Razón del nombre del blog

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El por qué del título de este blog . Según Gregorio Magno, San Benito se encontraba cada año con su hermana Escolástica. Al caer la noche, volvía a su monasterio. Esta vez, su hermana insistió en que se quedara con ella,y él se negó. Ella oró con lágrimas, y Dios la escuchó. Se desató un aguacero tan violento que nadie pudo salir afuera. A regañadientes, Benito se quedó. Asi la mujer fue más poderosa que el varón, ya que, "Dios es amor" (1Juan 4,16),y pudo más porque amó más” (Lucas 7,47).San Benito y Santa Escolástica cenando en el momento que se da el milagro que narra el Papa Gregorio Magno. Fresco en el Monasterio "Santo Speco" en Subiaco" (Italia)

jueves, 9 de febrero de 2012

Henrique Capriles en los análisis de Thaelman Urgelles


http://informe21.com/thaelman-urgelles/12/02/06/henrique-capriles-en-los-analisis-de-thaelman-urgelles



Henrique Capriles en los análisis de Thaelman Urgelles

Entre los aspirantes a la candidatura presidencial de la MUD, quien ha
desarrollado una campaña más audaz ha sido Henrique Capriles Radonski.
Esta afirmación parece contradecir las críticas que, desde sectores
muy aguerridos y antiguos del sector opositor, se le hacen por el
moderado tono de sus críticas al presidente y al gobierno, y por su
sostenida omisión de incurrir en temas políticos propiamente dichos,
privilegiando en su discurso la oferta social y reivindicativa hacia
todos los sectores nacionales. Según tales críticos, lo audaz sería
acusar a Chávez en el Tribunal de La Haya, llamarlo ladrón en la
Asamblea Nacional, ofrecer una nueva refundación de la república,
defender abiertamente al capitalismo y amenazar con investigaciones y
castigos a quienes en este gobierno han cometido corruptelas y actos
contra los derechos humanos. Nosotros pensamos que tales estrategias
de campaña son las más convencionales y predecibles. De hecho, repiten
lo que ha venido haciendo inútilmente la oposición desde 1999 y se
dirigen al mismo público que esta ha tenido durante estos 13 años.

Para nosotros la verdadera audacia y creatividad está presente en la
campaña de Capriles, cuando apuesta “desde ya” a un público externo a
la “oposición histórica”, renunciando de entrada a una porción
significativa de los votos “escuálidos” más comprometidos, los cuales
podrían ser determinantes en un marco de baja asistencia de votantes a
las primarias. En las líneas que siguen trataremos de demostrar que
Henrique Capriles, Primero Justicia, sus aliados y asesores han
acertado en ese planteamiento.

