De farsa en farsa y de abuso en abuso
Todo en Chávez es una impostura; desde el ocultamiento de su enfermedad hasta los fusiles iraníes
MARTA COLOMINA | EL UNIVERSAL
domingo 17 de junio de 2012 12:00 AM
El chavismo ha desestimado la fuerza de la oposición a pesar de que esta ha ganado varios procesos electorales. Obtuvo mayoría en las parlamentarias (disminuidas por la sesgada modificación de la Ley del Sufragio); ganó el Referéndum que Chávez incumplió con la complicidad de los poderes que controla. Triunfó en los más importantes estados del país en las regionales y derrotó a figuras del chavismo como Diosdado Cabello y Jesse Chacón.
El control de los medios y su atosigante propaganda oficial; el abuso de poder (expresado en terrorismo judicial, multas, escamoteo de un presupuesto justo para gobernaciones opositoras y otras múltiples amenazas); encuestas de maletín, e insultos presidenciales ridiculizando al candidato y a los partidos opositores crearon un triunfalismo oficial que convenció a muchos de la imposibilidad de ganar la elección presidencial del 7-O. Ciegos de poder no quisieron ver los indicadores que tenían frente a sus narices. Desde VTV, muladar propagandístico de la revolución, repetían que la oposición estaba dividida y que la unidad había fracasado. Sobre las primarias hasta Chávez juraba que no se realizarían y que la MUD escogería "a dedo" a su candidato (sería Pablo Pérez). Ante la inminencia de la elección opositora los rojos vaticinaron su fracaso "máximo obtendrían de 500 mil a un millón de votos": Fueron 3 millones y pico "por el buche", de cuyo impacto aún no se han repuesto. Prueba de que los poderes públicos son siervos de Chávez fue la orden del TSJ de confiscar las actas para reeditar otra lista Tascón. La siguiente torpeza fue anunciar que "de un momento a otro" la MUD cambiaría al candidato porque no "cuajaba". El golpe de gracia y cuyo efecto no han podido esconder ni con montajes televisivos, ni con el abundante "carreteo" de empleados públicos exhibidos al día siguiente, fue el millón de venezolanos que acompañaron al candidato Capriles en su caminata de 10 kms para inscribir su candidatura presidencial en el CNE. Fue una inequívoca manifestación de calle, de masiva convocatoria popular y de fuerza de voluntarios entusiastas decididos a sumarse al cambio que el país reclama.
Chávez ha convertido su enfermedad y su vida política en una farsa. Del "milagro" del Cristo de La Grita y de la reaparición de su cáncer (en un año ha estado más de 200 días de reposo) pasa a su reciente autodiagnóstico: "los exámenes revelan que estoy bien de salud", que da pie a los gritos del lunes 11 "¡Chávez ya está recuperado!". Dio 4 pasos para acercarse a la directiva del CNE (llegó montado en un camión) y "levitó" para subir a la tarima. Todo en Chávez es una impostura ; desde el ocultamiento de su enfermedad (los esteroides, el exceso de calmantes y el maquillaje se evidenciaron con el calor de la plaza como mostraron las terribles imágenes que circularon en las redes sociales), hasta las mentiras sobre las 150 mil viviendas, o los delirios de los fusiles y drones iraníes que "fabricará y exportará Venezuela".
El derroche de fondos públicos llegó al clímax ese lunes: "el centro de Caracas fue una gigantesca sopa de letras, sazonada con las siglas de cuanto organismo público existe" escribe el agudo colega Pedro Pablo Peñaloza en El Universal(12-06-2012). Un Chávez visiblemente "acelerado" soltó una arenga política ante rectores del CNE bajo la mirada complacida de las 4 amazonas. Solo el rector Vicente Díaz advirtió a Chávez que no debía seguir utilizando recursos públicos para financiar su campaña. La sumisión de la mayoría de los medios privados a la voluntad del Gobierno es ostensible. Mientras la multitudinaria marcha de Capriles solo fue transmitida por Globovisión (ningún otro canal hizo pase directo alguno) la inscripción de Chávez devino en una cadena (por "solicitud" de Izarra).
Violando la Ley Resorte que establece la obligatoriedad de los medios de transmitir mensajes "institucionales, educativos o de servicio público" y prohíbe utilizar esos espacios para propaganda electoral o de organismos del Estado, Izarra está obligando a los medios privados a transmitir gratuitamente publicidad y propaganda electoral a favor de Chávez (como la del hombre que dice "primero Dios y después mi Comandante" y además exige que tales mensajes electorales de la campaña de Chávez sean colocados al inicio de cada bloque comercial, que es el más visto. Esta semana añadió una cuña publicitando la programación deTves (¡así estará su audiencia!).
