ENTREVISTA ASDRÚBAL AGUIAR, DOCTOR EN DERECHO
"Traicionaron a su padre preocupados por la herencia"
"Lo de Chávez era un llamado para que los muchachos sostuvieran la estabilidad nacional" "La oposición tiene visiones legítimas y acertadas de la realidad, pero está fragmentada"
A juicio de Asdrúbal Aguiar, una de las tragedias en el tema de la sucesión es el predominio de la tendencia militar, pese a que el ungido por Chávez sea Maduro VICENTE CORREALE
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ROBERTO GIUSTI , ASDRÚBAL AGUIAR , DOCTOR EN DERECHO | EL UNIVERSAL
domingo 10 de febrero de 2013 12:00 AM
Asdrúbal Aguiar considera que limitar el problema nacional a la solución de los carencias materiales o proclamar, como algunos lo hacen, que al venezolano lo que le preocupa es comer, antes que vivir en democracia, constituye una visión reductora e injusta según la cual carecemos de la suficiente consistencia moral y cultura política como para luchar por nuestros derechos básicos.
Aguiar, quien acaba de publicar un libro, "Historia Inconstitucional de Venezuela", donde desarrolla un enjundioso análisis sobre las violaciones constitucionales que atribuye al Gobierno de Hugo Chávez, reclama la necesidad de un "nuevo pacto nacional" que admita la diversidad y consolide la unidad alrededor de los objetivos, como una manera de restablecer los lazos de solidaridad social que se han disuelto a lo largo de los últimos tres lustros por la falta de un cuadro institucional.
"El primer paso para saber cuál es la terapia que requiere Venezuela en esta hora, es acertar en el diagnóstico de la enfermedad, porque si erramos en esto cualquier ejercicio que se haga puede resultar equivocado. Si creemos, como una mayoría, que el país, en medio de sus dificultades, sigue en marcha, con sus altibajos, porque no pasa nada, a pesar de que sí están pasando cosas graves, entonces los actores sociales y políticos se comportarán como si la situación fuera normal".
-El problema es que el factor de poder determinante ha desaparecido, aunque no totalmente, de la escena. Eso altera profundamente la situación y genera incertidumbre e indefinición.
-En física los vacíos se llenan, quien tiene el poder lo hace y no pasa nada. Pero hay un problema mucho más profundo que puede parecer una exquisitez, cuando en realidad no lo es: Desde 1999 Hugo Chávez y su gente han ido engullendo el caldo de la democracia. Y ahora, luego de 14 años, sólo quedó la vasija, que no es poca cosa porque era el molde institucional y republicano que, en cierta forma, mantenía la solidaridad, muy disminuida ya, que existía entre los venezolanos. Eso impedía que pasáramos a una situación mucho más grave.
-Y ya lo hicimos.
-El 10 de enero, la sentencia del Tribunal Supremo quiebra ese molde, lo tira al piso y le pone una lápida. Hoy en día vivimos la tragedia provocada por una falencia democrática y este no es el mismo país que fue a lo largo de al menos medio siglo.
-Volvimos al pasado.
-En el medio siglo precedente a ese período teníamos dictadores, pero con espíritu republicano.
-¿Dictadores con espíritu republicano?
-Dictadores que cumplían determinados sacramentos formales en el ejercicio del poder. Aunque lo ejerciesen de manera permanente eran consistentes con una regla de oro: "Nos dimos una República, abandonamos la monarquía y nos fijamos períodos regulares, temporales y limitados".
-¿No era eso una ficción para cubrir las apariencias?
-Juan Vicente Gómez cumplía su período constitucional y cuando vencía le entregaba al Presidente de la Corte Federal y de Casación por 24 horas. Pérez Jiménez, mientras se relegitimaba a través de elecciones espurias, asumía la condición de encargado de la Presidencia y admitía que cedía el poder en su condición de Presidente titular. Esos sacramentos fueron pisoteados el 10 de enero y ahora ni siquiera tenemos la vasija en la cual vaciar el contenido de nuestra reconstitución democrática. Esto nos explica el proceso de disolución que estamos viviendo.
-Eso puede ser así, pero el beneficiado con la posesión ilimitada del poder no puede hacerlo y los sucesores no tienen la suficiente envergadura para llenar el vacío.
