Fotos memorables
Robert Capa fue un célebre fotógrafo que nunca existió. No es gazapo...
REBECA PERLI | EL UNIVERSAL
martes 19 de junio de 2012 12:00 AM
Robert Capa fue un célebre fotógrafo que nunca existió. No es gazapo: se trata del seudónimo usado, indistintamente, por dos brillantes profesionales de la fotografía: Endré Friedmann y Gerda Taro, fugitivos del régimen nazi por su origen judío.
Friedmann, nació en Hungría en 1913 y, en 1929, se refugió en Francia llevando como equipaje su pasión por la fotografía social. En París conoció a Gerda Taro, quien había huido de Alemania con las mismas inquietudes que Friedmann por lo que la empatía fue inmediata. Como pareja se dedicaron a denunciar las injusticias captadas por sus cámaras, pero, siendo desconocidos, sus obras no tenían venta, por lo que tuvieron la ingeniosa idea de crear un personaje ficticio, Robert Capa, supuestamente un renombrado fotógrafo estadounidense, a quien decían representar. Esto les abrió las puertas del éxito y sus trabajos llegaron a cotizarse a precios exorbitantes.
Susceptibles a los conflictos bélicos, se trasladaron a España donde cubrieron la Guerra Civil; la
Friedmann, nació en Hungría en 1913 y, en 1929, se refugió en Francia llevando como equipaje su pasión por la fotografía social. En París conoció a Gerda Taro, quien había huido de Alemania con las mismas inquietudes que Friedmann por lo que la empatía fue inmediata. Como pareja se dedicaron a denunciar las injusticias captadas por sus cámaras, pero, siendo desconocidos, sus obras no tenían venta, por lo que tuvieron la ingeniosa idea de crear un personaje ficticio, Robert Capa, supuestamente un renombrado fotógrafo estadounidense, a quien decían representar. Esto les abrió las puertas del éxito y sus trabajos llegaron a cotizarse a precios exorbitantes.
Susceptibles a los conflictos bélicos, se trasladaron a España donde cubrieron la Guerra Civil; la
fotografía de Endré, Muerte de un miliciano quedó como símbolo de esa guerra, pero Gerda falleció en un trágico accidente y fue enterrada con honores.
A pesar de que se supo que se trataba de un seudónimo, Friedmann siguió firmando sus fotos como Robert Capa y así cubrió importantes eventos de la II Guerra Mundial, incluyendo el
A pesar de que se supo que se trataba de un seudónimo, Friedmann siguió firmando sus fotos como Robert Capa y así cubrió importantes eventos de la II Guerra Mundial, incluyendo el
desembarco de Normandía y la
liberación de París. Sucesivamente tomó fotos en la Unión Soviética, en el Oriente Medio y en escenarios del mundo artístico, en el que alternaba con Picasso, Hemingway y Steinbeck, entre otros.
En mayo de 1954 falleció al pisar una mina mientras cubría la Primera Guerra de Indochina. Su obra se conserva imperecedera en revistas, museos y libros de historia.
russoper@gmail.com
En mayo de 1954 falleció al pisar una mina mientras cubría la Primera Guerra de Indochina. Su obra se conserva imperecedera en revistas, museos y libros de historia.
russoper@gmail.com
DIVENDRES 21 DE MAIG DE 2010 RAMON.EASTRIVER@GMAIL.COM
MUERTE DE UN MILICIANO (5/5): GERDA, ENDRE Y ROBERT CAPA
(Gerda Taro durmiendo en los días de la guerra civil, fotografiada por Robert Capa)
Pero quedaba por despejar una última duda. ¿Realmente la foto fue hecha por Robert Capa? ¿O la hizo su novia Gerda?
Capa y Taro llegaron a la Barcelona revolucionaria el 5 de agosto de 1936. No se llamaban así entonces: se trataba de una pareja de amantes, ella alemana (Gerda Pohorylle) y él húngaro (Endre Friedmann), judíos y exiliados. Ambos se estaban iniciando entonces como fotógrafos y crearon un personaje en mayo de 1936: Robert Capa, norteamericano. La finalidad era crear un nombre, previamente envuelto en la leyenda, con el cual firmar sus trabajos y poder así vender las fotografías a un precio mucho más elevado. Se inventaron que Endre era ayudante de Capa y ella asistente. Al llegar a España Capa entró en acción y se encarnó en Endre mientras que Gerda Pohorille incorporaba también otro personaje, el de Gerda Taro. Fue la revista Vu quien les envió a España al inicio de la contienda y ambos se situaron ideológicamente al lado de la República.
(Dos fotografías en que pueden verse a la pareja de amantes en sus días en España)
Capa iba armado con una mítica Leica. La Leica ofrecía fotografías rectangulares. Gerda Taro, en cambio, llevaba una Rolleiflex, con negativos cuadrados. Susperregui, el investigador que situó el escenario en Llano de Banda y no Cerro Muriano, mantuvo en su libro que la fotografía del miliciano estuvo hecha en realidad con una Rolleiflex a la cual se le cortó la banda superior hasta darle una forma rectangular, como si hubiese sido disparada por unaLeica. Si la Rolleiflex era manejada por Taro ello podía significar que la foto fue hecha por ella. No todo el mundo está de acuerdo en esa posibilidad pero conviene no olvidar que, al menos en esos primeros meses, ambos eran Robert Capa, ambos estaban dispuestos a firmar con ese pseudónimo.