Biografía

Es el más joven entre los 6 pre-candidatos que iniciaron esta campaña.
Apenas el próximo 11 de julio cumplirá 40 años y ya su carrera
política se muestra dilatada y plena de peripecias. Nacido en un hogar
de clase pudiente por los 2 costados: por parte del padre una
trabajada herencia industrial y comercial; y por parte materna, una
empresa enraizada en el negocio de la exhibición cinematográfica.
El apellido Radonski es de reciente data en el país. Lo trajeron los
abuelos de Henrique, en la oleada de inmigración que vino de Europa
central escapando de la persecución antisemita de los nazis. Los
Radonski Bochenek vinieron de Polonia; sobrevivientes del Guetto de
Varsovia, en el holocausto perdieron a sus padres. En Polonia ya el
ingeniero Radonski se desempañaba en el negocio de la exhibición de
películas. En 1947 emprendieron su primera sala de cine en Puerto La
Cruz, paso inicial para la construcción, en apenas 25 años, de un
numeroso circuito de exhibición denominado con el apellido del
fundador, y que hoy se encuentra integrado a la prestigiosa cadena.
CINEX. Cuando falleció el ingeniero Radonski, el emprendimiento fue
acrecentado eficientemente por su viuda, Lili Bochenek de Randonski,
la abuela cuyo recuerdo suele conmover públicamente al pre-candidato.
Quienes como gremialistas de los cineastas tuvimos que relacionarnos
polémicamente con el sector de la exhibición, recordamos a la señora
Radonski como una dama de gran categoría personal.
En cambio Capriles es un apellido muy extendido en Venezuela. Su raíz
común se encuentra en el Ámsterdam del siglo 17, en una familia
sefardita que, con un paso intermedio por Venecia, en la segunda mitad
del siglo 18 se asentó en la vecina isla de Curazao. Junto a decenas
de familias judías conversas al cristianismo, descendientes de los
Capriles se trasladan a Venezuela: Unos a Falcón, asiento mayor del
sefardismo venezolano, y otros a Puerto Cabello, el otro gran destino
de estos emprendedores inmigrantes. Armando Capriles Mayerston, el
abuelo de Henrique, comienza un exitoso camino de emprendimiento
industrial y comercial, continuado por su numerosa prole, entre ellos
su segundo hijo Henrique Capriles García, padre del pre-candidato.
Lo cierto es que las distintas ramas del apellido comparten no sólo el
origen común sefardí-neerlandés sino un exitoso desempeño en los más
diversos campos de la vida nacional. Entre otros, se puede citar a
Miguel Ángel Capriles Ayala y sus hermanos, con un emporio
periodístico, bancario e inmobiliario; su hermanos Carlos, historiador
y periodista, y Renato, con su orquesta “Los Melódicos”; Armando
“Pelón” Capriles, tío de Henrique, en el equipamiento industrial y
corriendo autos en su juventud; Teo Capriles y sus hijos como
estrellas del deporte nacional, y por otro costado en el canto y la
música folclórica; Tulio y Manuel Capriles, empresarios de medios y
otros negocios en Aragua; María Cristina Capriles, pionera de la
enseñanza audiovisual en el país y los intelectuales Ruth y Axel
Capriles.
Han mostrado también los Capriles una consistente vocación de poder
político. El famoso Miguel Ángel fue pionero en el apalancamiento de
la propiedad de sus medios en la obtención -para sí mismo, sus
familiares o personal de confianza- cuotas de curules parlamentarias
con los partidos AD y Copei; una tradición que luego se extendió a
otros medios y partidos, llegando a beneficiar incluso a periodistas
rasos, no dueños de medios, y a ser moneda corriente durante el actual
proceso chavista. Una de estas cuotas favoreció hace 18 años, en
planchas de Copei, al muy joven Armando Capriles Capriles, hijo del
tío que lleva el mismo nombre y nieto por vía materna del editor. Este
diputado tuvo por 5 años un activo desempeño en el desaparecido
Congreso de la República, aunque luego prefirió la carrera empresarial
y se retiró de la política. Las biografías oficiales de Capriles
Radonski reconocen en este primo una influencia determinante para el
salto del actual gobernador a la política. Él lo incorporó a su equipo
en la Comisión de Energía y Minas de la Cámara de Diputados, donde el
abogado de 23 años tuvo su primer contacto con la política real.

Aunque la influencia del primo diputado es destacada en varios
reportes biográficos, versiones de amigos señalan que la vocación
política le viene a Henrique Capriles desde muy temprano. Algunas nos
dibujan el boceto de uno de esos niños que ya en la escuela primaria
manifiestan su deseo de ser presidente de la república. Otros, para
más detalle, mencionan la cooperación que, desde los pupitres del
colegio “Institutos Educacionales Asociados” de El Peñón, inició con
Armando Briquet, dos años mayor y su compañero de brega política desde
entonces. Briquet, actual jefe del Comando de Campaña Tricolor, ha
ocupado responsabilidades protagónicas en todas las posiciones
institucionales y políticas de su amigo. Y ella no parece una relación
en la que uno coloque al otro por puro amiguismo, sino que Briquet es
un factor decisivo en los planes y acciones de su colega, uno de esos
tándems de la política en los que se decide que uno tiene mejores
condiciones para dar la cara mientras el otro se ocupa de las
operaciones; como Felipe González y Alfonso Guerra, quienes comenzaron
un ascenso espectacular y simbiótico en la política española como
imberbes luchadores clandestinos contra el franquismo.
A los 22 años, Capriles se graduó de abogado en la UCAB y pronto hizo
varios cursos de especialización en derecho fiscal y tributario: en la
UCAB, en Holanda, en Italia y en Columbia University. En su currículum
no se indica si alguno de esos estudios post-graduales le comportó una
Maestría propiamente dicha, aunque la información sí revela dos
aspectos notables. El primero es la clara inclinación por el tema
económico y específicamente tributario, algo que se corrobora con dos
actividades que realizó antes de graduarse de abogado: el curso de
derecho tributario en la UCV y el empleo en el Seniat, una elección
estrictamente vocacional para un estudiante de familia solvente, que
no necesitaba el sueldo para pagar sus gastos.