El recientemente fallecido Ray Bradbury, quien develó el horror de los chávez e izarras del mundo a través de obras como Fahrenheit 451, escribió: "no tienes que quemar libros para destruir una cultura, sólo haz que la gente deje de leer". Tal cual.
mcolomina@gmail.com
El control de los medios y su atosigante propaganda oficial; el abuso de poder (expresado en terrorismo judicial, multas, escamoteo de un presupuesto justo para gobernaciones opositoras y otras múltiples amenazas); encuestas de maletín, e insultos presidenciales ridiculizando al candidato y a los partidos opositores crearon un triunfalismo oficial que convenció a muchos de la imposibilidad de ganar la elección presidencial del 7-O. Ciegos de poder no quisieron ver los indicadores que tenían frente a sus narices. Desde VTV, muladar propagandístico de la revolución, repetían que la oposición estaba dividida y que la unidad había fracasado. Sobre las primarias hasta Chávez juraba que no se realizarían y que la MUD escogería "a dedo" a su candidato (sería Pablo Pérez). Ante la inminencia de la elección opositora los rojos vaticinaron su fracaso "máximo obtendrían de 500 mil a un millón de votos": Fueron 3 millones y pico "por el buche", de cuyo impacto aún no se han repuesto. Prueba de que los poderes públicos son siervos de Chávez fue la orden del TSJ de confiscar las actas para reeditar otra lista Tascón. La siguiente torpeza fue anunciar que "de un momento a otro" la MUD cambiaría al candidato porque no "cuajaba". El golpe de gracia y cuyo efecto no han podido esconder ni con montajes televisivos, ni con el abundante "carreteo" de empleados públicos exhibidos al día siguiente, fue el millón de venezolanos que acompañaron al candidato Capriles en su caminata de 10 kms para inscribir su candidatura presidencial en el CNE. Fue una inequívoca manifestación de calle, de masiva convocatoria popular y de fuerza de voluntarios entusiastas decididos a sumarse al cambio que el país reclama.
Chávez ha convertido su enfermedad y su vida política en una farsa. Del "milagro" del Cristo de La Grita y de la reaparición de su cáncer (en un año ha estado más de 200 días de reposo) pasa a su reciente autodiagnóstico: "los exámenes revelan que estoy bien de salud", que da pie a los gritos del lunes 11 "¡Chávez ya está recuperado!". Dio 4 pasos para acercarse a la directiva del CNE (llegó montado en un camión) y "levitó" para subir a la tarima. Todo en Chávez es una impostura ; desde el ocultamiento de su enfermedad (los esteroides, el exceso de calmantes y el maquillaje se evidenciaron con el calor de la plaza como mostraron las terribles imágenes que circularon en las redes sociales), hasta las mentiras sobre las 150 mil viviendas, o los delirios de los fusiles y drones iraníes que "fabricará y exportará Venezuela".
El derroche de fondos públicos llegó al clímax ese lunes: "el centro de Caracas fue una gigantesca sopa de letras, sazonada con las siglas de cuanto organismo público existe" escribe el agudo colega Pedro Pablo Peñaloza en El Universal(12-06-2012). Un Chávez visiblemente "acelerado" soltó una arenga política ante rectores del CNE bajo la mirada complacida de las 4 amazonas. Solo el rector Vicente Díaz advirtió a Chávez que no debía seguir utilizando recursos públicos para financiar su campaña. La sumisión de la mayoría de los medios privados a la voluntad del Gobierno es ostensible. Mientras la multitudinaria marcha de Capriles solo fue transmitida por Globovisión (ningún otro canal hizo pase directo alguno) la inscripción de Chávez devino en una cadena (por "solicitud" de Izarra).
Violando la Ley Resorte que establece la obligatoriedad de los medios de transmitir mensajes "institucionales, educativos o de servicio público" y prohíbe utilizar esos espacios para propaganda electoral o de organismos del Estado, Izarra está obligando a los medios privados a transmitir gratuitamente publicidad y propaganda electoral a favor de Chávez (como la del hombre que dice "primero Dios y después mi Comandante" y además exige que tales mensajes electorales de la campaña de Chávez sean colocados al inicio de cada bloque comercial, que es el más visto. Esta semana añadió una cuña publicitando la programación deTves (¡así estará su audiencia!).
