por los Padres sinodales, fueron anunciadas por primera vez al público pro hoc vice en una traducción italiana. Durante la sesión conclusiva del Sínodo, los miembros anunciaron también el Mensaje al Pueblo de Dios (Nuntius).
El santo padre redactaría posteriormente la Exhortación Apostólica Post-Sinodal Verbum Domini, promulgada el 30 de septiembre de 2010.
Un año después, se llevó a cabo la II Asamblea Especial para África, fechada del 4 al 25 de octubre de 2009, en la cual 244 padres sinodales analizaron el tema: “La Iglesia en África alservicio de la reconciliación, la justicia y la paz”.
El 13 de noviembre 2004, durante el Simposio de los Obispos de África y Europa, realizado en Roma, el papa Juan Pablo II, “acogió la voluntad del Consejo especial para África” y, respondiendo a “la esperanza de los pastores africanos”, anunció la convocación de la Segunda Asamblea especial para África. En la Audiencia semanal del 22 de junio de 2005, el santo padre Benedicto XVI volvió a confirmar esta decisión.
En el curso de la Segunda Asamblea Especial, los padres sinodales dirigieron su atención a las distintas realidades en la Iglesia en el continente africano, en especial a la reconciliación, la justicia y la paz para que la Iglesia pueda responder a su misión de ser “la sal de la tierra y la luz del mundo” en los ámbitos social, cultural y religioso.
La Asamblea sinodal aprobó el Mensaje final, que fue a la vez un llamamiento y una fuente de aliento para la misión de la Iglesia en África, y 57 Propositiones o Propuestas para ser presentadas al santo padre, en las cuales los padres sinodales se habían propuesto tratar pastoralmente las distintas cuestiones discutidas durante la asamblea.
Como resultado de esto, el santo padre firmó la Exhortación Apostólica Post-Sinodal Africae munus, la cual fue entregada al pueblo africano y al mundo durante su viaje apostólico a Benín del 18 al 20 de noviembre de 2011.
La siguiente convocatoria tuvo la característica de ser una Asamblea Especial para Oriente Medio, para la cual el papa convocó a 185 padres sinodales del 10 al 24 de octubre de 2010, quienes abordaron una temática pendiente: "La Iglesia católica en Oriente Medio: comunión y testimonio”
El santo padre Benedicto XVI anunció personalmente la convocación de la Asamblea sinodal el 19 de septiembre de 2009, en Castelgandolfo, en un encuentro con los jefes de las Iglesias Católicas Orientales sui iuris.
Al mismo tiempo, el papa estableció también el Consejo Pre-Sinodal para Oriente Medio, cuyos miembros incluían los siete Patriarcas, concretamente, seis de las Iglesias Católicas Orientales sui iuris y el Patriarca Latino de Jerusalén, y los dos presidentes de las Conferencias Episcopales de Turquía e Irán.
Los documentos preparatorios de la Asamblea sinodal designaron, además de Jerusalén y los Territorios Palestinos, los siguientes 16 países como “Oriente Medio”: Arabia Saudita, Bahréin, Chipre, Egipto, Irak, Irán, Israel, Jordania, Kuwait, Líbano, Omán, Qatar, Siria, Turquía, la Unión de Emiratos Árabes y Yemen.
Además de los Padres sinodales, un número significativo de expertos, auditores, delegados fraternos e invitados --todos vinculados de alguna forma con la Iglesia en Oriente Medio--, tomaron parte en la asamblea sinodal, incluyendo un rabino y dos representantes musulmanes, los cuales se dirigieron a la Asamblea.
La Asamblea Especial para Oriente Medio tuvo como resultado 44 Propositiones, que se dieron a conocer al público pro hoc vice en una traducción italiana. En la conclusión del Sínodo, los miembros también publicaron un Mensaje para el Pueblo de Dios (Nuntius).
Casi un año después, y tras haber reflexionado y analizado las propuestas recibidas, el santo padre ofreció la Exhortación Apostólica Post-Sinodal Ecclesia in Medio Oriente, que fue firmada y presentada a la Iglesia en Oriente Medio durante su reciente visita apostólica a Líbano, del 14 al 16 de septiembre de 2012.
Hacia la Nueva Evangelización
En la XIII Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, realizada del 7 al 28 de octubre de 2012, participaron 262 padres sinodales, el número más elevado en la historia de los Sínodos.
Participaron en los trabajos los Delegados fraternos, representantes de 15 Iglesias y comunidades eclesiales que todavía no están en plena comunión con la Iglesia Católica. Al respecto, es importante señalar que Su Gracia Dr. Rowan Douglas Williams, Arzobispo de Canterbury y Primado de toda Inglaterra y de la Comunión Anglicana, intervino durante la Asamblea Sinodal. Además, Su Santidad Bartolomé I, Arzobispo de Constantinopla y Patriarca ecuménico, estuvo en la solemne Eucaristía del 11 de octubre, donde dirigió un mensaje.
Participaron en el Sínodo 3 Invitados especiales: el hermano Alois, Prior de Taizé (Francia), el reverendo Lamar Vest, presidente de la American Bible Society (EE.UU.) y el señor Werner Arber, profesor de Microbiología en el Biozentrum de la Universidad de Basilea (Suiza) y presidente de la Academia Pontificia de las Ciencias.
