Mientras la política de USA impone su pragmatismo y Raúl Castro le da la espalda a Nicolás Maduro y se convierte en amigo del Papa Francisco, de Cirilo de Rusia y de los diálogos de paz colombianos, los venezolanos seguimos pegados a una utopía que ya dejó de existir hasta en Rusia por inservible...
Obama reafirmará relación con Cuba en histórica visita
La Habana asegura que el mandatario será recibido con hospitalidad
El presidente estadounidense Barack Obama habla con la prensa en la Oficina Oval de la Casa Blanca AP
EL UNIVERSAL
viernes 19 de febrero de 2016 12:00 AM
Washington.- El presidente Barack Obama anunció este jueves que hará en marzo un histórico viaje a Cuba, el primero de un mandatario estadounidense en ejercicio a la isla en 88 años, con la meta de ampliar los avances logrados con la normalización bilateral e incidir en las mejoras pendientes sobre los derechos humanos.
Obama usó su cuenta oficial en Twitter @POTUS para informar del viaje a Cuba, que, según detalló luego la Casa Blanca, hará junto con su esposa, Michelle, del 21 al 22 de marzo, mencionó Efe.
Esta "visita histórica" es una "nueva demostración del compromiso del Presidente para trazar un nuevo rumbo para las relaciones entre Estados Unidos y Cuba", destacó en un comunicado el portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest.
El portavoz anticipó que, además de mantener una reunión bilateral con el presidente cubano Raúl Castro, Obama quiere celebrar encuentros en la isla con "miembros de la sociedad civil, empresarios y cubanos" de a pie.
Poco después, el asesor adjunto de Seguridad Nacional de Obama, Ben Rhodes, fue más explícito y dijo que el Presidente se reunirá con "disidentes, miembros de la sociedad civil y aquellos que se oponen a la política de los Castro".
Rhodes comentó también que no se espera un encuentro de Obama con el expresidente cubano Fidel Castro.
En uno de sus tuits sobre el viaje, Obama enfatizó que, pese al proceso de normalización de las relaciones bilaterales iniciado en diciembre de 2014, todavía existen "diferencias" con el Gobierno cubano y que prevé abordarlas "directamente" durante su visita a la isla.
"Estados Unidos siempre defenderá los derechos humanos en todo el mundo", subrayó.
Este viaje de Obama a la isla será la primera vez que un Presidente estadounidense en ejercicio pisa territorio cubano desde que lo hizo Calvin Coolidge en enero de 1928.
El pasado diciembre, en coincidencia con el primer aniversario del acercamiento bilateral, Obama adelantó en una entrevista con el portal Yahoo! que esperaba poder visitar Cuba en 2016, en su último año de mandato, pero aclaró que solo haría el viaje si se daban las condiciones para reunirse con disidentes en la isla.
"Si, de hecho, puedo decir con confianza que estamos viendo avances en la libertad y posibilidades para los cubanos de a pie, me gustaría usar una visita como una forma de enfatizar ese progreso", indicó entonces.
Poco después de que el propio Obama confirmara su visita a través de Twitter, la directora para Estados Unidos de la Cancillería cubana, Josefina Vidal, ofreció una conferencia de prensa en la que destacó que ese viaje será "un paso más" en la "construcción de una nueva relación" entre los dos países.
"El mandatario estadounidense será bienvenido por el Gobierno de #Cuba y su pueblo, con la hospitalidad que la caracteriza", señaló en un tuit.
Exilio en contra
El exilio cubano se mostró en contra del anunciado viaje de Obama a Cuba al considerar que supone una concesión al Gobierno de la isla, legitima su imagen a nivel internacional y no representará un beneficio para el pueblo cubano.
"Lamentablemente no va a ir a Cuba a festejar la libertad del pueblo cubano, sino a validar la dictadura militar de los Castro", dijo Silvia G. Iriondo, presidenta de Madres y Mujeres contra la Represión (MAR), reseñó Efe.
Asimismo, varios precandidatos republicanos a la Casa Blanca, entre ellos Marco Rubio y Ted Cruz, ambos de origen cubano, criticaron el viaje.
