Venezuela resiliente
EMILIO GRATERÓN | EL UNIVERSAL
lunes 8 de octubre de 2012 12:00 AM
Ser resilientes es aquella capacidad que ostenta una persona o un grupo de personas y que le permitirá reponerse de una situación de mucho estrés o traumática. Es decir, cuando a un individuo le toca pasar una circunstancia traumática y consigue superarla sin ningún tipo de contratiempo, aún más, sale fortalecido, más maduro y fuerte de lo que anteriormente era, entonces, se dirá que esa persona o colectivo tiene resiliencia, algo así como un sinónimo del término entereza.
Después de la jornada de ayer, nos toca a todos los venezolanos hacernos grandes, demostrar el poder de una voluntad colectiva e inquebrantable de levantar a nuestro país, de la Venezuela que tenemos debemos caminar con fe para reinventarla.
A partir de hoy, debemos crecernos, hacernos más fuertes, la historia no se terminó ayer. Debemos afrontar la adversidad vivida en estos años, saliendo fortalecidos de este aprendizaje por muy duro y traumático que haya sido sabiendo de que lo que hace a un gran país es su gente. Cada uno de nosotros debemos asumir un compromiso: no detenernos, engrandecernos personalmente, alcanzando la excelencia profesional y personal en el espacio que a cada uno nos toca.
Muchos han vivido la adversidad, por las divisiones innecesarias, por el discurso del odio y de la violencia. Por estar separados entre un color y otro. Estos años no han pasado en vano y hemos tenido un fuerte aprendizaje. Debemos desde ya, decretar que debemos lograr construir en esta sociedad: Empatía, responsabilidad y tolerancia.
Buscar que nuestro país se sobreponga y que logre ser un país resiliente no significa que muchos puedan el día de hoy sentir malestar, dolor emocional o estar en duelo particular o colectivo, puede que una parte de nuestra sociedad esté "enguayabada", pero todos debemos sobreponernos para conquistar el futuro como una gran nación. Es imposible comenzar una nueva historia arrastrando pasiones negativas, pasando facturas y distribuyendo condenas. Porque hoy no puede haber pueblo derrotado, sino nuevos retos para afrontar con creatividad y fortaleza.
A pesar de la adversidad que tenemos en el presente (un país en crisis, inseguridad, corrupción, autoritarismo). Estamos cada día más cerca de dar el paso fundamental de la transformación hacia el progreso y el desarrollo, hacia el futuro. Lograremos superar y transformar la pobreza en bienestar, la inseguridad en seguridad, el odio por la tolerancia y respeto, desempleo por empleo con libre oportunidad para el desarrollo, la injusticia por el reinado de la ley es igual para todos, la falta de libertad por más y mejor democracia.
Es necesario reconocer y agradecer el ejemplo de Henrique Capriles y el gran equipo que llevó adelante la campaña HAY UN CAMINO, superando muchas adversidades, dificultades y desigualdades, se logró cohesionar a una multitud de miles y miles, que cada vez fueron más y más, y seguirán siendo más. No debemos quedarnos en el sentimiento de las caminatas, de los eventos, de la campaña. Todo no terminó ayer, más bien se inició un nuevo periodo: el de la resiliencia.
Dios bendiga a Venezuela y a todos los que de manera honrada y democrática apuntamos nuestros esfuerzos para edificar un mejor futuro. Amén.
@EmilioGrateron
Después de la jornada de ayer, nos toca a todos los venezolanos hacernos grandes, demostrar el poder de una voluntad colectiva e inquebrantable de levantar a nuestro país, de la Venezuela que tenemos debemos caminar con fe para reinventarla.
A partir de hoy, debemos crecernos, hacernos más fuertes, la historia no se terminó ayer. Debemos afrontar la adversidad vivida en estos años, saliendo fortalecidos de este aprendizaje por muy duro y traumático que haya sido sabiendo de que lo que hace a un gran país es su gente. Cada uno de nosotros debemos asumir un compromiso: no detenernos, engrandecernos personalmente, alcanzando la excelencia profesional y personal en el espacio que a cada uno nos toca.
Muchos han vivido la adversidad, por las divisiones innecesarias, por el discurso del odio y de la violencia. Por estar separados entre un color y otro. Estos años no han pasado en vano y hemos tenido un fuerte aprendizaje. Debemos desde ya, decretar que debemos lograr construir en esta sociedad: Empatía, responsabilidad y tolerancia.
Buscar que nuestro país se sobreponga y que logre ser un país resiliente no significa que muchos puedan el día de hoy sentir malestar, dolor emocional o estar en duelo particular o colectivo, puede que una parte de nuestra sociedad esté "enguayabada", pero todos debemos sobreponernos para conquistar el futuro como una gran nación. Es imposible comenzar una nueva historia arrastrando pasiones negativas, pasando facturas y distribuyendo condenas. Porque hoy no puede haber pueblo derrotado, sino nuevos retos para afrontar con creatividad y fortaleza.
A pesar de la adversidad que tenemos en el presente (un país en crisis, inseguridad, corrupción, autoritarismo). Estamos cada día más cerca de dar el paso fundamental de la transformación hacia el progreso y el desarrollo, hacia el futuro. Lograremos superar y transformar la pobreza en bienestar, la inseguridad en seguridad, el odio por la tolerancia y respeto, desempleo por empleo con libre oportunidad para el desarrollo, la injusticia por el reinado de la ley es igual para todos, la falta de libertad por más y mejor democracia.
Es necesario reconocer y agradecer el ejemplo de Henrique Capriles y el gran equipo que llevó adelante la campaña HAY UN CAMINO, superando muchas adversidades, dificultades y desigualdades, se logró cohesionar a una multitud de miles y miles, que cada vez fueron más y más, y seguirán siendo más. No debemos quedarnos en el sentimiento de las caminatas, de los eventos, de la campaña. Todo no terminó ayer, más bien se inició un nuevo periodo: el de la resiliencia.
