Padrino López a 27 años del Caracazo: "Los soldados nunca más empuñarán armas contra el pueblo"
El ministro de Defensa aseguró que la FANB ha alcanzado "un nivel de conciencia superior"
Después de 27 años de la masacre conocida como "El Caracazo", los militares de Venezuela tienen "la firme convicción" de que "nunca más empuñarán sus armas contra el pueblo", dijo el jefe de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB), general Vladimir Padrino López.
"Tenemos la firme convicción de que los soldados y soldadas de la patria nunca más empuñaran sus armas contra el pueblo y permanecerán siempre a su lado en procura de la suprema felicidad, la paz y la convivencia de un Estado democrático, con verdadera justicia social y libertades plenas", dijo en un comunicado.
El "Caracazo" fue una revuelta popular que comenzó en las barriadas pobres de la capital venezolana y sus alrededores en rechazo a las alzas de precios y tarifas exigidas por el Fondo Monetario Internacional (FMI) en un acuerdo con el Gobierno. La jornada de disturbios y saqueos fue sofocada a tiros por militares y policías que dejaron un número aún no determinado y que van de 300 a 3.000 según fuentes oficiales de entonces y de ahora.
"El 27 y 28 de febrero de 1989 quedaron grabadas como unas de las páginas más tristes y oscuras de nuestra historia contemporánea. La grotesca actuación de la dirigencia política de entonces, que de manera irresponsable y criminal ordenó la actuación de la fuerza pública, desencadenó una brutal represión", añadió Padrino.
La institución castrense de finales del siglo pasado, evaluó el también ministro de Defensa, "se caracterizaba por un marcado distanciamiento de la población civil", lo que se cambió con Chávez. El gobernante fallecido hace tres años fue "modelando y forjando la nueva FANB, que tiene carácter eminentemente popular (...) y está profundamente comprometida con el respeto irrestricto a los derechos humanos", remarcó.
A 27 años de la masacre y tras "profundas reflexiones y rectificaciones", prosiguió Padrino, la FANB "ha alcanzado un nivel de conciencia superior" que se ha afianzado "bajo el acertado liderazgo" de Maduro. "Nos sentimos plenamente integrados a la sociedad venezolana, en perfecta unión cívico-militar, y participando activamente en el desarrollo nacional", agregó y también expresó a los familiares de las víctimas de la masacre su "profundo pesar" y abogó a sus creencias religiosas para pedir "que jamás regrese la violencia".
General Padrino, permítame hacerle unas preguntas
El Nacional 28 DE FEBRERO 2016 - 12:01 AM
En la Gaceta Oficial N° 40845, del 10 de febrero de 2016, Nicolás Maduro sorprendió a la opinión pública al crear una superempresa petrolera dependiente del Ministerio de la Defensa, cuyas competencias incluyen: la rehabilitación y mantenimiento de pozos petroleros, administración de taladros; importar, exportar, comercializar y distribuir productos químicos para el sector minero, transporte marítimo y construcción de infraestructura civil entre otros negocios. La empresa, cuyas siglas son Caminpeg, y ha sido constituida como compañía anónima, cuyo presupuesto lo administrará el Ministerio de la Defensa Nacional, sin dependencia alguna del Ministerio de Petróleo y Minería, y sin tener que coordinar sus actividades con Pdvsa. El primer aspecto sorprendente, de esta trascendente e incomprensible decisión, es que el gobierno nacional no haya dado ninguna explicación que justifique haber decidido desconocer el principio fundamental de nuestra política petrolera: la centralización de las políticas en el Ministerio de Petróleo y Minería y las operaciones en Petróleos de Venezuela.
Como era de esperarse, inmediatamente surgieron las críticas a tan descabellada decisión, por parte de expertos petroleros de distintas tendencias ideológicas. Buenos ejemplos de esta realidad son, entre otros: el comunicado de Gente del Petróleo en el cual, justificadamente, se alertó que “quienes podrían estar al frente de la responsabilidad de dicha empresa son personas formadas para la defensa del territorio y no para administrar y operar una organización dedicada a prestar servicios en materia petrolera y minera”. Igualmente, la página web Aporrea publicó un crítico artículo de la periodista Rosa Natalia, en el cual sostiene que “Padrino López dio un golpe de Estado y ahora es presidente paralelo sin que mediase rueda de prensa, tanquetas en Miraflores, buques yankees en las costas de Curazao. Nada. Un golpe de Estado silente y leguleyo. Una Gaceta y un decreto 40845 y 2231”.
