Razón del nombre del blog

Razón del nombre del blog
El por qué del título de este blog . Según Gregorio Magno, San Benito se encontraba cada año con su hermana Escolástica. Al caer la noche, volvía a su monasterio. Esta vez, su hermana insistió en que se quedara con ella,y él se negó. Ella oró con lágrimas, y Dios la escuchó. Se desató un aguacero tan violento que nadie pudo salir afuera. A regañadientes, Benito se quedó. Asi la mujer fue más poderosa que el varón, ya que, "Dios es amor" (1Juan 4,16),y pudo más porque amó más” (Lucas 7,47).San Benito y Santa Escolástica cenando en el momento que se da el milagro que narra el Papa Gregorio Magno. Fresco en el Monasterio "Santo Speco" en Subiaco" (Italia)

domingo, 13 de abril de 2014

Una Venezuela de contrastes quedara para la historia. El terruño en el que los triunfos intentan solapar las tropelías.El hecho político de más trascendencia que vive el país es la movilización estudiantil, contra la cual el gobierno ha utilizado todos los medios que dispone, con el resultado de muertes, heridos, torturados y presos, incluso hasta ciudadanos que presuntamente nada tienen que ver con los acontecimientos.

Estudiantes Vs. modelo anacrónico y represivo

Los sectores estudiantiles no pueden ser ignorados en cualquier negociación

JUAN MARTIN ECHEVERRÍA |  EL UNIVERSAL
domingo 13 de abril de 2014  12:00 AM
El hecho político de más trascendencia que vive el país es la movilización estudiantil, contra la cual el gobierno ha utilizado todos los medios que dispone, con el resultado de muertes, heridos, torturados y presos, incluso hasta ciudadanos que presuntamente nada tienen que ver con los acontecimientos. Sin embargo, la historia demuestra que aún los enemigos mas irreconciliables pueden sentarse a negociar, pero los derechos humanos son irrenunciables.

La oposición debe tener una representación que abarque no sólo a los integrantes de la MUD, sino a los sectores estudiantiles que no pueden ser ignorados en cualquier negociación: sin ellos no se hubieran dado las condiciones que propiciaron la intervención del Vaticano y de Unasur, ante el evidente deterioro externo e interno del régimen, que ha hecho que incluso Brasil modifique su apreciación sobre lo que ocurre en Venezuela.

Frente a un modelo populista, con un brazo anacrónico y otro represivo, no se qué dirán los analistas de unas autoridades que imponen la hegemonía comunicacional, alcabalas burocráticas de cualquier naturaleza, hostigan a las organizaciones partidistas, sindicatos, gremios, las ONG y todo lo que implique pluralidad; en fin, las invasiones y nacionalizaciones del socialismo radical han demostrado que fueron un objetivo político y nunca económico, ya que todas fracasaron.

Nadie puede estar en contra de una negociación, pero hay que partir de dos prioridades absolutas, que son la libertad de los presos políticos y el desmantelamiento de las bandas paramilitares, lo cual contribuiría a reducir en muchísimos decibeles los niveles de rabia y frustración de unos y de violencia e impunidad de los otros. Sufrimos de un sancocho ideológico, con trozos de democracia, autoritarismo y dictadura: hay responsabilidades que deben determinarse ante la reiterada violación de los derechos humanos.

El desgaste del modelo populista ha ido acelerándose y las encuestas resaltan la inseguridad, el alto costo de vida y el desabastecimiento, producto de unas decisiones económicas donde priva lo político sobre el sentido común y la obligación de asegurar una mejor calidad de vida para los ciudadanos. El pensamiento único le cierra el horizonte a la selección de los mejores, a las buenas ideas, al trabajo en equipo y al aprovechamiento del potencial de toda la sociedad.

No importa si una empresa es pública o privada, lo que se quiere es que esté bien administrada y genere materias primas, productos terminados, alimentos o servicios accesibles y de buena calidad. ¿Qué pasa con las empresas de Guayana con enormes pérdidas, las cementeras, tantas tierras invadidas y las expropiadas operadoras petroleras del sur del Lago? El resultado es la destrucción de millares de puestos de trabajo, que son una demostración palpable de la improvisación y la ineficiencia. En medio de un diálogo indispensable siguen las protestas y hay 41 muertes: después del desahogo y el escepticismo se imponen las propuestas concretas para recuperar a los estudiantes y salvar a la nación.

juanmartin@cantv.net

Venezuela confrontada

"Fotos de primera" inaugura hoy en el Cubo 7 de la Hacienda La Trinidad

imageRotate
OSWER DÍAZ MIRELES
| 1 | 2 | 3 | 4 | 5 |
JESSICA MORÓN , EL UNIVERSAL |  EL UNIVERSAL
domingo 16 de marzo de 2014  12:00 AM
Una Venezuela de contrastes quedara para la historia. El terruño en el que los triunfos intentan solapar las tropelías, aparece hoy retratado en las 27 fotografías que integran la muestra Fotos de primera.

