El Papa: "Frente a la globalización de la indiferencia, globalización de la solidaridad"
Los participantes del Congreso ecuménico de los obispos amigos de los Focolares visitan al Santo Padre al finalizar su encuentro
Por Rocío Lancho García
CIUDAD DEL VATICANO, 07 de noviembre de 2014 (Zenit.org) - El santo padre Francisco ha recibido en audiencia a los participantes del Congreso ecuménico de los obispos amigos del Movimiento de los Focolares. El encuentro ha tratado el tema "La Eucaristía, misterio de comunión" y se ha celebrado en Grottaferrata del 3 al 6 de noviembre.
Francisco ha afirmado en su discurso que este encuentro anual en el que se reúnen personas de distintos países, iglesias y comunidades eclesiales "es una expresión, un fruto de lo que produce el amor a la Palabra de Dios y la voluntad de conformar la existencia al Evangelio". Asimismo ha indicado que "estas actitudes suscitadas y acompañadas por la gracia del Espíritu Santo hacen germinar muchas iniciativas, hacen florecer amistades sólidas y momentos fuertes de fraternidad y de compartir".
Por eso, Francisco les ha invitado a "hacer tesoro" de esta experiencia rica y a proseguir con valentía, siempre atentos a los signos de los tiempos y pidiendo al Señor el don de la escucha recíproca y la docilidad a su voluntad. De este modo, el Santo Padre se ha detenido en su discurso en un aspecto en particular: "la aguda conciencia del valor, en nuestro mundo turbulento, de un claro testimonio de unidad entre los cristianos y de una declaración explícita de estima, de respeto, y más precisamente, de fraternidad entre nosotros". Esta fraternidad -ha afirmado- es un signo luminoso y atractivo de nuestra fe en Cristo resucitado.
A propósito, el Papa ha observado que si pretendemos responder, como cristianos, a las muchas problemáticas y dramas de nuestro tiempo, "es necesario hablar y actuar como hermanos, y de tal forma que todos lo puedan reconocer fácilmente".
Según ha afirmado el Pontífice, este es un modo -quizá para nosotros el primero- de responder a la globalización de la indiferencia con una globalización de la solidaridad y de la fraternidad, que entre los bautizados deberá resplandecer de forma aún más nítida.
De este modo, ha enumerado una serie de realidades que interpelan "nuestra conciencia de cristianos y de pastores": la falta de libertad para manifestar públicamente la religión y de vivir abiertamente según las exigencias de la ética cristiana en algunos países, las persecuciones de los cristianos y de otras minorías, el triste fenómeno del terrorismo, el drama de los prófugos causado por las guerras y otras razones, los desafíos del fundamentalismo o el secularismo exagerado.
El Pontífice ha observado que estos desafíos son un llamamiento a buscar con compromiso renovado, con constancia y paciencia, "los caminos que conducen hacia la unidad" y "para que nosotros los primeros podamos ser colmados de confianza y de valentía". Y entre estos caminos, el Santo Padre ha señalado uno que es un camino maestro, "la Eucaristía como misterio de comunión".
Asimismo, el Santo Padre ha querido recordar que el apóstol Pablo, desde su primera Carta a los Corintios, indica claramente la Cena del Señor como momento central en la vida de la comunidad, "momento de la verdad".
"Allí se verifica en la máxima medida el encuentro entre la gracia de Cristo y nuestra responsabilidad. Allí, en la Eucaristía, nosotros sentimos claramente que la unidad es don, y que el mismo tiempo es responsabilidad, responsabilidad grave", ha explicado.
Por eso, al finalizar, el Papa ha deseado que el congreso "traiga frutos abundantes de crecimiento en la comunión y en el testimonio de la fraternidad". De este modo, ha concluido el discurso con su tradicional pedido de que recen por él.
Francisco ha afirmado en su discurso que este encuentro anual en el que se reúnen personas de distintos países, iglesias y comunidades eclesiales "es una expresión, un fruto de lo que produce el amor a la Palabra de Dios y la voluntad de conformar la existencia al Evangelio". Asimismo ha indicado que "estas actitudes suscitadas y acompañadas por la gracia del Espíritu Santo hacen germinar muchas iniciativas, hacen florecer amistades sólidas y momentos fuertes de fraternidad y de compartir".