Esta justificada polémica es la expresión del rechazo a una decisión que ha irrespetado a la opinión pública venezolana, al no dar una detallada explicación y mucho menos realizar una consulta lo suficientemente amplia sobre un asunto tan delicado. Los venezolanos siguen esperando que Nicolás Maduro justifique con razones de gran peso las razones que tuvo para tomar esa importante decisión. Además, es mucho menos aceptable esa posición cuando, inmediatamente después de la derrota electoral del pasado 6 de diciembre, ordenó el regreso de los cientos de militares que desempeñaban cargos civiles a sus funciones específicas dentro de la Fuerza Armada, insinuando que eran los responsables de la aplastante derrota electoral. Esa decisión fue recibida con escepticismo, pero también con esperanza por los demás miembros de la Fuerza Armada dedicados al cumplimiento de sus obligaciones castrenses y en general por todos los venezolanos. La participación militar en los asuntos de gobierno nunca ha sido beneficiosa para Venezuela, ni para la institución armada. Fue un gran acierto de la generación militar de 1958 y de todas las demás que mantuvieron el apoliticismo militar durante los gobiernos democráticos hasta 1989.
Lamentablemente, la trampa chavista de la alianza cívico-militar y la falta de sentido y visión institucionalista, así como las desmedidas ambiciones de quienes han ejercido los altos mandos, ha traído como consecuencia que durante estos diecisiete años se hayan confundido las funciones militares con las de gobierno, haciendo a la Fuerza Armada corresponsable de la debacle en la cual se encuentra sumida Venezuela. Ante este cuadro de cosas, desearía hacerle muchas preguntas al general Padrino, pero por razones de espacio le haré solo algunas: de acuerdo con su dilatada experiencia, ¿cree usted que la Fuerza Armada está cabalmente capacitada para asumir las competencias de Caminpeg?; ¿le fue requerida su opinión y al resto del Alto Mando para la toma de esa decisión y qué respondieron?; ¿no cree usted que cuando se le asigna una misión totalmente ajena a la Fuerza Armada, se le irrespeta y se duda de su competencia para cumplir la misión constitucional que tiene asignada?; ¿cree usted que hoy día la Fuerza Armada ostenta el prestigio, reconocimiento y respeto de la opinión pública, tal como otrora lo ostentó?; ¿no cree usted, que sería injusto responsabilizar ante la historia a las nuevas generaciones militares del estruendoso fracaso ocasionado por las ambiciones de Hugo Chávez y de sus seguidores? Ojalá estas preguntas lo hagan reflexionar y le permitan, adoptar las decisiones más convenientes, en el difícil momento histórico que enfrenta la República, para beneficio de Venezuela y de la institución armada.
En la Gaceta Oficial N° 40845, del 10 de febrero de 2016, Nicolás Maduro sorprendió a la opinión pública al crear una superempresa petrolera dependiente del Ministerio de la Defensa, cuyas competencias incluyen: la rehabilitación y mantenimiento de pozos petroleros, administración de taladros; importar, exportar, comercializar y distribuir productos químicos para el sector minero, transporte marítimo y construcción de infraestructura civil entre otros negocios. La empresa, cuyas siglas son Caminpeg, y ha sido constituida como compañía anónima, cuyo presupuesto lo administrará el Ministerio de la Defensa Nacional, sin dependencia alguna del Ministerio de Petróleo y Minería, y sin tener que coordinar sus actividades con Pdvsa. El primer aspecto sorprendente, de esta trascendente e incomprensible decisión, es que el gobierno nacional no haya dado ninguna explicación que justifique haber decidido desconocer el principio fundamental de nuestra política petrolera: la centralización de las políticas en el Ministerio de Petróleo y Minería y las operaciones en Petróleos de Venezuela.
