Razón del nombre del blog

Razón del nombre del blog
El por qué del título de este blog . Según Gregorio Magno, San Benito se encontraba cada año con su hermana Escolástica. Al caer la noche, volvía a su monasterio. Esta vez, su hermana insistió en que se quedara con ella,y él se negó. Ella oró con lágrimas, y Dios la escuchó. Se desató un aguacero tan violento que nadie pudo salir afuera. A regañadientes, Benito se quedó. Asi la mujer fue más poderosa que el varón, ya que, "Dios es amor" (1Juan 4,16),y pudo más porque amó más” (Lucas 7,47).San Benito y Santa Escolástica cenando en el momento que se da el milagro que narra el Papa Gregorio Magno. Fresco en el Monasterio "Santo Speco" en Subiaco" (Italia)

lunes, 20 de junio de 2011

"Todos somos cómplices del desastre en el que vivimos"

Daniel Quintini, ingeniero vial
"Todos somos cómplices del desastre en el que vivimos"

"El problema no es la renta petrolera sino la irresponsabilidad de quienes la han administrado" "Solo si pagáramos lo que se debe por la gasolina (2,5 bolívares el litro) pudiéramos exigir nuevas vías"

"Tenemos 40 años discutiendo el plan Caracas 2020 (antes Caracas 2000), pero primero que nada hay que determinar cómo se financia" Gabriela Pulido
JAVIER BRASSESCO , DANIEL QUINTINI , INGENIERO | EL UNIVERSAL
lunes 20 de junio de 2011 12:00 AM

Nos gusta quejarnos: el Metro es una porquería, los hospitales no sirven, el servicio eléctrico cada vez peor, hace más de treinta años que no se construye una sola vía en Caracas, pero... ¿acaso estamos dispuestos a pagar lo que corresponde por estos servicios?

Daniel Quintini, ingeniero civil con más de cincuenta años de experiencia en el tema de vialidad, dice que cuando se discute sobre la falta de calidad de los servicios en la ciudad (cualquiera: electricidad, vialidad, salud, Metro...), se suele perder el foco: "Mientras no paguemos lo que corresponde, nunca se resolverá el problema del déficit en ningún servicio. Somos víctimas pero también cómplices".

-¿Acaso la renta petrolera no justifica los subsidios?

-Así se ha pensado siempre, y mira cómo nos ha ido. En un país normal la riqueza la generan los ciudadanos. Como aquí la riqueza viene del subsuelo, terminamos siendo una sociedad de parásitos.

-¿Y no son subsidiados todos los Metros del mundo?

-Claro, porque el pasaje nunca podrá cubrir la inversión que se hizo. Pero hay que ver hasta dónde llega el subsidio, porque aquí lo que se paga por pasaje ni siquiera cubre sus gastos operativos (para eso el costo del pasaje debería quintuplicarse), y ese nivel de sinvergüenzura tú no lo ves en otros Metros del mundo.

-¿Cuánto debería costar la gasolina?

-Debería pagarse al costo de exportación, alrededor de sesenta centavos de dólar el litro (poco más de 2,5 bolívares), pero ahora ni siquiera pagamos su costo de producción, que está alrededor de quince centavos de dólar (0,65 bolívares).

-¿Por qué hay tanto miedo a sincerar su precio?

-Por un populismo que viene de décadas atrás pero que ahora se ha exacerbado. Aquí todo es carísimo, pero entonces la gasolina te la regalan. ¿A quién están subsidiando directamente? A quienes tienen vehículo, a los que tienen más.

-¿La falta de una cultura tributaria también ha deteriorado el sistema eléctrico?

-Claro. Aquí el 50% de los usuarios no pagan electricidad, simplemente se la roban. Y como ahora es del gobierno, ni siquiera las oficinas públicas la pagan, así como no pagan teléfono. La Electricidad de Caracas era un ejemplo a nivel regional, mira lo que es ahora.

-¿De dónde vienen los recursos para obras de vialidad en otros países?

-Del impuesto a la gasolina, de impuestos a tenencia vehicular, que aquí son risibles, y de impuestos a la plusvalía: todos los comercios y residencias cercanas a una nueva vía deben pagar porque están siendo beneficiados. Algunos se alarmarán, pero en todo el mundo eso funciona así.

-¿Siempre hubo esta falta de cultura tributaria?

-No. La otra vez un profesor colombiano me decía lo asombrado que estaba de cómo se había perdido en Venezuela la cultura tributaria. Aquí desde la época de la Colonia había que pagar por todo, pues no llegaban subsidios de la Corona. Paulatinamente se fue perdiendo, no debido a la renta petrolera, sino a la irresponsabilidad de quienes la administraron.

-¿Y qué se debería hacer ahora que el problema está tan avanzado?

-Hay que ir paso a paso. Antes que subir el precio de nada habría que hacer una larga campaña, de tal vez 5 años, para que la gente entendiera que si quiere buenos servicios tiene que pagar por buenos servicios. Y a la par habría que reactivar la economía, incentivar la creación de empresas productivas. Es un proceso largo, pero hay que empezar de una vez.

-¿Cómo se hace para incentivar la creación de empresas productivas?

-Lo primero es que hay que tentender a cabalidad que para que una empresa sea productiva tiene que estar en manos privadas, porque cuando es del gobierno, a sus directores les importará un comino que sea productiva o no, y aumentarán la nómina, y meterán a sus amigos... Lo de la Siderúrgica es emblemático: cuando estaba en manos privadas tenía la mitad de los empleados y producía más de cuatro millones de toneladas de acero, el doble que del que produce hoy en manos del Estado y con el doble de personal. Pero aquí, hoy, los inversionistas nacionales no tienen ninguna garantía de nada, y por eso se están yendo a otros países. Un inversionista extranjero por lo menos puede recurrir a un tribunal de arbitraje internacional, pero a los de aquí no, aquí te expropian, no te indemnizan, y el mundo sigue andando como si nada.

-¿Algunos dirán: pagar más impuestos para qué, para que se lo roben?

-Sí, eso dice mi propia esposa. Pero si actuamos mal pensando que los demás actuarán mal entonces no hay salida. Cuando se empieza a pagar impuestos también se exige más, se está más cuidadoso en torno al destino final del dinero. Si aquí pagásemos impuestos, te aseguro que no le estarían dando contratos multimillonarios a la empresa Odebrecht sin ninguna licitación y para que nos cobre dos o tres veces de lo que cobraría otra trasnacional. Ese escándalo que hoy pasa por debajo de la mesa nos dolería en nuestro propio bolsillo.

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