El exgobernador de Florida Jeb Bush tildó de "desastroso" que el presidente norteamericano "legitime al régimen de (Raúl) Castro".
El senador por Florida Marco Rubio lamentó el viaje de Obama a un país que, en su opinión, sigue gobernado por un régimen "tan opresivo como siempre".
El presidente estadounidense Barack Obama habla con la prensa en la Oficina Oval de la Casa Blanca AP
EL UNIVERSAL
viernes 19 de febrero de 2016 12:00 AM
Washington.- El presidente Barack Obama anunció este jueves que hará en marzo un histórico viaje a Cuba, el primero de un mandatario estadounidense en ejercicio a la isla en 88 años, con la meta de ampliar los avances logrados con la normalización bilateral e incidir en las mejoras pendientes sobre los derechos humanos.
Obama usó su cuenta oficial en Twitter @POTUS para informar del viaje a Cuba, que, según detalló luego la Casa Blanca, hará junto con su esposa, Michelle, del 21 al 22 de marzo, mencionó Efe.
Esta "visita histórica" es una "nueva demostración del compromiso del Presidente para trazar un nuevo rumbo para las relaciones entre Estados Unidos y Cuba", destacó en un comunicado el portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest.
El portavoz anticipó que, además de mantener una reunión bilateral con el presidente cubano Raúl Castro, Obama quiere celebrar encuentros en la isla con "miembros de la sociedad civil, empresarios y cubanos" de a pie.
Poco después, el asesor adjunto de Seguridad Nacional de Obama, Ben Rhodes, fue más explícito y dijo que el Presidente se reunirá con "disidentes, miembros de la sociedad civil y aquellos que se oponen a la política de los Castro".
Rhodes comentó también que no se espera un encuentro de Obama con el expresidente cubano Fidel Castro.
En uno de sus tuits sobre el viaje, Obama enfatizó que, pese al proceso de normalización de las relaciones bilaterales iniciado en diciembre de 2014, todavía existen "diferencias" con el Gobierno cubano y que prevé abordarlas "directamente" durante su visita a la isla.
"Estados Unidos siempre defenderá los derechos humanos en todo el mundo", subrayó.
Este viaje de Obama a la isla será la primera vez que un Presidente estadounidense en ejercicio pisa territorio cubano desde que lo hizo Calvin Coolidge en enero de 1928.
El pasado diciembre, en coincidencia con el primer aniversario del acercamiento bilateral, Obama adelantó en una entrevista con el portal Yahoo! que esperaba poder visitar Cuba en 2016, en su último año de mandato, pero aclaró que solo haría el viaje si se daban las condiciones para reunirse con disidentes en la isla.
"Si, de hecho, puedo decir con confianza que estamos viendo avances en la libertad y posibilidades para los cubanos de a pie, me gustaría usar una visita como una forma de enfatizar ese progreso", indicó entonces.
Poco después de que el propio Obama confirmara su visita a través de Twitter, la directora para Estados Unidos de la Cancillería cubana, Josefina Vidal, ofreció una conferencia de prensa en la que destacó que ese viaje será "un paso más" en la "construcción de una nueva relación" entre los dos países.
"El mandatario estadounidense será bienvenido por el Gobierno de #Cuba y su pueblo, con la hospitalidad que la caracteriza", señaló en un tuit.
Exilio en contra
El exilio cubano se mostró en contra del anunciado viaje de Obama a Cuba al considerar que supone una concesión al Gobierno de la isla, legitima su imagen a nivel internacional y no representará un beneficio para el pueblo cubano.
"Lamentablemente no va a ir a Cuba a festejar la libertad del pueblo cubano, sino a validar la dictadura militar de los Castro", dijo Silvia G. Iriondo, presidenta de Madres y Mujeres contra la Represión (MAR), reseñó Efe.
Asimismo, varios precandidatos republicanos a la Casa Blanca, entre ellos Marco Rubio y Ted Cruz, ambos de origen cubano, criticaron el viaje.
El exgobernador de Florida Jeb Bush tildó de "desastroso" que el presidente norteamericano "legitime al régimen de (Raúl) Castro".
El senador por Florida Marco Rubio lamentó el viaje de Obama a un país que, en su opinión, sigue gobernado por un régimen "tan opresivo como siempre".