Como era de esperarse, inmediatamente surgieron las críticas a tan descabellada decisión, por parte de expertos petroleros de distintas tendencias ideológicas. Buenos ejemplos de esta realidad son, entre otros: el comunicado de Gente del Petróleo en el cual, justificadamente, se alertó que “quienes podrían estar al frente de la responsabilidad de dicha empresa son personas formadas para la defensa del territorio y no para administrar y operar una organización dedicada a prestar servicios en materia petrolera y minera”. Igualmente, la página web Aporrea publicó un crítico artículo de la periodista Rosa Natalia, en el cual sostiene que “Padrino López dio un golpe de Estado y ahora es presidente paralelo sin que mediase rueda de prensa, tanquetas en Miraflores, buques yankees en las costas de Curazao. Nada. Un golpe de Estado silente y leguleyo. Una Gaceta y un decreto 40845 y 2231”.
Esta justificada polémica es la expresión del rechazo a una decisión que ha irrespetado a la opinión pública venezolana, al no dar una detallada explicación y mucho menos realizar una consulta lo suficientemente amplia sobre un asunto tan delicado. Los venezolanos siguen esperando que Nicolás Maduro justifique con razones de gran peso las razones que tuvo para tomar esa importante decisión. Además, es mucho menos aceptable esa posición cuando, inmediatamente después de la derrota electoral del pasado 6 de diciembre, ordenó el regreso de los cientos de militares que desempeñaban cargos civiles a sus funciones específicas dentro de la Fuerza Armada, insinuando que eran los responsables de la aplastante derrota electoral. Esa decisión fue recibida con escepticismo, pero también con esperanza por los demás miembros de la Fuerza Armada dedicados al cumplimiento de sus obligaciones castrenses y en general por todos los venezolanos. La participación militar en los asuntos de gobierno nunca ha sido beneficiosa para Venezuela, ni para la institución armada. Fue un gran acierto de la generación militar de 1958 y de todas las demás que mantuvieron el apoliticismo militar durante los gobiernos democráticos hasta 1989.
Lamentablemente, la trampa chavista de la alianza cívico-militar y la falta de sentido y visión institucionalista, así como las desmedidas ambiciones de quienes han ejercido los altos mandos, ha traído como consecuencia que durante estos diecisiete años se hayan confundido las funciones militares con las de gobierno, haciendo a la Fuerza Armada corresponsable de la debacle en la cual se encuentra sumida Venezuela. Ante este cuadro de cosas, desearía hacerle muchas preguntas al general Padrino, pero por razones de espacio le haré solo algunas: de acuerdo con su dilatada experiencia, ¿cree usted que la Fuerza Armada está cabalmente capacitada para asumir las competencias de Caminpeg?; ¿le fue requerida su opinión y al resto del Alto Mando para la toma de esa decisión y qué respondieron?; ¿no cree usted que cuando se le asigna una misión totalmente ajena a la Fuerza Armada, se le irrespeta y se duda de su competencia para cumplir la misión constitucional que tiene asignada?; ¿cree usted que hoy día la Fuerza Armada ostenta el prestigio, reconocimiento y respeto de la opinión pública, tal como otrora lo ostentó?; ¿no cree usted, que sería injusto responsabilizar ante la historia a las nuevas generaciones militares del estruendoso fracaso ocasionado por las ambiciones de Hugo Chávez y de sus seguidores? Ojalá estas preguntas lo hagan reflexionar y le permitan, adoptar las decisiones más convenientes, en el difícil momento histórico que enfrenta la República, para beneficio de Venezuela y de la institución armada.
Exigen idolatrar a Chávez y repudiar a la oposición para ascender en la GNB
Control Ciudadano advierte sobre la ideologización en el componente que resguarda el orden público. El general retirado Enrique Prieto Silva denuncia que las juntas de apreciación son filtros contra quienes cuestionan al gobierno
HERNÁN LUGO-GALICIA
@HLGNAPITA
El nacional 28 DE FEBRERO 2016 - 12:01 AM
Al igual que en las escuelas, los oficiales que quieran ascender de rango en la Fuerza Armada Nacional Bolivariana deben meterse un puñal político. En este caso se trata de un caletre ideológico sobre el socialismo, el pensamiento y obra de Hugo Chávez e identificar a la oposición como “un enemigo” que ofende al comandante supremo.
