El Museo de Arte Afroamericano abrió sus puertas en San Bernardino
"Todos somos afrodescendientes". Esa es la frase con la que Nelson Sánchez Chapellín mejor justifica la existencia -y reciente apertura- del Museo de Arte Afroamericano de Venezuela, una iniciativa absolutamente privada que busca convertirse en referencia del trabajo museístico en este particular segmento en el país.
Ubicada en la urbanización San Bernardino, en Caracas, esta institución cultural abrió sus puertas para mostrar al público las piezas que por más de 40 años ha ido recopilando Sánchez Chapellín en su colección de arte africano y que maneja la fundación homónima.
Aún en obras de lo que será la segunda etapa del recinto, el museo cuenta desde ya con varia salas, biblioteca, anfiteatro, tienda de recuerdos y un café.
Los fondos del museo incluyen piezas con más de 3000 años de antigüedad y un pasado faraónico, así como obras contemporáneas de artistas vivos de renombre como, Onofre Frías y David Dale.
Lo que busca este nuevo espacio es, en palabras de Sánchez Chapellín, "informar de manera agradable y despertando la curiosidad sobre el arte africano, para investigar y disfrutar de lo que somos, ese entretejido de razas del que debemos estar orgulloso".
A través de las diversas salas en las que se exponen las piezas, el visitante del museo puede maravillarse con objetos que tradicionalmente se ven solo en museos del exterior. Es así que esculturas de la etnia Nok de Nigeria, bronces de Benín, marfiles, máscaras, instrumentos musicales, textiles, objetos ceremoniales y ornamentos, entre muchas otras cosas, encuentran su espacio delante o detrás del cristal de una vitrina para dar una idea de la variedad y riqueza del arte en África.
Si bien se trata de apenas una pequeña parte de la colección de la fundación, los salones se encuentran más que abastecidos de piezas para el deleite. "Por el momento no hay una curaduría especializada en la muestra, las cosas están solo puestas y estamos a la espera de que vengan un curador experto para darle orden a las diferentes salas, cuenta Sánchez Chapellín sin que la falta de un hilo expositivo haga mella en el valor de la muestra.
La colección, que ha sido catalogada por especialistas como de las más importantes del mundo en su estilo, ha despertado el interés de varios museos movidos por la intención de hacer intercambio de algunas de las piezas que posee y así enriquecer sus exposiciones, pero sus custodios prefieren que sean primero los venezolanos los que puedan disfrutarla por un buen tiempo. "Queremos compartir la colección, que sea un elemento de unión entre todos y que ayude a entender que la influencia de África no terminó con el tema de los esclavos, que hay mucho de lo negro en cosas como el jazz, el cubismo y un cotidiano sofrito", cuenta Sánchez Chapellín.
"No se trata de explotar el lado exótico de la negritud, queremos entender la historia y enfocarnos en la educación", asegura el coleccionista. Precisamente, para lograr su cometido, el museo pretender convertirse en algo más: un centro cultural que sirva de sede para actividades de docencia, extensión e investigación sobre el tema africano. Los más de mil volúmenes que aloja la nutrida biblioteca son una muestra de ese interés, así como la serie de conversatorios sobre temas relacionados con África que ya han tomado los espacios abiertos del museo durante los fines de semana. Las personas detrás del centro buscan además estrechar los vínculos con la comunidad, tal y como la fundación lo ha hecho con los habitantes de Ocumare de la Costa, donde también laboran.
Los primeros beneficiados con la apertura del museo han sido los niños de colegios vecinos, que han inundado los espacios con la curiosidad que implica un tema tan poco explicado en Venezuela.
El museo está en la avenida Occidente de San Bernardino, a media cuadra del Iesa y su horario es de martes a viernes de 10:00 a.m a 5:00 p.m. La entrada es libre.
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