La nueva guerra híbrida entre Rusia y Occidente
Las presuntas incursiones de aviones militares rusos se triplicaron durante el último año y los funcionarios de la OTAN afirman que las maniobras ocurren cada vez más profundamente en territorio de la alianza occidental y son más provocadoras
7 DE NOVIEMBRE 2014 - 09:26 AM
Son todas actividades en las sombras o bajo el radar, acompañadas de una andanada de mensajes antioccidentales en los medios prorrusos: lo que se ha llamado "guerra híbrida", donde la propaganda y la provocación están en primer plano.
De hecho, el sondeo ruso de las fronteras de la OTAN y las defensas en la región del Báltico no es nada nuevo.
Pero las presuntas incursiones de aviones militares rusos se triplicaron durante el último año y los funcionarios de la OTAN afirman que las maniobras ocurren cada vez más profundamente en territorio de la alianza occidental y son más provocadoras.
"Lo que hemos visto es una creciente presencia militar de Rusia en el aire, en el mar y ahora bajo el mar", señala Tomas Ries, profesor titular en la Escuela de Defensa Nacional de Suecia.
"Se podría decir que esta nueva especie de guerra híbrida está definida por el hecho de que no hay una distinción real entre la guerra y la paz".
"Es una señal del Kremlin a Occidente de que básicamente el pasado quedó atrás. Rusia está regresando al escenario y afirmando: 'Somos fuertes y ya es hora de que se den cuenta que deben respetarnos".
Pero la guerra híbrida es casi siempre negable.
Son todas actividades en las sombras o bajo el radar, acompañadas de una andanada de mensajes antioccidentales en los medios prorrusos: lo que se ha llamado "guerra híbrida", donde la propaganda y la provocación están en primer plano.
De hecho, el sondeo ruso de las fronteras de la OTAN y las defensas en la región del Báltico no es nada nuevo.
Pero las presuntas incursiones de aviones militares rusos se triplicaron durante el último año y los funcionarios de la OTAN afirman que las maniobras ocurren cada vez más profundamente en territorio de la alianza occidental y son más provocadoras.
"Lo que hemos visto es una creciente presencia militar de Rusia en el aire, en el mar y ahora bajo el mar", señala Tomas Ries, profesor titular en la Escuela de Defensa Nacional de Suecia.
"Se podría decir que esta nueva especie de guerra híbrida está definida por el hecho de que no hay una distinción real entre la guerra y la paz".
"Es una señal del Kremlin a Occidente de que básicamente el pasado quedó atrás. Rusia está regresando al escenario y afirmando: 'Somos fuertes y ya es hora de que se den cuenta que deben respetarnos".
Pero la guerra híbrida es casi siempre negable.
"PROPAGANDA OCCIDENTAL"
¿Recuerda aquellos "hombres de verde" que aparecieron por primera vez en Crimea para ayudar a facilitar la anexión a Rusia? ¿O los soldados rusos y armas pesadas que aparecieron en el este de Ucrania en apoyo de los rebeldes prorrusos?
Ahora, como entonces, el Kremlin se ha apurado por negar su participación.
En efecto, mientras Occidente reporta un patrón de aumento de la actividad militar y de inteligencia rusa en las fronteras orientales de la OTAN, Moscú sostiene lo contrario:
- No hay pruebas de la presencia de un submarino ruso en aguas suecas.
- El funcionario estonio acusado de espionaje estaba del lado ruso de la frontera.
- La actividad militar fronteriza rusa en el Báltico es rutinaria y siempre en espacio aéreo o aguas internacionales.
Y lo que es más, indica el Kremlin, si hay una guerra híbrida, es una campaña de propaganda inspirada y orquestada por gobiernos occidentales y encabezada por Estados Unidos, para mostrar a Rusia como el enemigo.
"No digo que Rusia esté libre de culpa", comenta Dmitry Linnik, jefe de la oficina de la emisora radial La Voz de Rusia en Londres.
"Pero mostrar todo esto como lo han hecho los medios y políticos occidentales no sólo es irresponsable, sino que se encamina a aislar y castigar a Rusia para abrir una brecha entre ese país y Europa".
Ahora, funcionarios rusos culpan rutinariamente a EE UU de casi todo.
Nikolai Patrushev, exdirector del espionaje ruso y -según se cree- amigo íntimo del presidente Vladimir Putin, acusó recientemente a EE UU de enredar a la Unión Soviética en una atroz guerra en Afganistán y luego deliberadamente debilitarla económicamente para provocar su colapso en 1991.
Según Putin, EE UU sigue intentando socavar a Rusia.