La segunda revelación del currículum es que luego de su grado el joven
abogado no se incorporó de lleno a los negocios familiares, algo que
sí hizo su hermano Andrés, dos años mayor. Henrique se empleó en un
par de prestigiosos bufetes y pronto se integró –también como abogado-
al equipo de su primo Armando en la Cámara de Diputados, historia ya
referida. Todo lo dicho revela una clara inclinación de nuestro
personaje hacia los asuntos públicos; al servicio público, como le
gusta decir a él mismo; a la política, dirían los más francos; al
poder, dirían los más descarnados.
Cómo se vincula la biografía de Henrique Capriles, a los 26 años, con
el logro de una curul en la Cámara de Diputados? Ya lo hemos
adelantado, al hablar de la vocación de la familia por el poder
público. Se dice que su primo Armando, luego de una pasantía de
algunos años por la política, encontró que su destino estaba más
vinculado a los asuntos privados, decidió no repetir en las planchas
de Copei y en su lugar promovió al primo menor, quien en su
aproximación al parlamento había reafirmado a la política como razón
de vida. Colocarlo en las planchas no debió ser muy difícil, dado el
buen nombre que el proponente tenía como diputado eficiente y el
tradicional peso político de la familia. Es objeto de cuestionamiento
esa candidatura en planchas del Zulia, estado con el cual carecía de
vínculo alguno; pero esa culpa no corresponde en modo alguno al joven
allí ubicado; ella atañe al sistema de asignación de nombres que los
partidos hacen –todos: los de derecha, de centro, de izquierda, de
gobierno y oposición- para los cargos de representación. Una práctica
nefasta que ha sido acentuada en los últimos dos parlamentos, en
particular por la fracción gobernante, y que forma parte de los
cambios a realizar en la reconstrucción de la república, de los cuales
Capriles Radonski será sin duda uno de sus propulsores.
Más sorpresivo resultó que el diputado más joven del parlamento que se
iniciaba en enero de 1999 fuese electo presidente de la Cámara. La
manera como son narrados los particulares de esta designación en la
biografía cuasi-oficial del Site “De Libre Opinión Política” resulta
por lo menos edulcorada, cuando refiere los hechos desde la vivencia
estrictamente personal del designado: “Un sábado 23 de enero a las 8 y
30 de la mañana, Henrique Capriles Radonski se trasladaba por la
Avenida Bolívar de la capital venezolana hacia la instalación del
Congreso cuando recibió una llamada en la que le preguntaban si estaba
dispuesto a ocupar el cargo de Presidente de la Cámara de Diputados
del Congreso de la República.” Sin dudar de la veracidad de la
anécdota, cabe preguntar: ¿qué tuvo que ocurrir, qué factores y
gestiones mediaron para que este importante nombramiento se
produjese…?
Recordemos que los partidos del status habían perdido la presidencia
de la República y que, en un último estertor del llamado “pacto
institucional parlamentario”, habían cedido al partido del presidente
entrante la presidencia del Senado. La presidencia de Diputados era,
entonces, la posición institucional más importante que tocaba a la
flamante oposición. ¿Y se la iban a dar así nomás a un diputado
debutante, el más joven entre todos, quien además era un
independiente, electo en planchas del partido que había llegado
tercero en las votaciones? Es un enigma que corresponde develar a los
buenos periodistas.
Lo que hemos podido investigar en consultas informales –porque no
existe nada publicado- es que la designación de esa posición le fue
cedida a Proyecto Venezuela, partido de Henrique Salas Römer, el
candidato perdedor más votado en las elecciones que acababan de
ocurrir; y que Salas consideraba para el cargo a una persona de las
nuevas generaciones, acorde con los nuevos tiempos que se inauguraban
en el país; y finalmente, que Gloria Lizarraga de Capriles,
ex-alcaldesa de Baruta, también familiar de Henrique y cercana por
esos días a los Salas Römer, sugirió del modo y en el momento más
adecuado el nombre de su joven pariente. En todo caso, la política y
la historia están llenas de golpes de suerte, buena y mala. Y este
fue, sin duda, el primero de los varios regalos que la fortuna ha
puesto en el camino de Henrique Capriles Radonski. En los deportes se
la llama “la suerte de los campeones”. Aunque también es cierto que la
suerte hay que buscarla y no hay dudas de que este político la ha