Obama usó su cuenta oficial en Twitter @POTUS para informar del viaje a Cuba, que, según detalló luego la Casa Blanca, hará junto con su esposa, Michelle, del 21 al 22 de marzo, mencionó Efe.
Esta "visita histórica" es una "nueva demostración del compromiso del Presidente para trazar un nuevo rumbo para las relaciones entre Estados Unidos y Cuba", destacó en un comunicado el portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest.
El portavoz anticipó que, además de mantener una reunión bilateral con el presidente cubano Raúl Castro, Obama quiere celebrar encuentros en la isla con "miembros de la sociedad civil, empresarios y cubanos" de a pie.
Poco después, el asesor adjunto de Seguridad Nacional de Obama, Ben Rhodes, fue más explícito y dijo que el Presidente se reunirá con "disidentes, miembros de la sociedad civil y aquellos que se oponen a la política de los Castro".
Rhodes comentó también que no se espera un encuentro de Obama con el expresidente cubano Fidel Castro.
En uno de sus tuits sobre el viaje, Obama enfatizó que, pese al proceso de normalización de las relaciones bilaterales iniciado en diciembre de 2014, todavía existen "diferencias" con el Gobierno cubano y que prevé abordarlas "directamente" durante su visita a la isla.
"Estados Unidos siempre defenderá los derechos humanos en todo el mundo", subrayó.
Este viaje de Obama a la isla será la primera vez que un Presidente estadounidense en ejercicio pisa territorio cubano desde que lo hizo Calvin Coolidge en enero de 1928.
El pasado diciembre, en coincidencia con el primer aniversario del acercamiento bilateral, Obama adelantó en una entrevista con el portal Yahoo! que esperaba poder visitar Cuba en 2016, en su último año de mandato, pero aclaró que solo haría el viaje si se daban las condiciones para reunirse con disidentes en la isla.
"Si, de hecho, puedo decir con confianza que estamos viendo avances en la libertad y posibilidades para los cubanos de a pie, me gustaría usar una visita como una forma de enfatizar ese progreso", indicó entonces.
Poco después de que el propio Obama confirmara su visita a través de Twitter, la directora para Estados Unidos de la Cancillería cubana, Josefina Vidal, ofreció una conferencia de prensa en la que destacó que ese viaje será "un paso más" en la "construcción de una nueva relación" entre los dos países.
"El mandatario estadounidense será bienvenido por el Gobierno de #Cuba y su pueblo, con la hospitalidad que la caracteriza", señaló en un tuit.
Exilio en contra
El exilio cubano se mostró en contra del anunciado viaje de Obama a Cuba al considerar que supone una concesión al Gobierno de la isla, legitima su imagen a nivel internacional y no representará un beneficio para el pueblo cubano.
"Lamentablemente no va a ir a Cuba a festejar la libertad del pueblo cubano, sino a validar la dictadura militar de los Castro", dijo Silvia G. Iriondo, presidenta de Madres y Mujeres contra la Represión (MAR), reseñó Efe.
Asimismo, varios precandidatos republicanos a la Casa Blanca, entre ellos Marco Rubio y Ted Cruz, ambos de origen cubano, criticaron el viaje.
El exgobernador de Florida Jeb Bush tildó de "desastroso" que el presidente norteamericano "legitime al régimen de (Raúl) Castro".
El senador por Florida Marco Rubio lamentó el viaje de Obama a un país que, en su opinión, sigue gobernado por un régimen "tan opresivo como siempre".
¿Diálogo o reconocimiento?
Según Eric Weil, no hay diálogo posible con quien se rehúsa al uso de la razón
RAFAEL LUCIANI | EL UNIVERSAL
sábado 20 de febrero de 2016 12:00 AM
Sin la despolarización político-ideológica cualquier diálogo será imposible y la construcción de un horizonte compartido de país que marche hacia el bien común no será viable. Sin este previo, no lograremos resolver el problema de la legitimidad política, como tampoco el de la inclusión socioeconómica. Menos aún, lograremos plantear un debate en torno a los posibles sistemas o modelos socioeconómicos o políticos que sean más adecuados para retomar la senda perdida del desarrollo del país.
