Razón del nombre del blog

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El por qué del título de este blog . Según Gregorio Magno, San Benito se encontraba cada año con su hermana Escolástica. Al caer la noche, volvía a su monasterio. Esta vez, su hermana insistió en que se quedara con ella,y él se negó. Ella oró con lágrimas, y Dios la escuchó. Se desató un aguacero tan violento que nadie pudo salir afuera. A regañadientes, Benito se quedó. Asi la mujer fue más poderosa que el varón, ya que, "Dios es amor" (1Juan 4,16),y pudo más porque amó más” (Lucas 7,47).San Benito y Santa Escolástica cenando en el momento que se da el milagro que narra el Papa Gregorio Magno. Fresco en el Monasterio "Santo Speco" en Subiaco" (Italia)

lunes, 27 de febrero de 2012

Necesitamos un país que no le ponga tranca a los proyectos culturales, que le dé cabida a las ideas

ENTREVISTA ANDRÉS BOERSNER, PRESIDENTE DE LA SOCIEDAD DE AMIGOS DE LA CULTURA URBANA

"La cultura debe tener libertad"

"Hubo intelectuales que tiraron la toalla. Que creían que la Fundación era una causa perdida" "Necesitamos un país que no le ponga tranca a los proyectos culturales, que le dé cabida a las ideas "

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El librero de Noctua celebró la devolución de los activos de la Fundación para la Cultura Urbana ENIO PERDOMO
DANIEL FERMÍN , ANDRÉS BOERSNER , PRESIDENTE DE LA CULTURA URBANA | EL UNIVERSAL
lunes 27 de febrero de 2012 12:00 AM

La Fundación para la Cultura Urbana intenta ser la de antes. Andrés Boersner, presidente de la Sociedad de Amigos que heredó el legado de la organización que fue allanada por la junta interventora de Econoinvest, celebró la devolución de los más de 40 mil libros que estaban retenidos desde julio de 2010.

La institución cultural, que ya encontró nueva sede en Terrazas del Club Hípico, anunció la semana pasada la recuperación de sus activos. Ya algunos de ellos están de nuevo en las librerías, otros irán pronto a la imprenta. Como para recuperar el tiempo perdido.

-La Fundación para la Cultura Urbana recuperó, al fin, sus libros tras año y medio de retención. ¿Podría decir que se hizo justicia?

-Sí. Lo que más nos preocupaba es que durante el primer año no obtuvimos ningún tipo de respuesta. Íbamos todos los días a hacer antesala para conversar con los interventores y ellos nunca nos recibieron. No nos dieron ni siquiera una pista acerca de por qué tenían retenido más de 40 mil libros.

-¿Por qué pasó tanto tiempo para la devolución?

-Manejamos suposiciones. Pienso que, para ellos, la Fundación era algo secundario. Les interesaba Econoinvest. Y se concentraron en esos activos. Después que allanaron ese problema, cambiaron interventores. Los nuevos tomaron la medida de llamarnos para conversar sobre los libros. Entendieron que no tenía ningún sentido que permanecieran retenidos en los locales. El problema era que estos pertenecían a Econoinvest. Y tenían que constatar que eran activos de la Fundación.

-¿Y ahora cuáles serían los pasos a seguir tras la recuperación de esos activos?

-Lo que se hacía antes. La promoción de esos activos. Ya comenzamos a colocarlos de nuevo en las librerías, vamos a participar en las diferentes ferias del libro del año. Vamos a continuar con las colecciones editoriales. La serie de inmigrantes, de hecho, presentará el mes que viene su próximo libro. Vamos a utilizar la figura de la coedición, sobre todo cuando no tienes un mecenas detrás. Cuando no hay fondos como se tenían antes, tienes que acudir a otras fundaciones que están en situaciones similares.

-Antes de la intervención había varios proyectos inéditos por publicarse. ¿Esos libros saldrán a la luz?

-Algunos, no todos. Nos interesa no sólo que salgan a la luz esos proyectos, sino que haya una política de reedición. Hay libros que tuvieron mucho éxito, pero se agotaron. Por ejemplo, Ficción mínima, una antología del relato corto que hizo Violeta Rojo, es un libro que vamos a volver a publicar.

-¿La biografía de Antonia Palacios, de Roberto Martínez Bachrich, que ganó el premio Transgenérico hace un par de años, saldrá?

-Está en camino. Al principio tratamos de manejarlo como coedición, pero no se pudo. Ahora vamos a editarlo por nuestra cuenta. Ese también debe salir para el próximo mes.

-¿Qué se perdió en todo este tiempo de retención?

