Razón del nombre del blog

Razón del nombre del blog
El por qué del título de este blog . Según Gregorio Magno, San Benito se encontraba cada año con su hermana Escolástica. Al caer la noche, volvía a su monasterio. Esta vez, su hermana insistió en que se quedara con ella,y él se negó. Ella oró con lágrimas, y Dios la escuchó. Se desató un aguacero tan violento que nadie pudo salir afuera. A regañadientes, Benito se quedó. Asi la mujer fue más poderosa que el varón, ya que, "Dios es amor" (1Juan 4,16),y pudo más porque amó más” (Lucas 7,47).San Benito y Santa Escolástica cenando en el momento que se da el milagro que narra el Papa Gregorio Magno. Fresco en el Monasterio "Santo Speco" en Subiaco" (Italia)

martes, 30 de diciembre de 2014

Y en esta segunda parte expongo lo que creo podemos hacer teniendo consciente la realidad trascendente que vivimos y que saldremos de ella apelando también a la Fe, la Esperanza y la Caridad esas virtudes teologales de la vituperada Iglesia Católica, que hoy el papa Francisco también decidió "resucitar de entre los muertos"...FELIZ AÑO DE NUEVO, SE QUE SALDREMOS DE ESTA VIVENCIA TAN ANUNCIADA Y NUNCA ASUMIDA SIENDO MEJORES VENEZOLANOS Y SERES HUMANOS(Parte II)

El año que nos espera

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Mi querido y admirado amigo Alberto Quirós Corradi, babeando en sus últimos estertores este horrible 2014, publica su tradicional Bola de Cristal revelándonos sus pronósticos para 2015. Un cambio de calendario que pareciera dividir la historia en tramos mensurables. La verdad es que el tiempo histórico es, ya lo dijo hace más de 2.500 años Anaximandro y Borges solía recordárnoslo a cada paso, un río que siempre fluye y siempre es el mismo. Y el nuestro, cada día que pasa más un cauce cloacal que un río en serio, no es la excepción. Caracas no tuvo un Danubio, un Rin, un Támesis o un Sena. Tuvo el Guaire: desde la modernidad cauce de excrementos y ratas, algunos cadáveres flotantes y pestilencias de zamuros. Como le dijo Izarra, el filósofo, a Maduro, el sátrapa: “Es lo que hay”.
La naturaleza ha insistido en retratarnos en nuestra miserable y minúscula dimensión. Pocas naciones tienen ríos como el Orinoco o el Amazonas. Ante el monumental desafío de selvas, ríos y montañas, nos hemos conformado con el Guaire y La Bonanza. Una cloaca y un basurero. La grandeza nos incomoda y procuramos borrarla del mapa, arrancarle sus nombres fundacionales, anonimizarla, a no ser la tragicómica “grandeza” de los payasos iluminados en armas, que solo nos han deparado desgracias y a los cuales insistimos en erigirles altares. Las otras, construidas con nuestro sudor, las arruinamos en cuanto dejan de observarnos: el Teresa Carreño, la Ciudad Universitaria, el Guri, pero sobre todo la democracia y sus instituciones. Revolcarnos en el fango, hundirnos en el pantano, chapotear en las inmundicias de nuestra barbarie. De todas las grandezas, la que mayormente nos incomoda es la más humilde: la sensatez. De todos los medios el que más odiamos es el esfuerzo. De todas las actividades la que más detestamos es el trabajo. Un venezolano sensato es un oxímoron. Como un venezolano serio y laborioso. Vivimos borrachos, ebrios de estupidez, yendo de un extremo al otro, como halados por las vísceras de nuestro entendimiento.
¡Cómo nos gusta un golpe de Estado, una cachucha, un borracho en uniforme!  ¡Cómo nos encanta el revoltijo, el despelote, el caos, el bochinche! En medio de uno de ellos, dejamos irse a uno de nuestros magníficos antecesores, salvado del criminal y sanguinario delirio de un revoltoso para ir a morirse, traicionado por el fracaso a la Carraca. La guerra, esa suprema coronación del bochinche, las montoneras, la disgregación y las tiranías, sus hermanas menores, nos parecieron inmensamente más apetecibles que el orden, el consenso, el entendimiento, la paz.
De modo que, obedeciendo a esas determinaciones ancestrales, este río llamado Venezuela que va a dar a la mar que es el morir seguirá arrastrando materias fecales en descomposición, latrocinios y corruptelas de toda suerte, sufrimientos atroces siempre menguados por el calor del trópico, la templanza de su clima, la calidez de sus gentes. El gobierno seguirá su inexorable curso de deterioro, las humillaciones y ofensas encauzadas por un ominoso y ridículo Poder Moral seguirán ofendiendo la poca decencia nacional que aún sobrevive, la fiscal amparando el crimen, el defensor del pueblo defendiendo a sus ofensores, el contralor echando humaredas para tapar los desfalcos, los saqueos, los robos contumaces de sus camaradas.
Del otro lado de la rivera las fuerzas que ya no sé cómo llamarlas, pues la palabra oposición les queda inmensamente grande, seguirán prohijando el contubernio, la connivencia, el acomodo. Que nada les aterra más que un sacudón del árbol de la indecencia, no vayan a perder todos los frutos del paraíso prometido: volver a ser cuarta república, arrebatados por un revolcón histórico social. Harán cuanto les sea posible por mantener con vida a un régimen agonizante, que no se imaginan otra vida que esta vergonzante que llevamos.
El pueblo, zaherido y humillado, escarnecido y vilipendiado seguirá sufriendo de las penurias de una agonía maquillada. Pues la reina de Venezuela ya es una anciana decrépita y arrugada, maquillada tras toneladas de carmín. Que el rojo sangre es el color de la inmundicia cuartelera. Y solo un milagro hará que reviente del fondo del desvencijado y ofendido corazón de la patria un grito de furia e indignación que derrumbe las máscaras, las mentiras, las falsías y los engaños, para volver a ser lo que algunas veces hemos sido: un pueblo honorable.
Que Dios nos auxilie.