En su discurso anual ante el llamado Club Valdai, Putin sostuvo que Rusia está tomando el lugar de la URSS como "centro del mal" en la propaganda estadounidense, para "dibujar líneas divisorias y formar coaliciones dirigidas contra un enemigo, como durante los años de la Guerra Fría".
Pero esta posición deja un enigma.
¿Recuerda aquellos "hombres de verde" que aparecieron por primera vez en Crimea para ayudar a facilitar la anexión a Rusia? ¿O los soldados rusos y armas pesadas que aparecieron en el este de Ucrania en apoyo de los rebeldes prorrusos?
Ahora, como entonces, el Kremlin se ha apurado por negar su participación.
En efecto, mientras Occidente reporta un patrón de aumento de la actividad militar y de inteligencia rusa en las fronteras orientales de la OTAN, Moscú sostiene lo contrario:
- No hay pruebas de la presencia de un submarino ruso en aguas suecas.
- El funcionario estonio acusado de espionaje estaba del lado ruso de la frontera.
- La actividad militar fronteriza rusa en el Báltico es rutinaria y siempre en espacio aéreo o aguas internacionales.
Y lo que es más, indica el Kremlin, si hay una guerra híbrida, es una campaña de propaganda inspirada y orquestada por gobiernos occidentales y encabezada por Estados Unidos, para mostrar a Rusia como el enemigo.
"No digo que Rusia esté libre de culpa", comenta Dmitry Linnik, jefe de la oficina de la emisora radial La Voz de Rusia en Londres.
"Pero mostrar todo esto como lo han hecho los medios y políticos occidentales no sólo es irresponsable, sino que se encamina a aislar y castigar a Rusia para abrir una brecha entre ese país y Europa".
Ahora, funcionarios rusos culpan rutinariamente a EE UU de casi todo.
Nikolai Patrushev, exdirector del espionaje ruso y -según se cree- amigo íntimo del presidente Vladimir Putin, acusó recientemente a EE UU de enredar a la Unión Soviética en una atroz guerra en Afganistán y luego deliberadamente debilitarla económicamente para provocar su colapso en 1991.
Según Putin, EE UU sigue intentando socavar a Rusia.
En su discurso anual ante el llamado Club Valdai, Putin sostuvo que Rusia está tomando el lugar de la URSS como "centro del mal" en la propaganda estadounidense, para "dibujar líneas divisorias y formar coaliciones dirigidas contra un enemigo, como durante los años de la Guerra Fría".
Pero esta posición deja un enigma.
DESCONFIANZA
Por una parte, Putin se queja de ser tratado con suspicacia. Por otro, parece desear proyectar a Rusia como una potencia renaciente, preparada para contraatacar si sus intereses son ignorados.
Entonces ¿cómo pretende recuperar sus amigos en Europa, si los gobiernos ven a Rusia como una amenaza?
Clifford Gaddy, del Brookings Institution en Washington y coautor de un reciente perfil de Putin, indica que el punto es que quiere que la gente le tenga miedo.
"Es un principio fundamental de la política exterior rusa y en particular de la de seguridad, que realmente no se puede confiar en nadie", señala.
"Debe tener alguna clase de intimidación o chantaje que asegure que se comporten como desea".
En el nuevo espacio gris de la guerra híbrida, indica la teoría, ya no hay buenos y malos.
"Se le llama una ideología líquida o posmodernista", dice Ilya Zaslavsky, investigador del Instituto Real de Asuntos Internacionales en Londres.
"Ahora nadie tiene ideología, así que se puede argumentar que todos somos cínicos y corruptos como todo el mundo".
"Ellos quieren presentar a Rusia como un matón", indica. "Se acomoda convenientemente a su propia realidad virtual de nueva guerra fría, donde Rusia es un castillo sitiado por enemigos y debe contraatacar".
Es un conflicto confuso y complejo. La pregunta es ¿a dónde se dirige?
Por una parte, Putin se queja de ser tratado con suspicacia. Por otro, parece desear proyectar a Rusia como una potencia renaciente, preparada para contraatacar si sus intereses son ignorados.
Entonces ¿cómo pretende recuperar sus amigos en Europa, si los gobiernos ven a Rusia como una amenaza?
Clifford Gaddy, del Brookings Institution en Washington y coautor de un reciente perfil de Putin, indica que el punto es que quiere que la gente le tenga miedo.
"Es un principio fundamental de la política exterior rusa y en particular de la de seguridad, que realmente no se puede confiar en nadie", señala.
"Debe tener alguna clase de intimidación o chantaje que asegure que se comporten como desea".
En el nuevo espacio gris de la guerra híbrida, indica la teoría, ya no hay buenos y malos.