El gobierno nacional sigue apostando a la polarización político-ideológica, sólo que ahora la está llevando a un nivel más alto, a la confrontación entre poderes públicos, pues la perdió en el terreno social, como quedó demostrado con la victoria de la oposición en las recientes elecciones de la Asamblea Nacional.
Hoy en día, urge más hablar de la necesidad imperante del reconocimientoantes que del diálogo. Sin interlocutores hablando de igual a igual la propuesta de cada grupo será siempre rechazada por el otro, al verla como un atentado a la propia sobrevivencia. El país político necesita proponer políticas de reconocimiento, caminos de encuentro a través de leyes y estrategias públicas que posibiliten una unidad superior a la ideológica y así atraigan a la población nacional, y no sólo a grupos partidistas. Y el país social necesita evaluar los modos en que nos relacionamos y vemos los unos a los otros, dejando atrás la discriminación y la exclusión que ha existido entre grupos sociales y posiciones políticas.
El único camino para que se dé un reconocimiento auténtico es el de la inclusión socioeconómica y el diálogo político, el de humanizar nuestros modos de ser, que no sólo se expresa a través de leyes y normas, sino mediante modos de actuar, hablar y valorar a las personas en nuestras relaciones cotidianas.
Según Eric Weil, no hay diálogo posible con quien se rehúsa al uso de la razón, porque el diálogo presupone un acuerdo de base o postulado fundamental acerca de la aptitud de los seres humanos a usar su capacidad de razonar y argumentar. De esta necesidad de lograr un acuerdo mínimo también nos habla Jacques Maritain y lo entiende como la construcción de referencias mínimas comunes: «la democracia no exige en modo alguno un acuerdo compartido sobre los fines últimos, pero sí la aceptación de referencias mínimas comunes, como el respeto de las minorías, la preocupación por los DDHH, el sentido y la necesidad de una vida común compartida en el destino de la nación».
Los procesos de deshumanización, como el que estamos viviendo en Venezuela, son frutos de ideologías que socavan los derechos y deforman los deberes ciudadanos, que desmantelan la institucionalidad existente para dejar al individuo completamente aislado sin capacidad para reaccionar. Jean Nabert denomina a este proceso como un exceso del mal que ocurre cuando un sistema ideológico -sea político, económico o religioso- produce la pérdida de esa capacidad de escandalizarse ante la violación continua de las normas y de los derechos que regulan a una sociedad. Se acaba con el sentido común y el deseo por crear proyectos compartidos. Y convierte al poder en un fin en sí mismo que se ha de mantener a toda costa y a cualquier costo humano.
Por tal razón, en este tipo de contextos, como el nuestro, vale la pena recordar al jesuita Paul Valadier quien explica que «lo que menos debe dominar, en sentido estricto, es el diálogo, sino la preocupación y el deseo de reconocer al otro» (Cf. La part des choses), pues sin ese previo ético que es el reconocer al otro ningún diálogo será efectivo.
Doctor en Teología
rlteologiahoy@gmail.com
@rafluciani
El gobierno nacional sigue apostando a la polarización político-ideológica, sólo que ahora la está llevando a un nivel más alto, a la confrontación entre poderes públicos, pues la perdió en el terreno social, como quedó demostrado con la victoria de la oposición en las recientes elecciones de la Asamblea Nacional.
Hoy en día, urge más hablar de la necesidad imperante del reconocimientoantes que del diálogo. Sin interlocutores hablando de igual a igual la propuesta de cada grupo será siempre rechazada por el otro, al verla como un atentado a la propia sobrevivencia. El país político necesita proponer políticas de reconocimiento, caminos de encuentro a través de leyes y estrategias públicas que posibiliten una unidad superior a la ideológica y así atraigan a la población nacional, y no sólo a grupos partidistas. Y el país social necesita evaluar los modos en que nos relacionamos y vemos los unos a los otros, dejando atrás la discriminación y la exclusión que ha existido entre grupos sociales y posiciones políticas.