(Estas son algunas de las fotografías de Taro)
Gerda Taro murió en la batalla de Brunete un año después de la mítica fotografía. Esa mujer valiente, que era conocida como "la pequeña rubia" por los milicianos españoles del frente, tuvo una muerte mala. Había asistido a la victoria republicana en Brunete donde había realizado muchas fotografías. Pero los nacionales llevaron a cabo un contraataque por sorpresa. Gerda, que había abandonado ya Brunete, decidió volver. Quienes la vieron en aquellos días hablaron largo tiempo de su valentía indiscutible, de su empeño, de su osadía. En aquella batalla de Brunete los republicanos tuvieron que escapar ante la ferocidad de los nacionales: Gerda lo hizo subida, de pie, a un coche de un jefe de las brigadas internacionales. En una curva salió despedida y la mala suerte hizo que un tanque le pasara por encima. No murió en el acto. Era el mes de julio de 1937. El día que murió faltaban pocos para que cumpliera los 27.
(Gerda fotografiada por Endre en Cerro Muriano, Córdoba)
Endre, a punto de convertirse ya definitivamente en Robert Capa, le dedicó en aquella ocasión un libro con fotografías de Robert Capa, es decir, con fotografías de ambos. Ninguna de esas fotografías iba firmada. La portada de aquel homenaje fue justamente "El miliciano muerto". Este hecho propició nuevas teorías sobre la autoría de la famosa foto. Gerda, por su parte, quedó como mito del antifascismo, como mujer valiente y como autora de fotografías de indudable valor.
(Algunos amigos, en sus comentarios, inician un tema apasionante: hasta qué punto el fotoperiodismo actual, a menudo tan amarillo y comercializado, es arte. Esa tendencia que seguramente se inició en los años 60, por ejemplo con la fotografía de Eddie Adams en que el detenido fue asesinado justamente porque ahí había una cámara a punto, ha ido degenerando hasta lo indecible. Pero ese sería otro tema.)
Pero quedaba por despejar una última duda. ¿Realmente la foto fue hecha por Robert Capa? ¿O la hizo su novia Gerda?
Capa y Taro llegaron a la Barcelona revolucionaria el 5 de agosto de 1936. No se llamaban así entonces: se trataba de una pareja de amantes, ella alemana (Gerda Pohorylle) y él húngaro (Endre Friedmann), judíos y exiliados. Ambos se estaban iniciando entonces como fotógrafos y crearon un personaje en mayo de 1936: Robert Capa, norteamericano. La finalidad era crear un nombre, previamente envuelto en la leyenda, con el cual firmar sus trabajos y poder así vender las fotografías a un precio mucho más elevado. Se inventaron que Endre era ayudante de Capa y ella asistente. Al llegar a España Capa entró en acción y se encarnó en Endre mientras que Gerda Pohorille incorporaba también otro personaje, el de Gerda Taro. Fue la revista Vu quien les envió a España al inicio de la contienda y ambos se situaron ideológicamente al lado de la República.
(Dos fotografías en que pueden verse a la pareja de amantes en sus días en España)
Capa iba armado con una mítica Leica. La Leica ofrecía fotografías rectangulares. Gerda Taro, en cambio, llevaba una Rolleiflex, con negativos cuadrados. Susperregui, el investigador que situó el escenario en Llano de Banda y no Cerro Muriano, mantuvo en su libro que la fotografía del miliciano estuvo hecha en realidad con una Rolleiflex a la cual se le cortó la banda superior hasta darle una forma rectangular, como si hubiese sido disparada por unaLeica. Si la Rolleiflex era manejada por Taro ello podía significar que la foto fue hecha por ella. No todo el mundo está de acuerdo en esa posibilidad pero conviene no olvidar que, al menos en esos primeros meses, ambos eran Robert Capa, ambos estaban dispuestos a firmar con ese pseudónimo.
(Estas son algunas de las fotografías de Taro)
Gerda Taro murió en la batalla de Brunete un año después de la mítica fotografía. Esa mujer valiente, que era conocida como "la pequeña rubia" por los milicianos españoles del frente, tuvo una muerte mala. Había asistido a la victoria republicana en Brunete donde había realizado muchas fotografías. Pero los nacionales llevaron a cabo un contraataque por sorpresa. Gerda, que había abandonado ya Brunete, decidió volver. Quienes la vieron en aquellos días hablaron largo tiempo de su valentía indiscutible, de su empeño, de su osadía. En aquella batalla de Brunete los republicanos tuvieron que escapar ante la ferocidad de los nacionales: Gerda lo hizo subida, de pie, a un coche de un jefe de las brigadas internacionales. En una curva salió despedida y la mala suerte hizo que un tanque le pasara por encima. No murió en el acto. Era el mes de julio de 1937. El día que murió faltaban pocos para que cumpliera los 27.
(Gerda fotografiada por Endre en Cerro Muriano, Córdoba)
Endre, a punto de convertirse ya definitivamente en Robert Capa, le dedicó en aquella ocasión un libro con fotografías de Robert Capa, es decir, con fotografías de ambos. Ninguna de esas fotografías iba firmada. La portada de aquel homenaje fue justamente "El miliciano muerto". Este hecho propició nuevas teorías sobre la autoría de la famosa foto. Gerda, por su parte, quedó como mito del antifascismo, como mujer valiente y como autora de fotografías de indudable valor.
(Algunos amigos, en sus comentarios, inician un tema apasionante: hasta qué punto el fotoperiodismo actual, a menudo tan amarillo y comercializado, es arte. Esa tendencia que seguramente se inició en los años 60, por ejemplo con la fotografía de Eddie Adams en que el detenido fue asesinado justamente porque ahí había una cámara a punto, ha ido degenerando hasta lo indecible. Pero ese sería otro tema.)
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