El Papa Benedicto XVI completa su serie sobre Jesús de Nazaret
Novedad. Planeta editó "La infancia de Jesús", el nuevo libro de Ratzinger
GUILLERMO ZAPIOLA
Irónicamente, es una saga que termina por el principio. El Papa Benedicto XVI ha concluido su trilogía sobre Jesús de Nazaret con "La infancia de Jesús", libro que acaba de ser editado por Planeta.
Al igual que sus dos libros anteriores, éste aparece firmado con el doble nombre del autor (Joseph Ratzinger-Benedicto XVI), subrayando su ya proclamada afirmación de no estar "hablando como Papa" sino, más modestamente, tratando de aportar un punto de vista personal como teólogo que invita a la discusión. Como aquellos, también, se ubica en un espacio intermedio entre el ensayo histórico (lo que no es seguramente su intención primaria, pero no está eludida) y la meditación espiritual.
Ratzinger sabe que en este tomo se está internando en uno de los temas más discutidos por los exégetas del Nuevo Testamento: las narraciones de la infancia de los Evangelios de Mateo y Lucas. Simplificando una cuestión compleja, se trata más o menos de esto: ¿esos relatos deben ser leídos literalmente, o se trata de construcciones literarias, ficciones que aspiran a proporcionar un marco teológico a la historia del Jesús adulto que viene después, como lo sostiene un sector de la llamada (a veces con un dejo peyorativo que no deja de ser un poco injusto) Alta Crítica?
Quienes suelen acusar a Ratzinger de "conservador" y "enemigo de la Alta Crítica" deberían leerlo con más cuidado. No dice que sus cultores estén siempre equivocados. Sostiene, empero, que sus métodos son con frecuencia insuficientes.
Sin embargo, Ratzinger reivindica contra ciertas relecturas modernas la historicidad de episodios discutidos (la visita de los Magos; las circunstancias del censo mencionado por Lucas), y suele disponer de argumentos atendibles. Por supuesto sabe que los Magos no eran reyes ni tres, y que no se llamaban Melchor, Gaspar y Baltasar, y que no hubo ni una vaca ni un burro en el pesebre, pero esas no son novedades, excepto para periodistas poco informados que al parecer es lo único que entendieron del libro. Eso ya se sabía.
Y ha hecho bien sus deberes. A lo largo de todo el libro (corto, escrito con la elegancia que caracteriza a su autor, y que se lee de un tirón) surge una lectura cuidadosa de los textos, permanentemente colocados en el contexto de la historia universal y de los usos y costumbres religiosas de Israel (ver por ejemplo la discusión sobre la aplicación a Jesús del término "primogénito") y relacionados con el antecedente de las Escrituras hebreas a las que el "hecho Jesús" obliga a reinterpretar.
Naturalmente, es un libro escrito por un pensador católico y dirigido, sobre todo, a lectores católicos (o, más ampliamente, "cristianos históricos") que son quienes van a estar más de acuerdo con sus tesis básicas, entre ellas por lo menos dos dogmas que a la postmodernidad le resulta difícil digerir (la virginidad de María, la corporeidad de la Resurrección). Es inevitable en cambio que enoje a teólogos "progres" como Juan José Tamayo, que ya se ha encargado de despotricar contra éste y los otros trabajos del Papa.
Al mismo tiempo, no es imprescindible ser creyente para apreciarlo. Cualquiera que se interese por la historia y por la búsqueda de respuestas puede encontrarle un real interés.
El País Digital
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