El único camino para que se dé un reconocimiento auténtico es el de la inclusión socioeconómica y el diálogo político, el de humanizar nuestros modos de ser, que no sólo se expresa a través de leyes y normas, sino mediante modos de actuar, hablar y valorar a las personas en nuestras relaciones cotidianas.
Según Eric Weil, no hay diálogo posible con quien se rehúsa al uso de la razón, porque el diálogo presupone un acuerdo de base o postulado fundamental acerca de la aptitud de los seres humanos a usar su capacidad de razonar y argumentar. De esta necesidad de lograr un acuerdo mínimo también nos habla Jacques Maritain y lo entiende como la construcción de referencias mínimas comunes: «la democracia no exige en modo alguno un acuerdo compartido sobre los fines últimos, pero sí la aceptación de referencias mínimas comunes, como el respeto de las minorías, la preocupación por los DDHH, el sentido y la necesidad de una vida común compartida en el destino de la nación».
Los procesos de deshumanización, como el que estamos viviendo en Venezuela, son frutos de ideologías que socavan los derechos y deforman los deberes ciudadanos, que desmantelan la institucionalidad existente para dejar al individuo completamente aislado sin capacidad para reaccionar. Jean Nabert denomina a este proceso como un exceso del mal que ocurre cuando un sistema ideológico -sea político, económico o religioso- produce la pérdida de esa capacidad de escandalizarse ante la violación continua de las normas y de los derechos que regulan a una sociedad. Se acaba con el sentido común y el deseo por crear proyectos compartidos. Y convierte al poder en un fin en sí mismo que se ha de mantener a toda costa y a cualquier costo humano.
Por tal razón, en este tipo de contextos, como el nuestro, vale la pena recordar al jesuita Paul Valadier quien explica que «lo que menos debe dominar, en sentido estricto, es el diálogo, sino la preocupación y el deseo de reconocer al otro» (Cf. La part des choses), pues sin ese previo ético que es el reconocer al otro ningún diálogo será efectivo.
Doctor en Teología
rlteologiahoy@gmail.com
@rafluciani
Se tensa la cuerda
Hace falta un plan programático, con acciones concertadas a nivel nacional e internacional
FRANCISCO JOSÉ VIRTUOSO, SJ | EL UNIVERSAL
miércoles 17 de febrero de 2016 12:00 AM
La situación venezolana empeora cada vez más. La gran mayoría está en situación de precariedad y grave necesidad. La escasez de alimentos y medicinas, el racionamiento de luz y agua, el incremento del costo de la vida, la inseguridad y la violencia, convierten la vida cotidiana en un tormento. Cada vez más se propagan las protestas y saqueos en las kilométricas colas que rodean los centros de distribución de alimentos y medicinas. La vida de la gente está al borde de una crisis humanitaria, y cada día que pasa sin tomar decisiones adecuadas agrava más el riesgo de caer en esa situación.
Esta es la verdad, la triste verdad de lo que estamos viviendo en Venezuela. Como bien se ha declarado, estamos en emergencia alimentaria y sanitaria, lo cual demanda respuestas inmediatas y acciones que en el corto y mediano plazo restablezcan las condiciones económicas e institucionales para enfrentar estructuralmente las causas que originan estos problemas. Hace falta, pues, un plan programático, con acciones concertadas a nivel nacional e internacional, con un horizonte compartido y con objetivos claros.
Ante la emergencia, el Gobierno emitió el pasado 14 de enero un Decreto de Emergencia Económica, que en esencia establece la suspensión de un conjunto de garantías económicas para que el Ejecutivo Nacional tome medidas directas y discrecionalmente sobre la economía nacional. La Asamblea Nacional, lo rechazó el 22 de ese mismo mes, después de un infructuoso esfuerzo en la búsqueda de información y profundización de las justificaciones aducidas, con los representantes del Ejecutivo Nacional y las instituciones del Estado directamente involucradas. El viernes pasado el decreto fue resucitado por la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia. Es decir, para el Gobierno, y el oficialismo en su conjunto, la solución sigue estando en la aplicación de medidas de control e imposición sobre el sistema monetario, el acceso a la moneda local y extranjera, la distribución de bienes y servicios, el control de precios, la disposición "excepcional" por parte del Estado de bienes privados de producción y distribución etc., sin ningún tipo de control por parte de la Asamblea Nacional.
