Testimonios de la represión
Roberto Mata difunde en las redes sociales la serie "Testimonios 12F".
Imágenes de estudiantes heridos y acaecidos en las marchas, integran una muestra digital
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JESSICA MORÓN | EL UNIVERSAL
martes 25 de febrero de 2014
"Mi hijo no quería ser un héroe nacional ni un mártir. Sólo estaba tratando de hacer algo por el país", es el testimonio que acompaña un retrato de Derek Redman (vendedor, 77 años) padre del estudiante Robert Redman, asesinado en las protestas del 12 de febrero.
Como su caso, muchos han propiciado, además de comentarios, una suerte de homenaje. Roberto Mata reconoce como fotógrafo que no es un buen momento para volcarse a las calles -admira a quienes, con cámara en mano, se han atrevido a hacerlo- . La serie Testimonios 12F inunda las redes sociales. Un blog británico (http://antipatrioticvenezuelan.blogspot.com/) ya la difundió en inglés. El proyecto que pudiera catalogarse como un tributo a los caídos, un intento por honrar a las llamadas "víctimas del régimen", aspira dar cuenta de lo que sucede en el país.
"No quiero ser ni hacer noticia, pero de alguna manera hay que difundir lo que está pasando en Venezuela. Cada venezolano tiene que buscar su campo de acción, no podemos quedarnos de brazos cruzados. Tenemos un deber con el país, necesitamos que Venezuela mejore. Yo estoy cumpliendo con el mío, desde lo que sé hacer: retratos", comenta el fundador y profesor de la escuela-taller fotográfico que lleva su nombre desde hace 20 años.
Imágenes de estudiantes heridos, jóvenes maltratados y vejados por la Guardia Nacional acompañadas de un relato, muestran los abusos, excesos, ilegalidades y atropellos en contra de quienes pacíficamente tomaron las calles del país en un grito por la libertad y sobrevivieron para contarlo. O para no condenar al olvido, a quienes murieron en el intento.
Estas son algunas de las anécdotas contadas por los afectados, retratadas y escritas por Mata. "Fabián (Licenciado en computación, 26 años) va a vivir con tres perdigones en el cuerpo, uno muy cerca de la columna. Sacarlo implica un riesgo mayor. Su ropa en total tiene siete perforaciones. A quemarropa. Después de ver cómo la Guardia Nacional agarró a dos fotógrafos, no quiso ser el tercero. Bajó su cámara y corrió. Sintió el calor del disparo en el cuerpo".
"Le han quebrado una costilla en dos oportunidades: esta vez fue en el piso con su cámara, pateado por ocho a la vez mientras tres más hacen cola. Un cuerpo en el piso en posición fetal solo alcanza para ser pateado por ocho. No caben más. El resto debe esperar y así lo hicieron el miércoles pasado", el texto cuenta la historia de Gabriel Osorio (26 años) soldado y fotógrafo venezolano.
"Los guardias nacionales sí le comunicaron durante el trayecto todo lo que le podría pasar. Lo hicieron en voz alta. A Ángel lo detuvieron en Parque Central mientras una señora lo insultaba, lo señalaba. El orden real de los acontecimientos es: una señora lo comenzó a insultar y la Guardia Nacional decidió arrestarlo. Ángel dio media vuelta y se entregó. Le hicieron una foto, con letrero con su nombre, y el cargo: terrorista 0074. También le tomaron las huellas dactilares, las diez", es el testimonio de Ángel.
Mata no ha parado. Dice que día a día, siente que tiene algo nuevo que hacer. Un rostro que retratar, una voz que escuchar. Más historias que condenar. "No soy periodista ni escritor. Pero tengo una labor, tengo que hacer un registro. Probablemente es lo único que quede como prueba antes de que lleguemos a muy mal puerto", concluye.
jmoron@eluniversal.com
Como su caso, muchos han propiciado, además de comentarios, una suerte de homenaje. Roberto Mata reconoce como fotógrafo que no es un buen momento para volcarse a las calles -admira a quienes, con cámara en mano, se han atrevido a hacerlo- . La serie Testimonios 12F inunda las redes sociales. Un blog británico (http://antipatrioticvenezuelan.blogspot.com/) ya la difundió en inglés. El proyecto que pudiera catalogarse como un tributo a los caídos, un intento por honrar a las llamadas "víctimas del régimen", aspira dar cuenta de lo que sucede en el país.
"No quiero ser ni hacer noticia, pero de alguna manera hay que difundir lo que está pasando en Venezuela. Cada venezolano tiene que buscar su campo de acción, no podemos quedarnos de brazos cruzados. Tenemos un deber con el país, necesitamos que Venezuela mejore. Yo estoy cumpliendo con el mío, desde lo que sé hacer: retratos", comenta el fundador y profesor de la escuela-taller fotográfico que lleva su nombre desde hace 20 años.
Imágenes de estudiantes heridos, jóvenes maltratados y vejados por la Guardia Nacional acompañadas de un relato, muestran los abusos, excesos, ilegalidades y atropellos en contra de quienes pacíficamente tomaron las calles del país en un grito por la libertad y sobrevivieron para contarlo. O para no condenar al olvido, a quienes murieron en el intento.
Estas son algunas de las anécdotas contadas por los afectados, retratadas y escritas por Mata. "Fabián (Licenciado en computación, 26 años) va a vivir con tres perdigones en el cuerpo, uno muy cerca de la columna. Sacarlo implica un riesgo mayor. Su ropa en total tiene siete perforaciones. A quemarropa. Después de ver cómo la Guardia Nacional agarró a dos fotógrafos, no quiso ser el tercero. Bajó su cámara y corrió. Sintió el calor del disparo en el cuerpo".
"Le han quebrado una costilla en dos oportunidades: esta vez fue en el piso con su cámara, pateado por ocho a la vez mientras tres más hacen cola. Un cuerpo en el piso en posición fetal solo alcanza para ser pateado por ocho. No caben más. El resto debe esperar y así lo hicieron el miércoles pasado", el texto cuenta la historia de Gabriel Osorio (26 años) soldado y fotógrafo venezolano.
"Los guardias nacionales sí le comunicaron durante el trayecto todo lo que le podría pasar. Lo hicieron en voz alta. A Ángel lo detuvieron en Parque Central mientras una señora lo insultaba, lo señalaba. El orden real de los acontecimientos es: una señora lo comenzó a insultar y la Guardia Nacional decidió arrestarlo. Ángel dio media vuelta y se entregó. Le hicieron una foto, con letrero con su nombre, y el cargo: terrorista 0074. También le tomaron las huellas dactilares, las diez", es el testimonio de Ángel.
Mata no ha parado. Dice que día a día, siente que tiene algo nuevo que hacer. Un rostro que retratar, una voz que escuchar. Más historias que condenar. "No soy periodista ni escritor. Pero tengo una labor, tengo que hacer un registro. Probablemente es lo único que quede como prueba antes de que lleguemos a muy mal puerto", concluye.
jmoron@eluniversal.com
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