Durante la Asamblea General, el santo padre presidió cuatro celebraciones litúrgicas. Una de ellas fue la solemne concelebración eucarística del 7 de octubre que marcó el inicio de los trabajos. Durante esta Eucaristía, el papa declararó doctores de la Iglesia a dos santos: san Juan de Ávila y santa Hildegarda de Bingen. Los trabajos sinodales terminaron el domingo 28 de octubre, con la celebración eucarística de todos los padres sinodales.
El domingo 21 de octubre, el sumo pontífice presidió la misa de canonización de siete beatos: Santiago Berthieu, Pedro Calungsod, Giovanni Battista Piamarta, María del Monte Carmelo Sallés i Barangueras, Marianna Cope, Caterina Tekakwitha y Anna Schäffer.
Especialmente significativa fue la Eucaristía del 11 de octubre, con ocasión del 50 aniversario del inicio del Concilio Vaticano II y del 20 aniversario de la promulgación del Catecismo de la Iglesia Católica. En esta ocasión, el santo padre Benedicto XVI proclamó elAño de la Fe, que terminará el día de la solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo, el 24 de noviembre de 2013.
Cabe precisar que, tanto el contenido de la posterior Exhortación Apostólica, así como la fecha y el lugar de su publicación, quedan a la libre decisión del siguiente sumo pontífice.
*Con informaciones del Sínodo de los Obispos
Los artículos anteriores del Dossier en:
-Las encíclicas:www.zenit.org/es/articles/dossier-los-ocho-anos-de-benedicto-xvi-i
-Los primeros viajes:www.zenit.org/es/articles/dossier-los-ocho-anos-de-benedicto-xvi-ii
-Los viajes intermedios:www.zenit.org/es/articles/dossier-los-ocho-anos-de-benedicto-xvi-iii
-Los viajes finales: www.zenit.org/es/articles/dossier-los-ocho-anos-de-benedicto-xvi-iv--2

Padre Dumortier: ''Aprendemos de Benedicto XVI la fe en la verdad, viva y liberadora''
La Gregoriana celebró en el 'Gesù' una misa de acción de gracias por el pontificado de Benedicto XVI
Por Rocío Lancho García
ROMA, 26 de febrero de 2013 (Zenit.org) - "El santo padre nos ha pedido que recemos por él y por la Iglesia, rezar para que el Espíritu de Dios ilumine y guíe a aquellos que tendrán que elegir a su sucesor. Y estamos aquí, como una familia que desea expresar su cercanía y su afecto, su admiración y su gratitud hacia el papa, Benedicto XVI", éstas son las palabras del rector magnífico de la Pontificia Universidad Gregoriana, el jesuita Fraçois-Xavier Dumortier en la misa celebrada ayer en el Gesù.
Ha añadido: "Nos encontramos juntos con sentimientos de gran conmoción y de profundo respeto. Hemos aprendido del santo Padre la importancia del silencio interior y exterior, porque 'sólo en el silencio la Palabra puede encontrar morada en nosotros', porque en el silencio los ojos del corazón pueden reorientarse hacia Dios"
Las clases del miércoles por la mañana serán suspendidas para que todos puedan participar en la última audiencia con el papa. El padre Dumortier dijo que "hay momentos de conmoción profunda que no permiten muchas palabras, pero nos llevan ante todo y sobre todo a la oración".
En la homilía destacó las características de este pontificado: la sequela Christi, el encuentro con el Resucitado, el servicio a la Iglesia, el coraje de la verdad, la inteligencia de la fe.
A partir de la encíclica Deus caritas est, de hecho, el papa "nos ha animado incansablemente a seguir y amar al Señor en el camino de la misericordia y del amor, un camino que va del pasado al porvenir, que atraviesa el mundo como una flecha de fuego, que implica tanto al corazón como a la inteligencia". La vida cristiana no puede ser otra cosa que el encuentro con una Persona viva.
El rector de la Universidad Gregoriana invitó también a meditar en la persona y el estilo comunicativo de Benedicto XVI: "Como siempre, sin muchas palabras, nos ha recordado lo que está en el corazón de la fe. Lo ha hecho en su forma sobria y paterna que significaba respeto y confianza. Respeto al otro y confianza en el Espíritu que mora en cada uno. Todos nosotros hemos visto --y de alguna forma contemplado- tantas veces esta sencillez de un hombre poco propenso a lo sensacional, esta presencia humilde y sonriente que nos hacía recordar sus palabras del 19 de abril de 2005 'soy un humilde obrero de la viña del Señor'"
Un trabajo siempre al servicio del Señor y de la Iglesia, el de Benedicto XVI, conducido a través de tantas dificultades, obstáculos y pruebas, pero equilibrado por estar profundamente arraigado en una escucha atenta a ese Dios que ha hablado y continua a hablarnos. Él --afirmó el padre Dumortier - "ha querido y osado afrontar la realidad y los desafíos del mal en su diversidad, incluso dentro de la Iglesia. No podemos olvidar su libertad y su impresionante determinación en el no aceptar lo que se resiste a la verdad o la niega. La fuerza de la verdad es liberadora y es importante tener el valor de mirar la realidad con los ojos abiertos para obedecer al Señor. La Iglesia camina con la gracia de Dios sobre los caminos de la historia y recuerda siempre que no es el poder mundano que salva, sino el poder de la Cruz, de la humildad y del amor. El valor de la verdad y la lucha espiritual por la verdad abren el camino de una fe cada vez más profunda, cada vea más verdadera".