buscado con persistencia de leñador.
La presidencia de Diputados resulta breve cuando la Asamblea
Constituyente disuelve al Congreso, aunque aun hoy se discute la
renovación institucional que el joven intentó en ese cuerpo junto al
Coronel Luís A. Dávila, Presidente del Senado; representantes de AD y
Copei se quejaron de que dicha reorganización incluyó numerosos
despidos de funcionarios vinculados a esos partidos. En los agitados
meses de la Constituyente, y posteriores, Capriles se vincula con
Julio Borges y el grupo de jóvenes profesionales que intentaban
convertir en partido político a la Asociación Civil Primero Justicia,
que había adquirido notoriedad por su gran actividad en pro de la
justicia de paz y sobre todo por haber presentado un proyecto de
Constitución ante la ANC.
Con Primero Justicia se le abre la primera oportunidad de aspirar a un
notorio cargo individual, ajeno a planchas, donde su nombre debía
competir por sí mismo contra otros aspirantes. Se cuenta que Capriles
tuvo en ese momento la oportunidad de escoger si aspiraba en el
municipio Baruta o en Chacao, donde finalmente compitió Leopoldo
López. Según quienes eso relatan hoy, el tándem Capriles-Briquet dio
ahí una demostración de agallas y visión de largo plazo, cuando
escogieron al exigente y problemático territorio baruteño en lugar del
glamoroso y más cómodo Chacao, que venía de encumbrar a Irene Sáez.
Capriles lo explicó privadamente así: “Baruta es más parecido a
Venezuela que Chacao, tiene más territorio, más gente; tiene mucha
clase media pero también más pobres y problemas que resolver”. Era un
desafío enorme, de hecho ningún alcalde de Baruta había logrado la
reelección, tantos eran los factores para el descontento y tantas las
exigencias de un electorado muy activo y despierto.
Capriles logró holgadamente su reelección en 2004, no tanto por la
satisfacción de sus electores por su primera gestión propiamente
municipal sino porque en ese momento él representó al sector opositor
en la polarizada situación de país, en un territorio francamente
lanzado contra el gobierno. En realidad, en las elecciones regionales
y municipales de ese año no se votó por una evaluación de las
gestiones de gobierno local sino por alineaciones de política
nacional; porque en los años de aquella primera gestión (2000-2004)
casi ningún alcalde o gobernador –de oposición o del gobierno- tuvo
oportunidad de ocuparse de sus gestiones propiamente dichas,
concentrados como estuvieron en la aguda polarización política
nacional. También es cierto que para esa elección los candidatos
opositores contaron con el enorme peso muerto de una ciudadanía
desmoralizada por la fallida apuesta revocatoria culminada en agosto
de ese año. La abstención de amplias capas de sus electores naturales
promovió la derrota de numerosos candidatos opositores a gobernadores
y alcaldes, entre ellos el de Miranda. Sin embargo Chacao, Baruta y El
Hatillo mantuvieron sus bastiones.
Capriles tuvo, además, la distracción adicional que le significó la
persecución, juicio y prisión promovidas por el gobierno, por su
participación en los sucesos de la embajada de Cuba el 12 de abril de
2002. Aunque ese percance representó, a mayor plazo, lo que estimamos
fue su segundo gran golpe de suerte. Porque un carcelazo suele ser, en
América latina y en la Venezuela de hoy, un requisito de lujo para
aspirar con seriedad a liderar estos países. Para cualquier contienda
electoral o política, Capriles Radonski puede exhibir sin rubor su
injusta pasantía por la cárcel política, la cual encaró con notable
valor y dignidad.
Luce, por todo lo dicho, injusto que muchos habitantes de Baruta –en
particular opositores- juzguen a veces con recia severidad el
desempeño de Capriles como Alcalde, olvidando las circunstancias en
que debió encarar sus dos períodos. El segundo pudo ejercerlo con
mayor dedicación y soltura, aunque siempre sometido a la severidad de
un ojo ciudadano muy difícil de complacer.
Cosa distinta debe ocurrir con la evaluación de su gestión en la
gobernación de Miranda, ganada sorpresivamente ante el auténtico
segundo de a bordo de Chávez, el poderoso Diosdado Cabello, quien
ejercía el cargo a manos llenas. A este cargo ha podido dedicarse con
menores distracciones políticas y judiciales, aunque limitado por la
permanente agresión, amenaza y escamoteo de sus competencias por el
gobierno nacional.