La exposición inaugura hoy en el Cubo 7, ubicado en la Hacienda La Trinidad. Un grupo de 13 reporteros gráficos -12 en vida y 1 que ya partió- de El Universal cuentan la historia de un país en imágenes, de cara a la realidad con la que como venezolanos, se topan a diario.

Las fotografías fueron tomadas en 2013. Todas publicadas en primera plana. Un año después no son atemporales. La escasez, la inflación, los altos índices de violencia y la inseguridad emergen como esos grandes monstruos que arremeten contra los venezolanos desde hace más de una década.

En medio de una especie de penumbra moral donde parecen reinar los pesares, dos imágenes tomadas por Vicente Correale, quieren afianzar las victorias: la tarde de un 10 de mayo, cuando Antonio Díaz se convirtió en el campeón mundial de Karate o aquel 23 de junio en el que Ricardo Lucien, un basquebolista discapacitado, entrenaba con ahínco para cumplir su sueño de poder entrar a la selección nacional de baloncesto.

El lente de Kisaí Mendoza, capturó al flautista Huáscar Barradas, en calma absoluta, desde su residencia contemplando una de las maravillas naturales que abraza Caracas: el Ávila. A su lado, posa el artista visual Rafael Rángel, junto con la obra que mostró a principios de junio en la galería La Cuadra.

Pero los éxitos se quedan cortos. De inmediato, toman presencia en el espacio los vestigios del deslave de La Guaira (1999) en Carmen de Uria y la imagen de unos detenidos en Caucagua, imágenes que componen el archivo de Gustavo Bandres. Se incorpora la representación dantesca de una gándola repleta de carne saqueada por motorizados y conductores que transitaban por la Autopista Francisco Fajardo, en contraposición con el librero Rafael Ramón Castellanos, quien protege 700 mil joyas literarias de las polillas. Las fotografías son de la autoría de Georgina Svieykowski.

"Ninguna foto puede cambiar la realidad. Lo que sí puede es mostrarla, denunciarla y hasta matizarla. Más que un oficio, el de los fotoperiodistas es una forma de vida que pone el gran angular o abre el zoom para ver y presentar el mundo en fotogramas. Son testigos de excepción y al mismo tiempo narradores omniscientes de una sociedad (...)", comenta en el texto de la muestra el periodista Joseph Poliszuk.

El ausente Enio Perdomo dejó en su legado tres retratos: uno del padre Marcos Roballo, con el rostro golpeado, víctima del hampa en Caricuao; otro de un grupo de enfermeras en protesta para exigir un cargo fijo, y el último con la esposa del funcionario del CICPC, Wilmer Omar, asesinado el año pasado.

La pérdida de los referentes, el deterioro de la infraestructura y el culto político también encuentran un lugar. Adolfo Acosta, además de los embates de las lluvias, captura en una fotografía la celebración oficialista tras la victoria de Nicolás Maduro en las elecciones presidenciales del 14 de abril de 2013.

El Castillete de Armando Reverón en ruinas y la destrucción de la Cromointerferencia de Carlos Cruz-Diez en el Aeropuerto de Maiquetía, a cargo de Cruz Sojo, se suman a la libertad de expresión coartada que retrata Gabriela Pulido, junto con una serie de sepelios y manifestaciones que protagonizan el acontecer nacional en las fotos de Nicola Rocco.

Imágenes del derrumbe de Boca de Uchire y un país sin lugar para los discapacitados (Venancio Alcázares) frente al caso de la jueza Afiuni y el retrato de un secuestrado que realiza Oswer Díaz. Fotos de inocentes asesinados (Fernando Sánchez) en contraste con el triunfo de Álex Cabrera capturado Edsaú Olivares, concluyen en un territorio gobernado por la confrontación.

La Venezuela civil

MARIANO NAVA CONTRERAS |  EL UNIVERSAL
viernes 11 de abril de 2014  12:00 AM
No pude ni quise evitarme el placer de leer, en cuanto pude, la recientemente publicada compilación titulada La Venezuela civil. Constructores de la República (Cyngular, 2014), diez semblanzas de venezolanos eminentes que ayudaron a levantar la democracia venezolana durante el siglo XX, escritas nada menos que por Rafael Caldera. Aquí, personajes como Rómulo Gallegos, Andrés Eloy Blanco, Rómulo Betancourt, Raúl Leoni, Arturo Uslar Pietri, Jóvito Villalba, Pedro Del Corral, Lorenzo Fernández, Nectario Andrade Labarca y Mauro Páez Pumar quedan retratados por la pluma de quien fue uno de los innegables protagonistas de la vida política venezolana. La compilación, como si fuera poco, está prologada por Elías Pino Iturrieta.