Para finalizar, el rector Dumortier recordó la misión que Benedicto XVI, en su discurso a la Gregoriana el 3 de noviembre del 2006, confió de forma particular a la Universidad fundada por san Ignacio de Loyola. "El santo padre nos ha llamado a dedicarnos a la inteligencia de la fe con todo el empeño y la dedicación de los que saben que muchos desafíos de nuestro tiempo son en el fondo intelectuales y piden los recursos de la razón, el conocimientos de nuestra tradición y la conciencia de las problemáticas de hoy. Se trata de un comprometerse sin miedo en este servicio de la inteligencia para hacer llegar al hombre de hoy el mensaje de la fe, Palabra que hace vivir y tener esperanza".


Juan XXIII y Benedicto XVI
Algunas confluencias
Por Isabel Orellana Vilches
MáLAGA, 26 de febrero de 2013 (Zenit.org) - Muchas reflexiones y opiniones se han vertido estos días respecto a la noticia que saltó a los titulares de todo el mundo el pasado 11 de febrero. Siempre me ha conmovido la generosidad de las personas que tienen cierta edad y que lejos de buscar un lugar donde reclinar su cabeza, como ha hecho Benedicto XVI estos años, y antes sus predecesores, han antepuesto el bien de la Iglesia al suyo propio. Juan XXIII y él, me parece, confluyen en algunas circunstancias. Y como este espacio es limitado, me permito señalar unas pocas que ofrece la historia como sentido homenaje a este amado pontífice que nos seguirá alumbrando con su oración.
Caracterizados ambos por su bondad y por un pontificado breve, el del primero algo más que el de Benedicto XVI, los dos accedieron a la Silla de Pedro prácticamente a la misma edad. El beato Juan tenía 77 años en ese momento y el actual pontífice 78. El “papa bueno” sucedía a Pío XII, que había estado al frente de la Iglesia 19 años, y otro tanto le sucedía a Benedicto XVI con su predecesor Juan Pablo II, 27 años, el tercer pontificado más largo de la historia. Tanto Pío XII como Juan Pablo II, cada uno en su estilo, tenían una personalidad llena de magnetismo que no dejó a nadie indiferente. Pacelli, que procedía de la nobleza, era brillante, lúcido, enérgico. Afrontó situaciones políticas complejas, frecuentemente incomprendidas y sacadas de contexto, que se han ido clarificando, pero lo cierto es que tenía carácter y carisma. Y de Wojtyla, ¿qué se puede añadir que no se haya dicho ya? Por cercanía histórica hemos sido testigos de su fuerza arrolladora, de su energía, de una lucidez espectacular aún en medio de su enfermedad, y de esa capacidad singular para llegar al corazón de masas compuestas por personas de todas las edades. Ha sido admirado por creyentes y no creyentes, aclamado hasta la saciedad.
Pues bien, en estos dos siglos, el XX y el XXI, que formaron parte de las vidas de estos grandes hombres, los ciudadanos del mundo se habían acostumbrado a su presencia y, tras su desaparición, el sucesor no lo tenía fácil. Porque el imaginario colectivo ya había interiorizado sus rasgos. Al  tratarse de personas públicas habitualmente presentes en todos los hogares a través de los medios de comunicación, cada uno se había formado su arquetipo, la idea de cómo debería ser el nuevo pastor de la Iglesia. De modo que las comparaciones, algo ordinario en la vida, en este caso parecían inevitables. Además, la alta notoriedad de un papa no se ciñe al acontecer de millones de católicos. También los que se declaran no creyentes están atentos al proceso electoral que nuevamente se pone en marcha en estos días en la Iglesia. Y, como estamos viendo ahora, todos tienen algo que decir para bien y para mal.
En este panorama, la elección de Juan XXIII, y en su momento la de Benedicto XVI, se produjo ante la expectación de un mundo que, aunque solo fuera por la edad a la que tomaron sobre sus hombros tan alta misión, no les arrogaba más que un gobierno, en cierto modo anodino, o de transición, como fue calificado directamente el del “papa bueno”. Éste era un hombre realista. Por eso dijo de sí mismo: «No puedo mirar demasiado lejos en el tiempo». Y ese escaso periodo del que dispuso, lo aprovechó como nadie. Nada hacía presagiar lo que iba a dar de sí su pontificado. Pero vista la historia retrospectivamente se calibra el error de tantos juicios precipitados y suposiciones ancladas en ideas sin fundamento. La edad no tiene por qué ser un condicionante ni impedimento para nada. Es una etapa venerable, donde las canas son, digámoslo así, un plus, un signo de lo mucho que se ha vivido. Y aunque solo fuera por experiencia acumulada, en la que se presupone lucha y entrega a raudales, es digna de altísimo respeto y gratitud. Y prueba de que la edad no constituye ningún veto, el flamante Juan XXIII a los tres meses de su pontificado, el 25 de enero de 1959, convocaba el Concilio Vaticano II.
Y Benedicto XVI, que al tomar posesión reconoció también hallarse impresionado ante una misión como la que había recaído sobre su persona, circunstancia a la que aludí el otro día en este mismo espacio, se ha desvivido noche y día para alumbrar a la Iglesia. Y contra todo vaticinio, después de haber trabajado con ahínco por el reino de Dios, el pasado 11 de febrero presentaba su renuncia. Un paso que otros no se plantearon y que teniendo en cuenta de qué modo lo ha dado, libre y conscientemente, sabiendo lo que ello iba a suponer, no cabe duda de que es una prueba de valentía que no siempre se presupone en personas que ya suman respetables años. Esta decisión, como fue la convocatoria del Vaticano II, aún con su carácter diverso, son dos hitos de histórica envergadura sin parangón que han hecho circular ríos de tinta. Al igual que sucedió con el primer acontecimiento, que abrió nuevos caminos en la Iglesia, también lo hará la decisión del papa actual. Y todo ello, ¿qué nos quiere decir? Simple y llanamente que es el Espíritu Santo el que la conduce. El hecho de que la elección de un pontífice se produzca dentro de un proceso electoral que tiene una dinámica propia, y en el que intervienen personas que muestran sus acuerdos y diferencias –o preferencias, si se quiere decir así–, con sus aciertos y errores, no hay que temer: la mano de Dios está sobre todos ellos. Y el elegido es el que realmente necesita la Iglesia en ese momento histórico del que se trate. Lo mismo que Juan XXIII era el que convenía en 1958, le ocurrió a Benedicto XVI en 2005.
Ambos han tenido un pontificado breve pero intensísimo. Pasarán a la historia por haber impreso en tan breve periodo la huella de un innegable carisma que se ha manifestado en multitud de documentos, definiciones, declaraciones, intervenciones en toda clase de estamentos, pero, sobre todo, por haber entregado lo mejor de sí mismos a la Iglesia. Amabilidad, cortesía, humildad, modestia, sencillez y buen sentido del humor son rasgos que ambos comparten. Juan XXIII ha sido el papa de la paz. También Benedicto XVI tiene ese mismo anhelo de paz y reconciliación, inserto incluso en su emblema pontifical. Además, cuando trazó las líneas que deseaba seguir al presentarse al mundo por vez primera el año 2005, subrayó este afán: «poner mi ministerio al servicio de la reconciliación y de la armonía entre los hombres y los pueblos, profundamente convencido que el gran bien de la paz es sobre todo don de Dios, don frágil y precioso que debe ser invocado, tutelado y construido día tras día con el aporte de todos». Ya se sabe que lo que se declara en ese primer y emotivo instante tanto para el elegido como para el mundo que le escucha con suma atención, jamás se olvida. Y aunque no se haya dispuesto del tiempo preciso para pensar en esas primeras palabras que acompañan al saludo inicial, como de la abundancia del corazón habla la boca, evidentemente eso que se dice no es fruto de la improvisación, sino que está bien anclado en el interior.
Los dos, Juan XXIII y él, han intervenido queriendo pacificar al mundo siempre golpeado por conflictos bélicos. Ambos son profetas de paz. Han compartido la certeza de que el diálogo disuelve toda tensión y han dado pruebas fehacientes de ello buscando el consenso aún en situaciones difíciles. Debo terminar dejando abierta esta vía para seguir profundizando en ella, pero no sin recordar que cuando Juan XXIII decidió convocar el concilio, hizo notar a su secretario Capodevilla: «No hay que preocuparse de sí mismo y de quedar bien. En la concepción de las grandes empresas basta con el honor de haber sido providencialmente invitados. Hemos sido llamados a poner en marcha, no a concluir». Podría decirse que este es el espíritu de Benedicto XVI. Y en este saberse retirar a tiempo hay una dosis de generosidad que no puede medirse en manera alguna. Es el signo de una grandeza que la historia se ocupará de juzgar, y por la que incontables personas ya damos gracias al Padre, que nos ha concedido el don de tener a un papa como él, con su talla humana y espiritual, todos estos años al frente de nuestras vidas. Benedicto XVI te amamos y lo seguiremos haciendo. Gracias de todo corazón.


Dossier. Los ocho años de Benedicto XVI (IV)
Un recorrido por la obra del papa Ratzinger: Los últimos viajes
Por Jose Antonio Varela Vidal
ROMA, 25 de febrero de 2013 (Zenit.org) - Ofrecemos a nuestros lectores la cuarta parte del dossier sobre el pontificado de Benedicto XVI, que ZENIT está publicando en las últimas ediciones.
Aunque nadie podía preverlo –quizás ni él-- estos se convertirían en los viajes finales...
Fátima: Consagración a los presbíteros
Benedicto XVI visitó Portugal del 11 al 14 de mayo de 2010 paera conmemorar los diez años de la beatificación de Jacinto y Francisca, los pastorcitos videntes de Fátima.
Aún se le recuerda de rodillas en la Capilla de las Apariciones del Santuario de Fátima, preparándose para celebrar con miles de peregrinos una misa en la explanada de la basílica, donde consagraría a los presbíteros del mundo al Corazón Inmaculado de María. "Mi corazón vencerá", fue el coro que se oía y que aún debería resonar en los ministros del Orden sagrado…
Otros momentos claves del viaje fueron los encuentros con el mundo de la cultura en el Centro Cultural de Belén de Lisboa, y con las organizaciones de la pastoral social portuguesa en la Iglesia de la Santísima Trinidad de Fátima.
Dejó para el final, pero no en su espíritu, un saludo a los enfermos y peregrinos, a quienes les dedicó palabras de consuelo.
Reino Unido: de corazón a corazón
En su visita al Reino Unido (pisó tierra de Inglaterra y Escocia) del 16 al 19 de setiembre de 2010, el santo padre llegó a un país (o un reino) que está perdiendo su característica cristiana de forma progresiva.
Quizás por esto el viaje del Papa fue recibido con una oposición muy fuerte, que se fue reduciendo en la medida que la sociedad lo escuchaba…
El primer ministro de entonces, en un artículo publicado en los principales diarios del mundo, aseguró con satisfacción de que los británicos “se habían detenido a escucharlo”. Fue un tiempo en que constataron que había un personaje real interesado en ellos y no la figura caricaturizada por los medios de comunicación, tan hostiles a su visita.
Es así que el Vicario de Cristo pudo desarrollar su programa con los debidos encuentros y los respectivos discursos que llegaron a 15, cuando los programados eran algunos menos. Pero el papa no podía dejar de reunirse con la reina Isabel II en el Palacio Real de Holyroodhouse, en Edimburgo y sacarle una sonrisa al saludarla. Ni evitar congregar a toda la jerarquía de la Iglesia anglicana y protestante en la Abadía de Westminster, para analizar cómo ser “un solo rebaño y un solo pastor”.
Fue elocuente cuando convocó a niños con sus padres y educadores en el Saint Mary’s University College de Richmond, para insistir que la educación católica, que presenta a Dios como medida del hombre, “no quita nada y lo da todo”.
La visita tuvo una actividad de lo más trascendente: la elevación a los altares del cardenal John Newman, clérigo anglicano convertido al catolicismo en el siglo XIX, que de forma excepcional la presidió el papa en una misa celebrada en el Cofton Park de Rednal, en Birmingham,
Benedicto XVI dijo allí que el cardenal Newman fue un amante de la Verdad, quien tenía la particularidad de “hablar del corazón al corazón”, algo que él mismo hizo durante los cuatro días que estuvo en el centro de la atención de los británicos y del mundo.
Santiago y Barcelona: arte y tradición
La nueva visita a España de Benedicto XVI, tenía que ser a Santiago de Compostela y a Barcelona. Fue así que el 6 y 7 de noviembre de 2010, el Vicario de Cristo llegó como peregrino de la fe en un breve viaje, enrumbándose por una ruta sagrada que los españoles y otros pueblos europeos reconocen como una patria de todos, solo superada por Roma y Jerusalén, como es el Camino de Santiago.
Y para los que decían que el actual pontífice no era de gestos sino de palabras, se equivocaron otra vez. Bastó verlo aparecer en la Catedral de Santiago de Compostela, cubierto con la típica capa marrón de peregrino, que lleva la cruz de Santiago en el corazón, para que todo un pueblo delire de emoción. Esto en pleno Año Santo Compostelano, que lo celebró él mismo a lo grande en la Plaza del Obradoiro, con una misa muy especial.
Fue así que Benedicto XVI utilizó el español del misionero Francisco Xavier y de la reformadora Teresa de Jesús, para invitar a Europa a “no cerrarse al presente, sino abrirse a la trascendencia, a la fraternidad”. A no empeñarse sólo en lo material, sino también en lo moral, en lo social y en lo espiritual-religioso. Siendo así, dijo el Papa, “nunca estará a oscuras”.
Es evidente que el Apóstol de Europa, Santiago el Mayor, le inspiró un llamado profético: pidió respeto hacia la verdad y a su principal receptor: el hombre. Se puede vivir en libertad, pero sin herir la verdad del otro. Estamos llamados a disfrutar de los bienes del desarrollo, pero sin olvidar la auténtica fraternidad hacia los otros continentes, fue parte de su invocación.
En Barcelona, ni los tan ensayados cantos, ni las palabras de bienvenida pudieron evitar que la atención del papa se desviara hacia la magnificencia de la hoy basílica menor “Sagrada Familia”, diseñada y avanzada por el español Antonio Gaudí, hoy en proceso de beatificación.
Fue así que los ojos del profesor Ratzinger no podían detenerse, y dejó escapar gestos de verdadero asombro; el papa de la estética se rendía a la genialidad de un arquitecto y católico ejemplar que consumó en esta obra toda su vida, muriendo inútilmente en un accidente sin poder concluirla.
