Eumenes Fuguet Borregales
(*) || Historia y Tradición
Luis Manuel Urbaneja Achelpohl, iniciador del cuento venezolano
22 febrero 2012
Luis Manuel Urbaneja Achelpohl, iniciador del cuento venezolano
Destacado escritor caraqueño, considerado el cuentista principal de estos tiempos; nacido el 25 de febrero de 1873, hijo del general Luis María Urbaneja e Isabel Achelpohl de origen alemán, al culminar los estudios de bachillerato en el colegio Santa María del cual egresa en 1888. Inicia en la Universidad Central de Venezuela la formación en Derecho; apasionado por las letras, se retira para dedicarse, junto a Pedro Emilio Coll y Pedro César Dominici, al periodismo con la fundación de la revista Cosmópolis, cuyo primer número apareció el 1ro. de mayo de 1894, en ella escribe “Sobre Literatura Nacional” y “Más sobre Literatura Nacional”, donde señala los lineamientos del manifiesto sobre el Criollismo, muy aficionado a los viajes al campo y su vinculación a la gente y al ambiente rural, sus formas de vida, problemas, tradiciones y costumbres, aspectos que lo inspiraron a escribir sus magníficas obras, plasmadas en pequeños poemas en prosa, denominadas “acuarelas”. “Un pueblo que no posee la manera genuina de expresar sus sentimientos -escribe Urbaneja- no tiene derecho alguno aspirar a un puesto en la armonía universal. Cuando los artistas de la época expresaban: “ver París y morir es la felicidad completa de un artista hispanoamericano”, Urbaneja en cambio disfrutaba la vida del campo, siempre identificado con la naturaleza. Recibe en 1896 el primer premio del concurso de cuentos de la revista El Cojo Ilustrado, por su relato “Flor de Selva”, ese año escribe “Botón Algodonero”. Tras el fraude electoral que en 1897 perjudicó las aspiraciones presidenciales del general José Manuel Hernández, “El Mocho”, se incorporó en 1898 al alzamiento de los liberales nacionalistas contra el gobierno de Ignacio Andrade. En esta oportunidad como combatiente, obtiene una visión de las crueles acciones bélicas y las secuelas que ellas generan; observaba el valor y abnegación de las mujeres combatientes denominadas “mapanares”. Durante el gobierno de Cipriano Castro, ejerció en Valencia el cargo de fiscal de Instrucción Pública durante el período 1900-1905, luego en Caracas, trabajó en la Secretaría de la Corte Federal y de Casación desde 1905 hasta 1910, cuando trabaja junto a Alejandro Fernández García en la revista “Alma Venezolana”. En 1916 obtuvo en Buenos Aires el primer premio en el Concurso de Novelas Americanas con “en este país”, convirtiéndose en el primer escritor venezolano en recibir un galardón internacional. En 1922 apareció su principal creación como cuentista: Ovejón; el cual fue publicado por primera vez por José Rafael Pocaterra en la “novela semanal”. En 1927, publicó el novelín o novela corta, El Tuerto Miguel. Durante el régimen de Juan Vicente Gómez estuvo alejado de la política, obtenía el pan nuestro de cada día para la familia, administrando una vaquera; a la muerte de éste fue nombrado Director de la Escuela de Arte Escénico y de la Biblioteca Nacional en 1936. Aparece su segunda novela titulada La casa de las cuatro pencas, editada en 1937. Este insigne paisano fallece en Caracas el 5 de septiembre de 1937 a los sesenta y cuatro años; Doña Lola Pelayo de Urbaneja, empezó a recopilar y publicar las obras en 1944 bajo el titulo El Criollismo en Venezuela. Urbaneja Achelpol mantuvo estrecha amistad con Rómulo Gallegos, José Rafael Pocaterra, Jesús Semprúm y Rufino Blanco Fombona, entre otros. Es continuador de la obra de Manuel Vicente Romero García (1861-1917), autor de la famosa obra “Peonía” publicada en 1890, fiel representante del criollismo en nuestro país. Con el tiempo sus papeles fueron donados por su familia al Centro de Estudios Literarios de la Universidad Central de Venezuela. En 1973 fueron publicadas sus Obras completas caracterizadas por las formas naturalistas de la ficción. De su extraordinaria producción tenemos: “En este País”, “Ojo de Vaca”, “De Temporada”, Alma y Huella”, “Flor de Mayo. Desde su refugio de exilado en Point-Claire, Canadá, nuestro escritor valenciano José Rafael Pocaterra (1889-1955), imagina la escena del sepelio de Luis Manuel Urbaneja Achelpohl: “Le habrán ido a sacar de su casita en El Valle, allá oculta tras un Jardín, bajo algunos árboles... Habrá trepado esta vez a hombros ajenos, las escaleras que suben hasta la callecita urbana, con su tejadillos bajos y sus fachadas al temple de la modestia ciudadana, callada, humilde, que fue la existencia de un gran artista. Ya no volverá a descender más la cuesta, ya no irá a pasarse sus tardes a la estrecha mesa, con los espejuelos caídos y las cuartillas dispersas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario