Fallece Nagisa Oshima, el provocador cineasta japonés
El director muere a los 80 años en un hospital de Kanagawa, en el centro del país nipón
Polémico y atrevido, es recordado por películas como 'El imperio de los sentidos'
El director de cine japonés Nagisa Oshima, responsable de famosos largometrajes como El imperio de los sentidos (1976) o Feliz Navidad, Mr. Lawrence (1983), falleció en un hospital de Kanagawa víctima de una neumonía. Su esposa, la actriz Akiko Koyama, le acompañó en sus últimos momentos, según la televisión japonesa NHK. La salud de Oshima era frágil desde 1996, cuando sufrió una hemorragia cerebral, pero tres años más tarde volvió a tomar la cámara para rodar su última película, Taboo (titulada en Japón Gohato).
Nacido en marzo de 1932 y educado en Kyoto, tras sus estudios universitarios de Derecho marchó a Tokio para probar suerte en el cine. Tras pasar por los estudios Shochiku, creó su propia productora. Debutó en 1959 con el largometraje Ai to kibô no machi (Ciudad de amor y esperanza) y, desde comienzo de los sesenta hasta finales de los noventa, fue responsable de una cincuentena de producciones, entre películas, documentales, series y anuncios de televisión.
Nagisa Oshima ha sido autor de un cine provocador y polémico. Sexo, violencia, política, criminalidad, excesos del militarismo… Trasladaba a la pantalla temas de impacto con imágenes potentes y explícitas. El idilio entre una mujer (Charlotte Rampling) y un chimpancé es el eje de su película Max, mi amor (1986), coescrita con Jean-Claude Carrière.
Oshima no se cortaba a la hora de criticar las convenciones sociales de su país. Varias de sus películas —incluida El imperio de los sentidos— estaban basadas en casos reales: una pareja que lleva su amor al extremo de la autodestrucción, una familia de timadores que utiliza a su hijo para sacar dinero… Desafiaba a la censura. De hecho, El imperio de los sentidos se terminó de rodar fuera de Japón, donde no se exhibió completa. Como compensación, su cine ha sido celebrado en festivales internacionales como Cannes o San Sebastián, que prevé una retrospectiva.
Su lenguaje cinematográfico ha influido en otros directores nipones a la hora de exponer con crudeza pasiones y tabúes. Su última película, Taboo (1999), abordaba los conflictos de un guapo samurái con otros jóvenes guerreros en una escuela de entrenamiento. El asunto de la homosexualidad ya había surgido en el argumento de Feliz Navidad, Mr. Lawrence (1983), su única película rodada totalmente en inglés, con los músicos David Bowie y Ryuichi Sakamoto, y Takeshi Kitano (habitual en la filmografía de Oshima) en papeles estelares.
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