Venezuela y el temor a competir
ALBERTO JOSÉ HURTADO B.
| EL UNIVERSAL
domingo 13 de abril de 2014 12:00 AM
En Venezuela resulta difícil
entender la lucha entre individuos que aspiran a un mismo objetivo, la
disputa entre organizaciones económicas que pretenden lograr
superioridad en algo, e incluso se minimiza el esfuerzo realizado por
los ciudadanos para estar en condiciones de ser comparado con otros al
poseer una cualidad en grado igual o semejante; todo lo cual se genera
por la costumbre en sociedad de evitar hablar del valor de ser
competitivo, relativizar la importancia de tener éxito en las
actividades que emprendemos, y dar prioridad a la idea de que la
competencia es mala.
En este sentido, la percepción negativa acerca de lo que significa competir encuentra respaldo en dos ideas: 1) imposibilidad de comprobar en la realidad todos los supuestos que sostienen la estructura de mercados competitivos. Al abundar la información asimétrica, las externalidades, y los agentes fijadores de precios, se duda de la capacidad de la competencia perfecta en los mercados para asegurar el máximo bienestar para la sociedad (dando espacio a todo un discurso anti-libre mercado); y 2) apoyo a la estabilidad relativa que garantiza el Estado cooperador como único mecanismo para corregir las fallas del mercado y garantizar mayor bienestar. Mantener dichos criterios demuestra el miedo al éxito y al fracaso de toda una sociedad en el marco de su propio temor a competir.
La competencia existe en el mundo al mismo tiempo que la cooperación, no son sustitutos, ambos permiten construir valores a partir del nivel de compromiso que alcanzamos ganando o perdiendo. Un país que privilegia el papel del Estado como garantía de bienestar demuestra temor de los habitantes a el usufructo de sus cosas ("si no compito garantizo lo mío"); disposición a evitar que hayan ricos porque el sistema de mercado obligatoriamente "produce" pobres; e impulso del monopolio para la toma de decisiones de consumo, ahorro y producción en manos de los representantes del Estado. Dicha posición aumenta el riesgo de llegar a una sociedad concentrada, donde los lazos entre los ciudadanos y el Estado son la única garantía de prosperidad.
@ajhurtadob
En este sentido, la percepción negativa acerca de lo que significa competir encuentra respaldo en dos ideas: 1) imposibilidad de comprobar en la realidad todos los supuestos que sostienen la estructura de mercados competitivos. Al abundar la información asimétrica, las externalidades, y los agentes fijadores de precios, se duda de la capacidad de la competencia perfecta en los mercados para asegurar el máximo bienestar para la sociedad (dando espacio a todo un discurso anti-libre mercado); y 2) apoyo a la estabilidad relativa que garantiza el Estado cooperador como único mecanismo para corregir las fallas del mercado y garantizar mayor bienestar. Mantener dichos criterios demuestra el miedo al éxito y al fracaso de toda una sociedad en el marco de su propio temor a competir.
La competencia existe en el mundo al mismo tiempo que la cooperación, no son sustitutos, ambos permiten construir valores a partir del nivel de compromiso que alcanzamos ganando o perdiendo. Un país que privilegia el papel del Estado como garantía de bienestar demuestra temor de los habitantes a el usufructo de sus cosas ("si no compito garantizo lo mío"); disposición a evitar que hayan ricos porque el sistema de mercado obligatoriamente "produce" pobres; e impulso del monopolio para la toma de decisiones de consumo, ahorro y producción en manos de los representantes del Estado. Dicha posición aumenta el riesgo de llegar a una sociedad concentrada, donde los lazos entre los ciudadanos y el Estado son la única garantía de prosperidad.
@ajhurtadob
La coalición o autosuficiencia
"No volverán" los de la IV y "no seguirán" los de la V República, parecen decir los estudiantes
ALEJANDRO J. SUCRE
| EL UNIVERSAL
domingo 13 de abril de 2014 12:00 AM
"No volverán" los de la IV y
"no seguirán" los de la V República. Eso parecen decir los estudiantes.
El manejo de la economía en estos años de revolución bolivariana ha
generado uno de los desaciertos y pérdidas de recursos más grandes de la
historia de la humanidad. Las políticas de controles y los frenos al
desarrollo de ciudadanos productivos para impulsar los recursos
naturales han generado los mayores trastornos concebibles al aparato
productivo nacional. Haber intentado convertir a Venezuela en una
laboratorio de economía, inspirado en una "matriz insumo-producto" como
lo hizo Mao en China o Stalin en Rusia, produjo la misma catástrofe que
la llamada política del "Gran Salto hacia adelante". Los millones de
muertos por hambruna y escasez que se produjeron en China y Rusia no se
materializaron en Venezuela gracias a las protestas pacíficas, a tiempo y
heroicas, de centenares de miles de estudiantes que comenzaron el 12 de
febrero de los corrientes.
La política social del gobierno y sus misiones tuvieron un sentido muy acertado de auxilio a una población muy abandonada por la corrupción y la concentración de privilegios y riquezas ocurridas en algunos gobiernos de la llamada IV República. No obstante, este acierto en la política social de la V República fue parcial. Y fue parcial debido a que se palió la emergencia en salud y alimentación temporalmente, pero no se educó a la población para producir más como medio de redistribución de riquezas. Y como las necesidades están por encima de la disponibilidad de bienes siempre, revolución sin producción no dura. Por lo tanto, el acierto en política social no debió ser usado por los representantes de la V República como bastión para disminuir el rol del ciudadano productivo sano. Se zumbó a todo ciudadano aspirante de productividad en mazmorras de regulaciones. Y mientras el ciudadano productivo quedó con grillos en los pies, el sector gubernamental se insufló en una carrera empresarial que plagó de burocracia la producción nacional. Además, mal asignó miles de millones de dólares (Cadivi y crisis bancaria). Adicionalmente, obligó al Banco Central a imprimir billetes para encubrir improductividad. Semejante despilfarro ha hecho que la nación con reservas petroleras mas grandes del mundo se vea sin papel toilet.
Los vicios son muchos y bien distribuidos en varios sectores políticos. La oposición falló en convencer a una base popular profunda sobre otros modelos de desarrollo que elevara las exigencias al gobierno para producir mejores resultados. La oposición también falló por hacer la confrontación incesante casi sólo por vía de los medios de comunicación, por lo que colaboró al proceso de polarización actual y convirtió a esos medios en blancos de la diatriba política. Gobierno y oposición han actuado con insensibilidad para resaltar la necesidad de ser productivos en todos los estratos sociales. Por eso, el expresidente de Brasil, Lula da Silva, expone que se hace necesario un gobierno de coalición. Pero la coalición debe contar con los rectores de las universidades, los estudiantes y los intelectuales venezolanos. Es la única manera de superar las limitaciones que genera el sentido de autosuficiencia de los actuales líderes del gobierno y de la oposición.
alexsucre@hotmail.com
La política social del gobierno y sus misiones tuvieron un sentido muy acertado de auxilio a una población muy abandonada por la corrupción y la concentración de privilegios y riquezas ocurridas en algunos gobiernos de la llamada IV República. No obstante, este acierto en la política social de la V República fue parcial. Y fue parcial debido a que se palió la emergencia en salud y alimentación temporalmente, pero no se educó a la población para producir más como medio de redistribución de riquezas. Y como las necesidades están por encima de la disponibilidad de bienes siempre, revolución sin producción no dura. Por lo tanto, el acierto en política social no debió ser usado por los representantes de la V República como bastión para disminuir el rol del ciudadano productivo sano. Se zumbó a todo ciudadano aspirante de productividad en mazmorras de regulaciones. Y mientras el ciudadano productivo quedó con grillos en los pies, el sector gubernamental se insufló en una carrera empresarial que plagó de burocracia la producción nacional. Además, mal asignó miles de millones de dólares (Cadivi y crisis bancaria). Adicionalmente, obligó al Banco Central a imprimir billetes para encubrir improductividad. Semejante despilfarro ha hecho que la nación con reservas petroleras mas grandes del mundo se vea sin papel toilet.
Los vicios son muchos y bien distribuidos en varios sectores políticos. La oposición falló en convencer a una base popular profunda sobre otros modelos de desarrollo que elevara las exigencias al gobierno para producir mejores resultados. La oposición también falló por hacer la confrontación incesante casi sólo por vía de los medios de comunicación, por lo que colaboró al proceso de polarización actual y convirtió a esos medios en blancos de la diatriba política. Gobierno y oposición han actuado con insensibilidad para resaltar la necesidad de ser productivos en todos los estratos sociales. Por eso, el expresidente de Brasil, Lula da Silva, expone que se hace necesario un gobierno de coalición. Pero la coalición debe contar con los rectores de las universidades, los estudiantes y los intelectuales venezolanos. Es la única manera de superar las limitaciones que genera el sentido de autosuficiencia de los actuales líderes del gobierno y de la oposición.
alexsucre@hotmail.com
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