El Museo no tiene nada que celebrar
El Museo de Arte Contemporáneo cumple hoy 40 años de creado.
Los críticos desconocen el estado de algunas obras ARCHIVO
JESSICA MORÓN | EL UNIVERSAL
jueves 20 de febrero de 2014
¿Celebrar? Es la pregunta que se hacen curadores, artistas plásticos y críticos de arte a propósito del 40° aniversario del Museo de Arte Contemporáneo de Caracas (MACC).
La institución fundada por Sofía Imber el 20 de febrero de 1973, y abierto al público un año después, arriba hoy a sus cuatro décadas. Pero la noticia no cala con orgullo y júbilo entre los representantes del sector cultural venezolano, que afirman que más que una ocasión para festejar, es momento de reflexionar. Los reconocimientos y logros que algunos le atribuyen al centro cultural se ven opacados ante una ola de lamentos, pesares y críticas que salen a la palestra cuando se les solicita a los entrevistados -además de su opinión- realizar un balance de los últimos 15 años de gestión museística.
"El Macc comenzó con un trabajo admirable. De la nada, dejó de ser una de las instituciones más importantes no sólo del país sino del continente, para experimentar una caída vertiginosa. Resulta tan difícil comparar la situación actual del museo, cuando durante 31 años, mientras estaba en manos de Sofía (Imber), fue una institución insigne, ejemplo y referente internacional para otros museos. No es que ahora sea una vergüenza, pero el deterioro que ha sufrido no es motivo de orgullo en estos momentos", adelanta el crítico de arte Perán Erminy.
Parco y conciso, el artista visual venezolano Miguel Von Dangel también deja aflorar su descontento. "La última vez que lo visité, hace un año, había una ponchera en medio de la sala para atrapar el agua saliente de unas goteras, localizadas frente a una de mis obras", detalla el pintor de La familia sagrada,una de las piezas que pasó de estar en el Museo Arturo Michelena para exhibirse en el Museo de Arte Contemporáneo de Caracas.
La aflicción del artista visual, que expuso en 1990 la muestra La batalla de San Romano en la institución cultural, la respalda el creador venezolano Carlos Zerpa. "Mi obra no está exhibida. Tampoco sé en qué condiciones está. Por lo pronto no es grato decir que fue condenada al olvido, almacenada en algún depósito. Basta con que se sepa abiertamente que eres opositor y las puertas se cierran. No hay manera de hacer un juicio constructivo, la polarización política llegó a las salas de los museos; hoy transformados en mausoleos".
Una obra del joven artista Enay Ferrer forma parte de la colección del Museo. La pieza fue adquirida el año pasado, hecho que a Ferrer lo motiva y lo emociona, pero no puede contener las ganas y caer en la tentación de evadir la realidad. Como artista, no se lo permite. "No se puede vivir ajeno al entorno social. El MACC, al igual que el resto de nuestras instituciones culturales, necesita asumir un verdadero compromiso. Para nadie es un secreto la profunda crisis institucional que atraviesa. Tiene que recuperar su autonomía y estar al servicio del pueblo, de los artistas, de la gente y no en favor de alguna ideología política", dice.
El curador Miguel Miguel García recuerda que tenía 21 años cuando en 1965 Los mercaderes, el conjunto escultórico de Marisol Escobar, fue la primera obra que engalanó la colección del museo, antes considerado el más importante de América Latina.
"Quedó grabado para siempre en mi memoria el acto sencillo, pero elegante y protocolar, que dio lugar a la apertura de esa nueva y prometedora institución museística que, bajo la visionaria y eficiente conducción de Sofía Imber, se transformaría años más tarde en el museo número 1 de su tipo en América Latina", evoca.
"Se hacía casi obligatorio ir a ver todas y cada una de las exhibiciones que se organizaron los años siguientes. Individuales de artistas internacionales como Pablo Picasso, Robert Rauschenberg, Victor Vasarely, Paul Klee, Lucio Fontana, Henry Moore, George Segal, Fernand Léger, Francis Bacon, Robert Motherwell, David Smith, Larry Rivers, Fernando Botero, sólo para nombrar algunas", comenta Miguel García.
