Razón del nombre del blog

Razón del nombre del blog
El por qué del título de este blog . Según Gregorio Magno, San Benito se encontraba cada año con su hermana Escolástica. Al caer la noche, volvía a su monasterio. Esta vez, su hermana insistió en que se quedara con ella,y él se negó. Ella oró con lágrimas, y Dios la escuchó. Se desató un aguacero tan violento que nadie pudo salir afuera. A regañadientes, Benito se quedó. Asi la mujer fue más poderosa que el varón, ya que, "Dios es amor" (1Juan 4,16),y pudo más porque amó más” (Lucas 7,47).San Benito y Santa Escolástica cenando en el momento que se da el milagro que narra el Papa Gregorio Magno. Fresco en el Monasterio "Santo Speco" en Subiaco" (Italia)

miércoles, 27 de febrero de 2013

El mito del Marqués de Sade y el sadismo -su oscuro legado- es quizás lo más conocido de su historia. Sin embargo, su historia demuestra que las revoluciones son "sacos de gatos", donde todo vale y su existencia en la Venezuela de la "revolución bonita"


Poschavismo, Marqués de Sade y la Fania

ANGEL OROPEZA |  EL UNIVERSAL
miércoles 20 de febrero de 2013  12:00 AM
Existen dos características resaltantes y de uso excesivamente frecuente en la relación comunicacional entre la actual oligarquía gobernante y el pueblo. Una de ellas es que, en el discurso oficialista, la gente siempre tiene la culpa. Culpa de que la inseguridad le azote, porque quién la manda a salir a la calle (y, cuando no,  porque la población "perdió los valores"). Culpa del desabastecimiento, por hacer "compras nerviosas". Culpa de la crisis eléctrica, por prender demasiados bombillos. Culpa del tráfico porque hay muchos carros. Culpa del caos de los hospitales, porque se enferman mucho. Y esa práctica de desviar, cual espiral centrífuga, cualquier responsabilidad y endilgársela a la gente, es uno de los rasgos que más se ha democratizado dentro de la clase política que nos gobierna. Recuerdo hace unos años cuando el gerente rojo de uno de los terminales de pasajeros de Caracas, ante una periodista que le preguntaba sobre el desbarajuste de pasajes, buses y personas de aquel Miércoles Santo en la terminal a su cargo, le respondió simplemente que eso era culpa de la gente porque "¡habían decidido viajar todos juntos ese día"! Así las cosas, para todo burócrata oficialista, si el modelo económico chavecista no funciona, no es porque está mal diseñado o es inaplicable, sino porque la gente es muy inculta y no lo entiende, o por los vicios egoístas y precomunistas del pueblo, como ese de pensar primero en ellos y en sus familias antes que en el Estado.

La otra característica descollante de la relación comunicacional oligarquía-pueblo es que las decisiones del Gobierno que perjudican a los venezolanos siempre tienen una justificación, la cual –por supuesto- nunca pasa por su responsabilidad o por su falta de pericia. Esas acciones siempre son o inevitables o por algo, no porque al Gobierno le convenga y lo haya decidido así.

Estas dos características del chavismo histórico, han cobrado en los últimos días una neodimensión de obscenidad en boca de los representantes del poschavismo, actualmente en el poder. Así, por ejemplo, hemos observado cómo el presidente Maduro y algunos de sus camaradas cogobernantes han mutado a una especie de Marqués de Sade bolivariano, y sin ninguna clase de rubor, nos dicen que nos pegan porque nos quieren mucho. No otra cosa es afirmar que nos devaluaron el sueldo casi a la mitad para protegernos, que ahora somos más pobres y que pasamos a tener uno de los salarios mínimos más bajos del continente, porque nos aman en demasía y porque, al final, ser más pobres es bueno para nosotros. Lo peor es que el pana Maduro se siente cómodo en  su  onda sádica, porque sabe que cuenta para reforzarlo con una legión de sumisos masoquistas que aplauden cuando los  abusan y golpean,  y creen de verdad que una violación puede confundirse con un acto de amor.