Por eso, Francisco les ha invitado a "hacer tesoro" de esta experiencia rica y a proseguir con valentía, siempre atentos a los signos de los tiempos y pidiendo al Señor el don de la escucha recíproca y la docilidad a su voluntad. De este modo, el Santo Padre se ha detenido en su discurso en un aspecto en particular: "la aguda conciencia del valor, en nuestro mundo turbulento, de un claro testimonio de unidad entre los cristianos y de una declaración explícita de estima, de respeto, y más precisamente, de fraternidad entre nosotros". Esta fraternidad -ha afirmado- es un signo luminoso y atractivo de nuestra fe en Cristo resucitado.
A propósito, el Papa ha observado que si pretendemos responder, como cristianos, a las muchas problemáticas y dramas de nuestro tiempo, "es necesario hablar y actuar como hermanos, y de tal forma que todos lo puedan reconocer fácilmente".
Según ha afirmado el Pontífice, este es un modo -quizá para nosotros el primero- de responder a la globalización de la indiferencia con una globalización de la solidaridad y de la fraternidad, que entre los bautizados deberá resplandecer de forma aún más nítida.
De este modo, ha enumerado una serie de realidades que interpelan "nuestra conciencia de cristianos y de pastores": la falta de libertad para manifestar públicamente la religión y de vivir abiertamente según las exigencias de la ética cristiana en algunos países, las persecuciones de los cristianos y de otras minorías, el triste fenómeno del terrorismo, el drama de los prófugos causado por las guerras y otras razones, los desafíos del fundamentalismo o el secularismo exagerado.
El Pontífice ha observado que estos desafíos son un llamamiento a buscar con compromiso renovado, con constancia y paciencia, "los caminos que conducen hacia la unidad" y "para que nosotros los primeros podamos ser colmados de confianza y de valentía". Y entre estos caminos, el Santo Padre ha señalado uno que es un camino maestro, "la Eucaristía como misterio de comunión".
Asimismo, el Santo Padre ha querido recordar que el apóstol Pablo, desde su primera Carta a los Corintios, indica claramente la Cena del Señor como momento central en la vida de la comunidad, "momento de la verdad".
"Allí se verifica en la máxima medida el encuentro entre la gracia de Cristo y nuestra responsabilidad. Allí, en la Eucaristía, nosotros sentimos claramente que la unidad es don, y que el mismo tiempo es responsabilidad, responsabilidad grave", ha explicado.
Por eso, al finalizar, el Papa ha deseado que el congreso "traiga frutos abundantes de crecimiento en la comunión y en el testimonio de la fraternidad". De este modo, ha concluido el discurso con su tradicional pedido de que recen por él.
Francisco en Sta. Marta: 'Hay cristianos paganos enemigos de la Cruz'
En la homilía de este viernes, el Santo Padre ha invitado a preguntarse si somos ciudadanos del mundo o de los cielos
Por Redacción
CIUDAD DEL VATICANO, 07 de noviembre de 2014 (Zenit.org) - El santo padre Francisco ha advertido que también hoy hay cristianos paganos que se comportan como enemigos de la Cruz de Cristo. Lo ha hecho durante la homilía de la misa celebrada en Santa Marta esta mañana. Por eso, el Papa ha señalado que es necesario cuidarse de las tentaciones de la mundanidad que nos llevan a la ruina.
Cristianos que van adelante en la fe y cristianos que se "comportan como enemigos de la Cruz de Cristo". Haciendo referencia a las palabras de san Pablo a los Filipenses, el Pontífice ha hablado de dos grupos de cristianos, presentes hoy de la misma forma que en los primeros tiempos de la Iglesia. "Los dos grupos estaban en la Iglesia, todos juntos, iban a misa los domingos, alababan al Señor, se llamaban cristianos", ha observado. Entonces, ¿cuál era la diferencia? Los del segundo grupo "¡se comportan como enemigos de la Cruz de Cristo! Cristianos enemigos de la Cruz de Cristo". Francisco ha observando que son "cristianos mundanos, cristianos de nombre, con dos o tres cosas de cristianos, pero nada más. ¡Cristianos paganos! El nombre cristiano, pero la vida pagana". Por decirlo de otra manera, ha aclarado, "paganos con dos trazos de pintura de cristianismo, así aparecen como cristianos, pero son paganos".