Pero la inestabilidad, opina la mayoría, se apoderó desenfrenadamente de la institución luego de que el fallecido presidente Hugo Chávez destituyera a la periodista y destacada promotora del arte en Latinoamérica, tras treinta años de gestión. Y desde entonces no hay rastro del estado actual de la colección de la institución cultural. Filtraciones arropan parte del lugar. No hay lugar para la investigación, se descuidaron los programas expositivos y hasta educativos.
"En la museología internacional hay una norma no escrita que señala que para que un museo comience a tener un perfil propio, una estabilidad sólida en cuanto a su definición y propósitos, el director de una institución museística debe permanecer por lo menos 7 años ininterrumpidos dirigiéndola. Por el Museo han pasado 17 directores en menos de una década", agrega el curador Miguel García.
La curadora María Elena Ramos intenta ser optimista. No sin antes expresar su insatisfacción con tintes de angustia. "Desde 2001 hasta estos tiempos parecería no haber mucho que celebrar. Pero sí es posible augurar un mejor futuro, uno que puede incluso comenzar a gestarse desde ahora, pues el hecho de cumplir 40 años debería estimular a los directivos, así como a las autoridades al frente del Museo de Bellas Artes, la Galería de Arte Nacional, el Museo Alejandro Otero y todos los demás; a tomar las riendas de esas sensibles casas de cultura y hacerlas humanistas y libres, como están llamadas a ser", sentencia.
El presidente de la Fundación de Museos Nacionales, Édgar González, destacó que la celebración por los 40 años del MACC, comienza esta semana con la inauguración de una muestra y un ciclo de talleres para reflexionar acerca de arte, política y comunidad.
"La exposición Reflexiones Irreverentes, 40 por 40, invita a 40 jóvenes artistas a reflexionar sobre las cuatro décadas de la institución, con nuevas propuestas, intervenciones del espacio y acciones colectivas", detalló el también directivo del Museo de la Estampa y el Diseño Carlos Cruz-Diez.
Durante una entrevista con el programa Contrastes, que transmite Venezolana de Televisión, afirmó que su gestión se ha enfocado en la idea del museo como medio de transformación social.
La institución fundada por Sofía Imber el 20 de febrero de 1973, y abierto al público un año después, arriba hoy a sus cuatro décadas. Pero la noticia no cala con orgullo y júbilo entre los representantes del sector cultural venezolano, que afirman que más que una ocasión para festejar, es momento de reflexionar. Los reconocimientos y logros que algunos le atribuyen al centro cultural se ven opacados ante una ola de lamentos, pesares y críticas que salen a la palestra cuando se les solicita a los entrevistados -además de su opinión- realizar un balance de los últimos 15 años de gestión museística.
"El Macc comenzó con un trabajo admirable. De la nada, dejó de ser una de las instituciones más importantes no sólo del país sino del continente, para experimentar una caída vertiginosa. Resulta tan difícil comparar la situación actual del museo, cuando durante 31 años, mientras estaba en manos de Sofía (Imber), fue una institución insigne, ejemplo y referente internacional para otros museos. No es que ahora sea una vergüenza, pero el deterioro que ha sufrido no es motivo de orgullo en estos momentos", adelanta el crítico de arte Perán Erminy.
Parco y conciso, el artista visual venezolano Miguel Von Dangel también deja aflorar su descontento. "La última vez que lo visité, hace un año, había una ponchera en medio de la sala para atrapar el agua saliente de unas goteras, localizadas frente a una de mis obras", detalla el pintor de La familia sagrada,una de las piezas que pasó de estar en el Museo Arturo Michelena para exhibirse en el Museo de Arte Contemporáneo de Caracas.
La aflicción del artista visual, que expuso en 1990 la muestra La batalla de San Romano en la institución cultural, la respalda el creador venezolano Carlos Zerpa. "Mi obra no está exhibida. Tampoco sé en qué condiciones está. Por lo pronto no es grato decir que fue condenada al olvido, almacenada en algún depósito. Basta con que se sepa abiertamente que eres opositor y las puertas se cierran. No hay manera de hacer un juicio constructivo, la polarización política llegó a las salas de los museos; hoy transformados en mausoleos".
