Razón del nombre del blog

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El por qué del título de este blog . Según Gregorio Magno, San Benito se encontraba cada año con su hermana Escolástica. Al caer la noche, volvía a su monasterio. Esta vez, su hermana insistió en que se quedara con ella,y él se negó. Ella oró con lágrimas, y Dios la escuchó. Se desató un aguacero tan violento que nadie pudo salir afuera. A regañadientes, Benito se quedó. Asi la mujer fue más poderosa que el varón, ya que, "Dios es amor" (1Juan 4,16),y pudo más porque amó más” (Lucas 7,47).San Benito y Santa Escolástica cenando en el momento que se da el milagro que narra el Papa Gregorio Magno. Fresco en el Monasterio "Santo Speco" en Subiaco" (Italia)

lunes, 27 de febrero de 2012

"No destruyo la venezolanidad, sino el patrioterismo. Ese falso canto a una bandera"

ENTREVISTA EDUARDO SÁNCHEZ RUGELES, ESCRITOR

"La literatura debe hacer reír"

"No destruyo la venezolanidad, sino el patrioterismo. Ese falso canto a una bandera"

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El narrador venezolano publicó a finales del año pasado su último libro "Los desterrados" OSWER DÍAZ RUGELES/ARCHIVO
DANIEL FERMÍN , EDUARDO SÁNCHEZ , ESCRITOR | EL UNIVERSAL
lunes 27 de febrero de 2012 12:00 AM

Eduardo Sánchez Rugeles no cree en patrioterismos. El escritor venezolano (Caracas, 1977) publicó a finales del año pasado Los desterrados, una recopilación de viejas crónicas imaginarias sobre el exilio que podría calificarse de apátrida.

Ahí, en esas columnas que escribió para el portal Relectura, el narrador radicado en España utiliza la ironía para provocar la reflexión. El hallazgo de una novela porno de Rómulo Gallegos, el descubrimiento de Cabrujas como autor de losTeletubbies o la relación homosexual entre Simón Bolívar y Andrés Bello están en sus páginas. Como para desmitificar los valores de la venezolanidad.

-Vargas Llosa dijo que mientras más duros sean los escritos de un autor contra su país, más intensa será la pasión que lo una a él. ¿Los desterrados es su prueba de amor a Venezuela?

-De alguna forma, sí. Comparto esa afortunada cita de Vargas Llosa, pero no diría sólo que este libro, sino el conjunto de mis novelas, que las he definido como un tríptico del exilio. El exilio siempre es un motivo, algo que está presente en esos trabajos. Los desterrados recoge esa sensación.

-¿El libro es una reflexión crítica del país o una parodia de la venezolanidad?

-A través de la literatura expreso mis incomprensiones hacia Caracas (...) Yo fabulaba como auditorio a cierto lector joven. Y sí creo que a este tipo de público le pueda invitar a una reflexión. No es una parodia vacía. Más allá de la anécdota lúdica, hay una unidad reflexiva, que cierra con el discurso de aceptación del Uslar Pietri.

-Más allá de la reflexión, ¿cree que la literatura también debe entretener?

-Quizás sería demasiado árido, e incluso pedante, pedirle a la literatura que sea seria. Entramos a debatir conceptos muy esquivos como el humor o lo sobrio en la literatura. Creo que la literatura da lugar para todos los estados humanos. Si algo le pido yo a la literatura, en algún momento, es que haga reír. Sin que esto quiera decir que sea vacía, que no tenga un contenido, sino que me ayude a buscar un equilibrio.

-Mario Briceño Iragorry dijo que la historia cumple la función moral de impulsar la construcción de los valores de la nacionalidad. Aquí usted los destruye...

-Pero yo lo que no tengo certeza es que esos valores sean tales. Me explico: no destruyo la venezolanidad o aquello que nos hace ser un colectivo, sino eso que podemos llamar patrioterismo. Ese falso canto a una bandera, a un rasgarse las vestiduras. Eso que es lo que pretendo atacar. Un nivel de patria superficial, usos políticos del lenguaje de la patria, de Bolívar. Utilizar eso en los discursos políticos para manipular es lo que me disgusta y lo que denuncia Los desterrados.

-¿Qué dirían Cabrujas o Gallegos si lo leyeran?

-No lo sé. No me imagino como sería la cara de Rómulo Gallegos si ve que sus novelas son parodias eróticas. Creo que entendería el chiste, era un tipo muy inteligente y comprometido con el oficio como para tomárselo de manera prepotente. Cabrujas era más impredecible. Por la irreverencia de algunos de sus artículos, no sabría cómo podría reaccionar.

-El venezolano se caracteriza por dicharachero, pero al leer su libro uno queda con la sensación de que estamos en un país triste...

-Creo que vale la pena subrayar esa tristeza. Tener presente que hay problemas, que hay una inseguridad que se come al país. Creo que lo niños de South Park,cuando matan a Kenny, sienten más dolor que lo que representan en Venezuela. La muerte allá la liquida un Miss Venezuela o una Copa América. Hay que llamar la atención, hurgar en una herida de la que, aparentemente, el paciente no se entera.

dfermin@eluniversal.com

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