Una parte del peregrinaje papal consistió en consagrar el altar de la basílica y elevarla de rango. Esta monumental obra responde con precisión a la visión del papa de hacer de Europa un verdadero Patio de los Gentiles. Y el mensaje simbólico siguió inflamando mentes y corazones... Es así que al elegir este templo-ícono de la familia humana, Benedicto XVI capturó la atención mundial para recordar que “la Iglesia apoya todo cuanto promueva el orden natural en el ámbito de la institución familiar, y se opone a todas las formas de negación de la vida humana”.
Luego de los consabidos encuentros con los obispos y demás personalidades del país, el santo padre reservó el final de su visita para bendecir la primera piedra de lo que será la extensión de la casa Niño Dios. Esta obra, dirigida por las Franciscanas del Sacro Cuore, desde 1892 vela por el desarrollo de menores con síndrome de down, alejándolos del fantasma de la marginación y el sufrimiento.
Croacia: Con las familias católicas
No quiso estar ausente el papa en la Jornada Nacional croata de las familias católicas, razón por la que hizo también un viaje "relámpago" los días 4 y 5 de junio de 2011. Quizás el origen yugoslavo de sus habitantes y el inminente ingreso del país a la Unión Europea en julio de 2013, impulsaron más la visita para reforzar las raíces cristianas croatas.
Tuvo así un encuentro con exponentes de la sociedad civil, del mundo político, académico, cultural y empresarial, con el cuerpo diplomático y con los líderes religiosos en el Teatro Nacional Croata; también participó de una entusiasta Vigilia de oración con los jóvenes en la plaza del Bano Josip Jelacic.
Durante la misa con ocasión de la Jornada Nacional de las familias católicas croatas en el hipódromo de Zagreb, invocó a las parejas jóvenes a "ser valientes" y a no ceder "a la mentalidad secularizada que propone la convivencia como preparatoria, o incluso sustitutiva del matrimonio".
Otro momento importante de su visita fue la oración ante la tumba del beato Alojzije Viktor Stepinac en la catedral de la Asunción de la Virgen María y de San Esteban, donde celebró las vísperas con obispos, sacerdotes, religiosos, religiosas y seminaristas. Fue propicia la ocasión para presentar al beato croata como modelo de pastor y protector de su pueblo, echando nuevas luces sobre la polémica que aún subsiste frente a la actuación de Stepinac en horas amargas del país.
JMJ de Madrid: predicar a los cuatro vientos
El regreso de Benedicto XVI a España del 18 al 21 de agosto de 2011, tuvo como principal propósito la celebración de la XXVI Jornada Mundial de la Juventud, donde quedó como símbolo el paso --aún firme y seguro--, del papa a través de la Puerta de Alcalá en la Plaza de la Independencia de Madrid, tomado de la mano con jóvenes de distintas nacionalidades. "Es el papa de todos", fue una frase muy repetida durante la Fiesta de acogida de los jóvenes, que tuvo lugar en la Plaza de Cibeles de Madrid.
Una innovación de por sí importante fueron los encuentros con las jóvenes religiosas en el Patio de los Reyes de El Escorial, así como con los jóvenes profesores universitarios en la basílica de San Lorenzo de El Escorial. También se recuerda aquella memorable misa con los seminaristas en la catedral de Santa María la Real de la Almudena de Madrid, donde anunció para alegría de todos, la inminente proclamación que haría de san Juan de Ávila como doctor de la Iglesia universal.
Así como había querido un Vía Crucis con los jóvenes en la anterior JMJ, esta vez también los convocó en la Plaza de Cibeles, donde miles de rostros y corazones jóvenes dejaron ver que el amor extremo de Cristo por la humanidad, puede entenderse desde temprana edad.
Los jardines del Buen Retiro de Madrid fueron la ocasión propicia para que se instalaran cientos de confesionarios, poniendo en el centro de la atención el sacramento de la reconciliación, el cual fue administrado por el mismo papa a cuatro jóvenes. Aún se recuerda cuando Benedicto XVI insistió en confesar al cuarto joven que estaba listo "por si acaso" fallase algunos de los otros tres programados. Dio así una muestra de que el tiempo alcanza para todos, cuando del perdón de Dios se trata...
Luego de visitar la Fundación Instituto San José de Madrid, regida por la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios para personas con minusvalía, llegó a la Vigilia de oración con los jóvenes en el aeródromo Cuatro Vientos de Madrid. Allí quiso vivir con ellos no solo momentos de profunda oración y alegres cantos, sino que decidió quedarse en medio de sus jóvenes, cuando estos tuvieron que soportar de pie un fuerte temporal, con tal de estar también ellos con el papa.
Al día siguiente, durante la misa central de la JMJ, de nuevo en el aeródromo Cuatro Vientos de Madrid, bromeó sobre el escaso sueño que llevarían consigo los jóvenes, y los alentó a ser "discípulos y misioneros de Cristo". Más adelante anunciaría a Río de Janeiro como la sede de la JMJ 2013, suscitando una algarabía general.