Henrique Capriles y Primero Justicia

No habían terminado de contarse los votos de la elección parlamentaria
de septiembre 2010 cuando Julio Borges anunció la pre-candidatura de
Henrique Capriles para unas eventuales primarias de la oposición. En
medio del júbilo por haber derrotado a Chávez en número total de
votos, este lanzamiento fue juzgado prematuro e impertinente por la
mayoría de los opositores; pero en realidad fue una jugada maestra del
líder de Primero Justicia, con un abanico de propósitos y
significados: reafirmaba el camino electoral que ese partido y el
propio Borges habían asumido con claridad para enfrentar al gobierno,
ponía un nombre propio en la liza de los aspirantes a encabezar a la
oposición en las presidenciales venideras y afirmaba a su partido como
la única organización que estaba en condiciones de resolver sin
conflictos el tema de la candidatura.
Porque no es poca cosa, en cualquier lugar y sobre todo en Venezuela,
que el jefe de un partido nuevo y en franco crecimiento se haga a un
lado de la cola, que ocupaba por propio derecho, para cederlo a un
compañero más joven y llegado tarde a la fundación del movimiento.
Fruto de la mezquindad que suele habitarnos, no faltaron los
comentarios de que Borges había lanzado extemporáneamente a Capriles
“para quemarlo y liquidarlo como rival en la candidatura del partido”.
Luego los hechos demostraron que tal maniobra no existió y que la
joven Primero Justicia se afirma como el partido más maduro, con
sentido de Estado y mejor preparado para gobernar a Venezuela. No es
fácil, a estas alturas, envolver a esa organización en el saco de
gatos que suele definir a la oposición venezolana.

La creación y desarrollo de Primero Justicia ha debido ser un proceso
muy arduo y complejo. Lleno de precarios equilibrios, crisol de
personalidades cada cual más diversa, exigente y ambiciosa, gente
joven con escaso fogueo en el tráfago de la vida partidista… y
sometido a la presión externa de una alianza forzosa con
organizaciones veteranas, dueñas de un voluminoso bagaje de
experiencia, referentes históricos y procedimientos y al mismo tiempo
víctimas de inanidad intelectual y flaccidez ética. Imaginamos que el
esfuerzo de Julio Borges –a quien visualizamos como el artífice
indiscutible de esa amalgama- ha debido ser ciclópeo para impedir que
todo aquello estallara en mil pedazos, durante los años de vértigo en
que la organización ha tenido que formarse y crecer. De hecho, han
sido varias las crisis y reacomodos sufridos, la mayoría de ellas
capeadas con hábil sordina y otras -como la protagonizada por Leopoldo
López- verdadero espectáculo de prime time. El debate interno sobre
votar o abstenerse en las elecciones parlamentarias de 2005 fue quizás
la mayor evidencia de su maduración orgánica, de una auténtica muda de
su piel corporativa: de aquel errático grupo de muchachos
“todo-terreno” a una organización de hombres y mujeres hechos y
derechos. No es poco, en este país-niño.
El partido luce hoy despojado de la estridencia, inmediatismo y
voluntarismo que mostró en las turbulencias del 11 de abril, el paro y
el revocatorio. Debe también, si desea gobernar a Venezuela en el
próximo período constitucional, desprenderse también de una cierta
arrogancia, acusada por diversos sectores y personas que entran en
contacto con las gestiones de gobierno regional y municipal de algunos
de sus militantes. Varios profesionales de altos méritos que
intentaron colaborar con la administración de Ocariz en Sucre, alguno
de ellos llamados por el propio alcalde, se quejan del trato
discriminatorio que recibieron de jóvenes gerentes yuppies colocados
allí y que muestran desdén por la experiencia y las edades mayores, en
una desviación generacional que sería muy negativa si se la trasladase
a un gobierno nacional. Otro caso muy criticado fue la gestión también
sobrada del alcalde Marcano, en Lecherías, quien intentó ser
remplazado por su madre cuando aspiró prematuramente a la gobernación
del estado, una acción típica de la vieja política que PJ espera
sustituir y que le costó al partido esa alcaldía y también la
gobernación.
Lo cierto es que en septiembre de 2010 Primero Justicia estuvo listo
para picar adelante en la presentación de nombres para la candidatura
presidencial; tuvo la visión para hacerlo y logró su cometido:
Henrique Capriles, sin hablar de ello y mientras ejecutaba una
meritoria gestión como gobernador de Miranda, corrió solo por varios
meses en la pista electoral opositora, lo cual le bastó para construir
una ventaja sólida y al parecer irreversible.