La FANB comenzó en enero la elección y designación de las juntas de apreciación de los oficiales que ascenderán en julio de este año. En cada componente (Guardia Nacional, Ejército, Aviación y Marina) preparan no solo los espacios para las pruebas físicas, sino también salones donde las juntas interrogarán a los militares. Incluso les entregaron un material o chuleta, como prefieren llamarla internamente, para su aprendizaje.
El Nacional tuvo acceso a un informe de la GNB en el cual se emplaza a estudiar o memorizar un total de 38 preguntas y sus correspondientes respuestas. El autor es la Junta de Apreciación de Mayor a Teniente Coronel de la GNB, y lleva por título “Banco de preguntas sobre temática general y específica de la revolución bolivariana y la FANB, ordenado aplicar por el ciudadano M/G comandante general del componente al personal militar con opción al grado de teniente coronel”.
“Oposición apátrida”. “El banco de preguntas” fue ordenado por el jefe de la GNB, mayor general Néstor Reverol, y tiene como meta que los nuevos teniente coroneles se comprometan a defender el legado de Chávez, el socialismo y la revolución, así no lo compartan.
La pregunta 17 es directa y sencilla: “¿Qué es el socialismo, está usted de acuerdo con esta doctrina?”. La respuesta contiene un carácter obligatorio para los oficiales si quieren subir de rango: “Sí, estoy de acuerdo ya que el socialismo, tal como lo implementó nuestro comandante supremo, más que un fin es el camino que permitirá alcanzar las transformaciones sociales que permitan consolidar un nuevo modelo productivo de desarrollo en estado de justicia y de derecho con la justa distribución de las riquezas del estado (sic) a través de las diferentes misiones sociales”.
¿Cómo se garantiza que los militares asuman el “ideal chavista”? La pregunta 37 es la clave: “¿Qué significa para usted la lealtad?”. Los militares deben responder: “Es la máxima expresión del compromiso que hace que toda persona dé lo mejor de sí por preservar los ideales de sus líderes, los cuales hace suyos también”.
A los aspirantes se les induce a calificar a la oposición de adversarios de la patria, como es el caso de la pregunta 38: “¿Qué opinión le merece el acto de agravio cometido por el actual presidente de la Asamblea Nacional contra las imágenes del Libertador y el comandante supremo?”. La respuesta: “El diputado Henry Ramos Allup, con su actuación, da muestra fehaciente de que es tan grande el legado que dejó nuestro comandante supremo, que los apátridas enemigos de la patria y de la revolución no toleran su presencia, ni siquiera en un cuadro. El comandante hoy está más vivo que nunca en las mentes y los corazones de su pueblo, el mismo pueblo de Bolívar, de Zamora, y de todos aquellos próceres que ofrendaron su vida para que hoy Venezuela sea una República realmente independiente”.
¿El nuevo militar? La GNB designó las juntas de apreciación el 18 de enero pasado, según orden administrativa N° 22212, firmada por Reverol. Entre ese mes y febrero se realizan los exámenes en los rangos menores como sargentos; para marzo están previstas las entrevistas a quienes pasarían de mayor a teniente coronel. En los primeros tres meses del año se imparte a sargentos en todas las guarniciones el taller “Pensamiento del comandante supremo”. El miércoles pasado Polilara detuvo al sargento II Emisael Montero Quintero por conducir un vehículo robado, luego de salir de ese curso en el Comando de Zona 12, en Barquisimeto.
La coordinadora de Control Ciudadano, Rocío San Miguel, señaló que si bien el adoctrinamiento es percibido como “un fantasma” en la FANB, tiene cuerpo en los planes socialistas creados por Chávez, en el estandarte concebido para destacar al fallecido presidente, el saludo militar “patria, socialismo o muerte” y la denominación de “FANB chavista” a partir de 2001. Sin embargo, le preocupa que la ideologización se produzca en la GNB.
