"El Bogotazo" sigue presente en el recuerdo de muchos colombianos
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Bogotá,
abril 9.- Este miércoles se conmemorarán en Colombia los 66 años de "El
Bogotazo", que de acuerdo con los historiadores fue el inicio de la
época de "La Violencia", tras la cual más de 200.000 colombianos
perecerían a causa de la guerra partidista que ha durado más de seis
décadas.A la 1:05 de la tarde del 9 de abril de 1948, Jorge Eliécer Gaitán (1903-1948), a quien por entonces se consideraba como el más firme candidato a la Presidencia de Colombia por el partido Liberal, recibió tres impactos de bala que, posteriormente, le causarían la muerte. La avenida Jiménez con carrera séptima, a unos pasos de la iglesia San Francisco, fue testigo del inicio de uno de los hechos más recordados en la ciudad, conocido como "El Bogotazo", que dejó cerca de 3.000 personas muertas o desaparecidas y más de 146 edificaciones destruidas.
Gaitán salía de su oficina a encontrarse con un joven estudiante de Derecho de origen cubano de nombre Fidel Castro, a quien, según dicen, le concedería una entrevista con motivo del Congreso de las Juventudes Latinoamericanas. La cita nunca se daría y ese mismo día, sobre las tres de la tarde, Gaitán moriría en la Clínica Central, producto de dos disparos en la cabeza y uno en el pecho.
Recordando el hecho, este año se estrenó la producción colombo-argentina "Roa", del director Andi Baiz, que cuenta la historia de Juan Roa Sierra, presunto asesino del caudillo liberal colombiano, quien murió linchado rápidamente por la muchedumbre enfurecida, lo que en gran medida no dejó muchos indicios para investigar los móviles y la autoría intelectual del asesinato de Gaitán. (Con información de El Espectador)
Tranvía ardiendo frente al Capitolio Nacional.
Busto de Jorge Eliécer Gaitán |
Los desórdenes se extendieron a otras ciudades y regiones del país pero con menos intensidadEL 9 de abril de 1948, el caudillo liberal Jorge Eliecer Gaitán se encontraba en su despacho con Plinio Mendoza Neira, Pedro Eliseo Cruz, Alejandro Vallejo y Jorge Padilla, salen a almorzar a la 1:00 pm y saliendo del ascensor, Mendoza Neira toma del brazo a Gaitán y se adelantan al resto de personas, al llegar a la puerta Juan Roa Sierra dispara sobre el político. Tres balas impactaron en el cuerpo del abogado penalista y dirigente liberal causándole la muerte pocos minutos después en la Clínica Central, mientras su amigo, el médico Pedro Eliseo Cruz procedía a efectuarle una transfusión de sangre.
Los que presenciaron el trágico evento (personas humildes en su mayoría: limpiabotas, loteros, etc.) persiguieron al asesino mientras gritaban: "Mataron al doctor Gaitán, cojan al asesino" hasta que finalmente un funcionario de la Policía lo introdujo en una droguería a unos cientos de metros del lugar donde ocurrió el magnicidio e intentó protegerlo de la multitud que lo perseguía y lo empezó a interrogar, el joven solo decía: "ay virgen santísima", dando muestras de nervios y angustia.
La multitud penetró en la droguería y golpeó a Roa Sierra hasta dejarlo sin vida, para luego arrastrarlo por toda la carrera séptima hasta el Palacio de Nariño, donde dejaron su cuerpo destrozado, sin vida y desnudo.
Estos hechos llevaron a la revuelta nacional en contra del gobierno conservador de Mariano Ospina Pérez, a quien le exigían la renuncia.
Ese día hubo saqueos, principalmente en el centro de Bogotá, a lo largo de la carrera séptima inicialmente pero que luego se fueron esparciendo por gran parte de la ciudad para terminar extendiéndose a varias ciudades de Colombia. Además de los saqueos, hubo incendios provocados por los manifestantes: incendiaron los tranvías, iglesias, edificaciones importantes y los mismos locales saqueados.
En un principio la policía intentó tomar control del asunto, pero luego, algunos policías y militares se unieron a la revuelta propiciando armas y esfuerzos, mientras que otros tomaron las armas y abrieron fuego sobre los manifestantes.