El recientemente fallecido Ray Bradbury, quien develó el horror de los chávez e izarras del mundo a través de obras como Fahrenheit 451, escribió: "no tienes que quemar libros para destruir una cultura, sólo haz que la gente deje de leer". Tal cual.
mcolomina@gmail.com
Verborrea versus eficiencia
FERNANDO OCHOA ANTICH | EL UNIVERSAL
domingo 17 de junio de 2012 04:17 PM
El título de este artículo resume claramente el dilema que tienen los venezolanos en las elecciones presidenciales del 7 de octubre. También expresa una realidad indiscutible: Hugo Chávez significa el pasado, Henrique Capriles el futuro. En esta apreciación no hay exageración alguna. No es sólo un problema de edad, sino de percepción del sentimiento nacional. Hugo Chávez ha perdido totalmente su capacidad para interpretar las aspiraciones populares. Al contrario, Henrique Capriles ha empezado a representar progresivamente los intereses de muy amplios sectores sociales y a transmitir una profunda emoción en la juventud venezolana. Comparemos los dos programas de gobierno y sus respectivas campañas electorales para poder encontrar una explicación a esta sorprendente realidad.
Los venezolanos conocemos los problemas que nos afligen. Los sentimos todos los días. Nuestras condiciones de vida se han deteriorado, en todos los sectores sociales, de una manera tan drástica que nos parece estar viviendo una pesadilla. Todos conocemos esos angustiantes problemas, a excepción de Hugo Chávez y su camarilla. Ninguno de los objetivos de su programa de gobierno, considera ni una sola de esas calamidades que ensombrecen el quehacer diario de nuestro pueblo. Veamos: "Consolidar la independencia, alternativa al capitalismo, país potencia, nueva política internacional, y preservar la vida del planeta". Ciertamente, que en alguno de ellos se ofrece construir dos millones de casas y aumentar la producción petrolera a 4 millones de barriles. Promesas y más promesas, que ya nadie puede creer...
El enfoque del programa de gobierno de Henrique Capriles es totalmente diferente. Primero, establece un marco general de aplicación de dicho programa: "El camino que proponemos es más compromiso y menos poder; generosidad y no egoísmo, justicia y no privilegios, verdad y nada de mentiras. La discusión entre presente y pasado, lo que hace es dividirnos. Todos somos venezolanos y eso es lo que importa. Un país dividido es un país débil y queremos tener un país fuerte. Nuestra mirada está puesta en el futuro"... Segundo, señala las líneas fundamentales de ese programa: generar confianza, combatir la inseguridad, respetar la propiedad privada, aumentar la producción nacional, mejorar la educación, crear empleos bien remunerados, rechazar las expropiaciones, incrementar la producción petrolera y fortalecer los programas sociales...
La profunda diferencia que se observa en la orientación general de los dos programas de gobierno va a influir en las dos formas de diseñar y ejecutar las diferentes campañas electorales. La de Hugo Chávez busca impactar el sentimiento popular tratando de revivir los fuertes lazos que en el pasado existieron entre amplios sectores populares y su figura de líder carismático y mesiánico. Este esfuerzo tiene un gran impacto en los sectores populares, aunque su imagen empieza a mostrar un importante desgaste como consecuencia de su grave enfermedad y la ineficiencia del Gobierno. La mejor demostración de esta verdad fue la presentación de su candidatura ante el Consejo Nacional Electoral. Observar que en medio de su discurso se encontraba casi sola la Plaza Caracas es una muestra de debilidad indiscutible.
La campaña de Henrique Capriles busca impactar en todos los sectores sociales a través del contacto personal, aprovechando su juventud y resistencia física. Su mensaje de unión de todos los venezolanos, su eslogan señalando que existe un camino para asegurar el futuro de Venezuela y lo concreto de su programa de gobierno ha tenido un importante efecto en las nuevas generaciones. Es innegable que el creciente fortalecimiento de su popularidad tiene preocupado a Hugo Chávez. Es la única explicación que puede encontrarse a los permanentes ataques a su persona que mantiene el oficialismo. La multitudinaria marcha para presentar su candidatura ante el Consejo Nacional Electoral y las concentraciones populares de estos días han convencido a muchos venezolanos de la posibilidad cierta de derrotar a Hugo Chávez.