“A este componente le corresponde el control de las protestas contra el gobierno, así que se sentirían en libertad de repeler a un ‘enemigo del proceso”, advierte San Miguel, autora del trabajo “5 años de ideologización de la FANB”.
El general retirado (GNB) Enrique Prieto Silva indicó que las juntas de apreciación de la FANB sirven como filtros contra quienes tengan una posición diferente al gobierno. “Si no es chavista no asciende, con el argumento de que cometió falta grave o es contrario al ideal de Chávez. Solo suben los generales chavistas o militares en condición de retirados, como pasó con Diosdado Cabello. Ese acto es inconstitucional porque Cabello es diputado, por lo que no puede ejercer cargo de representación popular y además no estaba activo”.
Control Ciudadano advierte sobre la ideologización en el componente que resguarda el orden público. El general retirado Enrique Prieto Silva denuncia que las juntas de apreciación son filtros contra quienes cuestionan al gobierno
HERNÁN LUGO-GALICIA
@HLGNAPITA
El nacional 28 DE FEBRERO 2016 - 12:01 AM
Al igual que en las escuelas, los oficiales que quieran ascender de rango en la Fuerza Armada Nacional Bolivariana deben meterse un puñal político. En este caso se trata de un caletre ideológico sobre el socialismo, el pensamiento y obra de Hugo Chávez e identificar a la oposición como “un enemigo” que ofende al comandante supremo.
La FANB comenzó en enero la elección y designación de las juntas de apreciación de los oficiales que ascenderán en julio de este año. En cada componente (Guardia Nacional, Ejército, Aviación y Marina) preparan no solo los espacios para las pruebas físicas, sino también salones donde las juntas interrogarán a los militares. Incluso les entregaron un material o chuleta, como prefieren llamarla internamente, para su aprendizaje.
El Nacional tuvo acceso a un informe de la GNB en el cual se emplaza a estudiar o memorizar un total de 38 preguntas y sus correspondientes respuestas. El autor es la Junta de Apreciación de Mayor a Teniente Coronel de la GNB, y lleva por título “Banco de preguntas sobre temática general y específica de la revolución bolivariana y la FANB, ordenado aplicar por el ciudadano M/G comandante general del componente al personal militar con opción al grado de teniente coronel”.
“Oposición apátrida”. “El banco de preguntas” fue ordenado por el jefe de la GNB, mayor general Néstor Reverol, y tiene como meta que los nuevos teniente coroneles se comprometan a defender el legado de Chávez, el socialismo y la revolución, así no lo compartan.
“Oposición apátrida”. “El banco de preguntas” fue ordenado por el jefe de la GNB, mayor general Néstor Reverol, y tiene como meta que los nuevos teniente coroneles se comprometan a defender el legado de Chávez, el socialismo y la revolución, así no lo compartan.
La pregunta 17 es directa y sencilla: “¿Qué es el socialismo, está usted de acuerdo con esta doctrina?”. La respuesta contiene un carácter obligatorio para los oficiales si quieren subir de rango: “Sí, estoy de acuerdo ya que el socialismo, tal como lo implementó nuestro comandante supremo, más que un fin es el camino que permitirá alcanzar las transformaciones sociales que permitan consolidar un nuevo modelo productivo de desarrollo en estado de justicia y de derecho con la justa distribución de las riquezas del estado (sic) a través de las diferentes misiones sociales”.
¿Cómo se garantiza que los militares asuman el “ideal chavista”? La pregunta 37 es la clave: “¿Qué significa para usted la lealtad?”. Los militares deben responder: “Es la máxima expresión del compromiso que hace que toda persona dé lo mejor de sí por preservar los ideales de sus líderes, los cuales hace suyos también”.