El saldo de la revuelta fue de varios cientos de muertos y heridos. Las cifras van desde 500 muertos reportados por un cable de la Embajada Alemana hasta la extraoficial de más de 3.000. Los daños materiales correspondieron al incendio y posterior derrumbe de 142 construcciones incluyendo casas particulares, hoteles e iglesias del centro de la ciudad9 y múltiples saqueos.
Durante el proceso judicial por el asesinato, se presentaron testimonios que indicaban que Roa Sierra no fue el asesino, sino que fueron justamente él o los asesinos quienes condujeron a la multitud a tomarlo como el culpable y acabar con su vida. Otras versiones presentadas en el proceso indicaron que Roa Sierra sí fue culpable, pero actuó motivado o en acuerdo con otra persona. La justicia colombiana sentenció en 1978 que el asesino Juan Roa Sierra era esquizofrénico, actuó por motivos personales y solo.
Historia
La IX Conferencia Panamericana estaba en plena realización en Bogotá y el principal objetivo del gobierno de los Estados Unidos en ella era la de convencer a los países participantes de realizar un acuerdo para declarar el comunismo como una actividad fuera de la ley. Esta daría comienzo a lo que más tarde se llamaría Organización de Estados Americanos (OEA). Paralelamente se estaba organizando un Congreso Latinoamericano de Estudiantes conformado como respuesta a la Conferencia Panamericana, con el fin de protestar contra el intervencionismo estadounidense en varias naciones de América. El Congreso Estudiantil fue ideado y promovido por un estudiante en Leyes cubano de nombre Fidel Castro, financiado por el gobierno peronista argentino y convocaba estudiantes de varios países latinoamericanos, en particular Panamá, Costa Rica, México, Venezuela y Cuba. Entre los estudiantes se encontraba el mismo Fidel Castro quien había llegado a Bogotá hacia el 31 de marzo y los otros después.6Según un acuerdo previo realizado el día anterior en la oficina de Gaitán entre Fidel, otros estudiantes que lo acompañaban y Gaitán, se haría una manifestación que terminaría en la plaza de Bolívar en la cual Gaitán daría un discurso. Otra cita se había fijado para hablar del tema hacia las 2:00 de la tarde del 9 de abril, pero esta no alcanzó a realizarse debido al asesinato del líder liberal.
Dos individuos sospechosos se habían visto unas 18 o 20 veces en las vecindades de las oficinas de Gaitán pasado el medio día desde mediados de marzo lo que despertó sospechas en Pablo López, el ascensorista del edificio quien le expresó sus dudas a la secretaria de Gaitán.6
A la 1 de la tarde del 9 de abril, estos dos individuos fueron vistos nuevamente, uno más alto, más delgado y de mayor edad que el otro. Habían estado en la puerta del edificio o en sus alrededores preparados para la salida de Gaitán. Al ver que Gaitán salía uno de ellos (probablemente el más alto) le hizo una señal con la cabeza al otro que se mostraba bastante nervioso. Al salir Gaitán por el portón del edificio giró hacia el norte con el fin de ir a almorzar con sus amigos que lo acompañaban, uno junto a él y los otros más atrás. En este momento el hombre más bajo le dio el paso y le disparó por detrás. El número y frecuencia de los disparos varía de testigo en testigo, lo cierto es que una bala le dio en la nuca y dos en el cuerpo, todas mortales. El hombre alto se debió haber esfumado por entre la multitud, mientras que el más bajo se dio a la retirada retrocediendo y amenazando a los que podrían seguirlo hasta que el dragoneante de la policía Carlos Alberto Jiménez lo capturó, pero a pesar de los cuidados de los policías para protegerlo, la multitud se encargó de lincharlo. La persona linchada fue identificada como Juan Roa Sierra.6
Conferencia Panamericana
Durante el desarrollo de los acontecimientos se llevaba a cabo en Bogotá la novena de las Conferencias Panamericanas que reunía a importantes líderes de toda América y que dio nacimiento a la OEA con la firma de El Pacto de Bogotá. Algunas fuentes relacionan el evento con el asesinato.Guerrilleros en el barco que los trajo desde Cuba a Machurucuto (Venezuela)en mayo de 1967 |
Mitin en Maracaibo el 9 de abril de 1960 |
Hace 54 años, el 9 de abril de 1960 se realizó el mitin de Maracaibo que dio origen al Movimiento de Izquierda Revolucionaria.