La esperanza de 2015

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Culmina el año 2014 y con él –lamentablemente– nos queda el saldo de tener un régimen que sigue empeñado en engañar al pueblo, en someter a todo el que disiente de él a través de la represión, de torturas y detenciones por solo protestar, sumado a los presos políticos y los que tuvieron que irse al exilio, o simplemente los miles de jóvenes que no ven una oportunidad de desarrollo en nuestra patria y han decidido abandonar nuestra tierra.

Por otro lado y debido a la grave situación económica, la calidad de vida y el poder adquisitivo del venezolano cada día que pasa sufre una merma mayor debido a la inseguridad reinante, a la inflación galopante y a la escasez que ya sobrepasa 60%.

Todo esto indudablemente es responsabilidad de un gobierno incapaz, ineficiente e irresponsable que dedica su estrategia a seguir creando el caos, la incertidumbre, el miedo, con el simple objetivo de tratar de mantener inmóvil y desmotivada a la población.
Sin embargo, a pesar de este saldo rojo rojito con el cual culminamos este año, hoy más que nunca tengo fe y esperanza en que esa luz al final del túnel está cada vez más cerca, así lo demuestran no solo todos los estudios de opinión, sino nuestro roce y contacto diario con la gente, pues cada día se suman más venezolanos a esta inmensa mayoría que aspiramos a un cambio en paz, en democracia, por la vía pacífica y constitucional.
Son esos millones de ciudadanos los que nos inspiran, los que nos dan fuerza para seguir adelante en esta lucha por la recuperación de la democracia y por la reconciliación de todos los venezolanos. 2015 será sin duda alguna un año crucial para poder comenzar esa ruta hacia ese cambio que está reclamando a gritos 75% de nuestro pueblo.
Para las próximas elecciones parlamentarias está prohibido equivocarse, por ello los invito a pisar tierra, colocarse del lado del pueblo realmente. Hoy en día sigue más vigente que nunca el discurso que llevó al difunto Hugo Chávez a la Presidencia de la República en el año 1998, incluso en mayor proporción ha aumentado la corrupción, esa “cúpula podrida” que fue su bandera hoy la integran sus herederos políticos que forman parte del gobierno.
Por ello hace falta –entre otras cosas– solidaridad, desprendimiento, dejar de pensar en los intereses personales; a aquellos que sueñan con ser presidente los invito a reflexionar y dejar el egoísmo, porque con esa actitud jamás podrán llegar a Miraflores. En el mismo orden de ideas, también convido a los políticos de oficina a dejar el confort de las mismas y a salir a recorrer el país, a sentir y palpar los problemas de la gente y con la gente, en fin, a sudarse esa camisa.
Igualmente, quiero solicitar, una vez más, la construcción de una unidad real, superior y 100% incluyente, de una amalgama total, para que esa sinergia pueda terminar siendo efectiva en los resultados que demandan los venezolanos y que necesita con urgencia nuestro país.
Para finalizar insisto en que al gobierno no se llega por inercia, debemos despolarizar el país, unificarnos, reconciliar a todas las partes y estratos sociales; organizarnos de abajo hacia arriba, solo así podremos salir de esta pesadilla en la que hoy nos encontramos sumergidos y construir esa organización que necesitamos para derrotar con votos y conciencia la mentira y el poder secuestrado por este régimen autoritario.

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