A los aspirantes se les induce a calificar a la oposición de adversarios de la patria, como es el caso de la pregunta 38: “¿Qué opinión le merece el acto de agravio cometido por el actual presidente de la Asamblea Nacional contra las imágenes del Libertador y el comandante supremo?”. La respuesta: “El diputado Henry Ramos Allup, con su actuación, da muestra fehaciente de que es tan grande el legado que dejó nuestro comandante supremo, que los apátridas enemigos de la patria y de la revolución no toleran su presencia, ni siquiera en un cuadro. El comandante hoy está más vivo que nunca en las mentes y los corazones de su pueblo, el mismo pueblo de Bolívar, de Zamora, y de todos aquellos próceres que ofrendaron su vida para que hoy Venezuela sea una República realmente independiente”.
¿El nuevo militar? La GNB designó las juntas de apreciación el 18 de enero pasado, según orden administrativa N° 22212, firmada por Reverol. Entre ese mes y febrero se realizan los exámenes en los rangos menores como sargentos; para marzo están previstas las entrevistas a quienes pasarían de mayor a teniente coronel. En los primeros tres meses del año se imparte a sargentos en todas las guarniciones el taller “Pensamiento del comandante supremo”. El miércoles pasado Polilara detuvo al sargento II Emisael Montero Quintero por conducir un vehículo robado, luego de salir de ese curso en el Comando de Zona 12, en Barquisimeto.
La coordinadora de Control Ciudadano, Rocío San Miguel, señaló que si bien el adoctrinamiento es percibido como “un fantasma” en la FANB, tiene cuerpo en los planes socialistas creados por Chávez, en el estandarte concebido para destacar al fallecido presidente, el saludo militar “patria, socialismo o muerte” y la denominación de “FANB chavista” a partir de 2001. Sin embargo, le preocupa que la ideologización se produzca en la GNB.
“A este componente le corresponde el control de las protestas contra el gobierno, así que se sentirían en libertad de repeler a un ‘enemigo del proceso”, advierte San Miguel, autora del trabajo “5 años de ideologización de la FANB”.
A los aspirantes se les induce a calificar a la oposición de adversarios de la patria, como es el caso de la pregunta 38: “¿Qué opinión le merece el acto de agravio cometido por el actual presidente de la Asamblea Nacional contra las imágenes del Libertador y el comandante supremo?”. La respuesta: “El diputado Henry Ramos Allup, con su actuación, da muestra fehaciente de que es tan grande el legado que dejó nuestro comandante supremo, que los apátridas enemigos de la patria y de la revolución no toleran su presencia, ni siquiera en un cuadro. El comandante hoy está más vivo que nunca en las mentes y los corazones de su pueblo, el mismo pueblo de Bolívar, de Zamora, y de todos aquellos próceres que ofrendaron su vida para que hoy Venezuela sea una República realmente independiente”.
¿El nuevo militar? La GNB designó las juntas de apreciación el 18 de enero pasado, según orden administrativa N° 22212, firmada por Reverol. Entre ese mes y febrero se realizan los exámenes en los rangos menores como sargentos; para marzo están previstas las entrevistas a quienes pasarían de mayor a teniente coronel. En los primeros tres meses del año se imparte a sargentos en todas las guarniciones el taller “Pensamiento del comandante supremo”. El miércoles pasado Polilara detuvo al sargento II Emisael Montero Quintero por conducir un vehículo robado, luego de salir de ese curso en el Comando de Zona 12, en Barquisimeto.
La coordinadora de Control Ciudadano, Rocío San Miguel, señaló que si bien el adoctrinamiento es percibido como “un fantasma” en la FANB, tiene cuerpo en los planes socialistas creados por Chávez, en el estandarte concebido para destacar al fallecido presidente, el saludo militar “patria, socialismo o muerte” y la denominación de “FANB chavista” a partir de 2001. Sin embargo, le preocupa que la ideologización se produzca en la GNB.
“A este componente le corresponde el control de las protestas contra el gobierno, así que se sentirían en libertad de repeler a un ‘enemigo del proceso”, advierte San Miguel, autora del trabajo “5 años de ideologización de la FANB”.
El general retirado (GNB) Enrique Prieto Silva indicó que las juntas de apreciación de la FANB sirven como filtros contra quienes tengan una posición diferente al gobierno. “Si no es chavista no asciende, con el argumento de que cometió falta grave o es contrario al ideal de Chávez. Solo suben los generales chavistas o militares en condición de retirados, como pasó con Diosdado Cabello. Ese acto es inconstitucional porque Cabello es diputado, por lo que no puede ejercer cargo de representación popular y además no estaba activo”.
