Conociendo al enemigo
Detalles poco conocidos del rescate en La Orchila el 14 de abril de 2002
Comienza la historia
"Cuando se da a conocer el decreto de Carmona, los militares que se habían pronunciado en contra del Presidente aún tenían tiempo suficiente para que el raciocinio los acompañara y declinaran ya que, quien estaba secuestrado en contra de su voluntad era el primer ciudadano de la República.Yo me encontraba entonces en Maracay en la Fiscalía Militar Superior ante el Consejo de Guerra Permanente en contacto con la Guarnición al frente de la 4º División Blindada y su Comandante, Benito Verde Graterol, quien me pidió que le diera viso legal a todas las decisiones que él estuviese tomando en virtud que, la Guarnición de Maracay y la 4º División Blindada, realmente eran las más grandes que existían en el país, con el mayor poder de fuego a la hora de un conflicto armado.La 4ª División Blindada tenía a su cargo la 24º Brigada de Infantería de Paracaidistas que la dirigía el General Baduel, la Brigada que se encontraba en San Fernando de Apure dirigida por el General Azuaje Api -actualmente Comandante General del Ejército-, la Brigada de San Juan de los Morros con el General Pacheco, la Brigada de Barquisimeto y la otra de Valencia a cargo del general Rangel, quien terminó desacatando ordenes y plegándose al lado de los golpistas.En Carabobo estaba un grupo prácticamente al mando de la oposición que en ese momento lo dirigía Salas Römer.El día 12 visité en el Comando a mi General Baduel, poniéndome a la orden.El 13, alrededor de la Brigada de Paracaidistas de Maracay se habían concentrado en la mañana unas 15 mil personas. Se prohibía el acceso y mi vehículo fue el último que entró porque estaba identificado con placas de la Fiscalía Militar.En el despacho de Baduel, se encontraban prácticamente todos los generales que iban a participar en los eventos que en ese momento se estaban desarrollando. Se tenía muy poca información. No se sabía claramente quiénes fuera de allí, estaban en contra o a favor del Presidente. Pero el centro de acopio de la mayoría de oficiales leales, sí estaban concentrados en la Brigada de Maracay. Allí se encontraban, el General Verde Graterol, el General Baduel, los Almirantes Fernando Camejo Arenas -Comandante en ese momento de Logística de la Armada- y Maniglia Ferrer; el General División de Aviación Acevedo Quintero y el Inspector de la Fuerza Aérea, General Torres Finol -que en paz descansen ambos- el General Alí Uzcategui Duque que ocupaba el puesto de Director de la Escuela Básica de la FF.AA Nacional; el hoy Coronel Alfonso Curzio Ferzula quien era enlace directo con el General Lucas Rincón Romero y el General Julio García Montoya que era Director del Consejo de Defensa de la Nación, al igual que muchos oficiales que tenían su residencia en la base Libertador pero que allí se les había prohibido el acceso. Comenzó a organizarse todo y Verde Graterol recibía las llamadas de aquellos que se reportaban a favor del grupo. Se creó una cartelera donde se notaban las unidades que se iban reportando y también se pensó en hacer un comunicado de lo que se estaba ejecutando en Maracay. Comenzamos entonces, Constitución en mano a redactar parte del documento. Por el fax del la Brigada llegaban informaciones hasta que se emitió lo que llamamos Operación Rescate de la Dignidad Nacional, expresada en un manifiesto en el que se establecieron 10 ítems que conminaban al personal militar que en ese momento estaba cometiendo el acto de agresión, a que depusieran su intento.Se buscaron a los medios de comunicación nacional, pero no querían trasmitir ningún mensaje. Sí lo hicieron los canales internacionales. Se exigió que la conferencia fuera en vivo porque era la única y más rápida vía para contar la verdad de lo que estaba sucediendo y García Montoya leyó el manifiesto. Una vez esto, se continuó llamando a los militares que estaban en Fuerte Tiuna en contra del Presidente para exigirles que rectificaran en su actitud, o se atuvieran a las consecuencias.El Presidente ya se encontraba “preso “-como ellos decían- en la Brigada de la Policía Militar. Hasta allí llegó una Comisión de Fiscalía Militar 3ª ante el Consejo de Guerra Permanente y levantaron un Acta. Se