Alemania: en la cuna de Lutero
No está claro si el tercer viaje a su tierra natal, realizada del 22 al 25 de septiembre de 2011, lo planificó el papa como una especie de despedida de su pontificado, pero era una posibilidad que iba en aumento.
Pero algo que sí dejó claro fue su gran anhelo por hacerle sentir al mundo, cuán cerca estaba su corazón y cuán inflamado su deseo de que los cristianos --y los demás creyentes-- vivieran más unidos... Quizás por eso en la visita se programaron importantes encuentros, como aquel con los representantes de comunidad judía en Berlín y con los representantes de la comunidad musulmana.
También tuvo un peso simbólico la reunión con los representantes del Consejo de la Iglesia Evangélica en Alemania, congregados en la sala capitular del ex convento de los Agustinos de Erfurt, Orden religiosa a la que perteneció Martín Lutero. Allí se desarrolló luego una significativa Celebración Ecuménica.
Ya en Friburgo, amplió el horizonte de su mensaje al reunirse con los representantes de las Iglesias ortodoxas en el Seminario arquidiocesano. Allí mismo --y aún con más amplitud-- les hablaría a los miembros del Comité Central de los Católicos Alemanes y a los jueces de la Corte Constitucional Federal.
Estuvo con los jóvenes y las familias, tanto en la misa celebrada en el Olympiastadion de Berlín, como en la Vigilia de Oración en la Feria de Friburgo en Breisgau.
Un acontecimiento resaltado por los observadores fue la visita al Parlamento Federal en elReichstag de Berlín. Allí ante el presidente, la canciller federal y los parlamentarios, el papa alemán centró su discurso sobre los fundamentos del Derecho, contraponiendo el positivismo reinante en Europa, al "concepto de los derechos humanos, la idea de la igualdad de todos los hombres ante la ley, la conciencia de la inviolabilidad de la dignidad humana de cada persona y el reconocimiento de la responsabilidad de los hombres por su conducta", que han sido construidos desde su origen "sobre la base de la convicción de la existencia de un Dios creador".
Benín: Africae Munus
El segundo viaje del papa al África fue a Benín (18-20 de noviembre de 2011), la tierra de su ex colega y amado amigo, el cardenal Bernardin Gantin, quien ha honrado con su nombre el aeropuerto principal del país que recibió al vicario de Cristo.
Por eso no fue extraño ver en el programa una visita a la tumba del ex alto prelado en la capilla del seminario de San Gall de Ouidah. Como se recuerda, ambos trabajaron juntos en la Curia Romana, desde que el cardenal beninés fuera convocado por el beato Juan Pablo II como prefecto de la Congregación de los Obispos. Esto le valió detentar el reconocimiento de primer cardenal africano que ocupaba la presidencia de un dicasterio.
La visita tuvo otro importante motivo, y fue la firma y publicación de la exhortación apostólica postsinodal de la Segunda Asamblea Especial para África del Sínodo de los Obispos "Africae Munus". Luego, con palabras de aliento y esperanza, el santo padre entregó el documento a los obispos de África durante una concurrida misa en el Stade de l’amitié de Cotonú.
Un acontecimiento que llenó de emoción al mundo entero, fue el encuentro con los niños en la parroquia Santa Rita de Cotonú --que continuaría en México, y que los papas deberían seguir haciendo.
Allí, en medio de una algarabía general, captó su atención para decirles cuánto los quería, para animarlos a leer la Biblia, a valorar la Eucaristía; les regaló a todos un rosario y les dijo lo importante que era rezar... Finalmente, para emoción de un pueblo aún perseguido por su religión, el catequista universal les contó a los niños parte de la historia de san Kizito, aquel muchacho ugandés que lo mataron "porque quería vivir según el bautismo que acababa de recibir".
No dejo de visitar a su enfermos, esta vez en el foyer Paz y Alegría de las Misioneras de la Caridad en la parroquia Santa Rita de Cotonú.
México y Cuba: Peregrino de la Esperanza
Ya meses antes de esta visita a América Latina, se supo que los obispos del CELAM visitaron al papa y lo invitaron a viajar donde estaban sus pueblos, para hablarles "en español".
Él mismo se ocuparía de dar una nueva alegría al continente de la esperanza y del amor, al anunciar el 12 de diciembre de 2011, bajo la mirada de la Guadalupana, que iría al año siguiente a México y a Cuba…
Fue así que, del 23 al 29 de marzo de 2012, cruzaría los mares para hacer un inolvidable viaje en dos etapas. En Guanajuato, León, y después de saludar a los representantes de un estado, que solo décadas atrás prohibía hablar de religión bajo pena de muerte, llegó a la Plaza de la Paz, donde había convocado a sus catequizandos, los niños, para saludarlos y decirles que siempre estaban "en el corazón del papa".
Allí les contó cómo tres niños mártires en tiempos de la primera evangelización de México, los beatos Cristóbal, Antonio y Juan, de Tlaxcala, descubrieron “que no había tesoro más grande que Jesús”.
Al día siguiente, ya antes de la multitudinaria misa en el parque del Bicentenario de León, bendijo el monumento a Cristo Rey, en lo alto del Cubilete, cuyo complejo monumental iluminaría por primera vez al terminar las Vísperas celebradas con los obispos de México y de América Latina, venidos especialmente de todo el continente para reunirse y rezar con él en la Catedral de la Madre Santísima de la Luz de León.