Otro ejemplo, en la misma tónica, es la de justificar la devaluación de nuestra moneda y de nuestro salario porque "había que hacerlo", o, en otras palabras, era lo normal y lo esperado, dadas las condiciones de nuestra economía. Eso de que fregarnos es normal, me hizo recordar la famosa Plantación adentro, aquella magistral pieza de salsa de Tite Curet Alonso, interpretada por el insuperable Rubén Blades con arreglo del no menos magnífico Willie Colón, cuando ambos pertenecían a la inolvidable Fania All Stars. Para los muy chamos que no la conocen, parte de la letra de aquel clásico de la salsa rezaba: "se murió el indio Camilo, por palo que daba el mayoral.  Y el médico de turno dijo así: muerte por causa natural.  ¡Claro!  Después de una tunda de palos, que te mueras es normal".  Parafraseando a Tite, después que se han regalado los recursos del país por conveniencia política y de imagen, que se han despilfarrado los reales del pueblo en un océano de ineficacia y de corrupción, que se ha endeudado el país hasta lo indecible, y que se han enriquecido tantos funcionarios con la plata que era para todos, alguien tiene que pagar la factura. Devaluar y empobrecer al pueblo por lo que otros han comido, bebido y robado, y venderlo como "natural" o "inevitable", es actuar con la impudicia del "médico de turno" de la canción de la Fania. Y tratar de mercadearlo como una expresión de protección y amor por la gente, merece ser incluido en la serie de narraciones más cínicas y perversas del famoso Marqués parisino.

@angeloropeza182                                                                                                                         

Sadismo revolucionario

RUBENS YANES |  EL UNIVERSAL
miércoles 27 de febrero de 2013  12:00 AM
El pasado 20 de febrero el preclaro Ángel Oropeza publicó en este mismo medio un artículo titulado "Poschavismo, Marqués de Sade y la Fania", sobre la forma en que este gobierno se relaciona con la gente.

Más allá del acertado análisis, la pieza revivió en mi memoria cuán polivalente fue la figura de Donatien Aldonze de Sade: fue marqués de la aristocracia francesa, generador del apelativo "sádico" por su crueldad y depravación, pero también fue un agitador revolucionario de modesto mérito y notoriedad durante la Revolución Francesa.

El Marqués de Sade es en principio retoño de una sociedad aristocrática decadente, poco productiva, de relajada moral y sostenida por un régimen opresor que colapsó el 14 de julio de 1789. Su nombre pasó a la historia a través del sustantivo "sadismo", que en sexología ayuda a definir a quienes se excitan infringiendo dolor a otros.

Sade, gracias a su depravación y condición estuvo muy cerca de morir en la guillotina, pero un giro del destino le salvó y lo colocó en La Bastilla. Semanas antes del 14 de julio, desde su calabozo, azuzaba a las gentes para que se rebelasen y lo liberasen; sin embargo fue trasladado a otra prisión antes de la fecha de la toma de esta célebre prisión parisina.

Como en casi todo período revolucionario, los valores se trastocan, lo bueno se vuelve malo y lo malo bueno y la memoria se borra. Es así como Sade es liberado por la Asamblea Revolucionaria y se une a la sección de la Plaza Vend me  dentro de la cual es nombrado Presidente.

Sade presta su perversa pluma a la revolución y escribe panfletos, discursos y hasta el réquiem de Marat, uno de los revolucionarios más radicales de la época. Entre 1790 y 1793, quien fuese marqués, es un revolucionario ejemplar.

Aunque de nuevo, como en toda revolución, uno puede pasar de la gloria a la desgracia en instantes. Sin conocer el motivo, Sade fue encarcelado en el asilo de locos de Charenton, donde moriría  en 1814.

El mito de Sade y el sadismo -su oscuro legado- es quizás lo más conocido de su historia. Sin embargo, su historia demuestra que las revoluciones son "sacos de gatos", donde todo vale.

@rubensyanes

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