le preguntó al Presidente cuál era su estado de salud y él dijo que no requería la presencia de un medico, pero sí la de un abogado, en virtud de las imputaciones que se le estaban haciendo en los medios de comunicación. Una vez levantada el Acta, la Fiscal le hizo la pregunta de si había renunciado, y él por supuesto dijo que no. En el acta la Fiscal agregó debajo de su firma “Manifestó a este MPM, que no ha renunciado”. La carta se la había quitado a la Fiscal, el general Vázquez Velasco y estuvo verificando cada palabra que se había colocado allí, quedándose con una copia. Sin embargo esa copia no tenía validez, sino la de los fiscales con esa última anotación. Ese documento original me llegó a la Brigada de Paracaidistas el mismo 13 de abril y entonces comenzamos a ubicar al Presidente. Primero nos enteramos que estaba en Turiamo a 2 horas de Maracay por lo que el medio más cercano para traer al presidente era por tierra, porque además no teníamos aeronaves disponibles. Pero a los pocos minutos llegó otra información de que al Presidente lo habían sacado de allí con otro destino. Continuamos las investigaciones y recibimos la famosa carta del Cabo (GN) Rodríguez donde se confirmaba que había estado en Turiamo. Ya teníamos entonces 2 documentos que certificaban que el Presidente no había renunciado. Fue entonces que se leyó públicamente el Manifiesto, agregando que se encontraba recluido en contra de su voluntad por grupos militares desafectos al Gobierno Constitucional. Alrededor de las 7 u 8 de la noche, se decide organizar una operación de rescate ya que habíamos tenido la nueva información que el Presidente estaba recluido en La Orchila, porque un oficial de esa Base Naval, llamó al entonces Coronel Jesús Morao Gardona, hoy General y Jefe de la Casa Militar para comunicarle la novedad. El general Morao tuvo un papel sumamente importante, ya que él y sólo él, mantuvo el control del Palacio y recibía las llamadas importantes.
Los preparativos
Llegar a La Orchila no es fácil. Sólo se puede acceder de forma naval o aérea y no disponíamos de aviones Varios generales se pusieron en contacto con militares de la Base Aérea Libertador para que depusieran su actitud y ayudaran en el rescate y el Vicealmirante Fernando Camejo se trasladó a Puerto Cabello y logra que 5 lanchas patrulleras y una fragata misilística se prepararan para zarpar con destino a La Orchila. Pero a las 8 de la noche llama Jhonny Yánes Rangel, ofreciendo un avión con carga para 12 pasajeros y dice que sólo se le indique dónde debe aterrizar. El gobernador se puso en todo momento a la orden. Hacemos contacto entonces con el aeropuerto de Valencia -el más cercano- hablando con el General Torres, Jefe del Comando Regional Numero 12 y se le pide que tome el control de Valencia y que mantenga el aeropuerto disponible para cualquier operación.Pero el General Baduel, dijo que él tenía alrededor de 50 comandos preparados y un avión de ese tipo no era el más adecuado para la operación, porque no sabíamos la resistencia o actitud que encontraríamos en La Orchila. Se dejo entonces esa opción de lado por otra alternativa. Decidieron mientras, crear un equipo legal presidido por mi persona para cumplir con los requisitos formales que demostrara ante Venezuela y el mundo que el Presidente estaba secuestrado. Recomiendo buscar un Juez Militar (Capitán Víctor Soto) un médico militar (Tte. Cnel. Fuerza Aérea, Antonio Castro, que nos lo dio el Hospital Militar) presumiendo que el Presidente podría estar golpeado o herido y un representante de los Derechos Constitucionales del Presidente, escogiéndose al Dr. Rafael Tosta Ríos, y mi persona como Fiscal Superior. Aproximadamente a las 11:30 p.m. se informa que ya disponíamos de 3 helicópteros Súper Puma. Se organizan 3 grupos de seguridad con comandos para cada helicóptero y se designa al General Alí Uzcategui Duque como Comandante de la Operación hacia La Orchila. En el primer helicóptero iba Uzcategui Duque, en el segundo los miembros de Casa Militar que estaban en Maracay, un oficial y 5 efectivos de tropa -que llegaron de civil porque sus uniformes habían quedado en la Casa Militar- y el 3º con el grupo comando y el grupo jurídico. Partimos a las 12 de la noche del día 13.