Una obra del joven artista Enay Ferrer forma parte de la colección del Museo. La pieza fue adquirida el año pasado, hecho que a Ferrer lo motiva y lo emociona, pero no puede contener las ganas y caer en la tentación de evadir la realidad. Como artista, no se lo permite. "No se puede vivir ajeno al entorno social. El MACC, al igual que el resto de nuestras instituciones culturales, necesita asumir un verdadero compromiso. Para nadie es un secreto la profunda crisis institucional que atraviesa. Tiene que recuperar su autonomía y estar al servicio del pueblo, de los artistas, de la gente y no en favor de alguna ideología política", dice.
El curador Miguel Miguel García recuerda que tenía 21 años cuando en 1965 Los mercaderes, el conjunto escultórico de Marisol Escobar, fue la primera obra que engalanó la colección del museo, antes considerado el más importante de América Latina.
"Quedó grabado para siempre en mi memoria el acto sencillo, pero elegante y protocolar, que dio lugar a la apertura de esa nueva y prometedora institución museística que, bajo la visionaria y eficiente conducción de Sofía Imber, se transformaría años más tarde en el museo número 1 de su tipo en América Latina", evoca.
"Se hacía casi obligatorio ir a ver todas y cada una de las exhibiciones que se organizaron los años siguientes. Individuales de artistas internacionales como Pablo Picasso, Robert Rauschenberg, Victor Vasarely, Paul Klee, Lucio Fontana, Henry Moore, George Segal, Fernand Léger, Francis Bacon, Robert Motherwell, David Smith, Larry Rivers, Fernando Botero, sólo para nombrar algunas", comenta Miguel García.
Pero la inestabilidad, opina la mayoría, se apoderó desenfrenadamente de la institución luego de que el fallecido presidente Hugo Chávez destituyera a la periodista y destacada promotora del arte en Latinoamérica, tras treinta años de gestión. Y desde entonces no hay rastro del estado actual de la colección de la institución cultural. Filtraciones arropan parte del lugar. No hay lugar para la investigación, se descuidaron los programas expositivos y hasta educativos.
"En la museología internacional hay una norma no escrita que señala que para que un museo comience a tener un perfil propio, una estabilidad sólida en cuanto a su definición y propósitos, el director de una institución museística debe permanecer por lo menos 7 años ininterrumpidos dirigiéndola. Por el Museo han pasado 17 directores en menos de una década", agrega el curador Miguel García.
La curadora María Elena Ramos intenta ser optimista. No sin antes expresar su insatisfacción con tintes de angustia. "Desde 2001 hasta estos tiempos parecería no haber mucho que celebrar. Pero sí es posible augurar un mejor futuro, uno que puede incluso comenzar a gestarse desde ahora, pues el hecho de cumplir 40 años debería estimular a los directivos, así como a las autoridades al frente del Museo de Bellas Artes, la Galería de Arte Nacional, el Museo Alejandro Otero y todos los demás; a tomar las riendas de esas sensibles casas de cultura y hacerlas humanistas y libres, como están llamadas a ser", sentencia.
El presidente de la Fundación de Museos Nacionales, Édgar González, destacó que la celebración por los 40 años del MACC, comienza esta semana con la inauguración de una muestra y un ciclo de talleres para reflexionar acerca de arte, política y comunidad.
"La exposición Reflexiones Irreverentes, 40 por 40, invita a 40 jóvenes artistas a reflexionar sobre las cuatro décadas de la institución, con nuevas propuestas, intervenciones del espacio y acciones colectivas", detalló el también directivo del Museo de la Estampa y el Diseño Carlos Cruz-Diez.
Durante una entrevista con el programa Contrastes, que transmite Venezolana de Televisión, afirmó que su gestión se ha enfocado en la idea del museo como medio de transformación social.
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