Se instala en Caracas la Convención Nacional causante de la primera división de Acción Democrática. En aquella ocasión nació el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) dirigido por Antonio Delgado Lozano, Domingo Alberto Rangel, Simón Sáez Mérida, Gumersindo Rodríguez, José Rafael Muñoz, Jorge Dáger, Silvestre Ortiz Bucaran. Americo Martín, Jesús María Casals, Rómulo Henriquez y Lino Martínez. El MIR nació para conducir al país al Socialismo por el camino de la Revolución Nacional que transforme, a fondo a Venezuela, con un programa antiimperialista y antifeudal. Con esta orientación se transformó en un frente subversivo, asumiendo la vía de la insurrección armada, tomando parte activa en el alzamiento de la Infantería de Marina de Carúpano, estado Sucre, hecho conocido como El Carupanazo, lo que le valió la suspensión de sus actividades públicas.
Fue una insurgencia contra el Pacto de Punto Fijo. El MIR fue el primero en denunciar su carácter "burgués y su vocación entreguista frente al Imperio". Y predijo acertadamente el fracaso de las banderas de la “democracia” que emergieron en el 58: la Reforma Agraria que no acabaría con el latifundio y que aumentó la dependencia alimenticia, la “industrialización” que sólo sería de ensamblaje de partes importadas y que mantendría nuestra dependencia externa. En suma: un sistema excluyente, improductivo y reproductor de la injusticia social, que durante 40 años estarían soportando los venezolanos...Esas tierras trajeron estos lodos que hoy vivimos...
Este 9 de abril celebramos pues, el 54° aniversario de la salida a luz del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), una organización partidista que ya no existe, pero cuya impronta en el curso de las luchas revolucionarias de Venezuela tiene la marca de lo históricamente perdurable. Caso único en el país y tal vez en el continente, apareció completamente hecho, con órganos directivos y militancia, con fracciones sindical, agraria, femenina y juvenil en cada ciudad y poblado, hasta los más remotos, resultado de los combates librados en dos frentes a lo largo de un decenio terrible: en lo externo del partido en el que se formó –el antiguo Acción Democrática–, contra la dictadura encabezada por Marcos Pérez Jiménez, y en lo interno, contra la dirección capituladora obediente a Rómulo Betancourt, que se deslizaba hacia la derecha y la mayordomía proimperialista en la medida en que se endurecía la confrontación. Nació hecho, en medio de una notable expectativa, proclamando transformaciones estructurales en la sociedad y lanzándose a la brega para conquistarlas, y aunque hoy orgánicamente no exista, mantienen plenitud de vigor, para contribuir creadoramente al ascendente movimiento de masas de nuestro tiempo, sus planteamientos esenciales y su llamado revolucionario.
De aquellos combates, que en su expresión antiperezjimenista requirieron el acopio de las reservas morales y patrióticas para afrontar la resistencia clandestina y pagar cuotas de sangre, tortura, cárcel, exilio y desafueros de toda índole, y de los que vinieron luego, para enfrentar la traición post 23 de enero, cuando quienes usufructuaron la gesta arrebatándosela al pueblo se convirtieron en enterradores de la esperanza y dejaron pequeño al dictador en cuanto a vesania represiva, corrupción y antipatriotismo, de esos combates, elevados a su máxima tensión en la nueva fase antipuntofijista, surge también el carácter perdurable del legado político del MIR.
Hombres y mujeres al unísono, trabajadores de la ciudad y el campo, intelectuales, profesionales y jóvenes sembraron memoria en nuestras universidades y centros de estudio, concurrieron a la forja de ese MIR y pelearon, fundamentalmente al lado del PCV y sectores progresistas de URD, en las fábricas y sindicatos, en las aulas liceístas y universitarias, en las barriadas de casi todas las ciudades, en los resquicios legales parlamentarios, en intentos de insurrección cívico-militar y en las montañas guerrilleras, cuando la represión alcanzó un clímax brutal y la llamada democracia representativa se reveló en toda su podredumbre como una ficción tramada para engañar a las masas y prolongar el sistema de opresión y explotación.
