JOSÉ IGNACIO HERRERA, DIRECTOR DEL MUSEO DE CIENCIAS
El Museo de Ciencias defiende su vigencia
"Los dioramas deben ser pintados porque hay manchas de humedad en los murales", señala Herrera.
Actividades educativas y tres exposiciones integran la programación del museo (Nicola Rocco)
MARÍA GABRIELA FERNÁNDEZ B. | EL UNIVERSAL
lunes 7 de marzo de 2016 08:55 AM
La institución museística más antigua del país enfrenta este año el desafío de recuperar sus glorias. Tras haber padecido el deterioro de algunas de las más representativas piezas de la institución, el Museo de Ciencias, cuya historia se remonta al Museo Nacional en 1875, espera vivir en 2016 una restauración especialmente orientada a los dioramas de fauna africana.
En el edificio en que funciona, diseñado por Carlos Raúl Villanueva en 1930, la celebración del 140 aniversario llegó en medio de una imperiosa necesidad de acondicionamiento. Mientras buena parte de las salas están operativas con muestras de fósiles, cetáceos, aves y experiencias de nanotecnología, en su mayoría orientadas al público infantil, los espacios tras el patio central lucen cubiertos por plásticos negros. Frente a ellos, de modo provisional, se ubican las taxidermias de 37 de los 70 ejemplares de la sabana africana que son propiedad del museo desde 1949. Están a la espera de que los dioramas (maquetas a gran escala), en los que fueron ubicados por el propio Villanueva en 1951, superen el deterioro en que quedaron tras haber sido ocupados desde los años 90 por la muestra Orinoco mundo ante tus ojos, que debía ser temporal y se hizo permanente.
José Ignacio Herrera, director del Museo de Ciencias, asegura que el aniversario les plantea "un momento para reflexionar sobre las formas en las que han sido exhibidas las colecciones y para emprender medidas que ya no pueden postergarse". Por esto, detalla, se ha planeado una programación de exposiciones, actividades educativas y procesos de recuperación que, espera, dinamizará la cotidianidad de este museo que registró 363.062 visitas en 2015.
-¿Qué pasó con las taxidermias de animales africanos? ¿En qué estado se encuentran realmente?
-Las piezas fueron donadas por el matrimonio Planchart, a finales de la década de 1940. Cazaron a los animales en Kenia y luego se les practicó la taxidermia en el Museo de Historia Natural de Nueva York. Aunque el proceso fue preciso, requieren de mucho cuidado. Desde que las sacaron del diorama, fueron destinadas a exposiciones itinerantes (incluso, se les hizo recorrer parte del país, con todo y altas temperaturas, con un fin educativo) y eso les afectó el pelaje y algunas perdieron pequeñas partes (como orejas o uñas). Serán rehabilitadas. Lo mismo ocurre con los dioramas que deben ser pintados porque hay humedad en los murales.
-¿Cuándo estiman que concluya esta reparación? ¿Cómo será el proceso?
-Hemos contactado a expertos. Iniciamos en octubre y muchos pensaron, al no ver a los animales, que los habíamos quitado definitivamente, pero no. En marzo comenzaremos la limpieza. A inicios de 2017 todo estará adelantado, así que no se extenderá más de dos años.
-¿Cómo garantizan el mantenimiento de sus colecciones con la escasez de insumos de conservación?
-Contamos con unas 120 mil piezas en diez áreas. La mayor parte está en un edificio de la avenida Victoria y frecuentemente es visitada por investigadores. En el museo, cada lunes vienen los conservadores, verifican las piezas y cepillan las taxidermias para quitar el polvo. Claro que hay dificultades para conseguir algunos insumos pero las hemos sorteado. Por ejemplo, con las colecciones húmedas de lagartos se requieren frascos de vidrio y alcohol, materiales comunes.
-¿Cuáles fueron las últimas adquisiciones?
-La taxidermia del Águila Arpía, Morena, que se montó en exhibición en enero. También recibimos unas vértebras fósiles de serpientes que deben tener 2 mil años y huesos de un rinoceronte blanco africano desde el parque Bararira de Lara. Continuamente llegan donaciones pero hace mucho que no colecciones enteras.