"Se le llama una ideología líquida o posmodernista", dice Ilya Zaslavsky, investigador del Instituto Real de Asuntos Internacionales en Londres.
"Ahora nadie tiene ideología, así que se puede argumentar que todos somos cínicos y corruptos como todo el mundo".
"Ellos quieren presentar a Rusia como un matón", indica. "Se acomoda convenientemente a su propia realidad virtual de nueva guerra fría, donde Rusia es un castillo sitiado por enemigos y debe contraatacar".
Es un conflicto confuso y complejo. La pregunta es ¿a dónde se dirige?
RUPTURA TOTAL
Gaddy no cree que Putin quiera una ruptura total con Occidente, pero también duda de que las sanciones occidentales logren que Rusia modifique su conducta.
De hecho, le preocupa que si las sanciones continúan aislando a Rusia, la próxima escalada en esta guerra de sombras sea muy peligrosa.
"Estamos en un mundo tan altamente integrado, especialmente en lo electrónico, que si sacamos a Rusia de esa integración, haremos más probable que emplee armas cibernéticas de una manera muy peligrosa -como contra nuestros sistemas financieros- porque le estamos reduciendo el costo de hacerlo", afirma.
Es algo que Linnik descarta como más alarmismo: "Creo que Moscú es mucho más pragmática de lo que pensamos".
"No creo que Moscú esté siquiera considerando ese camino y espero que Occidente también se dé cuenta", opina.
Pero el problema es que, en el turbio mundo de la guerra híbrida donde todo es negable y nada es seguro, ¿quién sabe como se desarrollará esta crisis?
Gaddy no cree que Putin quiera una ruptura total con Occidente, pero también duda de que las sanciones occidentales logren que Rusia modifique su conducta.
De hecho, le preocupa que si las sanciones continúan aislando a Rusia, la próxima escalada en esta guerra de sombras sea muy peligrosa.
"Estamos en un mundo tan altamente integrado, especialmente en lo electrónico, que si sacamos a Rusia de esa integración, haremos más probable que emplee armas cibernéticas de una manera muy peligrosa -como contra nuestros sistemas financieros- porque le estamos reduciendo el costo de hacerlo", afirma.
Es algo que Linnik descarta como más alarmismo: "Creo que Moscú es mucho más pragmática de lo que pensamos".
"No creo que Moscú esté siquiera considerando ese camino y espero que Occidente también se dé cuenta", opina.
Pero el problema es que, en el turbio mundo de la guerra híbrida donde todo es negable y nada es seguro, ¿quién sabe como se desarrollará esta crisis?
Diario Tiempo Sábado, 08 Noviembre 2014 23:28
Estamos al borde de una nueva guerra fría: Gorbachov
Mijail Gorbachov declaró antes de viajar a Berlín que defendería la posición del presidente ruso, Vladimir Putin, en su encuentro con Merkel.
BERLÍN (AFP) - El último dirigente de la Unión Soviética, Mijail Gorbachov, estimó este sábado que el mundo estaba "al borde de una nueva Guerra Fría", según las declaraciones recogidas por la prensa alemana durante las celebraciones del 25 aniversario de la caída del Muro de Berlín.
"El mundo está al borde de una nueva Guerra Fría", afirmó el ex dirigente soviético de 83 años en una clara referencia a la crisis ucraniana. "Algunos dicen que ya comenzó", indicó Gorbachov, para quien en los últimos meses "la confianza se rompió".
"Recordemos que no puede haber seguridad en Europa sin la cooperación germano-rusa", insistió durante una manifestación organizada por la fundación "Cinema for peace", a la que pertenece.
En una entrevista a la radiotelevisión suiza, RTS, Gorbachov estimó también: "Intentan llevarnos a una nueva Guerra Fría. Vemos nuevos muros. En Ucrania, ellos quieren cavar un enorme foso".
"El peligro continúa allí", según el último presidente de la URSS. "Ellos piensan que ganaron la Guerra Fría, pero no hubo un vencedor. Todos ganaron", aseguró. "Pero actualmente, quieren empezar una nueva carrera armamentística".
Dato
En Berlín, donde permanecerá varios días con motivo del 25 aniversario de la caída del Muro, el ex líder soviético se reunirá el lunes con la jefa del gobierno alemán, Angela Merkel.
"Recordemos que no puede haber seguridad en Europa sin la cooperación germano-rusa", insistió durante una manifestación organizada por la fundación "Cinema for peace", a la que pertenece.
En una entrevista a la radiotelevisión suiza, RTS, Gorbachov estimó también: "Intentan llevarnos a una nueva Guerra Fría. Vemos nuevos muros. En Ucrania, ellos quieren cavar un enorme foso".