La llegada a La Orchila
En el recorrido de aproximadamente una hora y cincuenta minutos de Maracay hacia la Base Naval vimos unas luces cercanas (los helicópteros iban uno detrás del otro) y evidentemente creó un estado de temor. Los pilotos no podían comunicarse con las aeronaves que iban cercanas a nosotros y tampoco había comunicación con la torre de control de Maiquetía. No funcionaban los sistemas de radio ayuda porque el país se encontraba en una situación de incertidumbre y los medios de apoyo del Instituto Aeronáutico de Aviación Civil prácticamente no estaban funcionando. Era una operación en secreto, los 3 helicópteros iban con un destino, pero sin informarle a nadie. Los pilotos dirigieron las naves en forma extraordinaria bajo instrumentos. Es importante destacar que los estos, habían sido los mismos que en 1992 acompañaron al Presidente en los sucesos de aquel año. Los que llegaron a la Brigada de Paracaidistas, fueron reemplazados por decisión de los generales Acevedo Quintero y Torre Finol. La operación se realizaría con hombres de absoluta confianza porque además se tenía información que había una naves norteamericanas en aguas venezolanas y cualquier comunicación sobre lo que se estaba realizando podía ser captada por los sistemas de telecomunicaciones norteamericanos. Cuando llegamos a la Base Naval, las aeronaves aterrizaron de forma directa, no hicieron lo que llamaríamos la vuelta de reconocimiento, sino que llegamos al final de la pista de aterrizaje. Al desembarcar, vimos un avión King 200 de siglas norteamericanas aparcado en la pista. El general Uzcategui aborda a los pilotos de la aeronave y les pregunta qué hacían allí. Ellos manifestaron que estaban recibiendo instrucciones de ir a La Orchila para un apoyo que habían solicitado desde Caracas. Realmente no se quiso insistir en un interrogatorio porque la prioridad de la misión era el rescate del Presidente.En ese momento de incertidumbre -porque nadie recibió y llegamos de una forma prácticamente intespectiva, con desconocimiento total de la gente que se encontraba en la base naval- vimos pasar una camioneta marca Volkswagen de la unidad de la Armada que estaba acantonada en la isla. Logramos capturar el vehiculo y el sargento que se encontraba manejando, fue abordado por Uzcategui Duque quien le dice, que necesitamos saber dónde está el Presidente y que nos trasladara hasta allá. Sin resistencia alguna nos indica que se encontraba en la residencia presidencial a varios kilómetros de allí. El vehiculo era pequeño por lo que el General decide llevar sólo a un grupo de Casa Militar, al equipo jurídico (mi persona y Tosta), al médico y su enfermero, al juez y el resto, 5 comandos. Nos fuimos hasta el sitio indicado. Cuando nos encontrábamos más o menos a 500 metros de la residencia, el General ordena detenernos. Tomamos el armamento, cargamos las pistolas y los fusiles y Uzcategui decide efectuar una operación en línea. Nos fuimos acercando y nos percatamos que había tres helicópteros de la Armada parqueados del lado derecho de la residencia, con sus sistemas de seguridad de estacionamiento. Lo que nos hizo analizar que el Presidente había sido trasladado por vía aérea. Cuando nos encontramos frente a la residencia, evidentemente había que tomar la decisión de si íbamos todos en línea o enviábamos una escuadra para efectuar el reconocimiento del sitio. Un oficial de Casa Militar le pide al General Uzcategui Duque que le permitiera ir solo a hacer el reconocimiento porque en caso que sucediera algo, era mejor que cayera uno y no cayeran todos, ya que también lamentablemente el resto del comando se encontraba en la cabecera de pista a unos cuantos kilómetros. Era un poco más de las 2 de la madrugada del día 14 de abril. El oficial se traslada y cuando regresa a los 5 o 6 minutos informa que podemos trasladarnos hacia el sitio, que no había resistencia y que ya nos estaban esperando. Al llegar a la residencia, el General le pegunta al oficial de guardia por el Presidente este responde que adentro y nos indica con la mano el lugar. Cuando vamos entrando al recinto, vemos sentados en un sofá de madera con asientos de cuero, al cardenal Ignacio Velasco acompañado por un general del ejercito al que le decían el Guajiro ¡el cual tenía el cargo de Director de los Derechos Humanos del Ministerio de la Defensa! También estaba un coronel de la aviación llamado Salas Salas.Posiblemente la gente allí desconocía lo que estaba sucediendo en tierra firme, así como nosotros desconocíamos lo que sucedía en la Base, por la imposibilidad de comunicarse por celulares. Pero fue una sorpresa para el cardenal como para los otros oficiales. Pasamos de forma rápida y no los saludamos. Uzcategui vio al Presidente que estaba de espaldas reunido con varios oficiales. Se cuadra oficialmente y lo saluda. Cuando el Presidente lo ve, transcurren unos segundos en silencio y luego se abrazan. No hay palabras para describir ese momento. A todos se nos aguaron los ojos. Fue muy conmovedor.Mi General Uzcategui le informa que está comandando una operación para rescatarlo y que el pueblo de Venezuela lo espera en Miraflores.Yo me presento y le indico que vengo acompañado por un equipo conformado por un juez militar, un medico y un abogado defensor de sus derechos y le manifiesto que en virtud del delito que se estaba cometiendo contra su persona como máxima autoridad del país se debería levantar un Acta Judicial que indicara todos estos eventos que habían ocurrido en el sitio del suceso. Le indique que se encontraba un medico presente para comprobar su estado de salud y el Presidente contestó que sólo se encontraba muy cansado, pero que estaba bien. Le preguntamos “¿Presidente, usted quiere ir al Palacio de Miraflores o a la Brigada de Paracaidistas donde se encuentra la Operación Restitución de la Dignidad Nacional?” y responde inmediata y enfáticamente “¡Vamos a retomar Miraflores!”Salimos de allí y cuando íbamos pasando por la sala donde se encontraban los tres personajes señalados anteriormente, el cardenal Velasco, se levanta de la silla y dice: “Presidente yo quiero ir con usted”.El Presidente se le queda observando y le pregunta “Cardenal ¿usted está seguro?” “Si estoy seguro Presidente” ,”Bueno, si usted lo quiere, así será”Entonces se hace acompañar del cardenal El otro que nos acompaña es el Almirante Echeto Márquez, comandante de la Unidad Aérea de la Armada que había dirigido nada menos que la operación de traslado desde Turiamo a La Orchila. Hubo resistencia en ese momento por del General Uzcategui pero el Presidente dijo “no importa, déjalo que vaya con nosotros”.Regresamos en la misma vagoneta Volkswagen y al llegar acababa de aterrizar otro helicóptero Súper Puma del Palacio de Miraflores con el piloto presidencial. El Presidente mientras está saludando a todos, ve el avión con siglas norteamericanas y entabla una conversación muy corta con los pilotos. Luego supimos que ese avión pertenecía a un banquero. (1)Le dice al General Uzcategui que escoja la tripulación, el helicóptero y el personal que lo iba a acompañar al Palacio. Dos helicópteros debían regresar a la Base Aérea Libertador y el Súper Puma de la Casa Militar, única y exclusivamente debía trasladar al cardenal a la Base de la Carlota. El cardenal tenía que ir solo en ese helicóptero, con los pilotos pero sin acompañamiento ninguno.Ignacio Velasco estaba en La Orchila porque era portador de una carta para que el Presidente la firmara renunciando. Se la había presentado y por supuesto el Presidente le contestó “No voy a firmar esto, yo no voy a renunciar”.Personalmente, creo que el remordimiento debe haber acelerado la muerte del cardenal. Al verlo, yo me pregunté qué hacia el cardenal allí. ¡Estaba con quienes habían secuestrado el Presidente! ¡Había estado en la firma del decreto de Carmona!Partimos entonces los que íbamos al Palacio.Cuando llegábamos a Caracas vimos como una neblina que cubría la ciudad. Era el humo de los cauchos quemados, pero también se observaba la grandísima cantidad de gente alrededor de Miraflores. El helicóptero tuvo que dar algunas vueltas de reconocimiento para poder aterrizar y al hacerlo se mandaron apagar las luces del helipuerto para poder mantener la seguridad del Jefe de Estado. Sube Casa Militar, cobija al Presidente y llegamos a la entrada del Palacio. Saluda al pueblo y entramos. Minutos después ordena mi llamado y me dice que el acta que iba a levantar en La Orchila, la hiciera allí.Comenzamos a trabajar con el juez y el abogado, redactando lo que llamamos Acta Judicial que Certifica la Operación Restitución de la Dignidad Nacional. Durante ese tiempo que estuvimos escribiendo, el Presidente se encontraba dando la alocución al pueblo venezolano.
(1) Nota de Redacción: Algunas fuentes indicaron que el avión sería propiedad del banquero Víctor Gil Ramírez, accionista de Bancentro, Banco Canarias y BOD. Sus relaciones con diversos socios lo vincularían también con familiares de Molina Tamayo.
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