El MIR muestra entre sus méritos históricos otro doble logro primicial: el de haber sido el primer partido revolucionario venezolano que asumió como decisión irrevocable la toma del poder y el primero en proclamar el socialismo como objetivo inmediato y necesario de la lucha. En su Tesis Política afirma:
Las fuerzas internas de la sociedad venezolana demandan una revolución democrática, antifeudal y antimperialista. El rasgo fundamental de esa revolución es la fusión de las tareas de liberación nacional y de modernización de nuestra economía con los cambios socialistas. Nuestra revolución democrática no sólo se proyectará hacia el socialismo en el futuro, sino que permitirá cumplir los objetivos socialistas simultáneamente con la realización de las tareas democráticas, antifeudales y antimperialistas.
Asimismo su máximo líder, el esclarecido político e intelectual Domingo Alberto Rangel, con expresión de la cual nos servimos para titular este escrito, señala en el prólogo de aquella Tesis: “Sin socialismo no habrá en nuestro país independencia nacional ni emancipación económica”.
Del Comando Nacional fundador –que resumiremos en cuatro nombres altamente representativos: Antonio Delgado Lozano, Presidente; Américo Chacón, Vicepresidente;
Domingo Alberto Rangel, Secretario General, y
Simón Sáez Mérida, Subsecretario General– (en la foto junto a Dick Parker, Carlos Sabino, Vladimir Acosta, Hugo Calello y Juan Guevara) formaron parte curtidos luchadores de todo el país, muchos de ellos ya fallecidos dejando honroso recuerdo, y la inmensa mayoría de los sobrevivientes mantienen erguidos los principios e ideales entonces proclamados. A ellos y a todos los compañeros en cualquier lugar donde estén que sigan alentando el fuego revolucionario, vaya nuestro afecto de siempre. Y descubrámonos ante el recuerdo de Simón Sáez Mérida, venezolano de excepción que sobrevivió a mil circunstancias de combate y fue muerto de la manera más absurda.
En la confrontación de aquellos años con el imperialismo y sus regímenes títeres, el MIR y las demás agrupaciones revolucionarias fueron vencidos. No bastaron la decisión heroica, ni la justeza de la causa, ni la maduración en la entraña económica de la sociedad, del objetivo a conquistar. No se pudo superar la alienación que padecía la mayoría de nuestro pueblo, todavía prisionera de los mitos de la “democracia representativa” y de la gigantesca organización de la mentira –complejo monopólico mediático, educación inducida, tendenciosidad religiosa, tradiciones inficionadas de individualismo, etcétera– con que el sistema ha creado poderosas barreras defensivas.
La toma de las armas por el movimiento revolucionario en los años ’60 ha tenido interpretaciones controversiales, probablemente complementarias. Si en las direcciones partidistas había discrepancias sobre la oportunidad y viabilidad de la acción; si fue un error estrategicista como reacción del 23 de enero de 1958 Se trató de una epopeya que más allá de sus errores o de sus flaquezas, asumió la posibilidad de una transformación social en términos de consecuencia con los anhelos tantas veces frustrados de cambio en profundidad.
En el transcurso de la lucha surgieron discrepancias, fundamentalmente de carácter táctico, y se fueron desprendiendo cuadros y generando movimientos que tampoco lograron la vinculación orgánica con las masas populares. El MIR siguió buscando caminos, pero cada vez se tornó más débil, hasta desembocar en la extinción luego de dos décadas dramáticas...y en el caos que vive Venezuela hoy, en pleno S.XXI...aferrada a esa vieja y anacrónica utopía convertido en un discurso alienante y repetitivo, según el guión de la opereta en que se ha convertido la otrora "excelsa" Revolución Cubana, en manos hoy de Raúl Castro, el hombre que en los 60 nadie imaginó que iba a figurar en algo por el desprecio conocido que sentía por él su propio hermano: Fidel Castro...hoy senil y enfermo...
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