Una estrategia de riesgo

Al comienzo de este análisis calificamos la estrategia de campaña de
Capriles como la más arriesgada, pese a que sus críticos la califican
de conservadora y timorata frente al gobierno. Su riesgo consiste
precisamente en haber roto con el discurso confrontacional que ha
dominado el lenguaje de la oposición desde 1999; una decisión tomada
por Primero Justicia tan temprano como en los primeros meses de 2005,
en medio de la penosa situación en que estaba la oposición luego de su
abstención parlamentaria, y que ha sido mantenida con una coherencia
cada vez más sólida. Los huérfanos de aquel discurso belicoso, adosado
a un programa máximo de redención anti-chavista, no le perdonan a
Capriles que su lenguaje de campaña –y especialmente su contenido
programático- mantengan un disciplinado apego a aquella decisión
estratégica. Enorme riesgo ha sido la elección del tema educativo como
eje de su propuesta; algo que lo honra superlativamente, en un país
donde todos suelen hablar de ella de la boca hacia fuera y que los
demás pre-candidatos consideran una nimiedad comparada con “los
atroces peligros del comunismo en marcha”.
Para definir en un solo postulado la estrategia de campaña de Henrique
Capriles vale recordar la antiquísima enseñanza de Sun Tzu: "Conoce al
enemigo y conócete a ti mismo; en cien batallas, no correrás jamás
ningún peligro". Ella vale también en sentido contrario: “No te dejes
conocer por tu enemigo”. Una frase de autor olvidado, que nos
impresionó hace años, decía: “No te configures ni dejes que tu enemigo
te configure…” O dicho con el descarado consejo de aquel Abogado del
diablo interpretado por Al Pacino: “No dejes que te vean venir…”
Mientras el resto de los candidatos -con la excepción parcial de Pablo
Pérez y enteramente de Leopoldo, cuando competía- se disputan la
propiedad del enfrenamiento franco y directo contra Chávez, Capriles
mantiene un pertinaz tono ambiguo, sin propuestas definidas sobre lo
que se propone hacer. Circunscribe su oferta a un genérico lenguaje de
esperanza, con términos como progreso, bienestar, inclusión, “ni
izquierdas ni derechas, progresismo”…
Como lo hizo Betancourt en 1958 cuando, sobreponiéndose a su tendencia
a la verbalidad pugnaz, mantuvo en ascuas a propios y extraños sobre
lo que se proponía hacer de ganar la presidencia: los gringos
sospechaban que seguía siendo un izquierdista, los comunistas que era
agente de la CIA, los militares que venía a arrasarlos… ¿y Castro en
la Sierra Maestra, presentándose como un demócrata moderado en lucha
contra la corrupción…? ¡Y Chávez en la campaña de 1998!, a pesar de
que muchos sabíamos lo que se traía entre manos. Recordemos las
entrevistas con CNN, el debate con Fermín… Fue capaz de superar y
corregir sobre la marcha gafes como lo de “freír en aceite las cabezas
de los adecos” para construir una imagen de bienintencionado redentor
popular que fue tragada por los más avispados empresarios del país.
(La estrategia de Chávez en el 98 recibió, por cierto, una
interpretación contraria -a nuestro juicio errada y harto interesada-
de nuestro apreciado amigo Carlos Blanco, en El Universal del
5-02-12).

Pues bien, ahora el más joven entre los pre-candidatos de la MUD, su
partido y sus asesores electorales, están llevando a cabo con
irreductible coherencia la misma estrategia. Ni las preguntas más
directas y específicas de los periodistas le arrancan a Capriles un
ataque directo a Chávez, una promesa de castigo a los corruptos
actuales, una intención de eliminar algunos de los programas del
actual gobierno. Y eso mantiene irritados a decenas de analistas de
oposición. Algunos llegan a sugerir que para las primarias se debe
tener un discurso más combativo frente al gobierno, apropiado para el
público opositor que en ellas votará, y luego adaptarlo a un tono más
suave con miras al 7 de octubre. Basados en ello, muchos coinciden en
que Capriles arriesga perder la ventaja que muestran las encuestas, el
día mismo de las primarias, si a ellas no concurriera un número masivo
de electores.
Eso es verdad. Y pone en relieve el gran mérito de Capriles cuando
decidió “no tener adversarios en estas primarias. Mi adversario está
el 7 de octubre”. O sea que dio por ganadas desde el principio las
primarias y se lanzó desde ese momento a competir con Chávez,
eligiendo el terreno en que debatiría con él y evadiendo el escenario
conflictivo y polarizado que este suele proponer. Sun Tzu puro, pues.
Con esa decisión, la campaña de Capriles ató su suerte al éxito de las
primarias: Si el 12 de febrero se produce un gran éxito –cuyo criterio
de medición no es otro que la concurrencia masiva de millones de
votantes- Capriles será electo candidato. Si, como dicen los
analistas, la concurrencia es menor debido a muchos posibles factores
de abstención, Capriles podría perder la nominación. Porque en un
escenario de baja concurrencia se impondrán otros factores, como la
movilización de las maquinarias que apoyan a Pérez o los opositores
independientes radicalizados que se han desplazado en bloque hacia
María Corina.