Las razones de la remembranza son varias. A veces se trata de discursos fúnebres, como es el caso de Gallegos y Leoni, en cuyas exequias el entonces Presidente fue orador, o más tarde Villalba, a quien dedica sentidas y breves palabras. En otras, como es el caso de Andrés Eloy Blanco, se trata de un artículo escrito también con motivo de la trágica muerte del poeta. Otras ocasiones son más faustas, como la valoración que hace de Betancourt a propósito de la erección de la cátedra dedicada a su obra en la Universidad Rafael Urdaneta de Maracaibo, o el discurso de recepción de Arturo Uslar Pietri en la Academia de Ciencias Políticas y Sociales de Caracas, o las palabras de presentación de un libro sobre la obra de Nectario Andrade Labarca, o a propósito de develarse un retrato de Mauro Páez Pumar en el instituto que lleva su nombre. En todas habla el hombre de Estado, curtido en los casi siempre rudos ajetreos de la vida política, lleno de anécdotas, vivencias y recuerdos invalorables, como suelen ser los recuerdos de los hacedores de la historia. Pero también escribe el intelectual, el escritor, el gustador y el cultor de la buena prosa que apreciamos en su biografía de Bello o en sus tratados de política o de sociología.

Hay en la escogencia de estos personajes una acertada muestra del hombre profundo y complejo que fue Rafael Caldera. En los recuerdos y en los afectos que suscita cada uno de sus homenajeados se refleja la naturaleza noble y multiforme del escritor y del político, pero también del ser humano y del hombre de honor. Así en las líricas y solemnes frases de despedida para Gallegos, pero también en los alegres recuerdos de las jocosas redondillas que improvisaba el poeta Andrés Eloy para morigerar el tedio y la tensión de las largas jornadas parlamentarias, así en la explicación sencilla aunque profunda del pensamiento económico de Uslar Pietri, como en las entrañables aventuras vividas con su "hermano", su compañero de partido Lorenzo Fernández. La historia mayor y menor, como algunos hoy dicen. Se ve aquí la adecuación de una prosa versátil que se adapta al género y a la circunstancia, la tan valorada convenientia de los antiguos oradores, pero también una evolución que va hacia la claridad y la espontaneidad en sus textos finales. La sencillez propia del maestro, del que ya se sabe más allá de muchas cosas.

Tampoco esta selección, así como el carácter general del libro, debe extrañarnos viniendo de quien fuera, él mismo, constructor principalísimo de la Venezuela civil. Como nos advierte en el prólogo Pino Iturrieta, no es casual que se trate del mismo autor precoz que culminó, a los 19 años, una biografía de Andrés Bello, nuestro mayor prócer civil, premiada en 1935 por la Academia Venezolana de la Lengua. Por ello no ha escapado de nuestra mirada el énfasis que pone Caldera en la condición ética de sus homenajeados, en su incuestionable estatura moral. Así, de la mano suspicaz del prologuista (que es la sospecha condición de todo buen prólogo), corrimos a mirar la naturaleza política de los personajes, y la sorpresa nos fue mayúscula. De diez, son solo cuatro los compañeros de partido del autor, y, por el contrario, no pueden ser más amables y elogiosos los términos con que se dirige, precisamente, a sus adversarios. Empezando por aquel que fue, si se quiere, su mayor rival político, al que la vulgata histórica puso como su irreconciliable contendor: Rómulo Betancourt. Pues bien, la semblanza que de él hace Caldera, la más extensa de todas por cierto, se propone rescatar el legado político de aquel a quien, dice, le unió "una sólida amistad", al que no vacila en llamar "gran estratega", "estadista", "hombre de coraje", "más que un mito, un gran conductor humano". Los que no hemos profundizado lo suficiente en esta parte de nuestra historia podemos estar ante una buena sorpresa, pero sobre todo ante una gran lección.

Pienso a menudo que el fracaso de la democracia venezolana en el siglo XX estuvo tal vez en su política comunicacional. En no haber sabido dar a conocer sus logros y haberse concentrado quizás excesivamente en una desmoralizante autocrítica. En este sentido, La Venezuela civil. Constructores de la República no es ni podría ser un alegato a favor de la trayectoria política de Rafael Caldera. Más bien su mérito indiscutible radica en mostrar la grandeza de una generación que supo anteponer los altos intereses nacionales a la pequeñez de las ambiciones y las pasiones personales. Esta noche, cuando puedo oír los disparos con que la enanez moral y la sinrazón pretenden acallar a los constructores de Venezuela, este libro me ha hecho recordar el país que heredamos y que no podemos dejar perder.

marianonava@gmail.com

mnava@ula.ve

No hay comentarios: