15 FEBRERO 2016
Pollo con champiñones, arroz blanco, tortillas de maíz, fruta, dulces regionales, agua de Jamaica y de chía, café chiapaneco. Este ha sido el sencillo menú del papa Francisco este lunes, en la comida que ha compartido con el obispo de San Cristóbal de Las Casas, monseñor Felipe Arizmendi, el obispo coadjutor y 8 fieles indígenas. Previamente, por la mañana, ha celebrado la misa con miles de fieles indígenas y en la homilía aseguró “qué bien nos haría a todos hacer un examen de conciencia y aprender a decir: ¡Perdón!, perdón hermanos. El mundo de hoy, despojado por la cultura del descarte, los necesita a ustedes”.
Tras el encuentro privado en la comida, el Santo Padre se ha dirigido a la Catedral de San Cristóbal, donde ha podido reunirse en un breve encuentro con un grupo de ancianos y enfermos. A su llegada, mientras los fieles cantaban “La Guadalupana”, iba saludando a ambos lados de los bancos y abrazando con cariño y ternura a los que se acercaban. Después, desde el micrófono del altar, el Pontífice ha invitado a rezar todos juntos por los enfermos que “están llevando un pedazo de la Cruz de Jesús”, “están ayudando a Jesús a llevar la Cruz”. Y vamos a rezar –ha añadido– para que Jesús les dé fuerzas y les consuele. Así, han rezado a un Ave María a la Virgen, “para que los cuide y les dé mucha paz en el corazón”. A continuación, ha dado la bendición a todos los presentes y les ha pedido que recen por él.
Desde allí, el Santo Padre se ha dirigido al helipuerto para trasladarse hasta Tuxtla Gutiérrez, donde se reunirá con las familias en el Estado Víctor Manuel Reyna. Finalmente, a las 18.10 está previsto que regrese a Ciudad de México.
El martes viajará a Morelia, en el estado occidental de Michoacán, y el miércoles a Ciudad Juárez, en el norteño de Chihuahua, para culminar su visita y despegar desde allí de regreso a Roma.
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