Con esta decisión de la Sala Constitucional, se materializa lo que desde el resultado electoral del 6 de diciembre pasado ha buscado el gobierno nacional: prescindir de la Asamblea Nacional, anulándola en sus funciones de legislar y controlar. Hasta ahora se había logrado mantener el juego de la división de poderes establecido constitucionalmente y con ello un puente de confluencia, al menos para el debate y contraposición de ideas.
La sentencia de la Sala Constitucional profundiza el conflicto de poderes, sin un árbitro imparcial. El Gobierno tensa la cuerda, con dos objetivos: el primero, anular en la práctica el significado del triunfo de la oposición del pasado 6 de diciembre. El segundo, elevar el nivel de confrontación con la Asamblea Nacional y otros sectores de la sociedad para provocar un conflicto abierto y directo en la calle, donde pudiera obtener beneficios y victimizarse. Si la oposición cae en la provocación y se desvía del cauce institucional, será descalificada e ilegalizada. Lamentablemente hay quienes así piensan.
La gente espera amargamente en las colas, entre angustias, miedo y frustración. La paciencia tiene un límite. Seguir metiendo leña al fogón puede provocar un infierno, en donde los más pobres serán los mayores perdedores. Hay que llamar al protagonismo ciudadano para que ejerza en el marco de la Constitución su soberanía, haciendo escuchar su voz y exigiendo responsabilidad a sus gobernantes.
fjvirtuoso@ucab.edu.ve
Esta es la verdad, la triste verdad de lo que estamos viviendo en Venezuela. Como bien se ha declarado, estamos en emergencia alimentaria y sanitaria, lo cual demanda respuestas inmediatas y acciones que en el corto y mediano plazo restablezcan las condiciones económicas e institucionales para enfrentar estructuralmente las causas que originan estos problemas. Hace falta, pues, un plan programático, con acciones concertadas a nivel nacional e internacional, con un horizonte compartido y con objetivos claros.
Ante la emergencia, el Gobierno emitió el pasado 14 de enero un Decreto de Emergencia Económica, que en esencia establece la suspensión de un conjunto de garantías económicas para que el Ejecutivo Nacional tome medidas directas y discrecionalmente sobre la economía nacional. La Asamblea Nacional, lo rechazó el 22 de ese mismo mes, después de un infructuoso esfuerzo en la búsqueda de información y profundización de las justificaciones aducidas, con los representantes del Ejecutivo Nacional y las instituciones del Estado directamente involucradas. El viernes pasado el decreto fue resucitado por la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia. Es decir, para el Gobierno, y el oficialismo en su conjunto, la solución sigue estando en la aplicación de medidas de control e imposición sobre el sistema monetario, el acceso a la moneda local y extranjera, la distribución de bienes y servicios, el control de precios, la disposición "excepcional" por parte del Estado de bienes privados de producción y distribución etc., sin ningún tipo de control por parte de la Asamblea Nacional.
Con esta decisión de la Sala Constitucional, se materializa lo que desde el resultado electoral del 6 de diciembre pasado ha buscado el gobierno nacional: prescindir de la Asamblea Nacional, anulándola en sus funciones de legislar y controlar. Hasta ahora se había logrado mantener el juego de la división de poderes establecido constitucionalmente y con ello un puente de confluencia, al menos para el debate y contraposición de ideas.
La sentencia de la Sala Constitucional profundiza el conflicto de poderes, sin un árbitro imparcial. El Gobierno tensa la cuerda, con dos objetivos: el primero, anular en la práctica el significado del triunfo de la oposición del pasado 6 de diciembre. El segundo, elevar el nivel de confrontación con la Asamblea Nacional y otros sectores de la sociedad para provocar un conflicto abierto y directo en la calle, donde pudiera obtener beneficios y victimizarse. Si la oposición cae en la provocación y se desvía del cauce institucional, será descalificada e ilegalizada. Lamentablemente hay quienes así piensan.
