Elogio de la suplantación...
Repulsiva sumisión, indiferencia y adhesión a una política de salud cubana
RAFAEL MUCI-MENDOZA | EL UNIVERSAL
domingo 3 de febrero de 2013 12:00 AM
Tiempos de ignominia, tiempos de indigencia espiritual... Somos gobernados por matamoros de barrio, esos del lenguaje de germanía, de la zamarrería ingénita, del gesto violento, del talante destructivo, de la ausencia de luces... Para colmo y vergüenza, títeres de un guiñol movidos a su antojo por los decrépitos Castro, los de la dictadura más feroz de América. Las mentiras se suceden sin pudor, sin decir nada, meras vaciedades, ideas toscas dando vueltas una y otra vez como perro que quiere alcanzar su rabo, sin poder inventar nada creíble que justifique la ausencia del único..., secuestrado por sus hospederos con anuencia de sus amantísimos hijos.
Cuales ventrílocuos, los maliciosos suplantadores, con descaro, entreguismo y crueldad nunca vistos lo hacen hablar a través de un traqueostomo, erguirse de la cama, escribir cuartillas y rematar estampando sin titubeo, una firma electrónica en rojo -como las finanzas del país-, con la mano lacerada por las vías intravenosas y rechazada aún en los bancos. La chapucería, falta de integridad y perversión de sus descendientes muestra su cara más sombría. Sonrientes celebraron cuando media población venezolana era vejada por Raúl, el decadente.
Es insincero e inmoral, que médicos simpatizantes del slogan, "patria, socialismo o muerte", que los hay muchos, muy serios, competentes y enterados, no alcen su voz ante la destrucción inmisericorde de la medicina nacional, de los precarios estudios de medicina comunitaria y la muerte del Vargas y Magallanes de Catia por mencionar sólo dos hospitales docentes y se ofrezcan a constatar la salud de su presidente. Repulsiva su sumisión, indiferencia y adhesión a una política de salud cubana, desatinada, fracasada y desacreditada profesional y moralmente.
rafael@muci.com; rafaelmuci@gmail.com
Cuales ventrílocuos, los maliciosos suplantadores, con descaro, entreguismo y crueldad nunca vistos lo hacen hablar a través de un traqueostomo, erguirse de la cama, escribir cuartillas y rematar estampando sin titubeo, una firma electrónica en rojo -como las finanzas del país-, con la mano lacerada por las vías intravenosas y rechazada aún en los bancos. La chapucería, falta de integridad y perversión de sus descendientes muestra su cara más sombría. Sonrientes celebraron cuando media población venezolana era vejada por Raúl, el decadente.
Es insincero e inmoral, que médicos simpatizantes del slogan, "patria, socialismo o muerte", que los hay muchos, muy serios, competentes y enterados, no alcen su voz ante la destrucción inmisericorde de la medicina nacional, de los precarios estudios de medicina comunitaria y la muerte del Vargas y Magallanes de Catia por mencionar sólo dos hospitales docentes y se ofrezcan a constatar la salud de su presidente. Repulsiva su sumisión, indiferencia y adhesión a una política de salud cubana, desatinada, fracasada y desacreditada profesional y moralmente.
rafael@muci.com; rafaelmuci@gmail.com
¿Qué paso con las FFAA?
Nuestras Fuerzas Armadas son garantes permanentes de nuestra heroicidad histórica
ORLANDO VIERA-BLANCO | EL UNIVERSAL
domingo 3 de febrero de 2013 12:00 AM
El Cnel. José Machillanda -experto en sociología militar- en su último libro Del Profesionalismo Militar a la Milicia (de obligada lectura), responde a la pregunta que miles de ciudadanos se hacen al llamar su atención los cambios profundos que ha sufrido lo militar en Venezuela. Sentarse a compartir los densos conocimientos del Dr. Machillanda sobre nuestra institución armada, es un privilegio que nos transporta a un peregrinaje histórico inconmensurable, que da fe de un ejército forjador continental de soberanía, independencia y libertad.
El Dr. Machillanda nos muestra de manera científica (objetiva), cómo nuestro estamento militar pasó de ser un cuerpo profesional, referencia en América Latina y el mundo, a una institución frágil, desarticulada, cercana a la milicia. Es lo que el académico resume como el sometimiento a un estado de "perturbación mayor" de criminalidad, miedo, incertidumbre y sumisión ideológica. A la pregunta por qué -según su decir- nuestro ejército se convirtió en un apéndice del PSUV, no vaciló en responder: por la pérdida de la ética militar. Ética que define la exaltación del concepto de profesionalismo en el campo militar. Que consagra al oficial de carrera a la experiencia, responsabilidad y pertenencia a la profesión de las armas, con la aceptación incondicional del cumplimiento del deber. Ética que se nutre de la formación del "soldado-ciudadano", conductor del liderazgo militar guiado por el amor a la patria, el sentido del deber y los valores morales y espirituales de la sociedad venezolana, y blinda el carácter del soldado: coraje, disciplina, decisión y, subrayado nuestro, probidad y firmeza... asegurando la soberanía plena y jurisdicción de la República.
Nuestras FFAA son garantes permanentes de nuestra heroicidad histórica, que rinde honor a valiosos oficiales como el Capitán para ese momento, Simón Bolívar. Son las que personifican el espíritu de "Marina y Guerra" de oficiales de la talla de Fernando del Toro o Juan Bautista Arismendi, libertadores de Oriente, del Orinoco, de Guayana. Son ellas la expresión de majestad del Almirante José Prudencio Padilla, al frente de la batalla naval del lago de Maracaibo, epitafio de la independencia de Venezuela. ¿Qué pasó con las FFAA? Me dirán cándido, pero pienso que ese espíritu aún sigue ahí. Veremos.
vierablanco@gmail.com T: @ovierablanco
El Dr. Machillanda nos muestra de manera científica (objetiva), cómo nuestro estamento militar pasó de ser un cuerpo profesional, referencia en América Latina y el mundo, a una institución frágil, desarticulada, cercana a la milicia. Es lo que el académico resume como el sometimiento a un estado de "perturbación mayor" de criminalidad, miedo, incertidumbre y sumisión ideológica. A la pregunta por qué -según su decir- nuestro ejército se convirtió en un apéndice del PSUV, no vaciló en responder: por la pérdida de la ética militar. Ética que define la exaltación del concepto de profesionalismo en el campo militar. Que consagra al oficial de carrera a la experiencia, responsabilidad y pertenencia a la profesión de las armas, con la aceptación incondicional del cumplimiento del deber. Ética que se nutre de la formación del "soldado-ciudadano", conductor del liderazgo militar guiado por el amor a la patria, el sentido del deber y los valores morales y espirituales de la sociedad venezolana, y blinda el carácter del soldado: coraje, disciplina, decisión y, subrayado nuestro, probidad y firmeza... asegurando la soberanía plena y jurisdicción de la República.
Nuestras FFAA son garantes permanentes de nuestra heroicidad histórica, que rinde honor a valiosos oficiales como el Capitán para ese momento, Simón Bolívar. Son las que personifican el espíritu de "Marina y Guerra" de oficiales de la talla de Fernando del Toro o Juan Bautista Arismendi, libertadores de Oriente, del Orinoco, de Guayana. Son ellas la expresión de majestad del Almirante José Prudencio Padilla, al frente de la batalla naval del lago de Maracaibo, epitafio de la independencia de Venezuela. ¿Qué pasó con las FFAA? Me dirán cándido, pero pienso que ese espíritu aún sigue ahí. Veremos.
vierablanco@gmail.com T: @ovierablanco
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