-En el chavismo hay un gran rompecabezas. Los intereses antagónicos tienen, a pesar de todo, un elemento de unidad, que ni siquiera es el Chávez enfermo, sino la necesidad de sobrevivir ante la posibilidad de perder el poder y se exponerse, en términos personales, a un cataclismo. Hay, entonces, una suerte de solidaridad utilitaria que no es producto de una visión política o institucional, tanto que ellos, inclusive, traicionaron a Hugo Chávez.
-Muy pocos lo perciben así.
-A última hora, en el momento en que se va a La Habana y para mi sorpresa, en una suerte de gendarme de viejo cuño, de padre "bueno", como lo fue Gómez ("yo soy la orden, yo soy la ley"), Chávez apeló a la Constitución porque "si yo no estoy vamos a tener una situación de orfandad total de la ley". Cuando se dirige al país era consciente de que le quedaba un mes de poder y que al día siguiente del 10 de enero la situación mutaba a un probable vacío. Entonces dijo: "Cúmplase la Constitución" y eso implicaba que, si agotado el período, él no llegaba, había que ajustarse al mandato constitucional.
-Esa traición, ¿no fue, también, un error estratégico?
-Lo de Chávez era, en cierto modo, un llamado a que los muchachos cumpliesen con el mínimo de exigencias para sostener la estabilidad nacional. Pero ellos, preocupados más por la herencia, traicionan al padre moribundo y manipulan su propia realidad para sostener un esquema de poder que no puede prolongarse en el tiempo por los intereses antagónicos que los separan.
-¿Qué papel juega la oposición en ese entramado?
-La oposición, con visiones legítimas y acertadas, pero parciales de la realidad, está fracturada. Hay un sector sistémico que defiende la República, los fueros de la soberanía y los elementos formales del Estado, de la invasión comunista, pero sin complementar su visión con la deriva tecnológica, como lo hizo Chávez, quien puso al parque jurásico del socialismo al ritmo del siglo XXI. Otro sector, con mucha perspicacia, reclama el papel de conserje en el mejor sentido de la palabra: tapar huecos, solventar necesidades. Lo cual es un cometido loable, pero no el problema central porque a pesar del manejo arbitrario de la economía los venezolanos tienen garantizados los tres golpes. Finalmente está un tercer sector, al cual el tren de la historia se le está yendo porque no espera el vagón en la estación sino en la vía férrea, con el riesgo de que el ferrocarril lo atropelle, dispuesto, como está, a dialogar con Dios y con el diablo. Falta, entonces, el hilo de Ariadna que los una frente a lo principal.
-Planteadas así las cosas, ¿no sería lo más sano para todos que Chávez regresara?
-Un país sano no puede permanecer atado a la realidad finita de un gendarme, con todo el carisma que tenga. Chávez podrá regresar pero en un determinado momento va a desaparecer. Entonces quedamos de nuevo en una suerte de vacío.
-Cuando Francisco Franco se estaba muriendo dijo que lo dejaba todo "atado y bien atado". Si ocurriera lo mismo con Chávez, ¿podría él decir lo mismo?
-Ni Gómez ni Franco dejaron atado el porvenir porque, en el fondo, buscaban una prórroga. Pero entonces casi siempre ocurre lo inevitable: en los días posteriores a la desaparición del caudillo, el poder es ocupado por alguno de sus seguidores. Pero como esos seguidores no tienen las cualidades carismáticas de aquel, entonces...
-Acuerdan.
-Pero acuerdan obligados por la situación social y política para asegurar la estabilidad.
-En los casos de Franco y Gómez, ni ellos, ni sus herederos, regíanmandatos totalitarios. Chávez ha tenido aspiraciones de serlo y una de sus características, como la de sus presuntos herederos, en la de negarse al acuerdo.
-Ese es uno de los dramas de la sucesión porque la dominante que se sostiene es la militar. Si bien Chávez deja a Maduro, nominalmente, como sucesor, le entrega el poder real a la estructura del MBR 200 (no al PSUV) porque los gobernadores de las áreas crítica vienen del viejo movimiento, sector militarista habituado a la regla del mando y la obediencia. Sin cultura para el diálogo porque es gente pre-convencional.