La gente espera amargamente en las colas, entre angustias, miedo y frustración. La paciencia tiene un límite. Seguir metiendo leña al fogón puede provocar un infierno, en donde los más pobres serán los mayores perdedores. Hay que llamar al protagonismo ciudadano para que ejerza en el marco de la Constitución su soberanía, haciendo escuchar su voz y exigiendo responsabilidad a sus gobernantes.
fjvirtuoso@ucab.edu.ve
El Carabobeño Domingo, 21 de Febrero de 2016 - 12:19 pm
Caricom apoya a Guyana en disputa con Venezuela
AGRADECIDOS LOS CARAJOS...TANTO PETRÓLEO QUE LES REGALÓ HUGO CHÁVEZ!!!
EFE
Los líderes de los 15 estados miembros de la Comunidad del Caribe (Caricom)
reafirmaron su apoyo al mantenimiento y la preservación de la soberanía de
Guyana y su integridad territorial en la disputa fronteriza de ese país con
Venezuela por el territorio de Esequibo.
Caricom divulgó un comunicado de cierre de la cumbre de dos días de la organización
regional celebrada la pasada semana en Placencia (Belice), en el que además
muestra su confianza en el trabajo del secretario general de Naciones Unidas,
Ban Ki-moon, como mediador para alcanzar una solución a la disputa.
La región de Esequibo está bajo mediación de Naciones Unidas desde la
firma del Acuerdo de Ginebra en 1966, pero la disputa se agudizó después de
que la petrolera Exxon Mobil descubriera yacimientos de petróleo en aguas en la
zona del litigio.
El Gobierno venezolano respondió al hallazgo con un decreto que redistribuye
al territorio venezolano en áreas conocidas como Zonas Operativas de Defensa
Integral (ZODI) e incluye ese territorio marítimo en discusión. La zona de Esequibo,
de 160.000 kilómetros cuadrados y rica en recursos naturales, representa dos terceras
partes de Guyana.
EFE
Los líderes de los 15 estados miembros de la Comunidad del Caribe (Caricom)
reafirmaron su apoyo al mantenimiento y la preservación de la soberanía de
Guyana y su integridad territorial en la disputa fronteriza de ese país con
Venezuela por el territorio de Esequibo.
Caricom divulgó un comunicado de cierre de la cumbre de dos días de la organización
regional celebrada la pasada semana en Placencia (Belice), en el que además
muestra su confianza en el trabajo del secretario general de Naciones Unidas,
Ban Ki-moon, como mediador para alcanzar una solución a la disputa.
La región de Esequibo está bajo mediación de Naciones Unidas desde la
firma del Acuerdo de Ginebra en 1966, pero la disputa se agudizó después de
que la petrolera Exxon Mobil descubriera yacimientos de petróleo en aguas en la
zona del litigio.
El Gobierno venezolano respondió al hallazgo con un decreto que redistribuye
al territorio venezolano en áreas conocidas como Zonas Operativas de Defensa
Integral (ZODI) e incluye ese territorio marítimo en discusión. La zona de Esequibo,
de 160.000 kilómetros cuadrados y rica en recursos naturales, representa dos terceras
partes de Guyana.
reafirmaron su apoyo al mantenimiento y la preservación de la soberanía de
Guyana y su integridad territorial en la disputa fronteriza de ese país con
Venezuela por el territorio de Esequibo.
Caricom divulgó un comunicado de cierre de la cumbre de dos días de la organización
regional celebrada la pasada semana en Placencia (Belice), en el que además
muestra su confianza en el trabajo del secretario general de Naciones Unidas,
Ban Ki-moon, como mediador para alcanzar una solución a la disputa.
La región de Esequibo está bajo mediación de Naciones Unidas desde la
firma del Acuerdo de Ginebra en 1966, pero la disputa se agudizó después de
que la petrolera Exxon Mobil descubriera yacimientos de petróleo en aguas en la
zona del litigio.
El Gobierno venezolano respondió al hallazgo con un decreto que redistribuye
al territorio venezolano en áreas conocidas como Zonas Operativas de Defensa
Integral (ZODI) e incluye ese territorio marítimo en discusión. La zona de Esequibo,
de 160.000 kilómetros cuadrados y rica en recursos naturales, representa dos terceras
partes de Guyana.
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