El intelectual ante la crisis
Escritores o creadores poco pueden hacer ante conflictos
Pensadores venezolanos (Gisela Kozak, Elías Pino Iturrieta, Alberto Barrera y Ana Teresa Torres) analizan su papel ante los hechos violentos en el país en los últimos días ARCHIVO
DANIEL FERMÍN | EL UNIVERSAL
domingo 23 de febrero de 2014 12:00 AM
Albert Camus, en su discurso de recepción del Premio Nobel, dijo que el escritor no debe estar al servicio de los que hacen la historia sino de los que la sufren, que la tarea de su generación, en la Europa de la postguerra, no era la de rehacer el mundo sino impedir que se deshiciera. El intelectual, en tiempos de confrontaciones políticas, puede ser una guía que lleve a reflexionar a la sociedad para evitar futuros conflictos.
Venezuela tiene ya más de una semana de manifestaciones, de disturbios, de violencia. El oficialismo llama fascista a sus opositores, la oposición convoca a manifestaciones, declina dialogar ante amenazas. Cambian violencia por violencia. La figura del intelectual apenas toma partido frente a semejante panorama.
Gisela Kozak:
-Un intelectual, si entendemos por eso alguien que tiene la capacidad de expresar a través del lenguaje escrito una postura respecto a lo que pasa en la sociedad, toma posición como lo hace cualquier ciudadano. La diferencia podría ser el tipo de conocimiento que maneja. La labor del intelectual es una labor lenta. No es la que puede tener un periodista que informa sobre los hechos. El intelectual tiene que llevar a actuar a la gente con la razón.
Ana Teresa Torres:
-Yo parto de la idea de que los intelectuales son ciudadanos. No necesariamente tienen una responsabilidad más allá de lo que la ciudadanía en sí tiene. Un escritor, en realidad, puede hacer poco hoy. Lo que puede hacer es escribir. Tratar de iluminar con sus ideas.
Alberto Barrera Tyszka:
-No creo que haya una regla, un deber ser para el intelectual. Un escritor es tan ciudadano como un médico, un carpintero o un desempleado. Cada quien actúa según piense, decida. Todos irremediablemente somos políticos. En momentos así, incluso la omisión es política.
Elías Pino Iturrieta:
-Los intelectuales y los artistas se deben expresar con autonomía. Parece obvio, pero no lo es. Hay mucha intolerancia en los dos bandos. Te crucifican por cualquier opinión. Los intelectuales y los artistas deben nadar contra la corriente. Es probable que, después de un trabajo tan fatigoso, surjan ideas dignas de atención. Por lo menos alejaría a sus destinatarios de las versiones acartonadas de la realidad. La lucha contra los estereotipos es ardua.
Una red de intelectuales simpatizantes del oficialismo organizó un encuentro para pronunciarse por los hechos recientes. Rechazó los ataques opositores que buscan desestabilizar el Gobierno, lamentaron muertes de víctimas de la intolerancia. Un grupo de creadores venezolanos que vive en el exterior firmó un comunicado en el que apoya a los estudiantes: pide respetar derechos humanos, que liberen a los detenidos. El sector de intelectuales ajeno al Estado que reside en el país todavía no fija una postura.
Elías Pino Iturrieta:
-No hacen falta pronunciamientos colectivos, sino presencias permanentes y valientes de las individualidades. Especialmente porque lo más ocioso del mundo sería agrupase para responder a un elenco de sabios que ven "violencia fascista" en nuestros respetables y dignos estudiantes, o en las imponentes manifestaciones pacíficas de los últimos días.
Alberto Barrera Tyszka:
-Creo que (hacer otro comunicado) sería entrar en el mediocre juego de la polarización. Además, pronunciarse contra la "violencia fascista" es repetir la retórica oficial sin ningún matiz. No hay ahí esfuerzo intelectual, ninguna pregunta. El arte no repite la voz del poder. Eso lo hace la publicidad.
Internet, redes sociales, prensa. Cualquier tribuna sirve para hacerle llegar el mensaje a la mayor cantidad de gente. Claro que un intelectual, un escritor o un creador nunca va atener la misma capacidad de convocatoria que un líder político. Da la sensación de que, aún así, su voz apenas se escucha.
Elías Pino Iturrieta:
-Creo que la gente se interesa, de preferencia, por la voz de los políticos y por la atracción de la farándula propiamente dicha. Pienso que no le faltarían orejas a una bulla distinta.
Gisela Kozak:
-Al ver a los políticos de Venezuela pareciera que no hay interés por la reflexión. La política cotidiana se impone. No es el intelectual el llamado a hacer esa gran movilización.
Ana Teresa Torres:
-Hay escritores que tiene un perfil público bastante destacado, que tienen sus seguidores. Sus opiniones son leídas. Eso no significa que cambie o influya en el curso de las cosas. Solo invitan a la reflexión, muestran facetas que el lector no habría visto por su cuenta. No se debe confundir un intelectual con líder político.
Igual, hay escritores que sufren las mismas amenazas que los líderes de algunos partidos. Caso Leonardo Padrón, que la semana fue mencionado por Nicolás Maduro en una cadena nacional por, aseguró el Presidente, sus mensajes de odio. Padrón recibió textos de apoyo de colegas, lectores y amigos (él respondió por Twitter). Más de uno podría intimidarse ante la amenaza del poder.