"El peligro continúa allí", según el último presidente de la URSS. "Ellos piensan que ganaron la Guerra Fría, pero no hubo un vencedor. Todos ganaron", aseguró. "Pero actualmente, quieren empezar una nueva carrera armamentística".
Dato
En Berlín, donde permanecerá varios días con motivo del 25 aniversario de la caída del Muro, el ex líder soviético se reunirá el lunes con la jefa del gobierno alemán, Angela Merkel.
Ante esa verdad que abre de nuevo un ciclo que ya creía cerrado me provoca hacer como
Conrad Schumann - BERLIN WALL - YouTube
-
www.youtube.com/watch?v=SMV7phB_4nA
1/11/2010 - Subido por VIETNAMSAIGON75
Hans Conrad Schumann (March 28, 1942 -- June 20, 1998, in Oberemmendorf near Kipfenberg) was one of the most famous defectors from ...
www.youtube.com/watch?v=SMV7phB_4nA
1/11/2010 - Subido por VIETNAMSAIGON75
Hans Conrad Schumann (March 28, 1942 -- June 20, 1998, in Oberemmendorf near Kipfenberg) was one of the most famous defectors from ...El Muro de los venezolanos
FRANCISCO OLIVARES | EL UNIVERSAL
sábado 8 de noviembre de 2014 02:19 PM
Para el mundo democrático de la Alemania del Oeste se le conocía como el "Muro de la vergüenza", para el Gobierno de la RDA comunista se trataba de la "protección antifascista". Fue el muro de 150 kilómetros de largo que dividió no solo a un país sino al mundo entero.
A 25 años de su derrumbe podría decirse que aún no termina de caer y la opresión a la libertad renace en diversas formas ideológicas y hasta religiosas que hablan en nombre del pueblo y se ocultan tras el término democrático.
Con métodos autocráticos, represivos y de absoluto control por parte del Estado, sus bordes se tocaban con el fascismo. Sin embargo, cualquier ciudadano que expresase algún sentimiento contrario o reclamase algún derecho secuestrado, se le aplicaba el calificativo de fascista y enemigo del pueblo. De allí, pues, que para los comunistas de Alemania el muro de Berlín fuese una contención del "fascismo" representado por el mundo occidental.
A pesar de la fuerza de todo el aparato del Estado sobre los ciudadanos de la Alemania del Este, en la gente estaba sembrado el germen de la libertad y demandaba reformas. Una noticia transmitida por un reportero, según la cual se permitiría a los alemanes del Este un visado para viajar al Oeste legalmente y que estaría vigente de inmediato, movilizó a miles de ciudadanos. Dos horas después de difundida, miles de alemanes se concentraban en el paso fronterizo de la calle Bornholmer y tres horas después al menos 20 mil ciudadanos estaban celebrando y bailando al otro lado del muro exigiendo su derrumbe. Los propios alemanes recuerdan ese acontecimiento como el día más feliz de los alemanes.
Nuevos muros se han levantado en el mundo 25 años después. No son murallas de concreto, pero mecanismos más sofisticados atrapan a los ciudadanos en las redes de la autocracia, coincidencialmente quienes disienten de sus postulados son calificados de fascistas.
Guardando las distancias y las circunstancias, Venezuela está atrapada en un muro semejante que se ha ido construyendo año tras año. El cerco económico, la polarización política, la descalificación del disidente, el aparato represivo, el control de todos los poderes, son parte de ese muro que ha sumido al país en la desesperanza sobre su futuro.
Cuando un río de gente se agolpa durante tres días, a la espera de que abran las barreras para poder comprar un electrodoméstico a un precio preferencial, estamos viendo una versión del siglo XXI de otros regímenes en donde el Estado lo era todo.
El venezolano ha ido aceptando tal sometimiento y al parecer ha ido borrando de su memoria que otro mundo en libertad es posible.
Sin embargo lleva latente un malestar que en poco tiempo puede transformarse en exigencias de libertad, de apertura y de defensa de sus derechos.
"Si quitamos el control de cambio nos tumban", sentenció Aristóbulo Istúriz hace unos meses, indicando una gran verdad para el chavismo y que explica porqué el control total de la economía es fundamental para mantener el poder político sobre la población. La escasez, la inflación y la destrucción del aparato productivo son los bloques fundamentales con los que se edifican los nuevos "muros de Berlín". Cuando los ciudadanos comienzan a manifestar su descontento entonces aparecen las ofertas de electrodomésticos, automóviles y Barbies a precios de 6,30, al que sólo accederá aquel que persevere tres o cuatro días en una cola. "De aquí no me muevo hasta que consiga mi nevera", decía una señora con dos días de cola en Los Próceres. Expresión del nuevo ciudadano "sometido en socialismo".
