REVISTA MAGUÉN-ESCUDO
Aporte de los JUDÍOS MARROQUÍES a Venezuela, Por Dr. Moisés Garzón Serfaty
Por Dr. Moisés Garzón Serfaty
Con la instalación en 1862 de la primera escuela de la Alianza Israelita Universal en Tetuán y, posteriormente en otras ciudades de Marruecos, los judíos marroquíes tuvieron acceso a una educación de la que carecían con anterioridad y que con el paso del tiempo contribuyó a proporcionarles una formación diferente y a tener otras perspectivas y aspiraciones para su futuro. Es así que al ampliarse sus posibilidades de trabajo por sus nuevos conocimientos, se les abrieron nuevos horizontes en los que probar fortuna, lo que produjo una emigración a distintos países, en especial a los del Nuevo Mundo y con preferencia Argentina, Brasil y Venezuela.
Me referiré a los judíos marroquíes y su aporte a este último país en diversos campos. La traída de inmigrantes se hacía mediante contratos que el gobierno otorgaba y con la designación de agentes consulares idóneos.
Los judíos marroquíes Abraham J. Lasry, Enrique B. Levy, Jacob Benady y Alejandro Mondolfi, este último de origen italiano, cumplieron esas tareas. Jacob Benady, por colaborar en la recuperación del Ejército nacional, fue condecorado con la Orden del Libertador por el Presidente Joaquín Crespo.
En las dos últimas décadas del siglo XIX comenzó a llegar al país una inmigración judía proveniente del norte de Marruecos, especialmente, de Tetuán. Enrique B. Levy será uno de los ocho fundadores, en 1907, junto a Jacob Benady, de la Sociedad Benéfica Israelita, que apenas tuvo una duración de dos años. En 1930, Alejandro Mondolfi preside la Asamblea que acordará la constitución de la Asociación Israelita de Venezuela, institución que Aporte de los JUDÍOS MARROQUÍES a Venezuela Dr. Moisés Garzón Serfaty.
Especial para Maguén – Escudo agrupa hasta hoy a la comunidad sefardí del país, en su gran mayoría de origen marroquí. Los apellidos de esos nuevos inmigrantes eran, entre otros, Levy, Cohén, Taurel, Benacerraf, Sabal, Ettedgui, Pariente, Coriat, Benshimol, Bendayán, Sananes, Benzecri, Pinto, Benmergui, Benaím, Pilo, Carciente, Benarroch, Roffé, etcétera. Los recién llegados se residencian mayoritariamente en Caracas, pero otros van a La Guaira, Puerto Cabello, Carúpano, San Fernando de Apure, Río Chico, Valle de la Pascua, Maracaibo, Barcelona, Villa de Cura, Barquisimeto, Los Teques, La Victoria y Maracay.
Al proclamarse la Independencia de Marruecos, en 1956, se produce una importante inmigración de judíos desde Tetuán, Tánger, Melilla, Ceuta y otras ciudades del Norte de África donde el español era el idioma predominante.
Se encontraron con instituciones ya consolidadas, con sinagogas y con un colegio comunitario. De inmediato se incorporaron a la vida venezolana y a las actividades comerciales e industriales.Fue una norma corriente que los inmigrantes judíos, casi todos dedicados al comercio, aspiraran para sus hijos nacidos aquí el camino de las profesiones universitarias.
A lo largo de varias generaciones, eligieron con preferencia la carrera de Medicina, y luego, Ingeniería, Farmacia, Odontología y Arquitectura.
Pero también Derecho, Ciencias, Economía y las carreras humanísticas. En todas y cada una de esas disciplinas ha sido notable el aporte de profesionales judíos marroquíes o sus descendientes, en diversas áreas del desarrollo y de la modernización del país. Mencionaré sólo algunos nombres, asumiendo el riesgo de omitir algunos.
Los médicos
Aarón Benchetrit, natural de Tetuán, revalidó en la UCV – en 1916 - su título de médico colonial obtenido en París. Especialista en el estudio y tratamiento de la lepra, inventó una pócima que, en medio de gran polémica, fue la única cura aplicada con éxito contra la epidemia de gripe española que hizo estragos en el país en 1918.
Elías Benarroch, graduado en la Sorbona en 1923, revalidó su título en la UCV en 1928, descubrió que el Anopheles darlingi era el transmisor del paludismo y fue uno de los pioneros en la lucha contra esta enfermedad, logrando su casi total erradicación a principio de los años cuarenta del siglo XX.
Henrique Benaím Pinto, profesor universitario, laureado internista, miembro de la Academia de Medicina. Su nombre fue dado a una plaza pública caraqueña. Víctor Benaím Pinto, ginecólogo y obstetra, iniciador de los estudios de fertilidad en el país.
La primera mujer que ingresó a la facultad de Medicina de la Universidad Central de Venezuela fue Sara Bendahán, hija de padres marroquíes, nacida en Guatire. Ocurrió en 1926. Por trastornos de salud no pudo graduarse cuando le correspondía. Se graduó de doctora en Ciencias Médicas en 1939. Baruj Benacerraf, Premio Nóbel de Medicina, nació en Caracas, hijo de padres tetuaníes, y se residenció en Estados Unidos desde temprana edad.Jacob Bendahán y Herman Wani, médicos de larga trayectoria, Moisés Salama y David Garzón, reconocidos odontólogos. A estos nombres eminentes se unen los de médicos de generaciones más jóvenes, que tienen actuación destacada en todas las especialidades. Ingenieros y arquitectos Mario Benmergui Attías, arquitecto con maestría Summa Cum Laude en el Instituto Tecnológico de Massachussets, recientemente fallecido. Fue responsable y director del diseño de ocho estaciones del Metro de Caracas. Ganador del concurso para proyectar la nueva ciudad Oued ed Dahab en Marruecos y cónsul honorario de Marruecos en Caracas hasta 1987.