-Se perdió mucha energía. No sólo la que uno pierde al discutir con otras personas, sino que, además, hubo intelectuales que tiraron la toalla. Creían que esto ya era una causa perdida. Y es algo humano, que uno debe entender también. Estaban muy escépticos. Creían que ya no íbamos a conseguir nada. Y que no valía la pena que nosotros intentáramos recuperar los activos porque no veían voluntad. Lo que triunfó fue la persistencia. Eso es lo que hay que hacer.

-Lectores y autores también fueron perjudicados

-Claro. Si las cosas hubiesen seguido como estaban, ahorita tendríamos 30 ó 40 títulos más de la Fundación. Eso se perdió. Todos nos perjudicamos.

-La Fundación editó más de 100 libros en 10 años. La Sociedad sólo publicó cinco el año pasado. ¿Volverán a tener el ritmo de antes?

-Esperemos que sí. Somos optimistas con respecto al futuro. Yo lo soy, con el futuro de este país. Creo que vamos a regresar a ese nivel en el que estábamos cuando sucedió la intervención. La Fundación comenzó con dos títulos, hasta que en 2010 fueron 20. Ojalá que podamos llegar nuevamente a esa cantidad. Pero no sólo los libros, ojalá podamos hacer los seminarios que se hacían, retomar los conciertos que se dieron, todas las charlas sobre arquitectura y sociología. Esa es la intención.

-¿Y qué se necesita para que la Fundación vuelva a ser la misma de antes?

-Primero que nada, un país que sea productivo. Un país que no le ponga tranca a los proyectos culturales. Un país que no sea cerrado desde el punto de vista ideológico, que dé cabida a las ideas. Que sea un país de inclusión, no de exclusión.

-Pero se demostró que la Fundación puede salir adelante pese al Estado...

-Claro. Y puede salir adelante no por la bulla de cuatro o cinco intelectuales, sino por la presión de los beneficiarios anónimos de estos proyectos. Yo sentí mucho apoyo en las personas que iban a los conciertos, a los que compraban los libros, que no tienen una figuración pública, pero preguntaban en qué podían colaborar.

-Ya hasta consiguieron una nueva sede. Es otro pequeño paso que dieron.

-Sí. Es un local de más de 100 metros cuadrados que está en calidad de préstamo. Ahí es cuando uno ve cómo la gente colabora. Igual que mucha gente nos ayudó espontáneamente con la mudanza de los libros. No fue que contratamos a nadie. En esas cosas que, de repente son invisibles, es donde la gente aportó muchísimo. Todos ellos lo hicieron de gratis.

-Imagino que tras la intervención el proceso de publicación fue más selectivo

-Sí. Esa es una de las cosas que me parecen positivas. Si tú sabías que antes podías editar a 20 personas, no eras tan selectivo. Ya cuando sabes que son cinco nada más, tienes que hacerlo con mucho cuidado. Eso da tiempo para ocuparte de cada una de las ediciones.

-¿El plan anual va a seguir igual tras la devolución?

-Sí. Vamos a publicar cinco o seis libros. Incluido el que gane el premio Transgenérico. Vamos a mantener el concurso, también la conferencia anual con algún invitado internacional. Estamos en discusiones con universidades a ver si retomamos los seminarios.

-¿Cuántos empleados tenía antes la Fundación?

-Antes de la intervención eran 15 personas. Ahorita no hay ningún empleado, nadie está cobrando. Todos trabajamos ad honorem. Esperamos que, a mediano plazo, podamos tener unos cuatro empleados. Ahora que recuperamos los activos va a ser la primera entrada de capital que vamos a tener.

-También falta que liberen a los directivos de Econoinvest que están presos

-Ellos siguen colaborando con la Fundación. Cualquier persona, cuando está en los términos en los que ellos se encuentran, lo único que pensaría es en salir en libertad. Pero ellos siguen proponiendo ideas, trabajan como si las cosas sucedieran normalmente. Por ejemplo, con las conferencias anuales colaboraron para que pudieran darse. Ellos son el espíritu de la Fundación. Me refiero, sobre todo, a Herman Sifontes Tovar. Queremos que salgan en libertad. Están en una situación ridícula: tras dos años, nadie sabe por qué están presos. No hay ninguna prueba de que hayan cometido algún tipo de delito. Que alguien me explique cómo es que funciona la ley en este país.

-¿Esto es una muestra de que la cultura suele ser menospreciada en el país?

-Siempre ha sido menospreciada. Hubo un tiempo en el que llegó a sembrarse una cierta cultura dentro de las fundaciones, pero en los últimos cinco años eso se vino al piso. Hay otras fundaciones que ya no publican, como Bigott, que no ha podido editar libros. Y en cuanto al Estado, la cultura está ligada a un proyecto político. Si tú piensas que la cultura no es universal, que no debe tener libertad, sucede lo de ahora.

dfermin@eluniversal.com


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