@ folivares10
FRANCISCO OLIVARES | EL UNIVERSAL
sábado 8 de noviembre de 2014 02:19 PM
Para el mundo democrático de la Alemania del Oeste se le conocía como el "Muro de la vergüenza", para el Gobierno de la RDA comunista se trataba de la "protección antifascista". Fue el muro de 150 kilómetros de largo que dividió no solo a un país sino al mundo entero.
A 25 años de su derrumbe podría decirse que aún no termina de caer y la opresión a la libertad renace en diversas formas ideológicas y hasta religiosas que hablan en nombre del pueblo y se ocultan tras el término democrático.
Con métodos autocráticos, represivos y de absoluto control por parte del Estado, sus bordes se tocaban con el fascismo. Sin embargo, cualquier ciudadano que expresase algún sentimiento contrario o reclamase algún derecho secuestrado, se le aplicaba el calificativo de fascista y enemigo del pueblo. De allí, pues, que para los comunistas de Alemania el muro de Berlín fuese una contención del "fascismo" representado por el mundo occidental.
A pesar de la fuerza de todo el aparato del Estado sobre los ciudadanos de la Alemania del Este, en la gente estaba sembrado el germen de la libertad y demandaba reformas. Una noticia transmitida por un reportero, según la cual se permitiría a los alemanes del Este un visado para viajar al Oeste legalmente y que estaría vigente de inmediato, movilizó a miles de ciudadanos. Dos horas después de difundida, miles de alemanes se concentraban en el paso fronterizo de la calle Bornholmer y tres horas después al menos 20 mil ciudadanos estaban celebrando y bailando al otro lado del muro exigiendo su derrumbe. Los propios alemanes recuerdan ese acontecimiento como el día más feliz de los alemanes.
Nuevos muros se han levantado en el mundo 25 años después. No son murallas de concreto, pero mecanismos más sofisticados atrapan a los ciudadanos en las redes de la autocracia, coincidencialmente quienes disienten de sus postulados son calificados de fascistas.
Guardando las distancias y las circunstancias, Venezuela está atrapada en un muro semejante que se ha ido construyendo año tras año. El cerco económico, la polarización política, la descalificación del disidente, el aparato represivo, el control de todos los poderes, son parte de ese muro que ha sumido al país en la desesperanza sobre su futuro.
Cuando un río de gente se agolpa durante tres días, a la espera de que abran las barreras para poder comprar un electrodoméstico a un precio preferencial, estamos viendo una versión del siglo XXI de otros regímenes en donde el Estado lo era todo.
El venezolano ha ido aceptando tal sometimiento y al parecer ha ido borrando de su memoria que otro mundo en libertad es posible.
Sin embargo lleva latente un malestar que en poco tiempo puede transformarse en exigencias de libertad, de apertura y de defensa de sus derechos.
"Si quitamos el control de cambio nos tumban", sentenció Aristóbulo Istúriz hace unos meses, indicando una gran verdad para el chavismo y que explica porqué el control total de la economía es fundamental para mantener el poder político sobre la población. La escasez, la inflación y la destrucción del aparato productivo son los bloques fundamentales con los que se edifican los nuevos "muros de Berlín". Cuando los ciudadanos comienzan a manifestar su descontento entonces aparecen las ofertas de electrodomésticos, automóviles y Barbies a precios de 6,30, al que sólo accederá aquel que persevere tres o cuatro días en una cola. "De aquí no me muevo hasta que consiga mi nevera", decía una señora con dos días de cola en Los Próceres. Expresión del nuevo ciudadano "sometido en socialismo".
@ folivares10
A 25 años de su derrumbe podría decirse que aún no termina de caer y la opresión a la libertad renace en diversas formas ideológicas y hasta religiosas que hablan en nombre del pueblo y se ocultan tras el término democrático.
Con métodos autocráticos, represivos y de absoluto control por parte del Estado, sus bordes se tocaban con el fascismo. Sin embargo, cualquier ciudadano que expresase algún sentimiento contrario o reclamase algún derecho secuestrado, se le aplicaba el calificativo de fascista y enemigo del pueblo. De allí, pues, que para los comunistas de Alemania el muro de Berlín fuese una contención del "fascismo" representado por el mundo occidental.