Los científicos
Estrella Abecasis de Laredo, investigadora con larga trayectoria docente en la Universidad Simón Bolívar, ha sido galardonada con el Premio Nacional de Ciencias.
Gonzalo Benaím Pinto, también hijo de padres tetuaníes, farmacéutico y químico, fue un investigador y docente ejemplar, y un permanente luchador por la calidad de la educación en Venezuela.
Abraham Levy Benshimol, profesor de Bioquímica en la Escuela de Biología de la Facultad de Ciencias de la Universidad Central de Venezuela y coordinador académico y director de Postgrado en la misma Facultad de esa alta casa de estudios.
Jacob Carciente Hachuel, Profesor titular en la escuela de Ingeniería Civil de la facultad de Ingeniería de la UCV y decano de la facultad de Ingeniería de la Universidad Metropolitana de Caracas.
Sary Levy, decana de la facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad Central de Venezuela. Los judíos en las letras, el periodismo, las artes y el espectáculo Resaltan, por el reconocimiento nacional a su obra y trayectoria, los nombres de Isaac Chocrón, Premio Nacional de Teatro; Alfredo Roffé, Premio Nacional de Cine y Flor Roffé de Estévez, creadora de un importante método de enseñanza musical para niños.
En el mecenazgo musical, la Fundación Carlos y Alegría Beracasa tuvo, hasta 1999, una actuación de gran alcance. Al aporte que han hecho a la dramaturgia figuras como Isaac Chocrón, se une el nombre de Esther Ettedgui de Bustamante, quien fuera gran promotora teatral.
En la poesía y en la literatura destacan los nombres de Sonia Chocrón, Jacobo Bentata y su hijo Gabriel Bentata Sabah, abogado, poeta y escritor, autor de varias obras sobre Derecho.
En el periodismo cabe mencionar a Samuel Belilty, Estrella Chocrón, Moisés Sananes, Mercedes Chocrón, Priscila Abecasis, Isaac Nahón y Katy Chocrón.
Es invalorable el aporte al desarrollo de la actividad intelectual que hicieran Violeta Roffé y su hermano Alfredo, con su legendaria Librería Cruz del Sur, lugar para el conocimiento y discusión de las más avanzadas corrientes literarias y del pensamiento filosófico entre los años cincuenta y setenta. La pasión de Alfredo Roffé por el cine lo condujo a fundar y a publicar durante varios años, la revista Cine al día, que alcanzó prestigio internacional.
En el cine destaca, como creadora, Margot Benacerraf, hija de tetuaníes, quien fue además fundadora de la Cinemateca Nacional. Otros judíos apasionados por el cine contribuyeron a que lo mejor de este arte estuviera al alcance de los venezolanos, como Zacarías Bibas, quien construyó los cines Radio City y Olimpo, pionero en toda Latinoamérica de la técnica del «cinemascope».
Las artes plásticas tienen entre sus creadores a la ceramista Reina Benzecri de Herrera, Premio Nacional de Artes Aplicadas en 1966 y Nadia Benatar. En el espectáculo merece capítulo especial la figura de Amador Bendayán, nuestro inolvidable artista cómico que llenó varias décadas con risas amables, desde la radio, el cine y la televisión y el humorista Menahem Belilty. En las nuevas generaciones destaca Karina Moreno.
En funciones públicas
El judaísmo venezolano ha tenido a varios de sus miembros como servidores públicos. Alfonso Benzecri, fue ministro de Sanidad; Gustavo Pinto Cohén, ministro de Agricultura, y Lolita Aniyar de Castro, senadora y gobernadora del Estado Zulia.
La solidaridad: esencia del judaísmo
Es un imperativo de nuestra fe religiosa la solidaridad con nuestros congéneres. Desde los tiempos bíblicos, ninguna comunidad judía se organiza sin constituir instituciones o instaurar mecanismos para ayudar al prójimo en sus necesidades básicas. Los judíos venezolanos no han sido la excepción: como individuos o en forma colectiva han practicado permanentemente este mandato de la ley mosaica.
Los niños venezolanos con necesidades excepcionales tuvieron, por primera vez, la posibilidad de una atención especializada gracias a los esposos Carlos y Alegría Beracasa, quienes en 1963, con Reina Benzecri de Benmergui, fundaron AVEPANE (Asociación Venezolana de Padres y Amigos de Niños Excepcionales).
Igualmente viene cumpliendo una extraordinaria labor de ayuda social la institución DIPCIVEN (Damas Israelitas pro-Canastillas e Infancia Venezolana) que se ocupa de atender con alimentos y ropas a los recién nacidos y a sus madres de las clases menos favorecidas.
Hasta aquí, este breve recuento de ilustres judíos marroquíes y sus descendientes, que dan honor y brillo al gentilicio, recuento basado en sendos trabajos sobre el tema de Paulina Gamus y el Dr. Abraham Levy Benshimol y en datos obtenidos del libro «Presencia Sefardí en la historia de Venezuela», de Jacob Carciente, editado por el CESC de la AIV.
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