El Pontífice ha precisado que "¡también hoy hay muchos! También nosotros debemos estar atentos y no resbalar hacia ese camino de cristianos paganos, cristianos en la apariencia. Y la tentación de acostumbrarse a la mediocridad, la mediocridad de los cristianos, de estos cristianos, es precisamente su ruina, porque el corazón se enfría, se hacen tibios. Y a los tibios el Señor les dice una palabra fuerte: 'Porque eres tibio, te vomitaré de mi boca' ¡Es muy fuerte! Son enemigos de la Cruz de Cristo. Toman el nombre, pero no siguen las exigencias de la vida cristiana".
San Pablo habla de la "ciudadanía" de los cristianos tal y como ha señalado hoy Francisco en su homilía. "Nuestra ciudadanía está en los cielos. Esa de ellos es terrena. Son ciudadanos del mundo, no de los cielos", ha señalado. Asimismo, ha advertido: "Ciudadanos del mundo. ¡Y el apellido es mundano! Cuidaos de estos".
El Papa ha invitado a preguntarse "¿pero yo tendré algo de estos? ¿tendré algo de la mundanidad dentro de mí? ¿Algo del paganismo?" Y ha propuesto más preguntas: "¿me gusta presumir? ¿me gusta el dinero? ¿me gusta el orgullo, la soberbia? ¿Dónde tengo mis raíces, es decir, de dónde soy ciudadano? ¿Del cielo o de la tierra? ¿En el mundo o en el espíritu mundano? Nuestra ciudadanía está en los cielos y allí esperamos, como Salvador, al Señor Jesucristo. Francisco ha continuado preguntándose: "¿y la de ellos? ¡Su suerte final será la perdición! Estos cristianos pintados terminarán mal... Pero mirad al final: ¿dónde te lleva esta ciudadanía que tú tienes en tu corazón? Esa mundana a la ruina, la de la Cruz de Cristo al encuentro con Él".
Al respecto, el Pontífice ha aportado algunos signos "en el corazón" que muestran que se está "resbalando hacia la mundanidad". "Si tú amas y si tú estás unido al dinero, a la vanidad y al orgullo vas por ese camino malo". Si, sin embargo, "buscas amar a Dios, servir a los demás, si tú eres manso, si tú eres humilde, si tú eres servidor de los otros, vas por el buen camino. Tu carta de ciudadanía es buena: ¡es del cielo!", ha exclamado. Por eso ha observado, que el otro camino "es una ciudadanía que te llevará al mal". Asimismo, ha recordado que Jesús pedía mucho al Padre que salvara a sus discípulos "del espíritu del mundo, de esta mundanidad, que lleva a la perdición ".
Y al hacer referencia al Evangelio de hoy, la parábola del administrador de bienes que engaña a su señor, el Obispo de Roma ha preguntado: "¿cómo ha llegado este administrador del Evangelio a este punto de engañar, de robar a su señor? ¿Cómo ha llegado, de un día para otro? ¡No! Un día una propina aquí, otro un soborno allá y así poco a poco se llega a la corrupción". El camino de la mundanidad de estos enemigos de la Cruz de Cristo es así -ha explicado-, te lleva a la corrupción. "¿Y como termina este hombre? Robando abiertamente...", ha observado el Papa.
Finalmente, el Santo Padre ha retomado las palabras de Pablo que pide permanecer "firmes en el Señor" sin permitir que el corazón se debilite y "termine en la nada, en la corrupción".
Por eso ha afirmado que es una gracia bella pedir permanecer firmes en el Señor. "Firmes en el Señor y en el ejemplo de Cristo: humildad, pobreza, mansedumbre, servicio a los otros, adoración, oración".