Ergo, ¡el éxito de cualquiera de los otros pre-candidatos depende del
fracaso o la mediocridad de las primarias! Si esto no es la
demostración de que Henrique Capriles es el candidato mejor habilitado
para enfrentar a Chávez, digan los analistas de qué se trata.
De cualquier manera, la justeza de uno u otro planteo estratégico será
decidido en pocos días: Si pierde Capriles, habrá tenido razón la
tesis del discurso frontal, el programa de cambios drásticos y la
transición fast-track; y a ellas nos sumaremos todos, detrás del
candidato o candidata que elijamos. Pero si gana Capriles,
holgadamente como parece previsible, los promotores de tales
discursos, programas y vías deberán también sumarse a su campaña, y es
de esperar que hagan mutis de sus teorías y presiones incendiarias,
por lo menos hasta el 8 de octubre.

Henrique Capriles Radonski vs. Hugo Chávez Frías

Como inminente ganador de las elecciones primarias, le tocará a
Capriles Radonski protagonizar a los 39 años “la pelea del siglo”.
Algo así como el combate de Cassius Marcellus Clay a los 24 contra
Sonny Liston, un mes antes de trocar su nombre por Muhammad Alí. El
joven peso completo lucía frágil y jojoto frente al mata-hombres que
era el campeón vigente, uno de los peleadores más intimidantes de la
historia. Pues bien, Clay llenó de puños a Liston durante 4 asaltos y
en el quinto terminó quejándose de un ardor en los ojos. En el sexto
tuvo que ejecutar su tradicional bailoteo para recuperar la vista;
entonces le dio una clase de boxeo al campeón, quien no salió para el
séptimo alegando lesión en un hombro¬: KOT. Luego se supo que la
esquina de Liston había hecho trampas colocando una sustancia
irritante en los guantes de Sonny… con lo cual la comparación se torna
más cercana, ¿eh?

Pese a los vaticinios sobre la desventaja que representan su
contextura delgada y menuda, su hablar pausado y amable y su origen
social burgués, observamos a Henrique como un rival temible para
Chávez. Desde hace meses comienza a parecerse cada día más a Alfonso
Uribe cuando luchaba por la presidencia de Colombia y cuando comenzaba
a ejercerla. Igualmente joven y menudo, pausado y amable, también de
origen distinguido. Y adentro escondía a un león que, no digo a
Chávez, se comió a las temibles FARC enteras. El propio Chávez terminó
temiéndolo tanto como el odio que le mereció; por la dignidad y valor
con que se le plantó y por la manera vergonzante como él tuvo que
recular cuando el hombrecito se le vino encima por encima de una mesa
En cuanto a la otra objeción que suele hacérsele a Capriles -la
condición de niño rico, de burguesito incapaz de llegarle a los
sectores desposeídos que han venido apoyando a Chávez- no percibimos
al gobernador de Miranda en ese cuadrante de imagen, como diría
nuestro respetado doctor DeVries. Si bien no es el muchachón de barrio
que algunos buenos amigos visualizan esquemáticamente como el rival
ideal para el empanadero de Sabaneta, Henrique ha logrado desmarcarse
con bastante naturalidad del aspecto sifrino que pudo tener cuando
comenzaba su carrera política. Quizás ello comenzó cuando tomó la
inteligente decisión de postularse a alcalde de Baruta en lugar de
Chacao (de allí que a Leopoldo le haya costado tanto -pese a sus
valientes esfuerzos- librarse de la imagen oligárquica que le dio
Chacao, suerte de Camelot caraqueño inaugurado por la glamorosa
princesa Irene). El injusto carcelazo, incluso aquella palabra que por
aquellos días se hizo escribir en su cabello a medio rapar, a la
manera de algunos motorizados, basketbolistas y raperos. Su manera de
relacionarse con los habitantes de los barrios –por lo menos en
público, aunque nos dicen que también en privado- de igual a igual,
con un respeto muy diferente al de los tradicionales besadores de
viejitas que han sido nuestros políticos.