Ya en la siguiente parte del viaje, es decir Cuba, en torno al santo padre se reunieron --contra todo pronóstico-- miles y miles de cubanos para participar de la misa con ocasión del 400 aniversario del hallazgo de la imagen de la Virgen de la Caridad del Cobre, en la Plaza Antonio Maceo de Santiago de Cuba. Luego el papa visitaría de forma privada el Santuario de la patrona y señora de Cuba para rezar.
No se puede medir aún si el impacto fue mayor al ver al papa con el presidente del Consejo de Estado en el Palacio de la Revolución de La Habana --y luego con el histórico líder Fidel Castro-- o ante la atiborrada multitud en la plaza de la Revolución de La Habana que esperó por horas al vicario de cristo para la celebración de la misa final de tan histórica visita.
Se supo después que uno de los frutos inmediatos fue la restitución del viernes santo, como feriado no laborable.
Líbano: Un signo de paz
Con ocasión de la firma y publicación de la exhortación apostólica Postsinodal de la Asamblea Especial para Oriente Medio del Sínodo de los Obispos, el papa Benedicto XVI llegó del 14 al 16 de septiembre de 2012 hasta Beirut en el Líbano, para hablar de Dios, de paz, de unidad. Sería entonces, su último viaje fuera de Italia...
Ya durante su visita inicial a la Basílica de San Pablo de Harissa, quiso firmar la exhortación apostólica y pocas horas después encontrarse con los líderes de las comunidades religiosas musulmanas en el Salón de los Embajadores del Palacio Presidencial de Baabda, a quienes comprometió en la paz y la convivencia.
Se recuerda aún el encuentro con los jóvenes en la explanada frente al patriarcado maronita de Bkerké, donde según los organizadores, llegaron también --nobles ellos y positivos-- grupos de una juventud musulmana que exige paz.
La entrega de la exhortación apostólica postsinodal para Oriente Medio fue en el Beirut City Center Waterfront, durante la celebración de una misa con cerca de 350.000 personas. A esto le siguió un encuentro ecuménico en el Salón de Honor del Patriarcado Siro católico de Charfet, hasta donde llegó con sendos ejemplares del reciente documento postsinodal para todos; para ese día y para el futuro...
Los dossier anteriores en:
Las encíclicas: www.zenit.org/es/articles/dossier-los-ocho-anos-de-benedicto-xvi-i
Los primeros viajes: www.zenit.org/es/articles/dossier-los-ocho-anos-de-benedicto-xvi-ii
Los viajes intermedios: www.zenit.org/es/articles/dossier-los-ocho-anos-de-benedicto-xvi-iii

SANTA SEDE


El cardenal Bertone pide oraciones a los monasterios de vida contemplativa
Les pide intensificar la oración en este momento especial de la vida de la Iglesia
Por Redacción
CIUDAD DEL VATICANO, 25 de febrero de 2013 (Zenit.org) - El cardenal Secretario de Estado, Tarcisio Bertone, ha enviado una carta a los monasterios de vida contemplativa en todo el mundo invitándoles a intensificar la oración en este momento tan especial para la vida de la Iglesia.
Ofrecemos a continuación el texto, fechado el 21 de febrero y dado a conocer hoy por elVatican Information Service.
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"La llamada que Su Santidad Benedicto XVI ha dirigido a todos los fieles, de acompañarlo con la oración en el momento de entregar el ministerio petrino en manos del Señor, y esperar confiados al nuevo Pontífice, se hace particularmente apremiante para esos miembros elegidos de la Iglesia que son los contemplativos.
Su Santidad Benedicto XVI está seguro de poder obtener de vosotros, de vuestros monasterios femeninos y masculinos diseminados por todo el mundo, la valiosa aportación de esa fe orante que desde siempre acompaña y sostiene el camino de la Iglesia.
El próximo Cónclave se apoyará de modo especial en la límpida pureza de vuestra oración y alabanza.
Os dirijo este mensaje mientras toda la Iglesia sigue con emoción los últimos días del luminoso pontificado de Su Santidad Benedicto XVI, y espera al Sucesor que los Eminentísimos Cardenales reunidos en el Cónclave elegirán, guiados por la acción del Espíritu Santo, después de haber escrutado juntos los signos de los tiempos en la Iglesia y el mundo.
Su Santidad Benedicto XVI que, después de haber gobernado la Barca de Pedro en medio de los avatares de la historia, ha optado por dedicarse sobre todo a la oración, a la contemplación del Altísimo y a la reflexión, nos ofrece el ejemplo más significativo de esta elevación espiritual, que manifiesta la dimensión más auténtica y profunda de todo acto eclesial, la del Espíritu Santo que guía a la Iglesia.
El Santo Padre, a quien he comunicado los sentimientos expresados en esta carta, ha manifestado su agrado, pidiéndome que os dé las gracias de su parte y os haga llegar el amor y la estima que os tiene. Me uno a vuestra oración y os saludo con cristiano afecto".

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