Cristianos que van adelante en la fe y cristianos que se "comportan como enemigos de la Cruz de Cristo". Haciendo referencia a las palabras de san Pablo a los Filipenses, el Pontífice ha hablado de dos grupos de cristianos, presentes hoy de la misma forma que en los primeros tiempos de la Iglesia. "Los dos grupos estaban en la Iglesia, todos juntos, iban a misa los domingos, alababan al Señor, se llamaban cristianos", ha observado. Entonces, ¿cuál era la diferencia? Los del segundo grupo "¡se comportan como enemigos de la Cruz de Cristo! Cristianos enemigos de la Cruz de Cristo". Francisco ha observando que son "cristianos mundanos, cristianos de nombre, con dos o tres cosas de cristianos, pero nada más. ¡Cristianos paganos! El nombre cristiano, pero la vida pagana". Por decirlo de otra manera, ha aclarado, "paganos con dos trazos de pintura de cristianismo, así aparecen como cristianos, pero son paganos".
El Pontífice ha precisado que "¡también hoy hay muchos! También nosotros debemos estar atentos y no resbalar hacia ese camino de cristianos paganos, cristianos en la apariencia. Y la tentación de acostumbrarse a la mediocridad, la mediocridad de los cristianos, de estos cristianos, es precisamente su ruina, porque el corazón se enfría, se hacen tibios. Y a los tibios el Señor les dice una palabra fuerte: 'Porque eres tibio, te vomitaré de mi boca' ¡Es muy fuerte! Son enemigos de la Cruz de Cristo. Toman el nombre, pero no siguen las exigencias de la vida cristiana".
San Pablo habla de la "ciudadanía" de los cristianos tal y como ha señalado hoy Francisco en su homilía. "Nuestra ciudadanía está en los cielos. Esa de ellos es terrena. Son ciudadanos del mundo, no de los cielos", ha señalado. Asimismo, ha advertido: "Ciudadanos del mundo. ¡Y el apellido es mundano! Cuidaos de estos".
El Papa ha invitado a preguntarse "¿pero yo tendré algo de estos? ¿tendré algo de la mundanidad dentro de mí? ¿Algo del paganismo?" Y ha propuesto más preguntas: "¿me gusta presumir? ¿me gusta el dinero? ¿me gusta el orgullo, la soberbia? ¿Dónde tengo mis raíces, es decir, de dónde soy ciudadano? ¿Del cielo o de la tierra? ¿En el mundo o en el espíritu mundano? Nuestra ciudadanía está en los cielos y allí esperamos, como Salvador, al Señor Jesucristo. Francisco ha continuado preguntándose: "¿y la de ellos? ¡Su suerte final será la perdición! Estos cristianos pintados terminarán mal... Pero mirad al final: ¿dónde te lleva esta ciudadanía que tú tienes en tu corazón? Esa mundana a la ruina, la de la Cruz de Cristo al encuentro con Él".
Al respecto, el Pontífice ha aportado algunos signos "en el corazón" que muestran que se está "resbalando hacia la mundanidad". "Si tú amas y si tú estás unido al dinero, a la vanidad y al orgullo vas por ese camino malo". Si, sin embargo, "buscas amar a Dios, servir a los demás, si tú eres manso, si tú eres humilde, si tú eres servidor de los otros, vas por el buen camino. Tu carta de ciudadanía es buena: ¡es del cielo!", ha exclamado. Por eso ha observado, que el otro camino "es una ciudadanía que te llevará al mal". Asimismo, ha recordado que Jesús pedía mucho al Padre que salvara a sus discípulos "del espíritu del mundo, de esta mundanidad, que lleva a la perdición ".
Y al hacer referencia al Evangelio de hoy, la parábola del administrador de bienes que engaña a su señor, el Obispo de Roma ha preguntado: "¿cómo ha llegado este administrador del Evangelio a este punto de engañar, de robar a su señor? ¿Cómo ha llegado, de un día para otro? ¡No! Un día una propina aquí, otro un soborno allá y así poco a poco se llega a la corrupción". El camino de la mundanidad de estos enemigos de la Cruz de Cristo es así -ha explicado-, te lleva a la corrupción. "¿Y como termina este hombre? Robando abiertamente...", ha observado el Papa.
Finalmente, el Santo Padre ha retomado las palabras de Pablo que pide permanecer "firmes en el Señor" sin permitir que el corazón se debilite y "termine en la nada, en la corrupción".
Por eso ha afirmado que es una gracia bella pedir permanecer firmes en el Señor. "Firmes en el Señor y en el ejemplo de Cristo: humildad, pobreza, mansedumbre, servicio a los otros, adoración, oración".
El Santo Padre: es mejor acabar a puños que el terrorismo del chisme
Francisco se reúne con los participantes de la Asamblea nacional de la Conferencia Italiana de Superiores Mayores
Por Rocío Lancho García
CIUDAD DEL VATICANO, 07 de noviembre de 2014 (Zenit.org) - En repetidas ocasiones el papa Francisco ha advertido sobre el daño y el mal que hacen los chismorreos, el hablar a las espaldas de los demás. Esta mañana lo ha subrayado de nuevo añadiendo que es mejor acabar a puños que caer en el terrorismo de los chismorreos.
Así lo ha indicado el Santo Padre durante una audiencia con los participantes de la 54ª Asamblea nacional de la Conferencia Italiana de Superiores Mayores sobre el tema "misión de la Iglesia y vida consagrada a la luz de la Evangelii gaudium". Durante su discurso, el Pontífice ha compartido con los presentes algunos puntos de referencia "para el camino": atracción y no proselitismo, descentrarse para poner en el centro a Cristo y vida fraterna.
En primer lugar, el Papa ha destacado que "la vida religiosa ayuda, pero ayuda principalmente la Iglesia a realizar esa 'atracción' que hace crecer, porque delante del testimonio de un hermano o de una hermana que vive verdaderamente la vida religiosa, la gente se pregunta '¿qué hay aquí?' '¿qué empuja a esta persona más allá del horizonte mundano?'". Según Francisco, esta es la primer cosa: "ayudar a la Iglesia a crecer por el camino de atracción. Sin preocuparse de hacer proselitismo: ¡atracción!"
Recordando el Evangelio de este miércoles, el Santo Padre ha señalado que renunciar a las posesiones para ser discípulo de Jesús es una decisión, en distintos modos, que se pide a todo cristiano. "Pero nosotros los religiosos somos llamados a dar un testimonio de profecía. El testimonio de una vida evangélica es lo que distingue al discípulo misionero y en particular quien sigue al Señor en el camino de la vida consagrada. Y el testimonio profético coincide con la santidad", ha explicado el Pontífice.
Pero, ha precisado que "la verdadera profecía no es nunca ideológica, no es un enfrentamiento con la institución: es institución". "¡La profecía es institucional!", ha exclamado. A propósito ha señalado que, la verdadera profecía no es ideología, no está a la moda, sino que siempre es un signo de contradicción según el Evangelio, así como lo era Jesús. "Jesús, por ejemplo, fue un signo de contradicción para las autoridades religiosas de su tiempo: jefes de los fariseos y de los saduceos, doctores de la ley. Y lo fue también para otras opciones y propuestas: esenios, celotes, etc. Signo de contradicción", ha recordado.
Por otro lado, el Papa también ha retomado unas palabras del presidente de la Conferencia Italiana de religiosos -pronunciadas al incio del encuentro- en las que ha dicho que "no queremos combatir batallas en la retaguardia, en la defensa, sino mezclarnos entre la gente" en la certeza de la fe que Dios siempre hace germinar y madurar su Reino. El Pontífice ha observado que esto no es fácil ni se da por descontado, "requiere conversión, requiere sobre todo oración y adoración". Y requiere conversión -ha añadido- con el pueblo santo de Dios que vive en las periferias de la historia. Al respecto ha indicado que "cada carisma, para vivir y ser fecundo, está llamado a descentrarse, para que al centro está solo Jesucristo".
Además, el Santo Padre ha señalado que un signo claro que la vida religiosa está llamada a dar hoy es la vida fraterna. Por eso, el Papa ha pedido a los presentes que entre ellos "no haya el terrorismo del chismorreo". Así, ha propuesto que cuando tienes algo contra un hermano, hay que decirlo a la cara. "Algunas veces terminarás a puños, no es un problema: es mejor esto que el terrorismo del chismorreo", ha observado Francisco.
