Yván Serra Díaz ||
República de "El Rodeo"
Hace poco hice referencia al tema de la soberanía. Para beneficios de mis lectores, se los recuerdo, se es soberano, cuando no existe otro poder terrenal superior. La garantía de la soberanía del Estado se logra cuando se posee el monopolio legítimo de la violencia. El termino de legitimidad a lo que refiere es que es un poder aceptado, puesto que es tenido o usado de acuerdo con unas reglas acordadas socialmente. Pero esta posibilidad de uso de la coerción debe ser lo suficientemente fuerte como para disuadir del uso de la violencia a otros grupos sociales no legitimados. Por lo general el uso de la violencia fuera de lo convenido por las leyes, significa el uso del poder del estado para someter a los infractores y aplicarles los castigos igualmente previstos en las leyes, entre los que se encuentra la reclusión en algunas de las cárceles de la república.
El poder del Estado es para ejercerlo. El monopolio de la violencia legitima, requiere que solo los autorizados para salvaguardar la paz de la república puedan poseer armas, entiéndase como las Fuerzas Armadas y policiales. Nuestra legislación acepta que los civiles puedan poseer cierto tipo de armamento, solo si están debidamente permisados y demostrado su uso deportivo o de defensa personal. Por tanto la soberanía de un Estado se lesiona cuando un grupo decide crear un autogobierno y hacer caso omiso a sus normas.
No es de extrañar que un Gobierno que desatiende sus tareas elementales como lo es proveer de seguridad a sus ciudadanos haya dejado que en algunas de sus cárceles exista un autogobierno. El gobierno es socialista, y clama por la virtud de la pobreza, pero los militares y autoridades de los penales se hacen ricos con el tráfico de armas, licores y drogas.
En ellas mandan unos señores que llaman “pranes”, que parecen ganarse ese puesto por su record delictivo y por la ferocidad de sus acciones. Una guerra entre presos con decenas de muertos mostró al mundo que el gobierno se quedaba en las puertas del retén. Que en su interior había otra vida, donde las leyes de la república no existen.
En la república de “El Rodeo” luego de un sitio que dura varios días el Estado no logra hacerse control del territorio y los pranes siguen mandando. Suponemos situaciones similares en el resto de las cárceles. Otra muestra de la guerra de todos contra todos en que se ha transformado Venezuela.
Politólogo | yvanserra@gmail.com
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