Todo eso le ha permitido a Capriles lucir hoy como un personaje de
poder accesible y sencillo. Si a ello añadimos el formidable impulso
que a su imagen de ganador dio el apoyo de Leopoldo López, quien añade
a la yunta la dosis de mito afectivo que posee entre un denso sector
de la clase media de todas las edades, especialmente entre las activas
mujeres. Aclaremos, no son votos lo principal que Leopoldo aportó a la
alianza -aunque no son desdeñables los que sumará- sino sinergia,
gestalt, la imagen de un team victorioso que enfrentó a Chávez sin
temores y que se apresta a derrotarlo para construir el futuro que
esperamos los venezolanos.
Imaginemos la noche del 12 de febrero, a este joven rodeado por el
resto de los pre-candidat@s que gallardamente y con coraje recorrieron
el país en busca de la misma posición, junto a los honorables Ramón
Guillermo Aveledo y Teresa Albanes, artífices del generoso esfuerzo
unitario que los trajo hasta allí... No tenemos duda de que a partir
de esa noche Venezuela será irremediablemente otra, que la alianza de
todos los factores convocados por la MUD, si se deponen mezquindades
posteriores y se tiene fe en el candidato electo, es perfectamente
capaz de derrotar electoralmente a este gobierno pícaro y poderoso.
Esa posibilidad descansará en mayor medida en las manos del candidato
ganador. Deberá ser capaz de integrar orgánicamente –más que de
palabra- a los pre-candidatos no victoriosos, a los partidos que los
apoyaron; y sobre todo, abrir las puertas a una amplia sociedad civil
independiente –decenas de valiosas ONG’s que evitaron razonablemente
pronunciarse por uno u otro pre-candidato para conservar su potencial
unitario-. Capriles lo ha dicho, pero le falta demostrarlo: “esta no
es una suma de partidos políticos, es una confluencia de voluntades
venezolanas, que pretende incluir sin excluir”. Debe entender que no
resulta fácil hacer realidad esa promesa, indispensable para vencer en
octubre y para gobernar al país devastado que recibirá en enero de
2013.

Deberá ser capaz de establecer un piso de cooperación con los partidos
tradicionales de oposición, aquellos que se ven amenazados por la
emergencia fulgurante de las Primero Justicia, los Henrique, Leopoldo
y María Corina. Pero que tienen un aporte que dar en organización,
experiencia y también en votos contantes y sonantes. Y que serán
útiles en la tarea de reconstruir la República. Ellos tienen un
espacio en todo esto, aunque usted se proponga renovar las formas de
hacer política; quién quita y las bases y juventudes de esos partidos
logren el prodigio de hacer valer, también allí, esa renovación.
Deberá Capriles, finalmente, incorporar, interpretándolas con honradez
y amplitud, las aspiraciones de quienes le piden mayor firmeza en su
comparecencia frente al gobierno y su caudillo. Aquellos a quienes
hemos rebatido en párrafos anteriores, pero que representan parte
importante, y de la más consecuente, en la lucha por la democracia en
estos 13 años. Equivocados o no, son centenares de miles que han
marchado, recolectado firmas, arriesgado sus vidas, perdido sus
empleos y que aspiran ser encabezados por un líder que no se arredre
frente a las impensables amenazas y coacciones que opondrá el
militarismo para conservar el poder.
Esa masa crítica comprende a quienes son escépticos respecto de las
posibilidades de ir con éxito a ganar unas elecciones. Los que
anteponen las condiciones electorales antes de disponerse a participar
en proceso alguno. Los que cuestionan el hecho mismo de hacer estas
primarias porque todo esto nos llevará a un nuevo matadero.
Equivocados o no, estos compatriotas tienen en sus manos parte de la
verdad: es cierto que el proceso estará amañado, que el gobierno
actuará con todos los factores de ventajismo disponibles, sin
escrúpulo alguno; también lo es que la casta gobernante no entregará
fácilmente en el caso de que la derrotemos con tal amplitud que ni el
CNE pueda negarlo.

Aunque tengamos razón quienes -junto a la MUD y los partidos y
pre-candidatos que concurrieron a las primarias- apostamos que la vía
electoral es la única manera de reagrupar a las fuerzas populares
democráticas para construir un poderoso movimiento que enfrente con
éxito a un gobierno militar capaz de todo, es necesario que nuestro
líder –usted, Henrique, después del 12- garantice su compromiso con la
preservación de la victoria electoral. Y si llegare el caso de un
fraude demostrado, o de un desconocimiento del triunfo democrático,
usted nos encabece en todo lo que haya que hacer, por los medios y al
precio que sea, para hacer valer la voluntad popular.

Thaelman Urgelles
informe 21

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