También ha querido recordar que hoy la cultura dominante es individualista, centrada en los derechos subjetivos. "Es una cultura que corroe la sociedad a partir de su célula primaria que es la familia", ha afirmado. Por eso el Papa ha señalado que "la vida consagrada puede ayudar a la Iglesia y a toda la sociedad dando testimonio de fraternidad, que es posible vivir juntos como hermanos en la diversidad". Y es que -como ha recordado el Santo Padre- en la comunidad no se elige antes, se encuentran personas diferentes por carácter, edad, formación, sensibilidad... y aún así se trata de vivir como hermanos. "Muchas veces uno se equivoca, porque todos somos pecadores, pero si reconoce haberse equivocado, se pide perdón y se ofrece el perdón". Este gesto hace bien a la Iglesia porque hace circular en el cuerpo de la Iglesia la savia de la fraternidad, ha subrayado el Pontífice.
Esta fraternidad, ha advertido, presupone la paternidad de Dios y la maternidad de la Iglesia y de la Madre, la Virgen María. A propósito, Fracisco ha recomendado oración, eucaristía, adoración y rosario para meternos de nuevo cada día en esta relación. Y así se renueva cada día nuestro "estar" con Cristo y en Cristo, y nos metemos en la relación auténtica con el Padre, con la Madre Iglesia y la Madre María. "Si nuestra vida se coloca siempre nuevamente en estas relaciones fundamentales, entonces somos capaces de realizar una fraternidad auténtica, una fraternidad testimonial, que atrae", ha concluido el Papa.
Así lo ha indicado el Santo Padre durante una audiencia con los participantes de la 54ª Asamblea nacional de la Conferencia Italiana de Superiores Mayores sobre el tema "misión de la Iglesia y vida consagrada a la luz de la Evangelii gaudium". Durante su discurso, el Pontífice ha compartido con los presentes algunos puntos de referencia "para el camino": atracción y no proselitismo, descentrarse para poner en el centro a Cristo y vida fraterna.
En primer lugar, el Papa ha destacado que "la vida religiosa ayuda, pero ayuda principalmente la Iglesia a realizar esa 'atracción' que hace crecer, porque delante del testimonio de un hermano o de una hermana que vive verdaderamente la vida religiosa, la gente se pregunta '¿qué hay aquí?' '¿qué empuja a esta persona más allá del horizonte mundano?'". Según Francisco, esta es la primer cosa: "ayudar a la Iglesia a crecer por el camino de atracción. Sin preocuparse de hacer proselitismo: ¡atracción!"
Recordando el Evangelio de este miércoles, el Santo Padre ha señalado que renunciar a las posesiones para ser discípulo de Jesús es una decisión, en distintos modos, que se pide a todo cristiano. "Pero nosotros los religiosos somos llamados a dar un testimonio de profecía. El testimonio de una vida evangélica es lo que distingue al discípulo misionero y en particular quien sigue al Señor en el camino de la vida consagrada. Y el testimonio profético coincide con la santidad", ha explicado el Pontífice.
Pero, ha precisado que "la verdadera profecía no es nunca ideológica, no es un enfrentamiento con la institución: es institución". "¡La profecía es institucional!", ha exclamado. A propósito ha señalado que, la verdadera profecía no es ideología, no está a la moda, sino que siempre es un signo de contradicción según el Evangelio, así como lo era Jesús. "Jesús, por ejemplo, fue un signo de contradicción para las autoridades religiosas de su tiempo: jefes de los fariseos y de los saduceos, doctores de la ley. Y lo fue también para otras opciones y propuestas: esenios, celotes, etc. Signo de contradicción", ha recordado.