-¿Cuál debe ser el papel de un museo de ciencias dentro de la sociedad actual?
-Nosotros no nos centramos en la investigación clásica, porque hay instituciones para eso, sino en establecer relaciones entre los hallazgos o condiciones de los seres vivos con la sociedad, la relación con hábitats. Creemos que nos corresponde establecer aproximaciones más amplias y contemporáneas orientadas a la difusión del conocimiento científico y conectarlo también con lo digital.
-¿Cómo se manifiesta esta postura en la nueva programación del museo?
-Este año, el museo refuerza los programas educativos con actividades en el jardín y programas en escuelas. Queremos acercar la ciencia a la gente. Por esto realizaremos tres exposiciones: Aspice et disce: del coleccionismo ilustrado al científico, donde mostraremos el patrimonio científico y natural que resguarda el museo; Presencia del África, un remontaje de la colección de etnografía africana y afroamericana; y Vestigios de la Atlántida, que hará un abordaje crítico a las relaciones entre el poder y el imaginario nacional con piezas de los años 30.
-Un museo como este, tan distinto al resto, se encuentra incluido como uno más, bajo el mando de la Fundación Museos Nacionales ¿Eso les ha generado dificultades?
-La ciencia es también cultura y desde la FMN se ve a este museo como un centro de animación cultural, de difusión de cultura vinculada a la ciencia. Más bien nos hemos visto beneficiados desde el apoyo de la Fundación en términos de presupuesto y administración.
-¿Cuál es el presupuesto asignado para este año al Museo de Ciencias?
-Contamos con 5 millones de bolívares para exposiciones, divulgación y mantenimiento de colecciones, infraestructura y salas, más las alianzas con instituciones como Pdvsa.
-¿Y eso es suficiente?
-Sí, se hace lo que se puede.
-Recientemente se creó un Estado Mayor de la Cultura, órgano consejero para decisiones culturales. ¿Han sido contactados? ¿Qué solicita el Museo de Ciencias?
-No nos han abordado pero hemos presentado propuestas a la Fundación Museos Naciones para que sean llevadas a ese Estado Mayor. Tenemos requerimientos de formación del personal, adquisición de tecnologías, reparación de infraestructura y conservación del patrimonio y actividades con la comunidad, cosas que esperamos que sean atendidas pronto.
Este museo, donde apenas laboran cuatro investigadores y curadores, atesora las principales colecciones del país vinculadas al saber científico, entre ellas la donada por el doctor y expresidente José María Vargas. Puede ser visitado de martes a domingo.
En el edificio en que funciona, diseñado por Carlos Raúl Villanueva en 1930, la celebración del 140 aniversario llegó en medio de una imperiosa necesidad de acondicionamiento. Mientras buena parte de las salas están operativas con muestras de fósiles, cetáceos, aves y experiencias de nanotecnología, en su mayoría orientadas al público infantil, los espacios tras el patio central lucen cubiertos por plásticos negros. Frente a ellos, de modo provisional, se ubican las taxidermias de 37 de los 70 ejemplares de la sabana africana que son propiedad del museo desde 1949. Están a la espera de que los dioramas (maquetas a gran escala), en los que fueron ubicados por el propio Villanueva en 1951, superen el deterioro en que quedaron tras haber sido ocupados desde los años 90 por la muestra Orinoco mundo ante tus ojos, que debía ser temporal y se hizo permanente.
José Ignacio Herrera, director del Museo de Ciencias, asegura que el aniversario les plantea "un momento para reflexionar sobre las formas en las que han sido exhibidas las colecciones y para emprender medidas que ya no pueden postergarse". Por esto, detalla, se ha planeado una programación de exposiciones, actividades educativas y procesos de recuperación que, espera, dinamizará la cotidianidad de este museo que registró 363.062 visitas en 2015.
-¿Qué pasó con las taxidermias de animales africanos? ¿En qué estado se encuentran realmente?
-Las piezas fueron donadas por el matrimonio Planchart, a finales de la década de 1940. Cazaron a los animales en Kenia y luego se les practicó la taxidermia en el Museo de Historia Natural de Nueva York. Aunque el proceso fue preciso, requieren de mucho cuidado. Desde que las sacaron del diorama, fueron destinadas a exposiciones itinerantes (incluso, se les hizo recorrer parte del país, con todo y altas temperaturas, con un fin educativo) y eso les afectó el pelaje y algunas perdieron pequeñas partes (como orejas o uñas). Serán rehabilitadas. Lo mismo ocurre con los dioramas que deben ser pintados porque hay humedad en los murales.
-¿Cuándo estiman que concluya esta reparación? ¿Cómo será el proceso?
-Hemos contactado a expertos. Iniciamos en octubre y muchos pensaron, al no ver a los animales, que los habíamos quitado definitivamente, pero no. En marzo comenzaremos la limpieza. A inicios de 2017 todo estará adelantado, así que no se extenderá más de dos años.
-¿Cómo garantizan el mantenimiento de sus colecciones con la escasez de insumos de conservación?
-Contamos con unas 120 mil piezas en diez áreas. La mayor parte está en un edificio de la avenida Victoria y frecuentemente es visitada por investigadores. En el museo, cada lunes vienen los conservadores, verifican las piezas y cepillan las taxidermias para quitar el polvo. Claro que hay dificultades para conseguir algunos insumos pero las hemos sorteado. Por ejemplo, con las colecciones húmedas de lagartos se requieren frascos de vidrio y alcohol, materiales comunes.
-¿Cuáles fueron las últimas adquisiciones?
-La taxidermia del Águila Arpía, Morena, que se montó en exhibición en enero. También recibimos unas vértebras fósiles de serpientes que deben tener 2 mil años y huesos de un rinoceronte blanco africano desde el parque Bararira de Lara. Continuamente llegan donaciones pero hace mucho que no colecciones enteras.
-¿Cuál debe ser el papel de un museo de ciencias dentro de la sociedad actual?
-Nosotros no nos centramos en la investigación clásica, porque hay instituciones para eso, sino en establecer relaciones entre los hallazgos o condiciones de los seres vivos con la sociedad, la relación con hábitats. Creemos que nos corresponde establecer aproximaciones más amplias y contemporáneas orientadas a la difusión del conocimiento científico y conectarlo también con lo digital.
-¿Cómo se manifiesta esta postura en la nueva programación del museo?
-Este año, el museo refuerza los programas educativos con actividades en el jardín y programas en escuelas. Queremos acercar la ciencia a la gente. Por esto realizaremos tres exposiciones: Aspice et disce: del coleccionismo ilustrado al científico, donde mostraremos el patrimonio científico y natural que resguarda el museo; Presencia del África, un remontaje de la colección de etnografía africana y afroamericana; y Vestigios de la Atlántida, que hará un abordaje crítico a las relaciones entre el poder y el imaginario nacional con piezas de los años 30.
-Un museo como este, tan distinto al resto, se encuentra incluido como uno más, bajo el mando de la Fundación Museos Nacionales ¿Eso les ha generado dificultades?
-La ciencia es también cultura y desde la FMN se ve a este museo como un centro de animación cultural, de difusión de cultura vinculada a la ciencia. Más bien nos hemos visto beneficiados desde el apoyo de la Fundación en términos de presupuesto y administración.
-¿Cuál es el presupuesto asignado para este año al Museo de Ciencias?
-Contamos con 5 millones de bolívares para exposiciones, divulgación y mantenimiento de colecciones, infraestructura y salas, más las alianzas con instituciones como Pdvsa.
-¿Y eso es suficiente?
-Sí, se hace lo que se puede.
-Recientemente se creó un Estado Mayor de la Cultura, órgano consejero para decisiones culturales. ¿Han sido contactados? ¿Qué solicita el Museo de Ciencias?
-No nos han abordado pero hemos presentado propuestas a la Fundación Museos Naciones para que sean llevadas a ese Estado Mayor. Tenemos requerimientos de formación del personal, adquisición de tecnologías, reparación de infraestructura y conservación del patrimonio y actividades con la comunidad, cosas que esperamos que sean atendidas pronto.
Este museo, donde apenas laboran cuatro investigadores y curadores, atesora las principales colecciones del país vinculadas al saber científico, entre ellas la donada por el doctor y expresidente José María Vargas. Puede ser visitado de martes a domingo.
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