Por otro lado y debido a la grave situación económica, la calidad de vida y el poder adquisitivo del venezolano cada día que pasa sufre una merma mayor debido a la inseguridad reinante, a la inflación galopante y a la escasez que ya sobrepasa 60%.
Todo esto indudablemente es responsabilidad de un gobierno incapaz, ineficiente e irresponsable que dedica su estrategia a seguir creando el caos, la incertidumbre, el miedo, con el simple objetivo de tratar de mantener inmóvil y desmotivada a la población.
Sin embargo, a pesar de este saldo rojo rojito con el cual culminamos este año, hoy más que nunca tengo fe y esperanza en que esa luz al final del túnel está cada vez más cerca, así lo demuestran no solo todos los estudios de opinión, sino nuestro roce y contacto diario con la gente, pues cada día se suman más venezolanos a esta inmensa mayoría que aspiramos a un cambio en paz, en democracia, por la vía pacífica y constitucional.
Son esos millones de ciudadanos los que nos inspiran, los que nos dan fuerza para seguir adelante en esta lucha por la recuperación de la democracia y por la reconciliación de todos los venezolanos. 2015 será sin duda alguna un año crucial para poder comenzar esa ruta hacia ese cambio que está reclamando a gritos 75% de nuestro pueblo.
Para las próximas elecciones parlamentarias está prohibido equivocarse, por ello los invito a pisar tierra, colocarse del lado del pueblo realmente. Hoy en día sigue más vigente que nunca el discurso que llevó al difunto Hugo Chávez a la Presidencia de la República en el año 1998, incluso en mayor proporción ha aumentado la corrupción, esa “cúpula podrida” que fue su bandera hoy la integran sus herederos políticos que forman parte del gobierno.
Por ello hace falta –entre otras cosas– solidaridad, desprendimiento, dejar de pensar en los intereses personales; a aquellos que sueñan con ser presidente los invito a reflexionar y dejar el egoísmo, porque con esa actitud jamás podrán llegar a Miraflores. En el mismo orden de ideas, también convido a los políticos de oficina a dejar el confort de las mismas y a salir a recorrer el país, a sentir y palpar los problemas de la gente y con la gente, en fin, a sudarse esa camisa.
Igualmente, quiero solicitar, una vez más, la construcción de una unidad real, superior y 100% incluyente, de una amalgama total, para que esa sinergia pueda terminar siendo efectiva en los resultados que demandan los venezolanos y que necesita con urgencia nuestro país.
Para finalizar insisto en que al gobierno no se llega por inercia, debemos despolarizar el país, unificarnos, reconciliar a todas las partes y estratos sociales; organizarnos de abajo hacia arriba, solo así podremos salir de esta pesadilla en la que hoy nos encontramos sumergidos y construir esa organización que necesitamos para derrotar con votos y conciencia la mentira y el poder secuestrado por este régimen autoritario.
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