Por otro lado, el Papa también ha retomado unas palabras del presidente de la Conferencia Italiana de religiosos -pronunciadas al incio del encuentro- en las que ha dicho que "no queremos combatir batallas en la retaguardia, en la defensa, sino mezclarnos entre la gente" en la certeza de la fe que Dios siempre hace germinar y madurar su Reino. El Pontífice ha observado que esto no es fácil ni se da por descontado, "requiere conversión, requiere sobre todo oración y adoración". Y requiere conversión -ha añadido- con el pueblo santo de Dios que vive en las periferias de la historia. Al respecto ha indicado que "cada carisma, para vivir y ser fecundo, está llamado a descentrarse, para que al centro está solo Jesucristo".
Además, el Santo Padre ha señalado que un signo claro que la vida religiosa está llamada a dar hoy es la vida fraterna. Por eso, el Papa ha pedido a los presentes que entre ellos "no haya el terrorismo del chismorreo". Así, ha propuesto que cuando tienes algo contra un hermano, hay que decirlo a la cara. "Algunas veces terminarás a puños, no es un problema: es mejor esto que el terrorismo del chismorreo", ha observado Francisco.
También ha querido recordar que hoy la cultura dominante es individualista, centrada en los derechos subjetivos. "Es una cultura que corroe la sociedad a partir de su célula primaria que es la familia", ha afirmado. Por eso el Papa ha señalado que "la vida consagrada puede ayudar a la Iglesia y a toda la sociedad dando testimonio de fraternidad, que es posible vivir juntos como hermanos en la diversidad". Y es que -como ha recordado el Santo Padre- en la comunidad no se elige antes, se encuentran personas diferentes por carácter, edad, formación, sensibilidad... y aún así se trata de vivir como hermanos. "Muchas veces uno se equivoca, porque todos somos pecadores, pero si reconoce haberse equivocado, se pide perdón y se ofrece el perdón". Este gesto hace bien a la Iglesia porque hace circular en el cuerpo de la Iglesia la savia de la fraternidad, ha subrayado el Pontífice.
Esta fraternidad, ha advertido, presupone la paternidad de Dios y la maternidad de la Iglesia y de la Madre, la Virgen María. A propósito, Fracisco ha recomendado oración, eucaristía, adoración y rosario para meternos de nuevo cada día en esta relación. Y así se renueva cada día nuestro "estar" con Cristo y en Cristo, y nos metemos en la relación auténtica con el Padre, con la Madre Iglesia y la Madre María. "Si nuestra vida se coloca siempre nuevamente en estas relaciones fundamentales, entonces somos capaces de realizar una fraternidad auténtica, una fraternidad testimonial, que atrae", ha concluido el Papa.
SANTA SEDE
La Santa Sede en la ONU: la migración y la cultura, desafíos de la globalización
Intervención del arzobispo Bernardito Aúza en la LXIX Sesión de la Asamblea General de las Naciones Unidas
Por Redacción
ROMA, 07 de noviembre de 2014 (Zenit.org) - El Observador Permanente de la Santa Sede ante la Organización de las Naciones Unidas en Nueva York, el arzobispo Bernardito Aúza, intervino el pasado 27 de octubre en la LXIX Sesión de la Asamblea General sobre ''Globalización e interdependencia''.
En su mensaje, según informó hoy la Oficina de Prensa de la Santa Sede, Mons. Aúza mencionó dos cuestiones de particular importancia: la migración y la cultura. Sobre la migración, el arzobispo destacó que se trata de un fenómeno que involucra a todos ''no sólo por su dimensión, sino también por los problemas sociales, económicos, políticos, culturales y religiosos que comporta'' y añadió que ''la Santa Sede quiere poner de relieve los casos, especialmente preocupantes, de la trata de personas y las formas de esclavitud contemporánea generada por la migración... Estas formas modernas de esclavitud -añadió- son lo contrario de una globalización impulsada por la cultura del encuentro y los valores de la solidaridad y la justicia''.
''Es necesario ver siempre el rostro humano de la migración, ver al emigrante como otro ser humano, con nuestra misma dignidad y nuestros mismos derechos. Sólo entonces podremos responder a la globalización de la migración con la globalización de la solidaridad y la cooperación. Además, la solidaridad con los emigrantes no es suficiente si no va acompañada de esfuerzos por llevar la paz a las zonas atormentadas por conflictos y lograr un orden económico mundial más equitativo. Dado que la globalización ha hecho más pequeño el mundo transformándolo en una aldea -explicó- podemos llegar a ser buenos vecinos''.
