Bàrbara Brändli recibe un homenaje entre fotografías
Fotos de la Colección de la Organización Nelson Garrido serán expuestas desde hoy
Todo cambió para la fotógrafa suiza Bàrbara Brändli (Schaffhausen, 1932) cuando se mudó a Venezuela en 1959 para iniciar una nueva vida junto con su esposo venezolano. "Fue un cambio total", dijo en una oportunidad. Entraba a un país cuyas reglas de juego desconocía y el miedo a los cambios comenzaba a invadirla. Pero Brändli tuvo un ángel que la ayudó a superarlo: su cámara manual Nikkon. "Creo que me salvó la fotografía", afirmó en una entrevista a la revista Estampas.
Ella, que falleció el pasado 27 de diciembre de 2011, consiguió en Venezuela imágenes que sus ojos nunca antes habían visto. Se lente y su vida se toparon con las comunidades indígenas de Karanakuni, Mavaca y Platanal del Alto Orinoco.
"Fue tan fuerte para mí como para los astronautas la llegada a la Luna. Lo que siempre había deseado lo tenía frente a mí; algo distinto a todo lo que había visto hasta ahora", dijo.
Hoy Bàrbara Brändli, Premio Nacional de Fotografía 2004, recibe un homenaje de los fotógrafos que pertenecen a la Colección de la Organización Nelson Garrido. Para ella se expondrá desde hoy una colectiva con imágenes de Luis Brito, Ricardo Armas, Carlos Germán Rojas, Torito, Cristian Belpaire, Ricardo Jiménez, Roberto Fontana, Antolín Sánchez y Peter Maxim, que estarán acompañadas de una selección de 10 imágenes originales de Brändli que forman parte del libro Los Hijos de la Luna (1983).
Se trata de la muestra La memoria del olvido homenaje a Bàrbara Brändli, que según destaca Nelson Garrido, director de la ONG, es una distinción para una gran fotógrafa a quien no se le rindieran los tributos correspondientes.
"¡Ella cambió todo! Venía de un mundo cuadrado, estricto. Y aquí descubrió el Amazonas. Comenzó a abordar el trópico con el mismo tecnicismo suizo, pero con más sentimiento. Es que ella se integró al país y se convirtió, tanto para mí como para muchos otros, en una referencia. Ella quería que su archivo permanecieran en el país. Hay un libro que se terminó antes de que muriera", asegura Garrido.
Bàrbara Brändli era una investigadora persistente. Retrataba mundos llenos de texturas y atmósferas sorprendentes. Convivía con las comunidades indígenas no solo para fotografiarlas sino para sentirlas. Incluso adoptó una niña yanomami. "Hasta el último momento se negó a irse del país", dice Garrido. Y no lo hizo. Sus cenizas fueron esparcidas en Mucuchíes, pueblo andino en el que vivía... y al que seguirá retratando con su vieja cámara manual de la que nunca se separó.
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