En verdad faltan muchos meses de campaña electoral. El abuso de poder del chavismo es de tal magnitud que podría modificar la actual tendencia que se observa en las preferencias electorales. Eso es verdad, pero también es cierto que la esperanza que ha logrado generar Henrique Capriles en los jóvenes y en muy diversos grupos sociales garantiza un número tan elevado de votos que difícilmente ese abuso de poder podría modificar el resultado de las elecciones. Las posibilidades de triunfo de Henrique Capriles son cada día más ciertas, pero se requiere para consolidar esa tendencia que disminuya al máximo la abstención en aquellos sectores favorables a la oposición y se logre una eficiente organización que nos permita tener testigos en todas las mesas para poder garantizar una total transparencia en los comicios del 7 de octubre.
fochoaantich@gmail.com
Los venezolanos conocemos los problemas que nos afligen. Los sentimos todos los días. Nuestras condiciones de vida se han deteriorado, en todos los sectores sociales, de una manera tan drástica que nos parece estar viviendo una pesadilla. Todos conocemos esos angustiantes problemas, a excepción de Hugo Chávez y su camarilla. Ninguno de los objetivos de su programa de gobierno, considera ni una sola de esas calamidades que ensombrecen el quehacer diario de nuestro pueblo. Veamos: "Consolidar la independencia, alternativa al capitalismo, país potencia, nueva política internacional, y preservar la vida del planeta". Ciertamente, que en alguno de ellos se ofrece construir dos millones de casas y aumentar la producción petrolera a 4 millones de barriles. Promesas y más promesas, que ya nadie puede creer...
El enfoque del programa de gobierno de Henrique Capriles es totalmente diferente. Primero, establece un marco general de aplicación de dicho programa: "El camino que proponemos es más compromiso y menos poder; generosidad y no egoísmo, justicia y no privilegios, verdad y nada de mentiras. La discusión entre presente y pasado, lo que hace es dividirnos. Todos somos venezolanos y eso es lo que importa. Un país dividido es un país débil y queremos tener un país fuerte. Nuestra mirada está puesta en el futuro"... Segundo, señala las líneas fundamentales de ese programa: generar confianza, combatir la inseguridad, respetar la propiedad privada, aumentar la producción nacional, mejorar la educación, crear empleos bien remunerados, rechazar las expropiaciones, incrementar la producción petrolera y fortalecer los programas sociales...
La profunda diferencia que se observa en la orientación general de los dos programas de gobierno va a influir en las dos formas de diseñar y ejecutar las diferentes campañas electorales. La de Hugo Chávez busca impactar el sentimiento popular tratando de revivir los fuertes lazos que en el pasado existieron entre amplios sectores populares y su figura de líder carismático y mesiánico. Este esfuerzo tiene un gran impacto en los sectores populares, aunque su imagen empieza a mostrar un importante desgaste como consecuencia de su grave enfermedad y la ineficiencia del Gobierno. La mejor demostración de esta verdad fue la presentación de su candidatura ante el Consejo Nacional Electoral. Observar que en medio de su discurso se encontraba casi sola la Plaza Caracas es una muestra de debilidad indiscutible.
La campaña de Henrique Capriles busca impactar en todos los sectores sociales a través del contacto personal, aprovechando su juventud y resistencia física. Su mensaje de unión de todos los venezolanos, su eslogan señalando que existe un camino para asegurar el futuro de Venezuela y lo concreto de su programa de gobierno ha tenido un importante efecto en las nuevas generaciones. Es innegable que el creciente fortalecimiento de su popularidad tiene preocupado a Hugo Chávez. Es la única explicación que puede encontrarse a los permanentes ataques a su persona que mantiene el oficialismo. La multitudinaria marcha para presentar su candidatura ante el Consejo Nacional Electoral y las concentraciones populares de estos días han convencido a muchos venezolanos de la posibilidad cierta de derrotar a Hugo Chávez.
En verdad faltan muchos meses de campaña electoral. El abuso de poder del chavismo es de tal magnitud que podría modificar la actual tendencia que se observa en las preferencias electorales. Eso es verdad, pero también es cierto que la esperanza que ha logrado generar Henrique Capriles en los jóvenes y en muy diversos grupos sociales garantiza un número tan elevado de votos que difícilmente ese abuso de poder podría modificar el resultado de las elecciones. Las posibilidades de triunfo de Henrique Capriles son cada día más ciertas, pero se requiere para consolidar esa tendencia que disminuya al máximo la abstención en aquellos sectores favorables a la oposición y se logre una eficiente organización que nos permita tener testigos en todas las mesas para poder garantizar una total transparencia en los comicios del 7 de octubre.
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