En Chile. Betancourt vivió su segundo exilio, que duró menos de un año y medio. Allí gobernaba un presidente simpatizante del biografiado, el de Pedro Aguirre Cerda. En el país austral intensifica su producción de artículos de análisis y publicaciones acerca de la situación venezolana, también comienza en sus escritos un período de reflexión por la situación americana y mundial, ante la constante expansión del fascismo de Adolf Hitler, de la cual Betancourt sostuvo la tesis de la unión latinoamericana e interamericana de fuerzas, en caso de alguna amenaza de invasión nazi en el continente americano.
Aún en el extranjero, Betancourt siguió constituyendo las directrices que seguían los representantes del partido pedenista en Venezuela. Fueron varias las cartas enviadas por él al presidente López, en las que apelaba a la decisión de no legalizar el partido, así como ratificando su condición de demócrata de izquierda moderada, no comunista. En una carta a López Contreras, le dice enfáticamente:
Señor Presidente: le escribo solicitando de su gobierno la visación de mi pasaporte, para regresar legalmente a Venezuela lo más pronto que me sea posible. No creo ni siquiera necesario insistir en cuál es mi posición ideológica. Usted la conoce desde hace tiempo, y sabe que nada, absolutamente nada, me liga a la Internacional Comunista, ni al llamado Partido Comunista de Venezuela. Tengo una confesa y definida posición democrática, que no colida con el espíritu ni con la letra de nuestra Carta Constitucional.Rómulo Betancourt
Nunca faltó el momento en el que no dejara de promocionar la doctrina de izquierda democrática integracionista del PDN. En diciembre de ese año pronuncia su discurso de visión de unión latinoamericana en el Teatro Capoulicán de Santiago de Chile. Seguido de esto dictaría varias conferencias en la Universidad de Chile y otras cumbres de partidos socialistas. Allí también establece vínculos con dirigentes del Partido Socialista Chileno, entre quienes figuraban Óscar Schnake, Salvador Allende y el derechista Arturo Alessandri. De esta manera Betancourt logró fijarse como una personalidad prestigiosa y respetada dentro de la izquierda latinoamericana.
Tras abandonar ese país en enero de 1941, los socialistas chilenos le rinden un homenaje de despedida. Pero antes de regresar a su patria, permanece un mes entre Argentina y Uruguay, a fin de dictar unas conferencias en la Universidad de La Plata y la Universidad de Concepción, también recibe homenajes en ambos países.
El 5 de febrero llega a Venezuela, finalizando el gobierno de López Contreras y habiéndose cumplido el término de su expulsión y promovió de inmediato la candidatura simbólica de Rómulo Gallegos con el fin de oponerla al oficialismo representado por Isaías Medina Angarita, que resultaría electo por el Congreso en mayo del mismo año.
El 8 de marzo muere su padre, Luis Betancourt, en una carta que Rómulo le enviara a un cercano amigo le dice:
La muerte del viejo ha sido un golpe duro (...) Hay cierto acento de remordimiento en mi tristeza. El viejo ambicionó que yo fuera abogado y realizara en la vida todo cuanto él había soñado. Escogí este áspero camino, que ya es definitivo en mi vida. Y de paso lo sacrifiqué a él. (...) Nunca pude darle la satisfacción de comodidades materiales y por las preocupaciones que se me han hecho sufrió tanto. La única compensación que tuvo fue la de verme con una línea clara y recta de honradez personal y pública, traduciendo a hechos las normas de conducta que me enseñó siempre. Vivo de trabajos y preocupaciones. De un lado haciendo frente a una serie de compromisos económicos, difícil de afrontar para quién, por su posición política, no tiene facilidades de operar en un medio como éste, donde la gente teme tanto malquitarse con el gobierno. Del otro lado, el trabajo político, que en la oposición descansa sobre los hombros de muy pocos.Rómulo Betancourt
Por otra parte, ante la congelación de respuesta alguna de parte del gobierno para la legalización del PDN, la dirigencia del partido decide conformar un nuevo partido democrático, se decide bautizarlo como Acción Democrática, y legalizado en junio del mismo año. Tras la apertura de funcionamiento pleno de los partidos políticos, Betancourt accede al cargo de Secretario General del llamado Partido Blanco. El nuevo partido fue descrito por Betancourt como democrático, policlasista, nacionalista, integrador, americanista yantiimperialista, de ideología leninista.
En el resto del gobierno medinista AD y Betancourt mantuvieron una posición moderada, pero firme ante algunos aspectos políticos y económicos que consideraban urgentes modificar, entre ellos, la diversificación de la producción nacional; la obligación a las compañías transnacionales explotadoras del petróleo venezolano a pagar una suma mucho mayor de dinero al estado venezolano, como indemnización a la actividad que venían realizando desde la dictadura de Gómez en una suma mínima y no suficiente de dinero y la constitución de elecciones libres para el Presidente.
En 1944 Betancourt es electo Concejal por la Parroquia San Agustín de Caracas.
Para 1945 ya Acción Democrática se había convertido en la primera fuerza política opositora en el país. Comenzando la profundización de su doctrina desde el campo hasta la ciudad, el campesinado venezolano era el bastión más fuerte del partido. Las peticiones realizadas por la oposición de legalizar las elecciones libres no fueron escuchadas por el gobierno, lo que terminó en una insurrección en la que se involucró Betancourt, que logró derrocar al gobierno medinista el 18 de octubre de 1945
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