Sobre la hegemonía militar
28 DE FEBRERO 2016 - 12:01 AM
Chávez concibió el control de la sociedad como asunto militar. La idea que tenía del país se formó en los cuarteles, a través de la enseñanza de sus profesores y de los libros habituales de orientación patriotera que se enseñorean en ese tipo de aulas. El Bolívar que leyó en la Academia no fue una guía para republicanos, sino el evangelio usual que se recibe y repite sin posibilidad de crítica, como si el presente dependiera de la verdad revelada en un tiempo heroico que espera resurrección debido al impulso de unos hombres armados. No se aprovechó de otras versiones modernas y convincentes sobre la evolución de la sociedad, o las consideró como secundarias. Una educación eminentemente castrense determinó su idea de Venezuela y de la vida en general, especie de entendimiento mocho que jamás abandonó y que conduce a la afirmación de los problemas que hoy nos asedian.
Para reafirmarse en su creencia buscó el aliento de compañeros que sentían como él, o que se habían formado en el mismo discernimiento. El compromiso asumido ante el samán de Güere fue una especie de ceremonia de discípulos de los documentos de la Independencia y de los escritos del Libertador, todos de casco y uniforme, todos con libretas de apuntes destinadas al calco de un anhelado milagro, con el objeto de sacarlos del almacén del pasado para la redención de unos hombrecitos burlados por la historia. El refrescamiento de semejante anacronismo dependió de echarse en el regazo de otro anacronismo, para completar. Agregó a los papeles de la Independencia, aprendidos a su manera, los rudimentos de un marxismo que ya había pasado a mejor vida, pero que se sacaban del cementerio gracias a la iluminación ofrecida por el Padre de la Patria a través del discípulo que, por fin, lo levantaba del sepulcro para ponerlo a caminar hasta donde una imaginación febril lo permitiera.
El fracaso de su aventura armada lo obligó a buscar las muletas que antes no había considerado. Aceptó la ruta electoral y la compañía de un elenco de civiles interesados en acoplarlo a las formalidades de la democracia representativa y a la consideración de las instituciones construidas por los partidos políticos del siglo XX, mientras soplaban mejores tiempos. Pero ¿fue aquello una decisión capaz de mantenerse, un viraje hacia la convivencia alrededor de los negocios públicos, según se entendía desde 1945 o desde 1958? Las elecciones y las instituciones fueron el carmín necesario para ocultar el impulso de un militarismo congénito que formaba la esencia de su sensibilidad y la de los hombres parecidos a él, una camisa de fuerza que desataba según lo permitían las circunstancias sin que se viera de bulto la preponderancia de los que juraron por sus fueros en Güere.
La sociedad vio el bulto y votó contra su permanencia en las elecciones parlamentarias, pero el fenómeno creado o vitalizado por Chávez se mantiene debido al establecimiento logrado en tres lustros de imperio. La afirmación civil, apenas esbozada en diciembre, debe enfrentar la afirmación militar que se proclamó como “bolivariana” gracias al fuelle del comandante y que ha recibido un segundo aire debido al decaimiento de Maduro. La hegemonía proveniente de una aventura aclimatada en los cuarteles ha encontrado razones para la ratificación en las limitaciones del actual jefe del Estado, en las carencias de un individuo sin preparación para gobernar que los necesita como el aire para respirar. Los oficiales no solo están en la cúpula porque el “comandante eterno” los invitó a posesionarse de Venezuela, sino también porque al jefe de turno no le queda más remedio que suplicarles una mayor colonización de la sociedad, si cabe en lo posible.
Sin embargo, en los manuales de la Academia Militar también se considera la preponderancia del poder civil y el papel de los uniformados en su servicio, de acuerdo con los dictados de la ley. En la literatura de formación y en la experiencia del medio siglo anterior existen enseñanzas de cuya influencia no se desprende el señorío de los oficiales formados en sus aulas, sino todo lo contrario. En las votaciones de diciembre también se afirmó todo lo contrario. Los electores expresaron su rechazo ante el entendimiento de ellos que tuvo un soldado.