Elías Pino Iturrieta:
-Nicolás Maduro habla y actúa como dictador. Cualquiera se asusta, no faltaba más, puede ir uno a dar con sus huesos en La Rotunda Bolivariana, pero estoy seguro de que no es el caso de Leonardo Padrón.
Gisela Kozak:
-Creo uno no debería callarse. Cuando un intelectual es interpelado desde el poder de manera tan violenta tiene que utilizar más que nunca su capacidad sobre los demás.
Venezuela tiene ya más de una semana de manifestaciones, de disturbios, de violencia. El oficialismo llama fascista a sus opositores, la oposición convoca a manifestaciones, declina dialogar ante amenazas. Cambian violencia por violencia. La figura del intelectual apenas toma partido frente a semejante panorama.
Gisela Kozak:
-Un intelectual, si entendemos por eso alguien que tiene la capacidad de expresar a través del lenguaje escrito una postura respecto a lo que pasa en la sociedad, toma posición como lo hace cualquier ciudadano. La diferencia podría ser el tipo de conocimiento que maneja. La labor del intelectual es una labor lenta. No es la que puede tener un periodista que informa sobre los hechos. El intelectual tiene que llevar a actuar a la gente con la razón.
Ana Teresa Torres:
-Yo parto de la idea de que los intelectuales son ciudadanos. No necesariamente tienen una responsabilidad más allá de lo que la ciudadanía en sí tiene. Un escritor, en realidad, puede hacer poco hoy. Lo que puede hacer es escribir. Tratar de iluminar con sus ideas.
Alberto Barrera Tyszka:
-No creo que haya una regla, un deber ser para el intelectual. Un escritor es tan ciudadano como un médico, un carpintero o un desempleado. Cada quien actúa según piense, decida. Todos irremediablemente somos políticos. En momentos así, incluso la omisión es política.
Elías Pino Iturrieta:
-Los intelectuales y los artistas se deben expresar con autonomía. Parece obvio, pero no lo es. Hay mucha intolerancia en los dos bandos. Te crucifican por cualquier opinión. Los intelectuales y los artistas deben nadar contra la corriente. Es probable que, después de un trabajo tan fatigoso, surjan ideas dignas de atención. Por lo menos alejaría a sus destinatarios de las versiones acartonadas de la realidad. La lucha contra los estereotipos es ardua.
Una red de intelectuales simpatizantes del oficialismo organizó un encuentro para pronunciarse por los hechos recientes. Rechazó los ataques opositores que buscan desestabilizar el Gobierno, lamentaron muertes de víctimas de la intolerancia. Un grupo de creadores venezolanos que vive en el exterior firmó un comunicado en el que apoya a los estudiantes: pide respetar derechos humanos, que liberen a los detenidos. El sector de intelectuales ajeno al Estado que reside en el país todavía no fija una postura.
Elías Pino Iturrieta:
-No hacen falta pronunciamientos colectivos, sino presencias permanentes y valientes de las individualidades. Especialmente porque lo más ocioso del mundo sería agrupase para responder a un elenco de sabios que ven "violencia fascista" en nuestros respetables y dignos estudiantes, o en las imponentes manifestaciones pacíficas de los últimos días.
Alberto Barrera Tyszka:
-Creo que (hacer otro comunicado) sería entrar en el mediocre juego de la polarización. Además, pronunciarse contra la "violencia fascista" es repetir la retórica oficial sin ningún matiz. No hay ahí esfuerzo intelectual, ninguna pregunta. El arte no repite la voz del poder. Eso lo hace la publicidad.
Internet, redes sociales, prensa. Cualquier tribuna sirve para hacerle llegar el mensaje a la mayor cantidad de gente. Claro que un intelectual, un escritor o un creador nunca va atener la misma capacidad de convocatoria que un líder político. Da la sensación de que, aún así, su voz apenas se escucha.
Elías Pino Iturrieta:
-Creo que la gente se interesa, de preferencia, por la voz de los políticos y por la atracción de la farándula propiamente dicha. Pienso que no le faltarían orejas a una bulla distinta.
Gisela Kozak:
-Al ver a los políticos de Venezuela pareciera que no hay interés por la reflexión. La política cotidiana se impone. No es el intelectual el llamado a hacer esa gran movilización.
Ana Teresa Torres:
-Hay escritores que tiene un perfil público bastante destacado, que tienen sus seguidores. Sus opiniones son leídas. Eso no significa que cambie o influya en el curso de las cosas. Solo invitan a la reflexión, muestran facetas que el lector no habría visto por su cuenta. No se debe confundir un intelectual con líder político.
Igual, hay escritores que sufren las mismas amenazas que los líderes de algunos partidos. Caso Leonardo Padrón, que la semana fue mencionado por Nicolás Maduro en una cadena nacional por, aseguró el Presidente, sus mensajes de odio. Padrón recibió textos de apoyo de colegas, lectores y amigos (él respondió por Twitter). Más de uno podría intimidarse ante la amenaza del poder.
Elías Pino Iturrieta:
-Nicolás Maduro habla y actúa como dictador. Cualquiera se asusta, no faltaba más, puede ir uno a dar con sus huesos en La Rotunda Bolivariana, pero estoy seguro de que no es el caso de Leonardo Padrón.
Gisela Kozak:
-Creo uno no debería callarse. Cuando un intelectual es interpelado desde el poder de manera tan violenta tiene que utilizar más que nunca su capacidad sobre los demás.
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