-Algunos decían que por civil y dirigente sindical, Maduro podría tener otra actitud, pero no ha sido así.
-Maduro, que podía abrir juego, no lo hace por la escuela totalitaria. Al fin y al cabo es un colono de los hermanos Castro y éstos no aceptan diálogo con los disidentes, salvo que les sirvan de medio coyuntural para asegurar sus finalidades. Aquí lo importante no es lo que piense el Gobierno, ni reducir el problema a la salud de Chávez y su regreso o no al país. El tema es que la oposición entienda cuál es su papel en un momento de transición agónica para la República.
Aguiar, quien acaba de publicar un libro, "Historia Inconstitucional de Venezuela", donde desarrolla un enjundioso análisis sobre las violaciones constitucionales que atribuye al Gobierno de Hugo Chávez, reclama la necesidad de un "nuevo pacto nacional" que admita la diversidad y consolide la unidad alrededor de los objetivos, como una manera de restablecer los lazos de solidaridad social que se han disuelto a lo largo de los últimos tres lustros por la falta de un cuadro institucional.
"El primer paso para saber cuál es la terapia que requiere Venezuela en esta hora, es acertar en el diagnóstico de la enfermedad, porque si erramos en esto cualquier ejercicio que se haga puede resultar equivocado. Si creemos, como una mayoría, que el país, en medio de sus dificultades, sigue en marcha, con sus altibajos, porque no pasa nada, a pesar de que sí están pasando cosas graves, entonces los actores sociales y políticos se comportarán como si la situación fuera normal".
-El problema es que el factor de poder determinante ha desaparecido, aunque no totalmente, de la escena. Eso altera profundamente la situación y genera incertidumbre e indefinición.
-En física los vacíos se llenan, quien tiene el poder lo hace y no pasa nada. Pero hay un problema mucho más profundo que puede parecer una exquisitez, cuando en realidad no lo es: Desde 1999 Hugo Chávez y su gente han ido engullendo el caldo de la democracia. Y ahora, luego de 14 años, sólo quedó la vasija, que no es poca cosa porque era el molde institucional y republicano que, en cierta forma, mantenía la solidaridad, muy disminuida ya, que existía entre los venezolanos. Eso impedía que pasáramos a una situación mucho más grave.
-Y ya lo hicimos.
-El 10 de enero, la sentencia del Tribunal Supremo quiebra ese molde, lo tira al piso y le pone una lápida. Hoy en día vivimos la tragedia provocada por una falencia democrática y este no es el mismo país que fue a lo largo de al menos medio siglo.
-Volvimos al pasado.
-En el medio siglo precedente a ese período teníamos dictadores, pero con espíritu republicano.
-¿Dictadores con espíritu republicano?
-Dictadores que cumplían determinados sacramentos formales en el ejercicio del poder. Aunque lo ejerciesen de manera permanente eran consistentes con una regla de oro: "Nos dimos una República, abandonamos la monarquía y nos fijamos períodos regulares, temporales y limitados".
-¿No era eso una ficción para cubrir las apariencias?
-Juan Vicente Gómez cumplía su período constitucional y cuando vencía le entregaba al Presidente de la Corte Federal y de Casación por 24 horas. Pérez Jiménez, mientras se relegitimaba a través de elecciones espurias, asumía la condición de encargado de la Presidencia y admitía que cedía el poder en su condición de Presidente titular. Esos sacramentos fueron pisoteados el 10 de enero y ahora ni siquiera tenemos la vasija en la cual vaciar el contenido de nuestra reconstitución democrática. Esto nos explica el proceso de disolución que estamos viviendo.
-Eso puede ser así, pero el beneficiado con la posesión ilimitada del poder no puede hacerlo y los sucesores no tienen la suficiente envergadura para llenar el vacío.
-En el chavismo hay un gran rompecabezas. Los intereses antagónicos tienen, a pesar de todo, un elemento de unidad, que ni siquiera es el Chávez enfermo, sino la necesidad de sobrevivir ante la posibilidad de perder el poder y se exponerse, en términos personales, a un cataclismo. Hay, entonces, una suerte de solidaridad utilitaria que no es producto de una visión política o institucional, tanto que ellos, inclusive, traicionaron a Hugo Chávez.
-Muy pocos lo perciben así.