Dios bendiga a Venezuela y a todos los que de manera honrada y democrática apuntamos nuestros esfuerzos para edificar un mejor futuro. Amén.
@EmilioGrateron
Noche oscura y luz del amanecer
JULIO DÁVILA CÁRDENAS | EL UNIVERSAL
lunes 8 de octubre de 2012 12:00 AM
Existen momentos en la vida de los seres humanos en los que se rompe el necesario equilibrio que debe existir entre la razón y el instinto. En esas ocasiones pasa a ser más importante el instinto que la razón y lógicamente ello conduce a situaciones sumamente negativas para quien ha atravesado por una "noche oscura". Es allí cuando podemos decir que comienza la despedida.
Hace pocos días pudimos observar cómo la desesperación que produce el saberse en situación de inferioridad, conlleva a una de esas noches tenebrosas. Se hace caso omiso de lo que implica la majestad del cargo que se detenta y se procede a utilizar un lenguaje soez, en contra de aquellos que deben ser adversarios políticos, pero a quienes la incontenible rabia sólo reconoce como enemigos. Se amenaza con guerra civil y por si fuera poco, lo importante es que voten por él. Si no hay agua ni luz, si las calles están destrozadas, si la delincuencia campea, si los servicios son pésimos...eso no importa, lo fundamental es permanecer en el poder, para así ser igual a Castro.
A lo largo de estos trece años hemos visto cómo se han hecho esfuerzos para destruir al país, pero no han podido, Venezuela subsiste. Se sembró el odio y se trató de dividirnos en zonas. No lo lograron. Se atentó contra nuestra principal industria tratando de convertirla en empresa de un partido, mejor dicho, de un hombre y tampoco pudieron.
Hoy ha triunfado la razón y el deseo de reencontrarnos en paz, en la búsqueda de seguridad, progreso y bienestar.
Uno de los Doctores de la Iglesia, San Juan de la Cruz, nos enseña que así como la madre va cuidando del recién nacido con ternura, ofreciéndole el alimento de sus pechos y cobijándolo en sus brazos, con el tiempo le va quitando ese regalo, haciéndole andar por sus propios pies, porque es hora de que vaya perdiendo sus propiedades de niño y se conduzca a cosas más grandes y sustanciales. Venezuela ayer dejó a un lado la mano de quien la estaba conduciendo porque entendió que estaba transitando por un sendero equivocado. Despertó y vio que había un camino por el que podría andar en libertad y con un equipo que pondría todo su empeño en hacer de éste, un gran país, en el que cabemos todos. En donde el énfasis se pondrá en brindar una excelente educación; en oportunidades de trabajo; en poder salir a la calle sin temor a ser víctima de la delincuencia; en lograr la seguridad social. En fin, una vida digna.
Quiera Dios que lo vivido estos largos años sirva como enseñanza para no dejarse engañar con falsas promesas, para no cometer los errores del pasado y para entender que un buen gobierno debe buscar el mayor entendimiento posible entre los diferentes sectores en aras del bien común. Llegó la hora de la juventud y también de la sensatez.
julio.davilacardenas@gmail.com
Hace pocos días pudimos observar cómo la desesperación que produce el saberse en situación de inferioridad, conlleva a una de esas noches tenebrosas. Se hace caso omiso de lo que implica la majestad del cargo que se detenta y se procede a utilizar un lenguaje soez, en contra de aquellos que deben ser adversarios políticos, pero a quienes la incontenible rabia sólo reconoce como enemigos. Se amenaza con guerra civil y por si fuera poco, lo importante es que voten por él. Si no hay agua ni luz, si las calles están destrozadas, si la delincuencia campea, si los servicios son pésimos...eso no importa, lo fundamental es permanecer en el poder, para así ser igual a Castro.
A lo largo de estos trece años hemos visto cómo se han hecho esfuerzos para destruir al país, pero no han podido, Venezuela subsiste. Se sembró el odio y se trató de dividirnos en zonas. No lo lograron. Se atentó contra nuestra principal industria tratando de convertirla en empresa de un partido, mejor dicho, de un hombre y tampoco pudieron.
Hoy ha triunfado la razón y el deseo de reencontrarnos en paz, en la búsqueda de seguridad, progreso y bienestar.
Uno de los Doctores de la Iglesia, San Juan de la Cruz, nos enseña que así como la madre va cuidando del recién nacido con ternura, ofreciéndole el alimento de sus pechos y cobijándolo en sus brazos, con el tiempo le va quitando ese regalo, haciéndole andar por sus propios pies, porque es hora de que vaya perdiendo sus propiedades de niño y se conduzca a cosas más grandes y sustanciales. Venezuela ayer dejó a un lado la mano de quien la estaba conduciendo porque entendió que estaba transitando por un sendero equivocado. Despertó y vio que había un camino por el que podría andar en libertad y con un equipo que pondría todo su empeño en hacer de éste, un gran país, en el que cabemos todos. En donde el énfasis se pondrá en brindar una excelente educación; en oportunidades de trabajo; en poder salir a la calle sin temor a ser víctima de la delincuencia; en lograr la seguridad social. En fin, una vida digna.
Quiera Dios que lo vivido estos largos años sirva como enseñanza para no dejarse engañar con falsas promesas, para no cometer los errores del pasado y para entender que un buen gobierno debe buscar el mayor entendimiento posible entre los diferentes sectores en aras del bien común. Llegó la hora de la juventud y también de la sensatez.
julio.davilacardenas@gmail.com
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