A pesar de la fuerza de todo el aparato del Estado sobre los ciudadanos de la Alemania del Este, en la gente estaba sembrado el germen de la libertad y demandaba reformas. Una noticia transmitida por un reportero, según la cual se permitiría a los alemanes del Este un visado para viajar al Oeste legalmente y que estaría vigente de inmediato, movilizó a miles de ciudadanos. Dos horas después de difundida, miles de alemanes se concentraban en el paso fronterizo de la calle Bornholmer y tres horas después al menos 20 mil ciudadanos estaban celebrando y bailando al otro lado del muro exigiendo su derrumbe. Los propios alemanes recuerdan ese acontecimiento como el día más feliz de los alemanes.
Nuevos muros se han levantado en el mundo 25 años después. No son murallas de concreto, pero mecanismos más sofisticados atrapan a los ciudadanos en las redes de la autocracia, coincidencialmente quienes disienten de sus postulados son calificados de fascistas.
Guardando las distancias y las circunstancias, Venezuela está atrapada en un muro semejante que se ha ido construyendo año tras año. El cerco económico, la polarización política, la descalificación del disidente, el aparato represivo, el control de todos los poderes, son parte de ese muro que ha sumido al país en la desesperanza sobre su futuro.
Cuando un río de gente se agolpa durante tres días, a la espera de que abran las barreras para poder comprar un electrodoméstico a un precio preferencial, estamos viendo una versión del siglo XXI de otros regímenes en donde el Estado lo era todo.
El venezolano ha ido aceptando tal sometimiento y al parecer ha ido borrando de su memoria que otro mundo en libertad es posible.
Sin embargo lleva latente un malestar que en poco tiempo puede transformarse en exigencias de libertad, de apertura y de defensa de sus derechos.
"Si quitamos el control de cambio nos tumban", sentenció Aristóbulo Istúriz hace unos meses, indicando una gran verdad para el chavismo y que explica porqué el control total de la economía es fundamental para mantener el poder político sobre la población. La escasez, la inflación y la destrucción del aparato productivo son los bloques fundamentales con los que se edifican los nuevos "muros de Berlín". Cuando los ciudadanos comienzan a manifestar su descontento entonces aparecen las ofertas de electrodomésticos, automóviles y Barbies a precios de 6,30, al que sólo accederá aquel que persevere tres o cuatro días en una cola. "De aquí no me muevo hasta que consiga mi nevera", decía una señora con dos días de cola en Los Próceres. Expresión del nuevo ciudadano "sometido en socialismo".
@ folivares10
La pared que separó dos mundos
El 9 de noviembre se cumplen 25 años de la caída del Muro de Berlín
Por Iván de Vargas
MADRID, 07 de noviembre de 2014 (Zenit.org) - El 9 de Noviembre de 1989 caía todo un símbolo en Berlín. Lo que la opinión pública occidental había llamado "el muro de la vergüenza" desaparecía al fin, después de 28 años dividiendo una ciudad que, desde la construcción del Telón de Acero en 1961, se había convertido en el símbolo más tangible de la división entre dos maneras de entender el mundo.
La ciudad de Berlín, Alemania, y Europa celebran estos días el 25 aniversario de la caída del Muro. Con motivo de este acontecimiento la metrópoli alemana llevará a cabo diferentes actividades este domingo para recordar a los más de cuatro centenares de personas que perecieron intentando huir a la República Federal.
Desde Bornholmer Strasse hasta la Puerta de Brandemburgo y Checkpoint Charlie, unos 8 mil globos serán el epicentro visual de los eventos conmemorativos. Sin embargo, el tema que inspira la celebración, "Mut zur Freiheit" ("El coraje de buscar la libertad") recordará a aquellos que hicieron que la revolución pacífica de 1989 fuera posible. Con este propósito, la institución Robert-Havemann Gesellschaft dispondrá 100 pantallas informativas a lo largo de la instalación de luz que relatarán las historias de los que fueron separados por el Muro de Berlín y los que murieron tratando de cruzarlo.
También se ofrecerán numerosas visitas guiadas, empezando por Mauerpark, Checkpoint Charlie y la East Side Gallery. Los recorridos ilustrarán historias de división, huida y una ciudad cicatrizando sus heridas. También los voluntarios de la iniciativa de apoyo turístico Service in the City compartirán sus propios recuerdos sobre la época del Muro.
Finalmente, el festival del 9 de noviembre frente a la Puerta de Brandemburgo ofrecerá conciertos, así como entrevistas con testigos contemporáneos. A las 19 horas, punto destacado del aniversario, sonará la "Oda a la Alegría" de Ludwig van Beethoven. Luego se soltarán los globos, que se elevarán en el cielo nocturno de Berlín.
La historia del Muro
Tras el fin de la II Guerra Mundial (1939-1945), las potencias vencedoras deciden dividirse Alemania en áreas de influencia: Estados Unidos, Reino Unido y Francia gestionarían la parte Oeste de Alemania, mientras que la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) se encargaría de la parte Este. Por su lado, Berlín, que había sido la capital del III Reich, queda dividida de la misma manera.
Hay que tener en cuenta que, potencias con intereses tan contrapuestos como los aliados occidentales (EEUU, Reino Unido y Francia) y la Unión Soviética (URSS), se habían puesto de acuerdo para vencer a un enemigo común, pero seguían manteniendo sus diferencias insalvables. Mientras en Occidente las democracias decimonónicas daban paso a los nuevos estados sociales y de derecho, la Unión Soviética mantenía una “dictadura del proletariado”.
El final de la guerra terminó con el espejismo de colaboración y definió los dos bloques que se enfrentarían desde 1949: las democracias occidentales y los regímenes comunistas del Este. La construcción del muro del Berlín supuso la exteriorización de este enfrentamiento y fue la reacción inmediata a la continua emigración que se producía desde el Berlín Este al Berlín Oeste. Las autoridades soviéticas decidieron aislar a los ciudadanos berlineses, pero también a los del resto de Alemania, construyendo una frontera física entre la República Federal de Alemania (RFA) y la República Democrática de Alemania (RDA), y a los de otros países de Europa. De la noche a la mañana, dieciséis años después del fin de la guerra, se desplegaba sobre Europa lo que se conoció como el “telón de acero”: la división del continente entre países asociados a los Estados Unidos y los países cercanos a la órbita de la URSS. En este momento surgirían organizaciones como la OTAN y el Pacto de Varsovia. Además, la división de Europa trajo la denominada “guerra fría”, un conflicto mundial tácito que se desarrollaba entre los Estados Unidos y la URSS a través de guerras regionales en países sobre todo asiáticos. También fue la época de la proliferación de armas nucleares.
La división de Europa tuvo como consecuencia la evolución de las sociedades que estaban a un lado o al otro del muro de forma diferente. Aquellas que mantenían democracias activas desarollaron una economía capitalista. Por contra, los que se encontraban en la parte soviética o bajo regímenes comunistas, con economías centralizadas, sufrieron años de retraso y pobreza. En 1957, algunos países de la Europa occidental crearon la Comunidad Económica Europea, el embrión de la actual Unión Europea.
La vida en el Berlín comunista fue hasta la caída del Muro una permanente aproximación a la esquizofrenia colectiva. Se vivía en la penuria constante, comprando lo que fuera aunque no se necesitase cuando se encontraba, porque en la escasez cualquier cosa podía ser canjeada oportunamente. Y al mismo tiempo, se sabía que desde el punto de vista de suministros de todo tipo se vivía en la capital de la República Democrática Alemana infinitamente mejor que en el resto del país.
Pero en cuanto llegaba gente del otro Berlín o de la República Federal de Alemania, se veía también que al otro lado del Muro existía una opulencia insultante. Las divisas alemanas occidentales se cambiaban 4 a 1 en el mercado negro. Este mercado secundario con una moneda fuerte les evidenciaba a los berlineses orientales las deficiencias económicas del sistema de una forma rayana en lo ofensivo.
En 1989, con la presión de las democracias occidentales, las ansias de libertades políticas y sociales de los pueblos bajo sistemas comunistas, y una economía decadente, el final de la URSS como potencia mundial se vislumbraba cercano. En cualquier caso, los alemanes decidieron tomar las riendas de su destino y, la noche del 9 de noviembre, se concentraron en la Puerta de Brandenburgo, y otros lugares de Berlín, para derribar el muro y hacer desaparecer una cicatriz artificial creada por los políticos en el corazón de un pueblo.
La ciudad de Berlín, Alemania, y Europa celebran estos días el 25 aniversario de la caída del Muro. Con motivo de este acontecimiento la metrópoli alemana llevará a cabo diferentes actividades este domingo para recordar a los más de cuatro centenares de personas que perecieron intentando huir a la República Federal.
Desde Bornholmer Strasse hasta la Puerta de Brandemburgo y Checkpoint Charlie, unos 8 mil globos serán el epicentro visual de los eventos conmemorativos. Sin embargo, el tema que inspira la celebración, "Mut zur Freiheit" ("El coraje de buscar la libertad") recordará a aquellos que hicieron que la revolución pacífica de 1989 fuera posible. Con este propósito, la institución Robert-Havemann Gesellschaft dispondrá 100 pantallas informativas a lo largo de la instalación de luz que relatarán las historias de los que fueron separados por el Muro de Berlín y los que murieron tratando de cruzarlo.