Con respecto al ámbito de la cultura, el prelado filipino dijo que "es un vehículo esencial para expresar y compartir nuestra humanidad común. Es de vital importancia si el objetivo final de la actividad económica y del desarrollo es la verdadera prosperidad humana". "Considerando todos los beneficios y valores de la cultura -prosiguió-, no debemos reducirla a la lógica del intercambio de mercado... La cultura de una comunidad es su aportación al bien común global porque es una expresión de su humanidad; y a través de ella podemos entrar en un diálogo auténtico, ya que habla a nuestra humanidad común''.
Además, el Observador Permanente de la Santa Sede ante la ONU habló de los beneficios y las desigualdades que la globalización puede ofrecer. ''Cuando la globalización une a las personas como iguales produce resultados de beneficio mutuo, una colaboración ventajosa para todos. De lo contrario, genera desigualdades más grandes, marginación, explotación e injusticia. De hecho, como la mayoría de las actividades humanas, la globalización funciona para bien o para mal, dependiendo de la ética y las políticas subyacentes que guían el proceso''.
''El desafío central de la agenda de desarrollo post-2015 es asegurar que la globalización ofrezca beneficios para todos... se necesita fortalecer el multilateralismo para ayudar a lograr este objetivo y para gestionar los diversos riesgos y desafíos relacionados con la globalización'', concluyó.
En su mensaje, según informó hoy la Oficina de Prensa de la Santa Sede, Mons. Aúza mencionó dos cuestiones de particular importancia: la migración y la cultura. Sobre la migración, el arzobispo destacó que se trata de un fenómeno que involucra a todos ''no sólo por su dimensión, sino también por los problemas sociales, económicos, políticos, culturales y religiosos que comporta'' y añadió que ''la Santa Sede quiere poner de relieve los casos, especialmente preocupantes, de la trata de personas y las formas de esclavitud contemporánea generada por la migración... Estas formas modernas de esclavitud -añadió- son lo contrario de una globalización impulsada por la cultura del encuentro y los valores de la solidaridad y la justicia''.
''Es necesario ver siempre el rostro humano de la migración, ver al emigrante como otro ser humano, con nuestra misma dignidad y nuestros mismos derechos. Sólo entonces podremos responder a la globalización de la migración con la globalización de la solidaridad y la cooperación. Además, la solidaridad con los emigrantes no es suficiente si no va acompañada de esfuerzos por llevar la paz a las zonas atormentadas por conflictos y lograr un orden económico mundial más equitativo. Dado que la globalización ha hecho más pequeño el mundo transformándolo en una aldea -explicó- podemos llegar a ser buenos vecinos''.
Con respecto al ámbito de la cultura, el prelado filipino dijo que "es un vehículo esencial para expresar y compartir nuestra humanidad común. Es de vital importancia si el objetivo final de la actividad económica y del desarrollo es la verdadera prosperidad humana". "Considerando todos los beneficios y valores de la cultura -prosiguió-, no debemos reducirla a la lógica del intercambio de mercado... La cultura de una comunidad es su aportación al bien común global porque es una expresión de su humanidad; y a través de ella podemos entrar en un diálogo auténtico, ya que habla a nuestra humanidad común''.
Además, el Observador Permanente de la Santa Sede ante la ONU habló de los beneficios y las desigualdades que la globalización puede ofrecer. ''Cuando la globalización une a las personas como iguales produce resultados de beneficio mutuo, una colaboración ventajosa para todos. De lo contrario, genera desigualdades más grandes, marginación, explotación e injusticia. De hecho, como la mayoría de las actividades humanas, la globalización funciona para bien o para mal, dependiendo de la ética y las políticas subyacentes que guían el proceso''.
''El desafío central de la agenda de desarrollo post-2015 es asegurar que la globalización ofrezca beneficios para todos... se necesita fortalecer el multilateralismo para ayudar a lograr este objetivo y para gestionar los diversos riesgos y desafíos relacionados con la globalización'', concluyó.
No hay comentarios:
Publicar un comentario