Literatura de los allaquí venezolanos (II)
El Nacional 29 DE DICIEMBRE 2014 - 00:01
“Quiero encontrar una ciudad/ que aún sepa dilatarse en la catástrofe/ en la unidad de las piedras despobladas.
Raquel Abend Van Dam. Sobre las fábricas
Blue Level, Trasilvania Unplugged y Liubliana, son novelas de Eduardo Sànchez Rugeles ya radicado en España. Publicadas entre 2010 y 2012, reflejan las percepciones iniciales de una generación joven, de clase media, que sufre los estragos del derrumbe democrático nacional, su país originario. Heredaron el proceso modernizador de la década cincuenta, inmigratorio y abierto a un mundo globalizado que ahora desde la dictadura revolucionaria rompe los paradigmas de su crianza. Las secuelas muy diversas en sus hábitos domésticos y de referencia cultural los llevan a la decisión de escapar. Su exilio voluntario busca la utopía liberadora que se parezca a su dañada pero anterior propia tierra, la estabilidad perdida. Allá están la familia disgregada y el lenguaje escatológico. En el nuevo aquí, un pesimismo existencial quejoso surgido de la comparación inmediata entre su lar nativo con el ahora distinto, ajeno y mutante en una Europa o cualquier otro sitio conflictivo también, sumergido en crisis políticas, lo que les indica la dificultad de alcanzar un equilibrado logro emocional. Su reflexiva pasividad carente del impulso reactivo para resistir desde el principio y activamente los cambios, en especial ante un militarismo cruel, sanguinario, corrupto y servil al mandato castrocubano, los convierte en parias que llevan al thriller novelesco sus contrapuestas vivencias, recuerdos y visiones.
Pero no son la edad física ni el lugar los determinantes de esa extranjería latente. En lo que va de centuria, coinciden al narrar el destierro forzado y voluntario, interno y exterior, escritores nuevos y conocidos de diversa procedencia social aunados por la óptica común de fatiga, desesperanza y dejadez que otorgan derivados creativos sobre el desarraigo. Un difuso género mixto de crónica seca, ensayo y ficción persiste en la narrativa de Alejandro Varderi con su Bajo fuego(Huerga Editores. Madrid,) cruzado por dramas personales y de grupos marcados por abierta o culposa condición sexual, afectiva, ambiental y política, mezcla que explica la numerosa emigración juvenil educada para la pluralidad, en especial hacia Estados Unidos donde algunos se afincan profesionalmente con fuertes neurosis hacia bordes de la autodestrucción depresiva o el nihilismo. En la misma técnica de combinar lo fáctico inmediato con lo personal introspectivo, en variados estilos que van desde el lirismo hasta lo satírico se inscribe Gustavo Mata y su Happening (Premio Anual Transgenérico de la Sociedad de Amigos para la Cultura Urbana. 2013) junto a otros autores, todos con la mira en el curso disgregador del quehacer y el ser venezolanos de presente confuso que hace techo, piso y pared con la transitoriedad. A la manera de Jacqueline Goldberg proyectando la angustia individual del despojado a quien destruyen su hogar memorios, su casa-útero allá, ayer, hace un siglo, aquí, ahora, en la prosa poética de Las horas claras.(Premio 2014 del mismo ente cultural).
O por el contrario, al modo irónico de Federico Vegas quien cierra el ciclo con relatos de Melancolía esférica (Editores Puntocero, Caracas, Noviembre 2014) Duro análisis autocrítico del complejo fenómeno que fusiona rechazos y añoranza, equipaje mixto del venezolano allaquí, matizado desde su propia experiencia itinerante y el filoso bisturí de su vis cómica. Así prologa como signo de reflexiva madurez la transición colectiva desde el reprimido país hacia otro también imperfecto pero liberado. Su libro esboza los rasgos menos heroicos del actual venezolano trashumante, criatura frágil, aferrada con obsesión a raros fetiches para compensar la incertidumbre. Es un allaquí sediento de leche materna, huidiza orobada pero al fin recobrada. Lejos del uniforme armado que defiende una supuesta soberana patria. Esta es la fija “matria”, de sabor agridulce pero nido caliente y seguro albergue.
Pronto llegará el inviolable, desgarrado testimonio literario de la Generación del 14, resistida, valiente, solita y sacrificada. Ejemplarizante, pues emerge con sangre, llanto y ceniza de sus compañeros asesinados en las calles del Febrero 12, obligada a silenciar por ahora, los horrores que a su alma, cuerpo y mente les infringen sádicos verdugos en disfraz militar y de magistrado.
Será el expediente inviolable de la dignidad sobrevivida.
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