Las deidades informativas del régimen
El desprecio del Presidente por la interrelación, por demás vital, que debe existir entre los distintos ámbitos que conforman El Estado coloca al país a la zaga del llamado desarrollo necesario. El mercado, la ciencia y la política no pueden conducirse como espacios estancos. En sociedades avanzadas la correspondencia recíproca entre esos dominios es de máxima relevancia. Esa atrocidad coloca a Venezuela en el más craso atraso institucional. El Presidente arrincona a la ciencia y los factores del mercado mientras privilegia su ideal político de corte absolutista. Insiste en cultivar el odio entre clases mientras reparte el presupuesto nacional inicuamente buscando franquicia para preservarse eternamente en el poder. ¡Lo demás poco importa!
De allí que el régimen se esmere por ensamblar un colosal aparataje informativo fatídico, rápido, presto a accionarse cuando el máximo jefe lo requiera. Mientras la confección de la información no pública apunta a la pormenorización y compilación de datos, la propaganda estatal solo transmite "lo adecuado y conveniente". Los periodistas oficialistas se han especializado en dos ámbitos: reducir antes analizar y simplificar en vez de diferenciar. Piensan que así se subyuga cualquier crítica que incomode al jefe.
Una de las secuelas de esta tosca práctica, además de evidenciar una cisura autocrática, es que la orientación social se hace más espinosa porque nace de un contexto mustio que lejos de transparentar la crónica la oscurece. No era esa una disonancia que inquietara mucho, por ejemplo, a Hitler. Los oficialistas pretenden que perduremos en el terreno de discusión previamente elegido por ellos. Milicias y pueblo en armas, patriotismo bolivariano, nativismo, marxismo, Alba, son deidades fabricadas para ocultar los graves trances: miseria, violencia, hambre, desmaña, corrupción, caos, etcétera.
La pretensión oficialista de agrupar todos los medios bajo su égida puede convertirse en una profecía que se realiza por sí misma si no refutamos con énfasis y sin miedo el desarrollo de un dominio decidido a intervenir el conjunto del espectro radial y televisivo. A los editores afines al régimen poco les importa la racionalidad y veracidad de sus reseñas (preguntar a Díaz Rangel). Para ellos la prioridad está en granjearse al jefe y arrollar a los traidores; siendo estos los que osan oponerse a los desatinos gubernamentales.
El Gobierno persiste en el control sistémico jugando a que el vacío pluridisciplinario sea ocupado por los devotos que cuadradamente propalarían toda novedad producida por los radicales revolucionarios y cubanos de la Sala Situacional de Miraflores (caso cárcel El Rodeo). La codificación despótica del Canal Ocho y sus filiales, la exclusión de Globovisión del servicio satelital de Cantv, el blackout informativo en la cárcel El Rodeo, así lo corrobora. La institucionalización de la farsa ya es política de Estado.
Por ejemplo, basta analizar lo que a diario expresa el hombre serio del régimen, Alí Rodríguez, para entender el fondo de la trama: "el racionamiento eléctrico se debe al alto consumo de inconscientes oligarcas; por acato a los compromisos adquiridos para atenuar el calentamiento global; por uso y abuso de aparatos eléctricos; por mayor demanda derivada del crecimiento industrial y comercial en los últimos 12 años; por mayor capacidad de la gente para adquirir artefactos eléctricos", y por otra serie de patrañas, que dejarían encandilado al más cuerdo de los nigromantes.
La sociedad en su conjunto fue débil ante el cierre de RCTV porque lo percibió como una inquina personal de Chávez contra los directivos del canal. Tristemente a este suceso no se le dio toda la relevancia que tenía hasta que se convirtió en conducta sistemática del régimen cuando cerró 40 estaciones más. Ahora la mayoría entiende y racionaliza el fenómeno pero con varias emisoras fuera del aire.
El pueblo debe alistarse desde ya para recuperar los grados de libertad perdidos. Cada quien desde su visión debe estimular el voto 2012 y no caer en jácaras manoseadas que incitan a la abstención.
miguelbm@movistar.net.ve
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