Roberto Zurbano: 'Para los negros cubanos, la revolución no ha comenzado'
"Los cambios son las últimas noticias que salen de Cuba, aunque para los afrocubanos como yo son más un sueño que una realidad", dijo Zurbano y calificó de ridículas algunas de las prohibiciones eliminadas, como las de hospedarse en un hotel, comprar un teléfono celular, vender la casa o el auto y viajar al exterior.
"El sector privado de la Isla disfruta ahora de cierto grado de liberación económica, pero los negros no están bien posicionados para sacar ventaja de ello", advirtió y criticó que en sus 54 años en el poder el Gobierno cubano haya sido "incapaz de superar" el racismo.
Zurbano, director del Fondo Editorial de la Casa de las Américas, recordó que el llamado Período Especial y las medidas que tomó el Gobierno para intentar paliarlo profundizaron diferencias dentro de la sociedad cubana.
Para frenar el malestar, el Gobierno ordenó la economía en dos sectores: uno para los negocios privados y las empresas extranjeras, cuyos trabajadores consiguieron el acceso a divisas, y otro estatal, que mantuvo el viejo orden socialista y en el cual los empleados ganan el equivalente a 20 dólares al mes, explicó.
"La diferencia económica creó dos realidades contrastantes que persisten hoy. La primera es la de los cubanos blancos, que han movilizado sus recursos para entrar en una nueva economía impulsada por el mercado y cosechar los beneficios de un socialismo supuestamente más abierto. La otra es la de la pluralidad de los negros, que es testigo de la muerte de la utopía socialista", señaló.
Zurbano ejemplificó otras diferencias entre la población blanca y negra de la Isla. "La mayor parte de las remesas provenientes del exterior —principalmente de Miami, el centro neurálgico de la comunidad de exiliados, en su mayoría blanca— va a los cubanos blancos", mencionó.
Además, los blancos "tienden a vivir en las mejores casas, que pueden ser fácilmente convertidas en restaurantes o alojamientos (para turistas), el tipo más común de negocios privados en Cuba".
"Los negros tienen menos bienes y dinero, y también tienen que lidiar con el racismo generalizado", añadió el ensayista. "No hace mucho era común que los gerentes de los hoteles, por ejemplo, contrataran solo a personal blanco para no herir la supuesta sensibilidad de clientes europeos", indicó.
"Este tipo de racismo flagrante se ha vuelto menos aceptable socialmente, pero los negros siguen lamentablemente poco representados en el turismo —probablemente el sector más lucrativo de la economía— y están lejos de los blancos en cuanto a negocios propios", dijo.
Zurbano consideró que "el racismo ha estado oculto y se ha reforzado en Cuba en parte porque no se habla de él".
"El Gobierno no ha permitido que los perjuicios raciales sean debatidos o confrontados política o culturalmente. En lugar de esto, a menudo ha pretendido que no existen". Criticó.
En pasadas décadas, "poner en duda el grado de progreso racial era equivalente a un acto contrarrevolución. Esto hizo imposible señalar lo obvio: es racismo está vivo y saludable", afirmó.
"Ahora, en el siglo XXI, se ha hecho evidente que la población negra está insuficientemente representada en universidades y en las esferas de poder económico y político, y sobrerrepresentada en la economía sumergida, el ámbito penal y los barrios marginales", señaló el ensayista
Dijo tener esperanza de que para 2018, cuando Raúl Castro ha dicho que dejará el poder, "el movimiento antirracista de Cuba haya crecido legal y logísticamente, y pueda traer soluciones prometidas desde hace tanto y esperadas por los cubanos negros".
"Un importante primer paso sería conseguir finalmente un conteo oficial preciso de los afrocubanos", opinó Zurbano. "La población negra en Cuba es mucho mayor que reflejada en los números de los censos recientes. El número de negros en las calles socava, de la forma más obvia, el fraude numérico que nos sitúa en menos de una quinta parte de la población", denunció.
"El final del Gobierno de los Castro significará el fin de una era en la política cubana", dijo Zurbano. "No es realista esperar un presidente negro, dada la insuficiente conciencia racial en la Isla. Pero en el momento en que Raúl Castro abandone su oficina, Cuba será un lugar muy diferente".
"Solo podemos esperar que mujeres, negros y jóvenes sean capaces de ayudar a llevar la nación hacia una mayor igualdad de oportunidades y el logro de una ciudadanía plena para los cubanos de todos los colores", concluyó
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