-A última hora, en el momento en que se va a La Habana y para mi sorpresa, en una suerte de gendarme de viejo cuño, de padre "bueno", como lo fue Gómez ("yo soy la orden, yo soy la ley"), Chávez apeló a la Constitución porque "si yo no estoy vamos a tener una situación de orfandad total de la ley". Cuando se dirige al país era consciente de que le quedaba un mes de poder y que al día siguiente del 10 de enero la situación mutaba a un probable vacío. Entonces dijo: "Cúmplase la Constitución" y eso implicaba que, si agotado el período, él no llegaba, había que ajustarse al mandato constitucional.
-Esa traición, ¿no fue, también, un error estratégico?
-Lo de Chávez era, en cierto modo, un llamado a que los muchachos cumpliesen con el mínimo de exigencias para sostener la estabilidad nacional. Pero ellos, preocupados más por la herencia, traicionan al padre moribundo y manipulan su propia realidad para sostener un esquema de poder que no puede prolongarse en el tiempo por los intereses antagónicos que los separan.
-¿Qué papel juega la oposición en ese entramado?
-La oposición, con visiones legítimas y acertadas, pero parciales de la realidad, está fracturada. Hay un sector sistémico que defiende la República, los fueros de la soberanía y los elementos formales del Estado, de la invasión comunista, pero sin complementar su visión con la deriva tecnológica, como lo hizo Chávez, quien puso al parque jurásico del socialismo al ritmo del siglo XXI. Otro sector, con mucha perspicacia, reclama el papel de conserje en el mejor sentido de la palabra: tapar huecos, solventar necesidades. Lo cual es un cometido loable, pero no el problema central porque a pesar del manejo arbitrario de la economía los venezolanos tienen garantizados los tres golpes. Finalmente está un tercer sector, al cual el tren de la historia se le está yendo porque no espera el vagón en la estación sino en la vía férrea, con el riesgo de que el ferrocarril lo atropelle, dispuesto, como está, a dialogar con Dios y con el diablo. Falta, entonces, el hilo de Ariadna que los una frente a lo principal.
-Planteadas así las cosas, ¿no sería lo más sano para todos que Chávez regresara?
-Un país sano no puede permanecer atado a la realidad finita de un gendarme, con todo el carisma que tenga. Chávez podrá regresar pero en un determinado momento va a desaparecer. Entonces quedamos de nuevo en una suerte de vacío.
-Cuando Francisco Franco se estaba muriendo dijo que lo dejaba todo "atado y bien atado". Si ocurriera lo mismo con Chávez, ¿podría él decir lo mismo?
-Ni Gómez ni Franco dejaron atado el porvenir porque, en el fondo, buscaban una prórroga. Pero entonces casi siempre ocurre lo inevitable: en los días posteriores a la desaparición del caudillo, el poder es ocupado por alguno de sus seguidores. Pero como esos seguidores no tienen las cualidades carismáticas de aquel, entonces...
-Acuerdan.
-Pero acuerdan obligados por la situación social y política para asegurar la estabilidad.
-En los casos de Franco y Gómez, ni ellos, ni sus herederos, regíanmandatos totalitarios. Chávez ha tenido aspiraciones de serlo y una de sus características, como la de sus presuntos herederos, en la de negarse al acuerdo.
-Ese es uno de los dramas de la sucesión porque la dominante que se sostiene es la militar. Si bien Chávez deja a Maduro, nominalmente, como sucesor, le entrega el poder real a la estructura del MBR 200 (no al PSUV) porque los gobernadores de las áreas crítica vienen del viejo movimiento, sector militarista habituado a la regla del mando y la obediencia. Sin cultura para el diálogo porque es gente pre-convencional.
-Algunos decían que por civil y dirigente sindical, Maduro podría tener otra actitud, pero no ha sido así.
-Maduro, que podía abrir juego, no lo hace por la escuela totalitaria. Al fin y al cabo es un colono de los hermanos Castro y éstos no aceptan diálogo con los disidentes, salvo que les sirvan de medio coyuntural para asegurar sus finalidades. Aquí lo importante no es lo que piense el Gobierno, ni reducir el problema a la salud de Chávez y su regreso o no al país. El tema es que la oposición entienda cuál es su papel en un momento de transición agónica para la República.
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