También se ofrecerán numerosas visitas guiadas, empezando por Mauerpark, Checkpoint Charlie y la East Side Gallery. Los recorridos ilustrarán historias de división, huida y una ciudad cicatrizando sus heridas. También los voluntarios de la iniciativa de apoyo turístico Service in the City compartirán sus propios recuerdos sobre la época del Muro.
Finalmente, el festival del 9 de noviembre frente a la Puerta de Brandemburgo ofrecerá conciertos, así como entrevistas con testigos contemporáneos. A las 19 horas, punto destacado del aniversario, sonará la "Oda a la Alegría" de Ludwig van Beethoven. Luego se soltarán los globos, que se elevarán en el cielo nocturno de Berlín.
La historia del Muro
Tras el fin de la II Guerra Mundial (1939-1945), las potencias vencedoras deciden dividirse Alemania en áreas de influencia: Estados Unidos, Reino Unido y Francia gestionarían la parte Oeste de Alemania, mientras que la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) se encargaría de la parte Este. Por su lado, Berlín, que había sido la capital del III Reich, queda dividida de la misma manera.
Hay que tener en cuenta que, potencias con intereses tan contrapuestos como los aliados occidentales (EEUU, Reino Unido y Francia) y la Unión Soviética (URSS), se habían puesto de acuerdo para vencer a un enemigo común, pero seguían manteniendo sus diferencias insalvables. Mientras en Occidente las democracias decimonónicas daban paso a los nuevos estados sociales y de derecho, la Unión Soviética mantenía una “dictadura del proletariado”.
El final de la guerra terminó con el espejismo de colaboración y definió los dos bloques que se enfrentarían desde 1949: las democracias occidentales y los regímenes comunistas del Este. La construcción del muro del Berlín supuso la exteriorización de este enfrentamiento y fue la reacción inmediata a la continua emigración que se producía desde el Berlín Este al Berlín Oeste. Las autoridades soviéticas decidieron aislar a los ciudadanos berlineses, pero también a los del resto de Alemania, construyendo una frontera física entre la República Federal de Alemania (RFA) y la República Democrática de Alemania (RDA), y a los de otros países de Europa. De la noche a la mañana, dieciséis años después del fin de la guerra, se desplegaba sobre Europa lo que se conoció como el “telón de acero”: la división del continente entre países asociados a los Estados Unidos y los países cercanos a la órbita de la URSS. En este momento surgirían organizaciones como la OTAN y el Pacto de Varsovia. Además, la división de Europa trajo la denominada “guerra fría”, un conflicto mundial tácito que se desarrollaba entre los Estados Unidos y la URSS a través de guerras regionales en países sobre todo asiáticos. También fue la época de la proliferación de armas nucleares.
La división de Europa tuvo como consecuencia la evolución de las sociedades que estaban a un lado o al otro del muro de forma diferente. Aquellas que mantenían democracias activas desarollaron una economía capitalista. Por contra, los que se encontraban en la parte soviética o bajo regímenes comunistas, con economías centralizadas, sufrieron años de retraso y pobreza. En 1957, algunos países de la Europa occidental crearon la Comunidad Económica Europea, el embrión de la actual Unión Europea.
La vida en el Berlín comunista fue hasta la caída del Muro una permanente aproximación a la esquizofrenia colectiva. Se vivía en la penuria constante, comprando lo que fuera aunque no se necesitase cuando se encontraba, porque en la escasez cualquier cosa podía ser canjeada oportunamente. Y al mismo tiempo, se sabía que desde el punto de vista de suministros de todo tipo se vivía en la capital de la República Democrática Alemana infinitamente mejor que en el resto del país.
Pero en cuanto llegaba gente del otro Berlín o de la República Federal de Alemania, se veía también que al otro lado del Muro existía una opulencia insultante. Las divisas alemanas occidentales se cambiaban 4 a 1 en el mercado negro. Este mercado secundario con una moneda fuerte les evidenciaba a los berlineses orientales las deficiencias económicas del sistema de una forma rayana en lo ofensivo.
En 1989, con la presión de las democracias occidentales, las ansias de libertades políticas y sociales de los pueblos bajo sistemas comunistas, y una economía decadente, el final de la URSS como potencia mundial se vislumbraba cercano. En cualquier caso, los alemanes decidieron tomar las riendas de su destino y, la noche del 9 de noviembre, se concentraron en la Puerta de Brandenburgo, y otros lugares de Berlín, para derribar el muro y hacer desaparecer una cicatriz artificial creada por los políticos en el corazón de un pueblo.
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