Chávez concibió el control de la sociedad como asunto militar. La idea que tenía del país se formó en los cuarteles, a través de la enseñanza de sus profesores y de los libros habituales de orientación patriotera que se enseñorean en ese tipo de aulas. El Bolívar que leyó en la Academia no fue una guía para republicanos, sino el evangelio usual que se recibe y repite sin posibilidad de crítica, como si el presente dependiera de la verdad revelada en un tiempo heroico que espera resurrección debido al impulso de unos hombres armados. No se aprovechó de otras versiones modernas y convincentes sobre la evolución de la sociedad, o las consideró como secundarias. Una educación eminentemente castrense determinó su idea de Venezuela y de la vida en general, especie de entendimiento mocho que jamás abandonó y que conduce a la afirmación de los problemas que hoy nos asedian.
Para reafirmarse en su creencia buscó el aliento de compañeros que sentían como él, o que se habían formado en el mismo discernimiento. El compromiso asumido ante el samán de Güere fue una especie de ceremonia de discípulos de los documentos de la Independencia y de los escritos del Libertador, todos de casco y uniforme, todos con libretas de apuntes destinadas al calco de un anhelado milagro, con el objeto de sacarlos del almacén del pasado para la redención de unos hombrecitos burlados por la historia. El refrescamiento de semejante anacronismo dependió de echarse en el regazo de otro anacronismo, para completar. Agregó a los papeles de la Independencia, aprendidos a su manera, los rudimentos de un marxismo que ya había pasado a mejor vida, pero que se sacaban del cementerio gracias a la iluminación ofrecida por el Padre de la Patria a través del discípulo que, por fin, lo levantaba del sepulcro para ponerlo a caminar hasta donde una imaginación febril lo permitiera.
El fracaso de su aventura armada lo obligó a buscar las muletas que antes no había considerado. Aceptó la ruta electoral y la compañía de un elenco de civiles interesados en acoplarlo a las formalidades de la democracia representativa y a la consideración de las instituciones construidas por los partidos políticos del siglo XX, mientras soplaban mejores tiempos. Pero ¿fue aquello una decisión capaz de mantenerse, un viraje hacia la convivencia alrededor de los negocios públicos, según se entendía desde 1945 o desde 1958? Las elecciones y las instituciones fueron el carmín necesario para ocultar el impulso de un militarismo congénito que formaba la esencia de su sensibilidad y la de los hombres parecidos a él, una camisa de fuerza que desataba según lo permitían las circunstancias sin que se viera de bulto la preponderancia de los que juraron por sus fueros en Güere.
La sociedad vio el bulto y votó contra su permanencia en las elecciones parlamentarias, pero el fenómeno creado o vitalizado por Chávez se mantiene debido al establecimiento logrado en tres lustros de imperio. La afirmación civil, apenas esbozada en diciembre, debe enfrentar la afirmación militar que se proclamó como “bolivariana” gracias al fuelle del comandante y que ha recibido un segundo aire debido al decaimiento de Maduro. La hegemonía proveniente de una aventura aclimatada en los cuarteles ha encontrado razones para la ratificación en las limitaciones del actual jefe del Estado, en las carencias de un individuo sin preparación para gobernar que los necesita como el aire para respirar. Los oficiales no solo están en la cúpula porque el “comandante eterno” los invitó a posesionarse de Venezuela, sino también porque al jefe de turno no le queda más remedio que suplicarles una mayor colonización de la sociedad, si cabe en lo posible.
Sin embargo, en los manuales de la Academia Militar también se considera la preponderancia del poder civil y el papel de los uniformados en su servicio, de acuerdo con los dictados de la ley. En la literatura de formación y en la experiencia del medio siglo anterior existen enseñanzas de cuya influencia no se desprende el señorío de los oficiales formados en sus aulas, sino todo lo contrario. En las votaciones de diciembre también se afirmó todo lo contrario. Los electores expresaron su rechazo ante el entendimiento de ellos que tuvo un soldado.
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