En ¡Viva Zapata!, Elia Kazan sigue con la temática preferida: la de personajes que luchan por cambiar su entorno, a menudo inmovilista y corrupto, en pos de una sociedad idílica y utópica. Todo ello envuelto en un cine de compromiso, que tantos problemas le acarrearía en el futuro. En esta película, se analiza el lado más humano, heroico y terrenal del revolucionario Emiliano Zapata.
Para dar una apariencia auténtica, Zanuck y Kazan estudiaron las numerosas fotografías que se tomaron en los años de la Revolución, entre 1909 y 1919, en que Zapata lideró la lucha por la restitución de las tierras que habían sido arrebatadas durante la dictadura dePorfirio Díaz. Kazan quedó impresionado especialmente con la colección fotográfica de Agustín Casasola e intentó duplicar su estilo visual en el filme.
En esta película, Elia Kazan retrata el México rural de principios del siglo XX y la convierte en una obra lírica tanto a nivel argumental como a nivel estético
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